La felicidad, según la filosofía de agradecer y evitar las quejas, reside en enfocar la mente en lo positivo y en aceptar lo que tenemos. Eckhart Tolle sugiere que "la clave para la abundancia está en reconocer lo que ya tenemos", mientras que Epicteto, filósofo estoico, afirmaba: "La riqueza no consiste en tener grandes posesiones, sino en tener pocas necesidades". Renunciar a la queja permite que la gratitud abra espacio a la paz y la satisfacción, liberándonos de expectativas irreales y enfocándonos en el valor del presente.
La gratitud y la renuncia a quejarse son claves para alcanzar una felicidad más estable y plena. Melody Beattie, autora de "El milagro de la gratitud", lo resume así: "La gratitud desbloquea la plenitud de la vida… convierte la negación en aceptación y el caos en orden." Este enfoque se alinea con el pensamiento de Viktor Frankl, quien escribió: “Todo se te puede quitar, excepto la libertad de elegir tu actitud en cualquier circunstancia” (en la obra "El hombre en busca de sentido"). Al abandonar las quejas, elegimos ver y valorar lo bueno, lo que mejora nuestro bienestar y perspectiva.
Practicar la gratitud y evitar las quejas ayuda a desarrollar una perspectiva de vida más positiva y constructiva. Mahatma Gandhi decía: "La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía", y esto se logra al aceptar y agradecer lo que se tiene. Según Oprah Winfrey, "si te concentras en lo que tienes, siempre tendrás más". Ralph Waldo Emerson también señalaba que "la verdadera riqueza es la capacidad de experimentar plenamente la vida". Al renunciar a la queja, logramos enfocarnos en lo que realmente importa.
— Restoring Your Faith in Humanity (@HumanityChad) October 26, 2024
Love doesn't mean rescuing someone else or waiting for someone to save you. It's saving yourself so you can be healthy and whole with someone else who's done the same thing.
Saúl Justin Newman, un investigador de la Universidad de Londres, ganó el premio “IG” Nobel en la categoría de Demografía por su trabajo sobre la realidad de las personas que viven más de 100 años.
La gala de estos reconocimientos se realizó el jueves 12 de septiembre de 2024 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Estos galardones son una parodia de los Premios Nobel y son otorgados a personas cuyas investigaciones hagan a la gente reír y luego, pensar.
Saúl Justin Newman, ganador en la categoría de Demografía, sorprendió a los jurados con un artículo que desafió las ideas tradicionales sobre las personas longevas. “Comencé a interesarme en este tema cuando desacredité un par de artículos en ‘Nature and Science’ sobre el envejecimiento extremo en la década de 2010. En general, las afirmaciones sobre cuánto tiempo viven las personas no coinciden”, comentó en diálogo con el medio The Conversation.
El investigador había localizado al 80% de las personas mayores de 110 años en el mundo y descubrió que casi ninguno tenía certificado de nacimiento. “En Estados Unidos hay más de 500 de estas personas; siete tienen certificado de nacimiento. Peor aún, solo alrededor del 10 por ciento tiene un certificado de defunción”, comentó.
Además, habló sobre las “zonas azules” y mencionó que Okinawa en Japón entra dentro de esta clasificación. “Hubo un estudio del gobierno japonés en 2010, que encontró que el 82 por ciento de las personas mayores de 100 años en Japón estaban muertas. El secreto para vivir hasta los 110 años era no registrar tu muerte”, concluyó.
Por lo tanto, Saúl Justin Newman encontró que estas personas lograban llegar a los 100 años por fraude para recibir pensiones u hechos históricos que hayan podido borrar los registros de nacimiento. La realidad sobre las personas longevas
De acuerdo con el artículo de Newman, solo el 18% de los “supercentenarios” validados exhaustivamente tienen un certificado de nacimiento, cifra que cae al cero por ciento en Estados Unidos.
“Las fechas de nacimiento de los supercentenarios se concentran en días divisibles por cinco: un patrón indicativo de fraude y error generalizados”, escribió en su investigación.
El investigador también descubrió que la “zonas azules” designadas de Cerdeña, Okinawa e Ikaria correspondían a regiones con bajos ingresos, baja alfabetización, alta tasa de criminalidad y corta esperanza de vida en relación con su promedio nacional.
“Como tal, la pobreza relativa y la corta esperanza de vida constituyen predictores inesperados del estatus de centenario y supercentenario y respaldan un papel primario del fraude y el error en la generación de registros notables de edad humana”, finalizó Saúl Justin Newman.
En Dinamarca el secreto de la felicidad también se describe con una sola palabra, hygge, calificada por el New York Times como “el arte de no hacer nada”. Algunos definen este neologismo Hygge como la felicidad en las pequeñas cosas: “Hygge está relacionado con el ambiente y la experiencia, más que con las cosas. Estar con quienes amas, sentir la sensación de hogar, sentirse seguro, conversar sobre grandes o pequeñas cosas, estar en silencio o disfrutar de una taza de té a solas”.
Lo llaman Hygge y es un concepto 100% danés: se dice que éste hace a los hogares más cálidos y a la gente más feliz. Si le preguntamos a un danés qué es hygge, responderá que "es sentarse frente a la chimenea en una noche fría, vestido con un grueso suéter de lana mientras bebes un vino caliente con azúcar y especias y acaricias a tu perro echado a tu lado".
Hygge, por tanto, puede disfrutarse en soledad, pero, sobre todo, en compañía y también está presente en la alimentación. La palabra se ha colado en las cocinas. Los guisos tradicionales, los tés, el vino caliente, las sopas y las cremas son sus platos típicos.
