Cómo envejecen los humanos con tres hitos: 34, 60 y 78 años
Visita al Puente de la Risa, km 18 de La Manga (Murcia)
Las señoras suizas que ganaron en Europa a favor del clima
“Hemos ganado, y de forma contundente”, proclaman con orgullo desde la Asociación Suiza de Mujeres Mayores por el Clima, sin olvidar el largo camino recorrido y los obstáculos que tuvieron que sortear. Al principio, hace ya nueve años, muy pocas personas las tomaron en serio, tampoco los tribunales de su país. ¿Dónde iban estas señoras con una edad media de 73 años, reclamando ante la justicia que su país no estaba adoptando las medidas suficientes para cumplir con el Acuerdo de París contra el cambio climático? “Nos ridiculizaban por ser mujeres mayores, nos decían que nos fuéramos a dormir, a tejer...”, recuerda Rita Shirmer-Braun (74 años), miembro de la organización, que ahora no encuentra casi tiempo para atender las peticiones de información. Todo cambió cuando el pasado martes el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, les dio la razón al determinar que el Gobierno suizo incumple sus propios objetivos de reducción de emisiones de efecto invernadero, porque no han actuado “de manera oportuna y adecuada para concebir, redactar y aplicar la legislación y las medidas pertinentes”.
“Es una victoria enorme que no esperábamos y lo es para el planeta y para las mujeres mayores. Hemos conseguido que se considere la protección del clima como un derecho humano”, describe feliz Rosmarie Wydler-Wälti, copresidenta de la asociación, también de 74 años. Era difícil imaginarlo en sus inicios. “El proyecto partió de Greenpeace y empezamos cinco mujeres que ni siquiera nos conocíamos”, explica. A partir de ahí, la iniciativa fue adquiriendo peso. Cuando fundaron la asociación, en agosto de 2016, eran 150 y en la actualidad llegan a las 2.600 socias, todas mujeres y todas mayores de 64 años. Las más jóvenes y los hombres, aunque no tengan nacionalidad suiza, tienen la puerta abierta, pero solo pueden inscribirse como simpatizantes.
Shirmer-Braun y Wayler-Wälti son de las pioneras, de las que acudieron a las primeras reuniones de la asociación y que ahora forman parte de la junta. ¿Qué las empujó a ello? La primera responde que fue su activismo en temas ambientales. “Llevo 40 años en ello, estuve involucrada en la fundación del partido Los Verdes en Suiza, con el que sigo”. Pudo compaginar su trabajo con el cuidado de sus dos hijas, a las que crio sola, que ahora tienen 38 y 44 años y que la apoyan “plenamente”.
Su compañera, Wydler-Wälti, era miembro del grupo la Revolución de las Abuelas (GrossmütterRevolution, en alemán). “Nos consideramos unas mujeres enérgicas, que denunciamos que dedicamos millones de horas a cuidar de los niños, de los mayores, un trabajo poco o nada remunerado”, plantea. Profesionalmente, fue maestra de infantil y asesora de padres y asociaciones hasta que se jubiló, como se encuentran la mayor parte del resto de componentes de la organización. Tiene cuatro hijos y ocho nietos, de entre 20 y dos años. “Uno de ellos venía a veces a las manifestaciones y los más mayores no están tan interesados. Tampoco puedes pedir tanto a los jóvenes, no puedes simplemente prohibir y hay que tener en cuenta que están rodeados de bienes de consumo muy asequibles, incluso un vuelo te puede salir más barato que caminar del brazo”, ironiza.
Rechazo tras rechazo. Los tropiezos aparecieron desde que la asociación dio el primer paso, cuando reclamaron ante el Estado suizo que no estaba cumpliendo con sus obligaciones frente al cambio climático. “Simplemente, rechazaron nuestra queja sin dar una respuesta”, recuerda Shirmer-Braun. Ahí comenzó la peregrinación por los tribunales. Acudieron al Tribunal Administrativo Federal, que las despachó con el argumento de que “las mujeres no estábamos afectadas por el cambio climático y no podíamos quejarnos por ello”. Subieron al siguiente escalón y llegaron al Tribunal Federal, que tampoco admitió la reclamación. “Fallaron que todavía había tiempo suficiente para alcanzar los dos grados y, por lo tanto, actuar”, comenta Shirmer-Braun, a la que todavía sorprende el argumento. Y ahí es cuando todo cambió: “Fue la señal. Nos dimos cuenta de que no se nos estaba tomando en serio y se decidió acudir al TEDH”. Los magistrados europeos concluyen que estas apreciaciones eran correctas porque los tribunales del país “no tuvieron en cuenta los datos científicos indiscutibles relativos al cambio climático”.
