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¡Es el software, estúpido! Primer consejo para comprar automóviles (eléctricos, por favor)

¡Es el software, estúpido! Consejo para comprar automóviles
La primera sugerencia puede sorprender a potenciales compradores de cualquier vehículo: No hace falta, como primer paso, que vayan a un concesionario. Simplemente asómense a las tiendas de APPs en Google Play de Android o en APP Store de Apple para ver la aplicación de el vehículo que puede ser de su interés. Es la mejor referencia de la calidad comparativa de ese modelo y marca. Puede parecer absurdo, pero es un convencimiento largamente gestado y del que anticipamos algo en Mobility Center de Zaragoza hace unos pocos meses. 

En la actualidad, al comparar marcas (o modelos) de vehículos, ha llegado el momento de comenzar por el análisis del software que anima al vehículo. El software es su "pieza" más vital, mucho más determinante que las habituales características de lo relativo al hardware (potencia, recarga, autonomía,...). Esas medidas son variables en función del software que las dinamice.

Esto hace décadas ya sucede en las cámaras, los móviles (la integración del software y el hardware de Apple es proverbial) y en otros productos de la electrónica. Los automóviles son ya parte de este campo. Así les denominan despectivamente "ordenadores con ruedas", sin saber que aciertan. Esas capas de software, de informática, de Inteligencia Artificial, son actualmente lo más determinante de cualquier vehículo moderno.
¡Es el software, estúpido! Consejo para comprar automóviles
El ranking de marcas (incluso su cotización bursátil) se jerarquiza casi linealmente por la importancia que otorgan al software, tanto al de interacción con el usuario, como entre los componentes del vehículo o con las redes externas de recarga. Ya no pesa tanto la tradición o calidad en el hardware del motor, de la carrocería o de la tapicería; hoy día lo esencial es sentir toda la potencialidad de un vehículo en sus constantes actualizaciones, en que esté permanentemente conectado con nosotros, o en formar parte de nuestra identidad no solamente al conducirlo (o ser conducidos), sino en todo momento. 

Tesla es la primera marca que advirtió esta realidad, porque Tesla es una marca de software (con el que obtiene casi un 25% de los beneficios de su ingente mercado). A pesar de haber nacido hace apenas 20 años (en 2003) y de haber comercializado un primer vehículo en 2008, Tesla está diseñando sus automóviles eléctricos con la singularidad de crearlos desde una arquitectura de software innovadora, algo que asegura su éxito por la ventaja competitiva que supone. 

En Tesla están obsesionados con su software y aprovechan estratégicamente el software de código abierto disponible para distinguir la funcionalidad de la empresa. De hecho, cada pocas semanas, Tesla publica actualizaciones que agregan características y capacidades notables. En pocas palabras, la estrategia fundamental y ganadora de Tesla es diferenciar su automóvil a través de un software vanguardista sin parangón
¡Es el software, estúpido! Consejo para comprar automóviles

Otros fabricantes, con siglos de historia predigital aún no lo han entendido, y siguen simplemente sustituyendo motores de combustión interna por motores eléctricos. Cierto que con ello logran arrinconar vehículos sucios, ruidosos, contaminantes y complejos, evitando males irreversibles para la humanidad y el planeta, pero no han entendido nada del proceso. A esos dirigentes habríamos de gritarles todos los usuarios: ¡Es el software, estúpido! 

Esa es la genialidad de Elon Musk, un físico y no un ingeniero de motores, un informático y emprendedor único y un polímata del siglo XXI. Los fabricantes de automóviles tradicionales deben darse cuenta de que su supervivencia a largo plazo requiere comprender que "es el software, estúpido". Los primeros competidores que surgieron frente a Tesla recordaban a engendros históricos como el sonado fracaso del Ford Edsel a finales de los años 50.
¡Es el software, estúpido! Consejo para comprar automóviles
Este post es el primero de una serie que comienza hoy mismo, martes 27-6-2023, dos semanas después del relevo y tras la última videoconferencia ha concluido el traspaso de poderes en AUVE. Con ello se abre una nueva etapa como expresidente de AUVEdonde opinemos con la libertad propia de un usuario de VE con algunos aprendizajes adquiridos. Publicaremos con mayor claridad (y subjetividad, posiblemente), siempre con el objetivo de ayudar a usuarios presentes y futuros de Vehículos Eléctricos.

Es oportuno cuando vivimos una nueva campaña electoral en España el 23J, tras apenas unos pocos meses de la anterior el 28M, y donde todavía se confunde al electorado hablando de todo menos de lo importante. La nostalgia nos conduce -otra vez- a la campaña presidencial estadounidense de 1992, cuando Bill Clinton se concentró en lo esencial -aún más entonces, con una economía norteamericana estancada- y espetó aquel sucinto, "Es la economía, estúpido". El mensaje resonó ante las urnas, y le permitió ganar el primero de sus dos mandatos. 
Otros posts nuestros sobre "¡Es la economía /educación /ciencia, estúpido!"
Actualización: Exactamente 6 meses después. Enrique Dans escribe esto.

¡Es la ciencia, estúpido!

"Es la economía, estúpido" (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos.

Algunos políticos occidentales, de signo autoritario aún en sociedades democráticas, aún parecen creer que la ciencia es opinable. Ante casos como la pandemia del coronavirus, nos parece que la medicina, la estadística, las matemáticas,... se demoran en sus recomendaciones. Pero lo que la comunidad científica va estableciendo debiera imponerse por la ciudadanía educada a sus dirigentes si actúan torpemente. Esas conductas, además de criminales, son ridículas.  

"Regatear en Sanidad pública y en Ciencia e Investigación es un suicidio", nos apunta Iñaki Gabilondo. Otros posts:

¡Es la educación, estúpido! de 2002

Es la corrupción, estúpido [electorado]

En 1992 la famosa frase de Bill Clinton, "Es la economía, estúpido" (It’s the economy, stupid), le hizo ganar las elecciones ante un Bush padre que tenía un nunca superado 90% de popularidad. El lema ideado por James Carville logró un milagro, al enfocar al estúpido desinformado electorado hacia una perspectiva diferente.

Las elecciones se suceden y los debates, incluso en gran medida los que denuncian la corrupción de la política, son superficiales, aunque van apuntando indicios.

El #26J hemos de apelar a la clarividencia de las denuncias de los referentes que aún nos han dejado, desde el Papa Francisco, cuando denuncia el poder de la industria armamentística,... hasta ONGs y sindicatos no contaminados (Save The Children, Oxfam Intermon,...), cuando alertan sobre la concentración del 50% de la riqueza en manos de un 1% de la población, de las puertas giratorias (el vínculo total) de los oligopolios energéticos, bancarios,... que dictan y establecen una injusta economía a su medida.

Post que estuvo en borrador desde el 15-5-2016. 
Recuperado retrospectivamente cuatro años después.

¡Es la economía, estúpido!

El más famoso de los tres lemas con los que Bill Clinton batió en 1992 a George H.W. Bush ha sido profusamente reeditado y reescrito. Muchos pensamos y escribimos que el mensaje clave que los presidentes nunca entienden sería: "Es la educación, estúpido". Pero otros, quizá con razón, opinan que "Todavía es la economía, estúpido" o "Es la guerra (la ocupación de Irak), estúpido", ahora dirigido al hijo George W. Bush. La preocupante situación económica que deja este presidente a sus conciudadanos, entre otros muchos temas de herencia para el futuro, debiera determinar sin apelación posible la derrota del Partido Republicano en las próximas elecciones. Un recorrido sobre la pésima actuación del actual presidente muestra su belicismo, su concepto de seguridad (propia), y su escasa inteligencia. Somos mayoría planetaria quienes creemos que el mundo estará mejor sin George W. Bush en el poder.

Apuntes de economía contemporánea (4/6)

El mayor problema heredado de la historia: La pobreza y la desigualdad de un mundo injusto.

En este Mundo que ha aumentado tanto su renta, que se ha desarrollado como nunca había conocido la Historia, para nuestra vergüenza sigue subsistiendo el problema intolerable de la miseria… que, además, va asociado al de la desigualdad entre personas y entre países. Todavía hoy, la pobreza extrema sigue siendo una acuciante realidad cotidiana para más de 1.000 millones de personas. El hambre y la malnutrición afectan a 800 millones. Más del 25% de los niños menores de 5 años, que viven en países en desarrollo, sufren malnutrición.

Aunque suene sarcástico, la pobreza no sólo es un tremendo problema humano ético y de justicia, sino también una grave ineficiencia económica, una fuente de crecientes conflictos sociales y el caldo de cultivo de la inseguridad planetaria.

Con el inicio del Siglo XXI, la ONU finalmente situó como Primer Objetivo del Milenio el erradicar la pobreza extrema y el hambre. Este hermoso objetivo, firmado por 189 países, se disoció en dos metas muy ilustrativas, a lograr entre 1990 y 2015. META 1: Reducir a la mitad, el porcentaje de personas con ingresos inferiores a 1 dólar al día; y META 2, Reducir a la mitad, el porcentaje de personas que padezcan hambre. En otras palabras, si este ambicioso Objetivo 1 se cumpliera, en el año 2015 todavía más de 500 millones de personas (12 “Españas” o 250 “Euskadis”) vivirían en la miseria y pasarían hambre… Sin superar esta trampa de miseria, se cierra un círculo vicioso: la pobreza creciente origina una tasa de ahorro baja que provoca un crecimiento económico negativo que produce una pobreza creciente.

No es una utopía: Superar el “círculo de la pobreza” es un anhelo alcanzable. Lo demuestra Asia, donde el número de personas pobres se redujo en 250 millones de personas en la década 1991-2000 y hoy se sigue reduciendo. La excelente evolución de Asia, no se observa en otras partes del mundo, singularmente en África Subsahariana. Con todo ello, entre 1990 y 2002 la población que vive en la pobreza ha pasado de un 28% del total mundial al 19%, si bien a velocidad muy variable. El progreso es muy rápido en Asia y Oceanía, mientras el avance es lento en Latinoamérica y el Caribe, y la situación es dramática en África Subsahariana.

El número de personas en situación de pobreza en África va aumentando fatalmente, a pesar de los esfuerzos realizados: Se ha pasado de 227 millones de pobres en 1990, a 271 millones en 1996 y a 367 millones en 2002. Además, los pobres son cada vez más pobres, habiendo descendido el ingreso medio por día en el África Subsahariana de 0,62$/día en 1990 a 0,60$/día en 2001. El futuro de esta región es desesperado, pues el crecimiento económico es muy bajo entre una población creciente que pasará de 923 millones de habitantes en 2006 a 1.937 millones en 2050.

Cuatro son las causas interdependientes de la pobreza: El mal gobierno (corrupción, denegación de los derechos humanos,…), el abandono de determinados sectores productivos en algunos países (la población agrícola en China), la existencia de focos de mayor pobreza (desigualdades internas) y la misma “trampa de la pobreza”, con una economía demasiado pobre para invertir en futuro.

¿Qué se puede hacer? Existen soluciones, como cumplir escrupulosamente los programas de ayuda al desarrollo, eliminar los subsidios agrícolas de los países más ricos y aumentar la inversión directa en los países más pobres (lo que regularía la emigración). Existen casos que ejemplifican buenos resultados, como China, Chile,… o en otra escala la misma España o Euskadi.

El esfuerzo económico para ayudar a los países en situación crítica debiera aumentar considerablemente. Reciente, un ministro de Exteriores cuantificó que “Europa debería aportar 50.000 millones de euros al desarrollo económico de Africa”. La asistencia oficial al desarrollo (AOD) ha de crecer sensiblemente, estando en 2006 en sólo el 0.44% PIB de los países ricos.

Hoy, sólo 5 países cumplen el objetivo del 0.7% del PIB en AOD (Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos y Suecia), aunque otros se comprometieron a cumplirlo. La AOD dedicada a cumplir los objetivos de Desarrollo del Milenio debiera pasar de 65.000 millones $ (2002) a 195.000 millones $ en 2015 (0.54% del PIB de países ricos). El 0.7% del PIB de países ricos en AOD en el 2015 representaría una ayuda de 252.000 millones de dólares.

Debemos lograr la erradicación de la pobreza,… por muchas razones: justicia, solidaridad, estabilidad, seguridad, crecimiento,… Se podría recordar aquello de es ¡la economía, estúpido!, porque esta misión “no sólo de caridad”, significaría bienestar y crecimiento económico mundial, que por supuesto beneficiará a los países pobres… y también a los ricos. Ésta no es sólo tarea de la ONU, de los Gobiernos, de los ricos (Bill Gates), o de los cantantes (Bono), sino también nuestra obligación ética y solidaria. Mientras tanto, será inevitable el fenómeno mundial de la emigración[1]. [1] Continuará… Posted by Picasa

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/economia4.doc

¡Es la educación, estúpido!

Remedo de aquella célebre expresión aplicada a la economía de la victoriosa campaña electoral que llevó en 1992 a Bill Clinton a la presidencia norteamericana.

A mí, como educador, cuando leo las noticias de actualidad me asalta continuamente ese pensamiento: '¡Es la Educación, estúpido!' (¡Elee!).

Por ejemplo, cuando leo titulares de la prensa de ayer mismo:

- Aznar promete 'barrer las calles, con la ley en la mano, de los pequeños delincuentes'; hay lista de espera para entrar en ETA;

- el 48% de los jóvenes bebe en exceso el fin de semana;

- dos adolescentes de EE UU culpables de asesinar a su padre;

- los antidepresivos figuran ya entre los medicamentos más consumidos;

- una de cada cinco mujeres de la Unión Europea ha sufrido la violencia doméstica;

- El Inter tasó a Ronaldo en 98 millones de dólares. ¡Elee!

Para qué seguir. Recuerden la frase cuando lean el periódico. Finalizo con otro lema educativo: 'Si crees que la formación es cara, prueba con la ignorancia'.

Versión original de Julio de 2002 en: http://mikel.agirregabiria.net/2002/elpais8.htm