Hygge también es comer galletas de canela hechas en casa, mirar la TV bajo un edredón, tomar el té en una taza de porcelana china a la reunión de la familia en navidad.
Se pronuncia "hu-ga" y a menudo se le traduce como "lo acogedor".
Pero tal como dicen los que saben, hygge es mucho más que eso: es una actitud total ante la vida y es lo que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz del mundo.
La idea del hygge cada vez tiene más adeptos fuera de Dinamarca..
¿Hay una fórmula para la felicidad? Más bien varias... En Dinamarca el secreto de la felicidad se describe con una sola palabra, hygge, descrita por el New York Times como “el arte de no hacer nada” https://t.co/LwU14cdARA#FelizViernesATodos
— The Conversation ES (@Conversation_E) July 8, 2022
Estos secretos de la jubilación están tan bien guardados,... que muchas personas jubiladas tardan en conocerlos. Incluso hay quienes jamás llegan a descubrirlos. No se trata de pequeñas ventajas por ser personas mayores, ni nada que tenga que ver con la gestión de recursos financieros. Son grandes oportunidades que os sorprenderán y que enumeraremos por su importancia creciente.
Lo que el resto de la humanidad no sabe de los jubilados (aunque los inteligentes lleguen a sospecharlo). Incluso aunque que ya lo dominen quienes desde hace poco se han retirado... de la vida laboral para acceder al paraíso. He aquí los grandes y ocultos arcanos de quienes ya estamos jubilados y llevamos años practicando:
Voltea el calendario semanal y anual: Eres un jubilado consciente de tu nuevo estatus si entiendes que los mejores días de la semana son de lunes a viernes a mediodía, mientras que aquellos felices dos (o 2,5) días del fin de semana están llenos de gentes en los lugares y momentos que más disfrutas. Serás un jubilado o jubilada con graduación cuando apliques este hallazgo. Los sábados y domingo son jornadas de encuentros familiares (porque tus descendientes no están jubilados), pero para excursiones, reuniones de amistad,... elige esos grandes lunes, martes,...Ya a la tarde del viernes, aparecen gente ruidosa en lugares plácidos. Lo mismo sucede con los meses: Aléjate de julio y agosto y concéntrate en el resto de meses,... ¡Ah esos meses de mayo, junio, septiembre,...!
Aprende a hacerte el jubilata. Esta sutil técnica, que requiere de canas y arrugas, ofrece grandes resultados en múltiples circunstancias de la vida de las personas mayores. Lo explicaremos con un ejemplo: Quieres comprar una lámpara y te acercas a un vendedor, o mejor a una vendedora que tienen más paciencia (pa-ciencia y "pa-letras"). Y "te haces el tonto" que nada sabe. Da igual que tú mismo hayas descubierto la bombilla incandescente, seas Edison (posts)o hayas fabricado millones de bombillas. Así te atienden mejor, siempre algo nuevo conoces... y luego sigues con tu propio y bien formado criterio, naturalmente. Otra modalidad previa a la jubilación es "hacerse el jubilado" (post anterior).
Descubre la grandiosa felicidad de esta nueva etapa,... y no se lo digas a nadie. Ya está demostrado que la curva de la felicidad tiene una forma de U, con los máximos en la niñez y -sobre todo- en la vejez. La edad permite alcanzar una serenidad inigualable, una ajustada relación entre lo deseable y lo alcanzable,... La fórmula es más fácil de aplicar: Además de aprender, nos esforzamos en entender y comprender. La sabia vejez comienza cuando creemos y decimos: "nunca me he sentido tan joven”. Ya los decían los clásicos: “Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo”, Sófocles o Pitágoras de Samos en “Una bella ancianidad es, normalmente, la recompensa de una bella vida”. Una acertada metáfora la apuntó Ingmar Bergman: “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”.
Seguiremos con otras series de misterios de la jubilación, que aún estamos explorando. Varios relacionados con el amor. Y aquí nos permitimos hacer una sugerencia a los más jóvenes, que expresó el gran poeta maldito Charles Bukowski: "El problema es que estamos buscando a alguien con quien envejecer juntos, mientras que el secreto es encontrar a alguien con quien seguir siendo niños".
El problema es que estamos buscando a alguien con quien envejecer juntos, mientras que el secreto es encontrar a alguien con quien seguir siendo niños.
Hay etapas de la vida en las que solamente cabe refugiarse en la introspección (posts). Entonceses el momento preciso de releer obras como Siddhartha. Es una novela alegórica escrita por Hermann Hesse en 1922 tras la primera guerra mundial. Ya no lo encontré el viejo libro de papel amarillento tantas veces subrayado, sino en PDF fácilmente en Internet.
Relata la vida de un hombre hindú llamado Siddhartha. La obra ha sido considerada por el autor como un «poema hindú» y también, como la expresión esencial de su forma de vida. Muy leída en Oriente como tal, y menos en el mundo occidental.
La novela presenta un registro muy original en el que se unifican elementos líricos y épicos, incluyendo narración y meditación, elevación de la más alta espiritualidad, y, al mismo tiempo, descarnada sensualidad.
El éxito manifiesto del libro llegó luego de una veintena de años de su publicación y pisando los ecos resonantes del Premio Nobel conferido a Hesse en 1946.
Fueron sobre todo los jóvenes, los que hicieron de la figura de Siddhartha un compendio de las inquietudes de los adolescentes, del ansia del encuentro con lo esencial de sí mismo, del orgullo del individuo enfrentado al mundo y a la historia.
Algunas de sus mejores citas:
Escribir es bueno, pensar es mejor. La inteligencia es buena, la paciencia es mejor.
Las palabras no sirven para explicar un sentido secreto.
El mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral.
Fuera del nirvana no existe nada más: únicamente palpita el vocablo nirvana.
Nirvana no es tan sólo un término. Nirvana es un pensamiento.
¿No había acaso muerto de verdad, desapareciendo para renacer bajo una forma nueva?
Quiero aprender de mí mismo, deseo ser mi discípulo, conocerme.
Había vivido la vida del mundo y de los placeres, pero sin formar parte de esa existencia.
Respiró profundamente y, por un momento, al sentir frío, se estremeció. Nadie estaba tan solo como él.
Es un breve escaparse del dolor de ser yo, una breve narcosis contra el dolor y lo absurdo de la vida.
¡No tengo derecho a juzgar la vida de otro! Tan sólo para mí, únicamente para mí he de juzgar, elegir, rechazar.
Encontramos consuelo, alcanzamos la narcosis, aprendemos artes para engañarnos. Pero lo esencial, el camino de los caminos, ese no lo hallaremos.
Bello y gozoso era el caminar por este mundo, de manera tan infantil, tan despierta, tan abierta a lo cercano, tan confiada.
Olía todo a hipocresía, todo aparentaba tener sentido y felicidad y belleza, mas, sin embargo, todo era ignorancia y putrefacción.
Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.
El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar.
Le habían capturado el mundo, el placer, las exigencias, la pereza y, por último, también, aquel vicio que por ser el más insensato, siempre había despreciado más: la codicia.
Es lo que los necios llaman magia y creen que es obra de demonios. Nada es obra de los malos espíritus, estos no existen. Cualquiera puede ejercer la magia si sabe pensar, esperar, ayunar.
Caminaba el buda con una sonrisa escondida, sosegada, tranquila, parecida a la de un niño sano; llevaba el hábito y hacía sus pasos igual que todos los monjes, según unas reglas exactas.
Tantas personas, tantos miles de personas poseen la más dulce felicidad. ¿Y por qué yo no? Incluso son personas malas, bandidos y ladrones, y tienen hijos y los aman, y son amados por ellos. Únicamente yo no lo tengo.
Durante muchos años creyó solamente en el río, y en nada más. Había observado que la voz del río le hablaba; de ella aprendió, la voz lo fue educando e instruyendo, el río era su Dios.
Puedo amar a una piedra, a un árbol o a su corteza. Son objetos que pueden amarse. Pero no a las palabras. Por ello, las doctrinas no me sirven, no tienen dureza, ni blandura, no poseen colores, ni cantos, ni olor, ni sabor, no encierran más que palabras.
El mundo no es imperfecto ni se encuentra en vías de un lento perfeccionamiento. No, es ya perfecto en cada instante: cada pecado lleva en sí la gracia, en cada niño alienta ya el anciano, todo recién nacido contiene en sí la muerte, todo moribundo, la vida eterna
La mayoría de los seres humanos, son como las hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan al suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas: siguen un camino fijo, ningún viento les alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta.
(...) Enseñó la doctrina del sufrimiento; Habló sobre el origen del dolor y sobre el camino para reducir ese dolor. Su oración era sencilla y serena. La vida era dolor, el mundo estaba lleno de sufrimiento, pero se había hallado la liberación del dolor: tal liberación estaba en manos del que seguía el camino del buda.
Esto es lo que pensé y saqué en claro al escuchar tu doctrina. Y es al mismo tiempo la razón por la que seguiré mis peregrinaciones...; no para buscar otra doctrina que sea mejor, pues sé que no existe, sino para irme alejando de todas las doctrinas y de todos los maestros, y alcanzar yo solo mi objetivo o perecer.
No obstante, el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. Jamás un hombre o un hecho es del todo samsara o del todo nirvana, nunca un ser es completamente santo o pecador. Nos parece que es así porque nos hacemos la ilusión de que el tiempo es algo real. Y el tiempo no es real.
Durante su búsqueda, Siddhartha experimentó los extremos de la indulgencia y la severa austeridad, sin hallar satisfacción en ninguno. La revelación llegó al escuchar a un padre instruir a su hijo en la afinación de un sitar: "Si estiras demasiado la cuerda, se romperá; si no la… pic.twitter.com/QB01JuXchu
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“La gran ola de Kanagawa” es una obra maestra del arte japonés que ha cautivado a personas de todo el mundo. Fue creada por el pintor especialista en las estampas ukiyo-e, Katsushika Hokusai (autorretrato en la imagen lateral), y se publicó entre 1830 y 1833 durante el período Edo de la historia de Japón. Es parte de la famosa serie “Fugaku sanjūrokkei” (36 vistas del Monte Fuji).
Aspectos interesantes sobre esta icónica estampa:
La obra muestra una enorme ola que se alza sobre unos barcos, con el majestuoso monte Fuji al fondo.
La composición equilibrada y la intensidad de la ola capturan la fuerza y la belleza de la naturaleza.
Contexto Histórico y posibles significados:
Algunos sugieren que la ola podría ser una metáforade la invasión extranjera en tierras japonesas. En ese momento, Japón reflexionaba sobre si abrirse al exterior o permanecer aislado.
Fuerza de la Naturaleza:
Otra interpretación es que la ola representa la virulencia de la naturaleza, capaz de acabar con vidas humanas e incluso elevarse por encima del mismísimo monte Fuji, un símbolo nacional en Japón de eternidad.
Legado Duradero:
La obra ha influido en artistas y coleccionistas en todo el mundo.
Se ha convertido en un ícono cultural y sigue siendo recreada en diversas formas, desde murales hasta tatuajes.
Algunas curiosidades de la icónica imagen de Japón. Fue creada hace casi 200 años y sigue siendo recreada en todas partes.
En murales y tatuajes, en estampillas y ropa, en caricaturas y hasta en emojis. En apenas unos escasos 25,7 por 37,8 centímetros, Hokusai logró plasmar una escena épica, un drama oceánico con una composición simple pero tremendamente poderosa.
1. El tema no era 'La gran ola'. En realidad una vista del monte Fuji. En aquellos días, el monte Fuji era visto como una deidad protegida, espectacularmente visible desde Edo, el Tokio moderno.
Provocaba cierto temor, por la posibilidad de una erupción del volcán, pero también adoración, pues la nieve de su cima era su fuente de agua, y algunos pensaban que guardaba el secreto de la inmortalidad.
De hecho, aunque toda la serie gustó cuando se lanzó, 'Fuji Rojo' fue mucho más popular que 'La gran ola' en el Japón de 1800, debido a la reverencia espiritual hacia la sagrada montaña.
2. Hokusai la pintó cuando tenía 70 años. Según él mismo dijo, todavía estaba aprendiendo; es más, estaba convencido de que su mejor trabajo estaba por venir.
En unas memorias conmovedoras que escribió a los 76 años, abrió su corazón.
"Desde los 6 (años), tenía una inclinación por copiar la forma de las cosas. A partir de los 50, se publicaron mis imágenes...", refiriéndose a diez volúmenes de dibujos, cada uno con 60 páginas cubiertas con imágenes de todos los temas imaginables: figuras y animales reales e imaginarios, plantas, paisajes marinos, dragones, poetas y deidades... en fin.
Se llamaban "manga", una especie de prototipo de manga moderno, aunque el significado era ligeramente diferente en esa época.
Después de una pausa, le encargaron diez volúmenes más de su manga, y pidió que se hicieran con papel más barato para que sus ideas pudieran difundirse más ampliamente. Murió en 1849, a los 89 años, sin sospechar cuán grande era el destino que le esperaba a su gran ola. Al lado, autorretrato de Hokusai a la edad de 83, en el año 1842.
3. Es más que japonesa
'La gran ola' de Hokusai sólo llegó a costas ajenas 18 años después de su muerte, y más de 35 después de que él la creara, pues Japón estuvo aislado durante dos siglos.
Desde 1640, el país se había cerrado en gran medida al mundo y solo se permitía una interacción limitada con China y Holanda.
Aunque los foráneos no podían entrar en Japón, las cosas extranjeras sin duda podían hacerlo, algo que se ve claramente en 'La Gran Ola'.
Está impresa en papel de morera japonés tradicional en sutiles tonos de amarillo, gris y rosa. Pero el color que domina es un azul intenso y profundo... un azul que no era japonés.
azul de Prusia.
4. Inspiró a grandes artistas. En la década de 1850, cuando la Revolución Industrial avanzaba, las grandes potencias manufactureras buscaban agresivamente nuevas fuentes de materias primas y nuevos mercados para sus productos.
Les parecía incomprensible, de hecho intolerable, la cerrada actitud de Japón. Al final, los estadounidenses concluyeron que el libre comercio tendría que imponerse por la fuerza. Y lo lograron.
Cuando se abrieron las fronteras, hubo una avalancha de cultura visual japonesa en Occidente, y su influencia en las artes occidentales fue tal que hasta tiene nombre: japonismo.
La presentación en sociedad -occidental- de 'La gran ola' se produjo en la Exposición Universal de 1867 en París, y su impacto fue revolucionario.
El contraste de la sencillez con la que expresaba tal dramatismo y los grandes óleos europeos era abismal.
5. Era baratísima. Sabemos que en 1842 el precio de cada impresión de 'La gran ola' se fijó oficialmente en 16 mon, el equivalente a una ración doble de fideos. Hoy cuestan varios millones de raciones dobles de fideos. En marzo de 2021, un grabado de 'La gran ola' realizado alrededor de 1831 se vendió por 1,6 millones de dólares en una subasta de arte japonés y coreano de Christie's Asia en Nueva York. Era un arte barato, pero cuando se imprimía en grandes cantidades con estándares técnicos exquisitos, podía ser muy rentable: a la gente le fascinaba para adornar sus viviendas. Roy Fox Lichtenstein tomaron ideas de artistas como Hokusai y reinterpretaron su visión: 'La gran ola' tuvo un significado especial para ellos, como en "Chica ahogándose".
6. No es un tsunami. Mucha gente asume que 'La gran ola' representa un tsunami.
"Podemos estar seguros de que no es un tsunami", le dijo a la BBC el experto en hidrodinámica Chris Swan, del Imperial College de Londres.
"Los tsunamis son olas generadas por eventos sísmicos, a menudo en aguas profundas. Cuando eso pasa, la ola tiene una cresta muy larga, que no es el caso en la imagen". "Es una imagen de una ola gigante, vagabunda o monstruo, una ola piramidal. Son olas que se generan por la superposición: la suma de muchas olas existentes, crestas sobre crestas".
Así, lo que Hokusai dibujó es un fenómeno natural, infundiendo a la imagen un dramatismo y una escala extraordinarios, y originando una de las mejores representaciones del poder del mar en la historia del arte.
7. Esta obra forma parte de "La historia del mundo en 100 objetos" de la BBC (pronto post con los otros referentes como la piedra Rosetta (post previo),,... En resumen, “La gran ola de Kanagawa” es una poderosa representación artística que trasciende el tiempo y la geografía, evocando tanto la majestuosidad de la naturaleza como las complejidades de la historia humana. Para concluir, una versión animada.
No se trata de vivir más, sino mejor. Hubo un tiempo en que el pedigrí de los servicios de salud occidentales se medía en función de la cantidad de años ganados para la esperanza de vida global. Esa idea está hoy ya desterrada. Lo que de verdad importa ahora son los años de calidad existencial. A la hora de evaluar la felicidad individual la enfermedad cuenta, pero sobre todo, cuenta la vida.
El equipo citado ha identificado los ocho factores que más impactan en la longevidad de las personas. Sus ocho mandamientos constituyen el secreto mejor guardado de la Humanidad, el de cómo llegar a una vejez saludable.
Los expertos hablan, sobre todo, de cuestiones sociales. De la forma en que influye en el bienestar de las personas mayores el hecho de que vivan en un barrio limpio, mantengan relaciones con los más jóvenes de la comunidad y se sientan respetados.
El trabajo, que se ha publicado en la revista 'The Proceedings of the National Academy of Sciences' de EE UU, consistió en entrevistar a 8.250 adultos de 65 años o más durante cuatro años. Pasado ese tiempo, el 22% de los participantes había fallecido. Las causas y condiciones de su muerte permitieron establecer 183 cuestiones de tipo social que favorecieron su muerte o, dicho en positivo, pueden contribuir a una vejez saludable.
«Es un trabajo muy interesante porque concede a los clínicos una herramienta para medir el impacto de las condiciones sociales en la salud, aunque se echan de menos algunas cuestiones que para nuestra sociedad mediterránea resultan trascendentales», valora el especialista Andrés Losada, vicepresidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontologia y catedrático de la especialidad en la Universidad Rey Juan Carlos.
«El grado de control que uno siente que tiene sobre su entorno o el mantenimiento de metas y de ilusiones contribuyen de manera decisiva en la salud mental de las personas», explica el experto, que valora los ocho medidores de la salud al final de la vida:
Un vecindario cuidado. «Un barrio al que se dedican pocos o ningún recurso es un entorno que, muy probablemente, cuenta con una renta per cápita baja», explica el experto. La ecuación es sencilla. Menos fondos, peor alimentación, peores recursos sociales, más posibilidades de morir antes.
Control de las finanzas. La falta de recursos económicos no solo impide el mantenimiento de una dieta sana. También limita las relaciones sociales y las posibilidades de acceso a programas de ocio. «En Estados Unidos ocurre mucho más, pero aquí también».
Reunirse con jóvenes y niños una vez al año. «Lo físico no lo explica todo», advierte contundente Andrés Losada. Hasta el punto de que muchos viejos y ancianos –palabras cada vez más reivindicadas por el amplio grupo incluido en el limitado término de mayores – dan mayor importancia a lo social que a lo biológico en lo intergeneracional. «Se nota que el trabajo está hecho en EE UU, porque un contacto limitado a una vez al año resulta totalmente insuficiente en nuestra cultura».
Trabajar o mantenerse activo. El mundo laboral cubre una de las áreas más relevantes de contacto con las personas y el mantenimiento de la actividad cognitiva. «El trabajo no solo impacta sobre la economía individual, sino también sobre las relaciones personales».
Mantener relaciones activamente con los nietos. Su impacto sobre el bienestar emocional es comparable al de reunirse con jóvenes y niños. «Los nietos en el sur de Europa desempeñan un papel trascendental en la felicidad de los abuelos».
Hacer voluntariado. «Es algo fundamental que tiene que ver con la generatividad (posts varios)», el interés de las personas de mediana edad y mayores por guiar y asegurar el bienestar de las siguientes generaciones. Favorece la formación de los jóvenes y enriquece a todos los participantes.
Evitar la soledad no deseada. A juicio de Andrés Losada, éste es uno de los fallos del estudio, porque no es lo mismo sentirse aislado que estar solo. Quizás los autores del trabajo se referían a esto último. La soledad puede trabajarse con programas de intervención. Combatir el aislamiento resulta más complejo, porque tiene que ver más con la personalidad de la persona, sus traumas infantiles y su trayectoria vital.
Ser tratado con respeto y cortesía. «Más que de respeto y cortesía debería hablarse de la educación como indicador de bienestar», destaca el geriatra. Una sociedad educada, defiende, promueve el respeto y el buen trato hacia todas las personas en general, no sólo hacia sus mayores. «Evaluar el bienestar de una sociedad sin tener en cuenta las desigualdades sociales sólo contribuye a aumentarlas», subraya Kenneth E. Covinsky, autor principal del estudio. La vida, de hecho, está fuera del hospital.
"Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos
Pocas personas saben más sobre el funcionamiento de la vida humana que Venki Ramakrishnan, biólogo molecular de Cambridge galardonado con el Premio Nobel de Química en 2009. Ahora se plantea la cuestión más profunda de la vida.
La clave de una larga vida no es ningún secreto: comer y dormir bien, hacer algo de ejercicio, evitar que te atropelle un autobús y esperar que cualquier enfermedad hereditaria se salte tus genes. Venki Ramakrishnan, vegetariano que va en bicicleta todos los días a su laboratorio de Cambridge, hace todo esto y, a sus 71 años, se declara "filosófico" sobre su propia muerte. Pero también toma pastillas para la tensión arterial, el colesterol alto y los coágulos sanguíneos (blood clots): medicamentos mágicos que alargan nuestra vida y que toman millones de personas cada día.
Si al final de sus días le ofrecieran una píldora que, en lugar de prevenir la enfermedad, evitara el proceso de envejecimiento y le concediera diez años más de vida, ¿la tomaría? "Todos estaríamos tentados", afirma Ramakrishnan. "La voluntad de vivir más está profundamente arraigada en cada uno de nosotros". ¿Podría llegar a existir un fármaco así? "Tengo la sensación de que estamos en la cúspide de algo", afirma. ¿Cuánto tiempo podría vivir el ser humano? "No creo que haya ninguna ley científica que impida romper nuestra barrera natural de 120 años más o menos. Pero lo pondría en la misma categoría que ser capaces de colonizar Marte. No hay ninguna ley física que diga que no podemos hacerlo. Pero es muy difícil".
Pocas personas saben más de la vida -y del funcionamiento celular que la impulsa- que Ramakrishnan. Este biólogo molecular ganó el Premio Nobel de Química en 2009 por su trabajo para resolver la estructura del ribosoma, la parte de la célula que lee las instrucciones genéticas y utiliza esa información para fabricar proteínas. El ribosoma es crucial para el funcionamiento de nuestro cuerpo: determina el color de nuestros ojos, hace latir nuestros corazones y hace girar nuestras mentes. Fue un avance asombroso.
Ramakrishnan fue nombrado caballero en 2012, elegido presidente de la Royal Society en 2015 y en la última lista de honores de la Reina Isabel II fue nombrado miembro de la Orden del Mérito, de la que solo hay 24 miembros, entre ellos David Attenborough, el artista David Hockney y el arquitecto Lord Foster of Thames Bank. Tras el éxito que ha supuesto desenterrar los secretos de la vida, Ramakrishnan centra su mirada microscópica en las causas del fin de la vida. Ha escrito
Los egipcios construyeron las pirámides para preparar a sus faraones para la otra vida; los emperadores chinos fueron enterrados con ejércitos de terracota para defender sus cuerpos hasta el renacimiento. La reencarnación y el karma hindúes, el cielo y el infierno cristianos, el jardín de la paz eterna del Islam: estas doctrinas surgieron porque, como dice Ramakrishnan, "el conocimiento de la muerte es tan aterrador que vivimos la mayor parte de nuestras vidas negándola". Sólo el título de su libro basta para que muchos de nosotros entremos en pánico.
Sin embargo, al debilitarse el control de la religión, ha quedado un vacío en nuestra relación con la muerte. En lugar de sacerdotes y profetas, nos dirigimos cada vez más a un grupo de personas -muchos de ellos hombres ultra ricos- a los que Ramakrishnan llama "mercaderes de la inmortalidad".
Ramakrishnan creció en Vadodara (Gujarat) en el seno de una familia hindú, aunque con dos padres científicos -su padre era bioquímico y su madre psicóloga experimental- tuvo una educación relativamente laica. "Pero como dice el chiste, en las trincheras y en las salas de examen nadie es ateo".
Me reúno con él en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge, donde trabaja desde hace 25 años. Esta altísima institución, situada en el campus del Hospital Addenbrooke, es la cuna de 12 premios Nobel, entre ellos el de Francis Crick y Jim Watson en 1962 por descubrir la estructura del ADN. El laboratorio y sus 440 científicos pretenden "abordar los principales problemas de la salud y la enfermedad humanas". Pero fuera del mundo de la ciencia académica, los investigadores ya no se conforman con luchar contra las enfermedades, sino que quieren engañar a la propia muerte.
A tan solo 10 kilómetros de donde estamos sentados se encuentra Altos Labs, la empresa biotecnológica de nueva creación más financiada de la historia, con 2.400 millones de libras de inversores como Jeff Bezos, de Amazon, y el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner. Las instalaciones, que abrirán sus puertas en Cambridgeshire en 2022, tienen como objetivo detener por completo el proceso de envejecimiento. En la última década se han fundado más de 700 empresas de "vida más larga". La Iniciativa Chan Zuckerberg -creada por el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan- incluye en su cometido nada menos que curar, prevenir o gestionar todas las enfermedades para finales del siglo XXI.
¿Se trata de una quimera? "Estos multimillonarios de la tecnología a menudo han tenido un éxito muy rápido a una edad temprana", afirma Ramakrishnan. "Tienen la idea de que la vida no es más que un código que hay que piratear. Pero el envejecimiento es muy complejo. Hay una gran exageración en este campo, y gran parte de ella se aprovecha de la ansiedad que sentimos como humanos ante el envejecimiento y la muerte".
Pero en medio de la arrogancia, hay esperanza, afirma. "En los últimos 50 años la biología molecular y la genética han hecho enormes avances en la comprensión de los procesos de envejecimiento".
Volviendo al título de su libro, que recuerda a la Parca: ¿Cómo morimos? ¿Qué sabemos ahora de lo que ocurre en nuestras células cuando hacemos ese último giro mortal?
La muerte -si se excluyen enfermedades e inconvenientes como ser devorado por un león- es el resultado, en términos sencillos, del envejecimiento. Pero morir de "viejo" parece algo insatisfactorio. ¿Qué ocurre realmente en el interior de sus víctimas para que la vida se detenga sin más?
"Se puede pensar en el envejecimiento como una acumulación de daños en nuestras células, su capacidad para funcionar, su capacidad para hablar entre ellas, su capacidad para regenerarse", afirma Ramakrishnan. "El envejecimiento es una acumulación de defectos químicos que hace que estas células empiecen a funcionar mal".
Cuando somos jóvenes, muchas de las células de nuestro cuerpo rejuvenecen de forma natural. Si se dañan, se dividen y la célula madre muere una vez sustituida por su descendiente. Pero uno de los marcadores del envejecimiento es la "senescencia" (posts). Las células senescentes pierden la capacidad de dividirse y poco a poco se van dañando y muriendo. Esto no es un problema al principio. Las células mueren a lo largo de nuestra vida. "Ni siquiera nos damos cuenta. Puedes perder un miembro entero y seguir viviendo. Pero en el momento de la muerte se produce un fallo crítico de los sistemas. Se pierde la capacidad de funcionar coherentemente como individuo". Ramakrishnan cita El sol también sale, de Hemingway, en la que un personaje explica cómo se arruinó: "De dos maneras. Gradualmente, luego de repente". El cuerpo envejece gradualmente, luego muere de forma abrupta".
Desenmarañar los procesos graduales de los repentinos -envejecimiento de la muerte final- es un punto clave de la investigación sobre longevidad. ¿Cuál de estos procesos se debe a una enfermedad -el cáncer o el Alzheimer, por ejemplo, que nos afectan a muchos, pero no a todos- y cuáles son simplemente envejecimiento, que es universal? Para separar estos factores, los científicos creen estar cerca de un gran avance.
Un obstáculo clave es que las fuerzas evolutivas no están preparadas para que vivamos eternamente. "Lo que le importa a la evolución es que te propagues, te reproduzcas y transmitas tus genes", afirma Ramakrishnan. "No hay ningún beneficio, en términos evolutivos, en gastar muchos recursos intentando vivir más". Estas fuerzas, sin embargo, podrían superarse.
Ramakrishnan divide a los súper ricos que buscan la vida eterna en tres categorías: chiflados, misioneros y racionalistas. "Los chifladostienen ideas realmente extrañas que no tienen ninguna base real en la ciencia actual", afirma. Esto incluye el campo de la criogenia: congelar nuestros cuerpos tras la muerte hasta que la tecnología avance hasta el punto de que podamos volver a la vida. "No hay ni una sola prueba creíble de que la criogenia humana vaya a funcionar nunca". Una vuelta de tuerca a este planteamiento es un plan para cargar el cerebro en un almacenamiento digital basado en la nube, para descargarlo en una nueva forma de vida en una fecha posterior. Sam Altman, director general de OpenAI, está en la lista de espera de la empresa Nectome, de San Francisco, que pretende "respaldar, registrar y guardar" las mentes de sus clientes.
Luego están los misioneros. "Son personas que entienden algo de biología y quieren utilizarla para prolongar la vida en serio", afirma Ramakrishnan. En esta categoría entraría Bryan Johnson (posts), el multimillonario tecnológico de 46 años que saltó a los titulares el año pasado cuando reveló que se había transfundido a sí mismo plasma sanguíneo de su hijo Talmage, de 17 años, en un proceso extrapolado de la técnica conocida como parabiosis, la unión quirúrgica de dos o más cuerpos. Esperaba que esto le diera el corazón de un hombre de 37 años, la piel de uno de 28 y la capacidad pulmonar y la forma física de uno de 18, pero acabó dándole un aspecto un poco espeluznante.
Ramakrishnan se muestra escéptico, y Johnson admite que el procedimiento, que cuesta 2 millones de dólares al año, apenas le reporta beneficios, pero hay estudios que demuestran que la sangre de ratones jóvenes puede prolongar la vida de ratones viejos. Los primeros resultados sugieren que la sangre joven reduce la actividad de los genes que causan inflamación. Aislar factores como éste podría ayudar a crear un tratamiento que ralentice el proceso de envejecimiento, afirma Ramakrishnan.
Sin inmutarse, la siguiente treta de Johnson tiene que ver con la ciencia en torno a los telómeros (posts), las puntas protectoras al final de nuestros cromosomas. A lo largo de nuestra vida, los telómeros se acortan cada vez que las células se dividen, lo que significa que ya no pueden proteger adecuadamente a los cromosomas y las células ya no pueden dividirse y reconstruirse. Una sustancia química del organismo llamada telomerasapermite a algunas células reconstruir los telómeros, lo que potencialmente permite a las células reponerse indefinidamente. Johnson pretende secuestrar este proceso. Sin embargo, también podría aumentar el riesgo de cáncer, ya que la telomerasa permite que las células tumorales se dividan indefinidamente. Ramakrishnan cree que, si se supera este obstáculo, se podrían abordar aspectos clave del proceso de envejecimiento.
Esto nos lleva a los racionalistas, categoría en la que se incluye Ramakrishnan. Este grupo se centra en la lucha contra las enfermedades como forma de alargar nuestra vida. "Para muchas enfermedades - cardiopatías, cáncer, demencia - el riesgo aumenta con la edad. Así que si el envejecimiento es un factor de riesgo común, quizá deberíamos pensar en qué podemos hacer para atajar el envejecimiento, de modo que podamos vivir más sanos".
Ramakrishnan parece estar en forma y sigue yendo de vacaciones de excursión con su mujer, Vera Rosenberry, ilustradora infantil y escritora de Ohio. Pero admite que "a veces da la sensación de que la vida es como estar limitado a una parte cada vez más pequeña de una casa, ya que las puertas de las habitaciones que nos gustaría explorar se van cerrando poco a poco a medida que envejecemos".
Pero, a decir verdad, Ramakrishnan no está interesado en la inmortalidad. Lo que le mueve es centrarse en los procesos celulares y moleculares que rigen el envejecimiento y la enfermedad, con la esperanza de que más personas puedan disfrutar de buena salud hacia el final de sus vidas. Si la búsqueda de la vida eterna nos lleva a esa meta, que así sea. "El libro se titula Por qué morimos, pero también podría llamarse Cómo vivir", afirma.