Como buenas abuelas que son, “consolaron” a los jóvenes portugueses que habían interpuesto una demanda ante el TEDH contra 32 gobiernos europeos por no hacer suficiente contra el cambio climático, que se desestimó el mismo día que salió adelante la suya. Los jueces entendieron, entre otras cosas, que los portugueses no habían agotado todas las vías jurídicas disponibles en su país. “Ellos lo sabían, por supuesto, pero pasar por todo ese camino lleva mucho tiempo, y los jóvenes no esperan tanto como los mayores. Les dijimos que nuestra victoria es también para ellos, es para todos”, concluye Wylder-Wäti.
Las señoras suizas (de 73 años en promedio) que ganaron en Estrasburgo en su lucha por el clima: “Nos ridiculizaban, nos decían que nos fuéramos a tejer” https://t.co/3ucqbveNWi vía @el_pais
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) April 14, 2024
Ergotioneina, la "vitamina de la longevidad"
- Acción antioxidante: Ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres.
- Regulación de la inflamación: Contribuye a mantener un equilibrio saludable en las respuestas inflamatorias.
- Ayuda para la desintoxicación: Participa en procesos de eliminación de sustancias tóxicas. Las dietas ricas en ergotioneina se han asociado con efectos protectores y promoción de la longevidad.
- Los hongos, especialmente los champiñones, son la principal fuente dietética de ergotioneina. Tipos como el champiñón ostra, el shiitake, el maitake, el porcini y el champiñón rey contienen niveles significativos de esta sustancia.
- El hígado es otro alimento que contiene ergotioneina. Si bien no es tan común como los hongos, es una opción para obtener este aminoácido.
- Legumbres, como las judías negras y las judías rojas también son ricas en ergotioneina.
- El salvado de avena (o avena integral) es una buena fuente de ergotioneina.
¿Sabes que tomar dos raciones de champiñones a la semana ( unos 300 gramos) puede reducir a la mitad el riesgo de deterioro cognitivo? 🤔Es por la ergotioneína que tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.😁🙃😆#trescantos #alimentacion #salud #health pic.twitter.com/l5pKoDchFI
— Corenergy Pilates (@Corenergy3C) May 17, 2019
Los hongos son una rica fuente de potentes antioxidantes por mencionar ergotioneína y glutatión.
— Miguel Meza Nutriólogo 📱🍏 (@MiguelMezaNutri) October 28, 2021
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El cincel y el martillo, o el éxito según Mario Conde
Conexiones interpersonales
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— Alvin Foo (@alvinfoo) March 28, 2024
as he had to transfer some money. I couldn't resist
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''Why would I do that?'' He asked...
''Well, then you won't have to spend an hour here for
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Los siete pilares de la longevidad saludable según Vicente Mera
- Alimentación, en cantidad y calidad (poca), Distinguiendo entre alimentos (fibra, leche de avena, boniato, pescado azul pequeño,...), anti-alimentos (azúcar y aspartamo prohibidos, carnes rojas, pan, patata, productos lácteos -fuera de la infancia-,...) y super-alimentos (antioxidantes, senolíticos,... Recomienda el ayuno intermitente de 16/8 horas, al menos un día a la semana como mínimo. Insiste en el mito del desayuno como principal comida, porque no lo es. Sugiere el desayuno japonés con la sopa de Miso (con probióticos, colágeno, magnesio, resveratrol,..). También habla del agua de calidad, embotellada o con ósmosis inversa.
- Ejercicio (aeróbico o cardiovascular y también de fuerza o isométrico), sentadillas,....
- Gestión de las emociones y el estrés (Relajación), con atención a la respiración abdominal (pranayama),...,
- Sueño, con un total semanal mínimo de 40 horas semanales y menos de 60. Una media de 7 horas de promedio por día. Usar relojes inteligentes (como el Apple Watch) para medir el sueño. Con atención a la apnea del sueño y el truco de que nadie se duerme mientras come,... Dormir con la cabeza hacia el norte (como los gatos) o en camas magnéticas como la Hogo,... La hormona del crecimiento se libera durante el sueño, como holandeses y suecos.
- Salud digestiva, clave de la salud, que puede requerir probióticos para el cuidado de la biota y la bioma intestinal,...
- Hormonas, para prevenir -por ejemplo- menopausia, siempre con parches por vía transdérmica.
