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Releyendo Siddhartha, la novela alegórica de Hermann Hesse

Hay etapas de la vida en las que solamente cabe refugiarse en la introspección (posts). Entonces es el momento preciso de releer obras como Siddhartha. Es una novela alegórica escrita por Hermann Hesse en 1922 tras la primera guerra mundial. Ya no lo encontré el viejo libro de papel amarillento tantas veces subrayado, sino en PDF fácilmente en Internet.

Relata la vida de un hombre hindú llamado Siddhartha. La obra ha sido considerada por el autor como un «poema hindú» y también, como la expresión esencial de su forma de vida. Muy leída en Oriente como tal, y menos en el mundo occidental. 

La novela presenta un registro muy original en el que se unifican elementos líricos y épicos, incluyendo narración y meditación, elevación de la más alta espiritualidad, y, al mismo tiempo, descarnada sensualidad. El éxito manifiesto del libro llegó luego de una veintena de años de su publicación y pisando los ecos resonantes del Premio Nobel conferido a Hesse en 1946. 

Fueron sobre todo los jóvenes, los que hicieron de la figura de Siddhartha un compendio de las inquietudes de los adolescentes, del ansia del encuentro con lo esencial de sí mismo, del orgullo del individuo enfrentado al mundo y a la historia. 

Algunas de sus mejores citas: 
  • Escribir es bueno, pensar es mejor. La inteligencia es buena, la paciencia es mejor.
  • Las palabras no sirven para explicar un sentido secreto. 
  • El mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. 
  • Fuera del nirvana no existe nada más: únicamente palpita el vocablo nirvana. 
  • Nirvana no es tan sólo un término. Nirvana es un pensamiento. 
  • ¿No había acaso muerto de verdad, desapareciendo para renacer bajo una forma nueva? 
  • Quiero aprender de mí mismo, deseo ser mi discípulo, conocerme. 
  • Había vivido la vida del mundo y de los placeres, pero sin formar parte de esa existencia. 
  • Respiró profundamente y, por un momento, al sentir frío, se estremeció. Nadie estaba tan solo como él. 
  • Es un breve escaparse del dolor de ser yo, una breve narcosis contra el dolor y lo absurdo de la vida. 
  • ¡No tengo derecho a juzgar la vida de otro! Tan sólo para mí, únicamente para mí he de juzgar, elegir, rechazar. 
  • Encontramos consuelo, alcanzamos la narcosis, aprendemos artes para engañarnos. Pero lo esencial, el camino de los caminos, ese no lo hallaremos. 
  • Bello y gozoso era el caminar por este mundo, de manera tan infantil, tan despierta, tan abierta a lo cercano, tan confiada. 
  • Olía todo a hipocresía, todo aparentaba tener sentido y felicidad y belleza, mas, sin embargo, todo era ignorancia y putrefacción. 
  • Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia
  • El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar. 
  • Le habían capturado el mundo, el placer, las exigencias, la pereza y, por último, también, aquel vicio que por ser el más insensato, siempre había despreciado más: la codicia.
  • Es lo que los necios llaman magia y creen que es obra de demonios. Nada es obra de los malos espíritus, estos no existen. Cualquiera puede ejercer la magia si sabe pensar, esperar, ayunar.
  • Caminaba el buda con una sonrisa escondida, sosegada, tranquila, parecida a la de un niño sano; llevaba el hábito y hacía sus pasos igual que todos los monjes, según unas reglas exactas. 
  • Tantas personas, tantos miles de personas poseen la más dulce felicidad. ¿Y por qué yo no? Incluso son personas malas, bandidos y ladrones, y tienen hijos y los aman, y son amados por ellos. Únicamente yo no lo tengo.
  • Durante muchos años creyó solamente en el río, y en nada más. Había observado que la voz del río le hablaba; de ella aprendió, la voz lo fue educando e instruyendo, el río era su Dios. 
  • Puedo amar a una piedra, a un árbol o a su corteza. Son objetos que pueden amarse. Pero no a las palabras. Por ello, las doctrinas no me sirven, no tienen dureza, ni blandura, no poseen colores, ni cantos, ni olor, ni sabor, no encierran más que palabras. 
  • El mundo no es imperfecto ni se encuentra en vías de un lento perfeccionamiento. No, es ya perfecto en cada instante: cada pecado lleva en sí la gracia, en cada niño alienta ya el anciano, todo recién nacido contiene en sí la muerte, todo moribundo, la vida eterna 
  • La mayoría de los seres humanos, son como las hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan al suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas: siguen un camino fijo, ningún viento les alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta. 
  • (...) Enseñó la doctrina del sufrimiento; Habló sobre el origen del dolor y sobre el camino para reducir ese dolor. Su oración era sencilla y serena. La vida era dolor, el mundo estaba lleno de sufrimiento, pero se había hallado la liberación del dolor: tal liberación estaba en manos del que seguía el camino del buda. 
  • Esto es lo que pensé y saqué en claro al escuchar tu doctrina. Y es al mismo tiempo la razón por la que seguiré mis peregrinaciones...; no para buscar otra doctrina que sea mejor, pues sé que no existe, sino para irme alejando de todas las doctrinas y de todos los maestros, y alcanzar yo solo mi objetivo o perecer. 
  • No obstante, el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. Jamás un hombre o un hecho es del todo samsara o del todo nirvana, nunca un ser es completamente santo o pecador. Nos parece que es así porque nos hacemos la ilusión de que el tiempo es algo real. Y el tiempo no es real.