A sus 71 años, ¿no le tienta la perspectiva de aprovechar los rápidos avances de la ciencia del envejecimiento para alargar su vida y su carrera? Según él, ya vivimos lo suficiente. El peligro de una longevidad cada vez mayor es la creación de una sociedad estancada, en la que los ancianos se aferren a los recursos económicos y las posiciones de influencia. "Me jubilaré el año que viene. Mi laboratorio sigue publicando en buenas revistas. Pero una persona de 35 años podría crear un campo completamente nuevo. Es una cuestión de justicia generacional. Ya vivimos el doble que nuestros antepasados".
De todos los multimillonarios con complejo de dioses que invierten en longevidad, es Bill Gates, con sus mosquiteras contra la malaria y sus campañas de vacunación, por quien Ramakrishnan siente más respeto. "Se pregunta cómo podemos aumentar la esperanza de vida en los países pobres. Lo irónico es que probablemente él esté haciendo más por aumentar la longevidad humana que cualquiera de estos tipos".
Así que en lugar de ocupar un valioso espacio en el laboratorio, Ramakrishnan va a aprender idiomas, leer y pasar tiempo visitando a sus hijos y nietos en Estados Unidos. Espera seguir el ejemplo de su padre, que a sus 98 años sigue viviendo de forma bastante independiente.
Como dice Ramakrishnan: "Mientras esperamos a que la vasta empresa gerontológica resuelva el problema de la muerte, podemos disfrutar de la vida en toda su belleza. Cuando nos llegue la hora, podemos adentrarnos en el ocaso con buen talante, sabiendo que hemos tenido la suerte de participar en ese banquete eterno."
Nobel Prize-winning scientist Venki Ramakrishnan focuses on a problem at the core of every life: why do we age and why do we die. #WIREDHealth. pic.twitter.com/TJ1H6wzAoI
‘We could live past 120’: the scientist discovering why we die. Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos. #longevity#longevidadhttps://t.co/eQgvTwaGK7
Manel Esteller es médico, investigador y catedrático de Genética en la Universitat de Barcelona y en la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA). Actualmente es el director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, en Barcelona. Entre otros galardones, ha sido distinguido con el premio de Investigación Severo Ochoa o el premio Nacional de Genética.
Hablan de estatinas, deporte extremo, arrugas, células senescentes o zombis (senolíticos), ejercicio moderado (tablas de fuerza y caminar todos los días 30'), alimentación variada con alto valor nutricional (frutas, legumbres, carne blanca, pescado azul,...), evitar dulces y ultraprocesados, bajar colesterol, cribado para prevenir el cáncer, contacto social, nuevas amistades, familias intergeneracionales, seguir aprendiendo,...
Manel Esteller, junto aSalvador Macip, acaba de presentar su nuevo libro 'El secreto de la vida eterna'. En este libro, ambos doctores repasan cuanto se sabe en la actualidad sobre el proceso de envejecer y nos indican qué podemos hacer para frenarlo, desde las intervenciones que ya se ha demostrado que tienen efecto, hasta los tratamientos que en un futuro, quizá no tan lejano, podrían hacernos inmortales.
🏅🔬 La @RANFarmacia otorga el premio anual de Investigación al Dr. @ManelEsteller por sus aportaciones en el area de los fármacos antitumorales que cambian la expresión genética de la célula cancerígena, que han permitido desarrollar nuevos tratamientoshttps://t.co/Z5RLymSwclpic.twitter.com/qQc8ERmjVL
— Josep Carreras Leukaemia Research Institute (IJC) (@CarrerasIJC) January 18, 2024
Descarnado (no apto para todo el mundo), irreverente, especialmente con EE.UU., descriptivo (con las 3 únicas clases que existen: ricos, no ricos y marginados), contra el sistema bipartidista,... Y abre el debate entre humanos y máquinas, porque en la Inteligencia Artificial (AI) solamente cabe diferenciarse por lo que se piensa o por lo que se siente. Ácido, con todas las fobias (la policía norteamericana, por ejemplo, sobre todo si están fuera de servicio) del humorista al que imita tras estudiar su trayectoria: George Carlin (ver en otros posts).
También son geniales las sarcásticas propuestas de cómo resolver los graves problemas de injusticia social, como dejar sin hogar a todos los políticos cuando sean elegidos. O el efecto antes de las televisiones (con cuatro verbos solamente) o ahora de las redes sociales digitales para que los analfabetos se elogien por su ignorancia,... Sufriendo una angustiosa soledad. Todas las imágenes y secuencias, además del guion, creadas con Inteligencia Artificial (AI).
El proyecto, titulado "George Carlin: I’m Glad I’m Dead", fue lanzado por Dudesy, un canal de podcast y video de comedia de Inteligencia Artificial dirigido por el comediante Will Sasso y el escritor Chad Kultgen, en colaboración con una compañía tecnológica no revelada. La propuesta se centra en una imitación de Carlin, utilizando inteligencia artificial para replicar su voz, cadencia y estilo. Sin embargo, este intento por revivir al legendario comediante ha sido recibido con desaprobación y críticas, tanto por su calidad artística como por las implicaciones éticas de "hablar" por alguien que ya no puede dar su consentimiento.
El especial, que se extiende por una hora, pretende recrear un espectáculo de stand-up con Carlin "hablando" sobre temas contemporáneos como el control de armas, los derechos trans, Jeff Bezos o Elon Musk. Con todo, surge la duda sobre cuánto de este contenido fue realmente creado por la AI y cuánto tuvo intervención humana (véase una opinión al respecto), ya que la empresa detrás de Dudesymantiene un secreto sobre sus métodos y procesos.