- Eliminación de tóxicos y toxinas, como el alcohol (post contra drogas legales),...
Podríamos vivir más de 120 años. - Premio Nobel Ramakrishnan
Traducción de un gran artículo en el Sunday Times, del 24-3-24 (véase aquí).
La clave de una larga vida no es ningún secreto: comer y dormir bien, hacer algo de ejercicio, evitar que te atropelle un autobús y esperar que cualquier enfermedad hereditaria se salte tus genes. Venki Ramakrishnan, vegetariano que va en bicicleta todos los días a su laboratorio de Cambridge, hace todo esto y, a sus 71 años, se declara "filosófico" sobre su propia muerte. Pero también toma pastillas para la tensión arterial, el colesterol alto y los coágulos sanguíneos (blood clots): medicamentos mágicos que alargan nuestra vida y que toman millones de personas cada día.
Si al final de sus días le ofrecieran una píldora que, en lugar de prevenir la enfermedad, evitara el proceso de envejecimiento y le concediera diez años más de vida, ¿la tomaría? "Todos estaríamos tentados", afirma Ramakrishnan. "La voluntad de vivir más está profundamente arraigada en cada uno de nosotros". ¿Podría llegar a existir un fármaco así? "Tengo la sensación de que estamos en la cúspide de algo", afirma. ¿Cuánto tiempo podría vivir el ser humano? "No creo que haya ninguna ley científica que impida romper nuestra barrera natural de 120 años más o menos. Pero lo pondría en la misma categoría que ser capaces de colonizar Marte. No hay ninguna ley física que diga que no podemos hacerlo. Pero es muy difícil".
Pocas personas saben más de la vida -y del funcionamiento celular que la impulsa- que Ramakrishnan. Este biólogo molecular ganó el Premio Nobel de Química en 2009 por su trabajo para resolver la estructura del ribosoma, la parte de la célula que lee las instrucciones genéticas y utiliza esa información para fabricar proteínas. El ribosoma es crucial para el funcionamiento de nuestro cuerpo: determina el color de nuestros ojos, hace latir nuestros corazones y hace girar nuestras mentes. Fue un avance asombroso.
Ramakrishnan fue nombrado caballero en 2012, elegido presidente de la Royal Society en 2015 y en la última lista de honores de la Reina Isabel II fue nombrado miembro de la Orden del Mérito, de la que solo hay 24 miembros, entre ellos David Attenborough, el artista David Hockney y el arquitecto Lord Foster of Thames Bank. Tras el éxito que ha supuesto desenterrar los secretos de la vida, Ramakrishnan centra su mirada microscópica en las causas del fin de la vida. Ha escrito un libro titulado Por qué morimos.
Los egipcios construyeron las pirámides para preparar a sus faraones para la otra vida; los emperadores chinos fueron enterrados con ejércitos de terracota para defender sus cuerpos hasta el renacimiento. La reencarnación y el karma hindúes, el cielo y el infierno cristianos, el jardín de la paz eterna del Islam: estas doctrinas surgieron porque, como dice Ramakrishnan, "el conocimiento de la muerte es tan aterrador que vivimos la mayor parte de nuestras vidas negándola". Sólo el título de su libro basta para que muchos de nosotros entremos en pánico.
Sin embargo, al debilitarse el control de la religión, ha quedado un vacío en nuestra relación con la muerte. En lugar de sacerdotes y profetas, nos dirigimos cada vez más a un grupo de personas -muchos de ellos hombres ultra ricos- a los que Ramakrishnan llama "mercaderes de la inmortalidad".
Ramakrishnan creció en Vadodara (Gujarat) en el seno de una familia hindú, aunque con dos padres científicos -su padre era bioquímico y su madre psicóloga experimental- tuvo una educación relativamente laica. "Pero como dice el chiste, en las trincheras y en las salas de examen nadie es ateo".
Me reúno con él en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge, donde trabaja desde hace 25 años. Esta altísima institución, situada en el campus del Hospital Addenbrooke, es la cuna de 12 premios Nobel, entre ellos el de Francis Crick y Jim Watson en 1962 por descubrir la estructura del ADN. El laboratorio y sus 440 científicos pretenden "abordar los principales problemas de la salud y la enfermedad humanas". Pero fuera del mundo de la ciencia académica, los investigadores ya no se conforman con luchar contra las enfermedades, sino que quieren engañar a la propia muerte.
A tan solo 10 kilómetros de donde estamos sentados se encuentra Altos Labs, la empresa biotecnológica de nueva creación más financiada de la historia, con 2.400 millones de libras de inversores como Jeff Bezos, de Amazon, y el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner. Las instalaciones, que abrirán sus puertas en Cambridgeshire en 2022, tienen como objetivo detener por completo el proceso de envejecimiento. En la última década se han fundado más de 700 empresas de "vida más larga". La Iniciativa Chan Zuckerberg -creada por el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan- incluye en su cometido nada menos que curar, prevenir o gestionar todas las enfermedades para finales del siglo XXI. ¿Se trata de una quimera? "Estos multimillonarios de la tecnología a menudo han tenido un éxito muy rápido a una edad temprana", afirma Ramakrishnan. "Tienen la idea de que la vida no es más que un código que hay que piratear. Pero el envejecimiento es muy complejo. Hay una gran exageración en este campo, y gran parte de ella se aprovecha de la ansiedad que sentimos como humanos ante el envejecimiento y la muerte".
Pero en medio de la arrogancia, hay esperanza, afirma. "En los últimos 50 años la biología molecular y la genética han hecho enormes avances en la comprensión de los procesos de envejecimiento". Volviendo al título de su libro, que recuerda a la Parca: ¿Cómo morimos? ¿Qué sabemos ahora de lo que ocurre en nuestras células cuando hacemos ese último giro mortal? La muerte -si se excluyen enfermedades e inconvenientes como ser devorado por un león- es el resultado, en términos sencillos, del envejecimiento. Pero morir de "viejo" parece algo insatisfactorio. ¿Qué ocurre realmente en el interior de sus víctimas para que la vida se detenga sin más? "Se puede pensar en el envejecimiento como una acumulación de daños en nuestras células, su capacidad para funcionar, su capacidad para hablar entre ellas, su capacidad para regenerarse", afirma Ramakrishnan. "El envejecimiento es una acumulación de defectos químicos que hace que estas células empiecen a funcionar mal".
Cuando somos jóvenes, muchas de las células de nuestro cuerpo rejuvenecen de forma natural. Si se dañan, se dividen y la célula madre muere una vez sustituida por su descendiente. Pero uno de los marcadores del envejecimiento es la "senescencia" (posts). Las células senescentes pierden la capacidad de dividirse y poco a poco se van dañando y muriendo. Esto no es un problema al principio. Las células mueren a lo largo de nuestra vida. "Ni siquiera nos damos cuenta. Puedes perder un miembro entero y seguir viviendo. Pero en el momento de la muerte se produce un fallo crítico de los sistemas. Se pierde la capacidad de funcionar coherentemente como individuo". Ramakrishnan cita El sol también sale, de Hemingway, en la que un personaje explica cómo se arruinó: "De dos maneras. Gradualmente, luego de repente". El cuerpo envejece gradualmente, luego muere de forma abrupta".
Desenmarañar los procesos graduales de los repentinos -envejecimiento de la muerte final- es un punto clave de la investigación sobre longevidad. ¿Cuál de estos procesos se debe a una enfermedad -el cáncer o el Alzheimer, por ejemplo, que nos afectan a muchos, pero no a todos- y cuáles son simplemente envejecimiento, que es universal? Para separar estos factores, los científicos creen estar cerca de un gran avance.
Un obstáculo clave es que las fuerzas evolutivas no están preparadas para que vivamos eternamente. "Lo que le importa a la evolución es que te propagues, te reproduzcas y transmitas tus genes", afirma Ramakrishnan. "No hay ningún beneficio, en términos evolutivos, en gastar muchos recursos intentando vivir más". Estas fuerzas, sin embargo, podrían superarse.
Ramakrishnan divide a los súper ricos que buscan la vida eterna en tres categorías: chiflados, misioneros y racionalistas. "Los chiflados tienen ideas realmente extrañas que no tienen ninguna base real en la ciencia actual", afirma. Esto incluye el campo de la criogenia: congelar nuestros cuerpos tras la muerte hasta que la tecnología avance hasta el punto de que podamos volver a la vida. "No hay ni una sola prueba creíble de que la criogenia humana vaya a funcionar nunca". Una vuelta de tuerca a este planteamiento es un plan para cargar el cerebro en un almacenamiento digital basado en la nube, para descargarlo en una nueva forma de vida en una fecha posterior. Sam Altman, director general de OpenAI, está en la lista de espera de la empresa Nectome, de San Francisco, que pretende "respaldar, registrar y guardar" las mentes de sus clientes.
Ramakrishnan se muestra escéptico, y Johnson admite que el procedimiento, que cuesta 2 millones de dólares al año, apenas le reporta beneficios, pero hay estudios que demuestran que la sangre de ratones jóvenes puede prolongar la vida de ratones viejos. Los primeros resultados sugieren que la sangre joven reduce la actividad de los genes que causan inflamación. Aislar factores como éste podría ayudar a crear un tratamiento que ralentice el proceso de envejecimiento, afirma Ramakrishnan.
Sin inmutarse, la siguiente treta de Johnson tiene que ver con la ciencia en torno a los telómeros (posts), las puntas protectoras al final de nuestros cromosomas. A lo largo de nuestra vida, los telómeros se acortan cada vez que las células se dividen, lo que significa que ya no pueden proteger adecuadamente a los cromosomas y las células ya no pueden dividirse y reconstruirse. Una sustancia química del organismo llamada telomerasa permite a algunas células reconstruir los telómeros, lo que potencialmente permite a las células reponerse indefinidamente. Johnson pretende secuestrar este proceso. Sin embargo, también podría aumentar el riesgo de cáncer, ya que la telomerasa permite que las células tumorales se dividan indefinidamente. Ramakrishnan cree que, si se supera este obstáculo, se podrían abordar aspectos clave del proceso de envejecimiento.
Esto nos lleva a los racionalistas, categoría en la que se incluye Ramakrishnan. Este grupo se centra en la lucha contra las enfermedades como forma de alargar nuestra vida. "Para muchas enfermedades - cardiopatías, cáncer, demencia - el riesgo aumenta con la edad. Así que si el envejecimiento es un factor de riesgo común, quizá deberíamos pensar en qué podemos hacer para atajar el envejecimiento, de modo que podamos vivir más sanos".
Ramakrishnan parece estar en forma y sigue yendo de vacaciones de excursión con su mujer, Vera Rosenberry, ilustradora infantil y escritora de Ohio. Pero admite que "a veces da la sensación de que la vida es como estar limitado a una parte cada vez más pequeña de una casa, ya que las puertas de las habitaciones que nos gustaría explorar se van cerrando poco a poco a medida que envejecemos".
Pero, a decir verdad, Ramakrishnan no está interesado en la inmortalidad. Lo que le mueve es centrarse en los procesos celulares y moleculares que rigen el envejecimiento y la enfermedad, con la esperanza de que más personas puedan disfrutar de buena salud hacia el final de sus vidas. Si la búsqueda de la vida eterna nos lleva a esa meta, que así sea. "El libro se titula Por qué morimos, pero también podría llamarse Cómo vivir", afirma.
A sus 71 años, ¿no le tienta la perspectiva de aprovechar los rápidos avances de la ciencia del envejecimiento para alargar su vida y su carrera? Según él, ya vivimos lo suficiente. El peligro de una longevidad cada vez mayor es la creación de una sociedad estancada, en la que los ancianos se aferren a los recursos económicos y las posiciones de influencia. "Me jubilaré el año que viene. Mi laboratorio sigue publicando en buenas revistas. Pero una persona de 35 años podría crear un campo completamente nuevo. Es una cuestión de justicia generacional. Ya vivimos el doble que nuestros antepasados".
De todos los multimillonarios con complejo de dioses que invierten en longevidad, es Bill Gates, con sus mosquiteras contra la malaria y sus campañas de vacunación, por quien Ramakrishnan siente más respeto. "Se pregunta cómo podemos aumentar la esperanza de vida en los países pobres. Lo irónico es que probablemente él esté haciendo más por aumentar la longevidad humana que cualquiera de estos tipos". Así que en lugar de ocupar un valioso espacio en el laboratorio, Ramakrishnan va a aprender idiomas, leer y pasar tiempo visitando a sus hijos y nietos en Estados Unidos. Espera seguir el ejemplo de su padre, que a sus 98 años sigue viviendo de forma bastante independiente.
Como dice Ramakrishnan: "Mientras esperamos a que la vasta empresa gerontológica resuelva el problema de la muerte, podemos disfrutar de la vida en toda su belleza. Cuando nos llegue la hora, podemos adentrarnos en el ocaso con buen talante, sabiendo que hemos tenido la suerte de participar en ese banquete eterno."
Nobel Prize-winning scientist Venki Ramakrishnan focuses on a problem at the core of every life: why do we age and why do we die. #WIREDHealth. pic.twitter.com/TJ1H6wzAoI
— WIRED (@WIRED) March 19, 2024
‘We could live past 120’: the scientist discovering why we die. Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos. #longevity #longevidad https://t.co/eQgvTwaGK7
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) March 24, 2024