"Más allá del éxito y el fracaso", presentación del libro


Se presenta un libro singular, "Más allá del éxito y el fracaso", escrito por Joan Rosás Xicota, miembro del Club de Roma Internacional. Recoge las reflexiones de personas muy relevantes, con experiencias de vida diferentes y fuera de lo común. Ellas han expresado en conversaciones con el autor sus reflexiones sobre el éxito y el fracaso en las distintas facetas de la vida (profesional, personal, familias, espiritual, social, etc.). Y en esa introspección con cada una de estas personas es donde surgen consideraciones sobre lo que de verdad es importante en la vida de cada uno, la distinción entre éxito y fracaso, la relación entre éxito y felicidad o fracaso o infelicidad, las relaciones familiares, nuestros retos personales, y los de la sociedad. Estas valoraciones personales también desvelan algunas de las claves que han permitido que estas personas hayan alcanzado el éxito en distintos ámbitos de sus vidas, o hayan convertido fracasos suyos en nuevas oportunidades.

El resultado es un libro especial. Dennis Meadows, científico mundialmente reconocido, coautor de “Los límites al crecimiento” nos da una lección práctica de cómo las acciones hablan más que las palabras; Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la UNESCO, nos explica que el éxito es no abandonar nunca e intentarlo siempre; Shlomo Ben Ami, exembajador de Israel en España que fue luego ministro de Seguridad Interior y de Relaciones Exteriores de Israel, explica lo muy cerca que estuvo de conseguir la paz entre palestinos e israelitas en Camp David; o Angel Villán, escalador, guía de montaña y bombero de profesión, explica cómo el respeto a la naturaleza y el amor hacia las personas son la clave para forjar un mundo nuevo sostenible y más justo para todos.

Interesantes todas las ponencias, pero destaca por ser casi pura poLírica la exposición (desde el minuto 38º) de Shlomo Ben Ami sobre la traición visionaria al propio electorado del liderazgo genuino porque ve el futuro mejor que sus votantes y es valiente en sus decisiones aunque acabe pagándolo en las urnas,... Buenos y grandes casos a modo de pruebas, como las derrotas tras sus éxitos de Winston Churchill, Charles De Gaulle, Anwar Al SadatIsaac RabinJuan Manuel Santos,... Y ese delicado equilibrio entre la justicia transicional y la paz,...

Y el libro también incorpora el testimonio de otras personas, conocidas o no, dando una imagen esperanzadora del ser humano, a pesar de los colosales retos que afronta la humanidad.

El caballero de la armadura oxidada: Una fábula transformadora


Con ocasión de un regalo especial a una sobrina, mi hermano Javier nos recordó esta obra: El caballero de la armadura oxidada (en inglés, The Knight in Rusty Armor). Se trata de una novela publicada en 1987 del escritor y guionista estadounidense Robert Fisher. Es una fábula sobre crecimiento personal, autoconocimiento y el poder de la autenticidad. 

La historia sigue a un caballero que, orgulloso de su armadura, queda atrapado dentro de ella, perdiendo el contacto con sus seres queridos y con su propia identidad. En su viaje para liberarse, el caballero recorre caminos simbólicos como el Castillo del Silencio, el Castillo del Conocimiento y el Castillo de la Voluntad y la Osadía, donde enfrenta pruebas que lo llevan a reflexionar sobre el amor, el ego, y sus propios miedos.

A través de esta búsqueda, el caballero aprende a desprenderse de sus capas de orgullo y descubre la importancia de ser auténtico y vulnerable. El libro usa un lenguaje simple y alegórico para transmitir lecciones sobre el verdadero valor de la humildad, el amor propio, y el autodescubrimiento, lo que lo ha convertido en una obra inspiradora para muchos lectores en su propio viaje de autocomprensión.

Algunas de las frases más destacadas incluyen lecciones sobre la importancia de desprenderse de máscaras y protecciones emocionales para conectarse con uno mismo y con los demás. También destacan el valor de la introspección, la aceptación de la vulnerabilidad y la valentía necesaria para enfrentar los propios miedos y debilidades.

Anima a los lectores a reflexionar sobre la verdadera felicidad, que solo puede encontrarse al despojarse de las “armaduras” que impiden la conexión con las propias emociones y con el entorno. La obra sugiere aceptar el cambio y a emprender un viaje de crecimiento interno, recordando que, al dejar atrás el orgullo y las apariencias, uno puede alcanzar la paz y la autenticidad.

Robert Fisher fue un guionista, dramaturgo y autor estadounidense, principalmente conocido por su obra de autoayuda y crecimiento personal. