1875: Toda la historia del alumbrado público empezó con la construcción de la primera central eléctrica en 1875, en Barcelona y con la posterior creación de la Sociedad Española de Electricidad en 1881, en la misma ciudad. Parece el nombre de un club de entendidos en la materia pero en realidad esta fue la primera empresa que produjo y comercializó electricidad en el Estado.
1878: Primer alumbrado público eléctrico en Londres (una recreación en grabado aparece como imagen inicial).
1881: Tras las primeras centrales comenzó el alumbrado público de algunos municipios, siendo Comillas -Cantabria- fue el primero en empezar a usar electricidad en sus calles en 1881 con lo que se llamó la luz de los indianos.
1883: Barcelona en 1883 tenía
instalados 19 arcos para el alumbrado público distribuidos en diversas plazas y avenidas de la
ciudad, pero era testimonial, la ciudad era iluminaba por gas. En Madrid y Valencia no nos
consta que hubiera ninguno.
Solamente Bilbao tendría 10 arcos y unas 50 luces de incandescencia para alumbrado público y
sería la capital de Bizkaia entonces la ciudad con mejor alumbrado público eléctrico de España. La instalación bilbaína, consta primeramente de 10 lámparas eléctricas (cinco en la calle del
Correo y cinco en el Arenal) de arco voltaico, sistema Gramme-Nysten. La luz se produce
por carbones Siemens, de 45 centímetros de longitud y cuya duración mínima es de 11 horas
consumiendo cada lámpara, de 4 a 5 centímetros por hora.
1883: En Bizkaia fue el ingeniero bilbaíno D. Evaristo de Churruca quien montó el día 13 de octubre de 1883 la primera central eléctrica, accionada por vapores de motor, para alumbrar y balizar el puerto exterior del Abra. El 15 de octubre de 1883 se iluminaba con electricidad el puerto de Bilbao, entre Portugalete
y Sestao a lo largo de 6 km, mediante 33 luces de arco Brush situadas a ambos lados de la ría,
para facilitar la navegación. Con ello y el muelle de hierro de Portugalete conseguía que los barcos salvasen las peligrosas barras de arena del Puerto de Bilbao también de noche en pleamar.
1886: Poco después llegó el alumbrado público de las capitales, siendo Girona la primera en la que se inauguró la red de alumbrado público urbano, en 1886. El Ayuntamiento de Gerona, en sesión de 4 de diciembre de 1885, acordó la instalación de un determinado número de lámparas de incandescencia, adoptándose, en lugar de la instalación de máquinas de corriente continua Gramme, las dínamos Zifernowsky y Deré de corriente alterna, de 37 caballos cada una a 120 voltios, con una intensidad de corriente de 16 amperios, alimentando 193 lámparas incandescentes y cuatro focos de arco voltaico por medio de dos hilos paralelos de 45 mm. de diámetro, que a su vez alimentaban cuatro transformadores. Con esta instalación, propuesta por los ingenieros señores Planas y Flaquer e inaugurada en 24 de julio de 1886 y que aun funciona en la actualidad, Girona fue la población más notable del mundo entero a los ojos de un electricista, ya que fue la primera población alumbrada por corriente alterna.
1890: En mayo de 1890 el ayuntamiento de Jerez, tras probar unas farolas en la puerta del ayuntamiento, decide instalar alumbrado eléctrico en varias calles de su centro histórico, colocando un total de 22 farolas, que se acaban de instalar en julio de ese mismo año. Se convierte así en la primera ciudad de España en contar con alumbrado eléctrico público.
1890: Casi a la vez en Haro (la Rioja), se decide iluminar la ciudad con farolas eléctricas, y en septiembre de ese mismo año se acaban los trabajos de iluminación de las 62 calles de la ciudad. Haro ha llegado tarde a ser la primera ciudad con alumbrado eléctrico, pero puede decir orgullosa que es la primera que cuenta con dicho alumbrado en todas las calles de su casco urbano. Y aquí la influencia del vino es todavía mayor.
Euskadi: Se tiene como el primer ensayo de luz eléctrica en el país el encendido público de la pila "Leider" en Lekeitio (Bizkaia) antes de 1876. La bujía la había traído D. José María de Murga Mugartegui, el "Moro Vizcaíno". Se encendió en una ventana de la casa Murga en medio de la expectación general de los lekeitiarras. La luz eléctrica se difundió rápidamente por el País Vasco gracias al celo de los municipios que supieron desde el primer momento construir sus centrales eléctricas aprovechando los saltos de agua de sus torrentes y ríos. En las ciudades se instaló el alumbrado público eléctrico a fines del siglo XIX.
1896: Otras innovaciones asociadas a la electricidad, como el tranvía eléctrico en España llegará por primera vez a Bilbao en 1896 (en la línea Santurtzi-Bilbao), seguido por las líneas eléctricas de Cartagena (1898), Madrid y Barcelona (ambas en 1899). A Valencia llegará en 1900 y a Zaragoza en 1902.
1898: Así, por ejemplo, en Vitoria se inauguró el día 1 de febrero de 1898 contratando el municipio este servicio a la Sociedad Electro-Hidráulica Alavesa por la cantidad de 23.000 pesetas a cambio de suministrarle fluido para 55 arcos voltaicos y 450 lámparas.
En San Sebastián hasta el año 1861 el alumbrado público se reducía a menos de 100 faroles de aceite del sistema Bordier Marcet, con reverbero y quinqué, unos adosados a la pared y otros que pendían de cuerdas que atravesaban las calles. Los faroles eran de uno, tres o cuatro mecheros; se encendían al toque de la oración y se apagaban a las diez y media en invierno y a las once en verano. Las noches de luna no se encendían faroles públicos En 1861 se iniciaron las gestiones para la construcción de una fábrica de gas que dio muy buen resultado. En 1892 se dio comienzo a la construcción de otra mayor y el día 7 de septiembre del año siguiente 1893 ya surtía de gas a la ciudad. El primer ensayo de alumbrado eléctrico se hizo en 1882.
1890: El 18 de febrero de 1890 se inauguró en Bilbao la iluminación pública de arcos voltaicos. Ese mismo año se fundaba también la Compañía Electra y en 1893 y 1894 la Sociedad de Aguas de Arteta para la producción de electricidad y llevada de agua potable a Pamplona, bajo la dirección del ingeniero D. Ramón Aguinaga. El año 1893 se funda en Barakaldo la Eléctrica del Nervión y en 1896, en Asúa, la Sociedad Ibaizabal para suministrar electricidad a Algorta, Las Arenas y El Desierto. Al mismo tiempo se iniciaban aprovechamientos de saltos de aguas en Bedia, Santa Ana y Bolueta para el servicio eléctrico de las zonas vecinas.
1890: En el País Vasco del norte Bayona, San Juan de Luz y Saint-Palais fueron dotando de iluminación eléctrica sus calles desde finales también del siglo XIX. Saint-Palais lo hizo siguiendo el ejemplo de San Juan de Pie de Puerto, hacia el año 1890.
1901: El 19 de julio de 1901, se constituyó en Bilbao la que sería durante muchos años la
primera gran empresa del sector eléctrico español: Hidroeléctrica Ibérica, o Hidrola. Auspiciada por el
Banco de Vizcaya y el Banco de Bilbao y con un capital de 20.000.000 pesetas, una cantidad
muy importante en aquel momento, inició su actividad utilizando las concesiones en el río
Ebro, que sus promotores, principalmente Juan de Urrutia y Zulueta, habían obtenido, en esta
y también otras cuencas del norte peninsular. Concesiones con un gran potencial de
generación eléctrica, suficientes para controlar una buena cantidad de recursos de energía. Su
primer salto, Quintana, entró en servicio en 1904 y su energía se transportó a la ciudad de
Bilbao con una línea a la tensión de 30.000 V, consolidando rubricando el aprovechamiento
de la hidroelectricidad mediante la utilización del transporte de energía eléctrica con líneas de
alta tensión.
Merece mención singular el caso del joven doctor Jean Etchepareborda que en 1853 realizó en Buenos Aires el primer ensayo de luz eléctrica por medio de arco voltaico. Era Etchepareborda un bajo navarro emigrado nacido en 1823. En la noche del 3 al 4 de septiembre de 1853 ofreció a sus amigos y colegas de la cátedra universitaria de Buenos Aires un espectáculo inusitado: la luz eléctrica. Su segunda demostración fue alumbrar el cuartel del Regimiento de Granaderos a Caballo, espectáculo que contemplaron muchos, desde fuera, subidos sobre escaleras y carretas. La tercera exhibición provocó el entusiasmo de la ciudad. Se realizó con motivo de los festejos del 25 de mayo de 1854 con la instalación de dos aparatos sobre la Recova Nueva, actual plaza de Mayo. Treinta años más tarde se adoptaba la luz eléctrica en Buenos Aires, poco antes de morir Jean Etchepareborda que tuvo la dicha de poder pasearse bajo las lámparas eléctricas de las calles de Buenos Aires antes iluminadas con velas, aceite, petróleo y últimamente, gas. En 1953 se conmemoró el centenario del experimento de Etchepareborda ofreciendo un vino de honor la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Electricidad de la ciudad.
¿Os imagináis cómo debían ser las ciudades antes de tener electricidad? Pues hubo quien lo vivió durante casi 100 años más, concretamente hasta 1981, año en que la electricidad llegó (por fin) al pueblo de Sotres, el municipio más alto de Asturias, tanto a sus calles como a sus casas. De entre sus casi 130 habitantes algunos ya habían conseguido algún avance haciéndose con alguna “burra” o generador para sus casas, pero tener luz tardó todo ese tiempo en ser algo habitual en el lugar.