- Planificar la longevidad: En todo el mundo, la longevidad se extiende, con los avances tecnológicos y de salud. Muchos llegan a jubilarse cerca de los 65 para darse cuenta que tienen en promedio 25 años más de vida. Hay que empezar a hacer pedagogía sobre este tema para llegar mejor preparados.
- Prepararnos desde jóvenes: Algo que le diría a los jóvenes es que sepan que seguramente vayan a vivir mucho tiempo, y va a haber muchos cambios y transiciones. Y la calidad de vida que tengan en el último cuarto de su vida depende de cómo actúen hoy, tanto en conductas saludables a nivel físico como mental.
- Aprender de otros adultos mayores: La longevidad es un fenómeno real, que ya se vive hoy en día, no estamos hablando del futuro. Hoy las personas mayores que vemos, nos ayudan a redefinir el concepto de envejecimiento.
- Aceptar las etapas de la vida y encontrarles un propósito: Una vida larga esta plagada de transiciones. En el siglo XX salíamos de la educación, íbamos a trabajar y terminábamos en la jubilación. Hoy la vida puede llegar a tener muchas más transiciones, y la jubilación, específicamente, es algo para lo que no nos preparan. Hay que llenar esos años de vida, con un propósito, algún sueño postergado por los hijos, por la familia, etc.
- Prepararse para el cambio de vida: A menudo las personas próximas a jubilarse me dicen “esto debería haberlo sabido 10 años antes”. La realidad es que si no te preparas, puedes perder seguridad financiera, vínculos emocionales y estimulo cognitivo.
- Pensar formas de combatir la soledad y el deterioro cognitivo: Hay estudios que demuestran el trabajo es el gran ordenador de la vida en sociedad, y cuando se dan estas transiciones bruscas, empieza un proceso de deterioro cognitivo y una enorme sensación de soledad. Esto es peor en los hombres, a quienes el trabajo les impacta más en la vida cotidiana. Pero eso es posible de combatir y de cambiar, hay que mantener el ecosistema social y los vínculos afectivos, incluso desarrollando nuevos espacios de convivencia.
- La sociedad no se prepara para la longevidad: Hay una frase de Aldrin, el astronauta que llegó a la luna, que dijo “nos preparan para ir, pero no para regresar”. Con la vejez, la jubilación y la longevidad, pasa lo mismo. Y ahí puede llegar la enfermedad, la angustia.
- La clave: encontrar un propósito: Además del ejercicio físico, que es muy importante para llegar bien a la longevidad, la trascendencia y religiosidad influyen. No solamente religión, sino de una visión trascendente de nuestra existencia. Uno tiene que empezar a pensar en el legado que dejará, para mantenerse ocupado y encontrar la felicidad.
La nueva longevidad, según Diego Bernardini
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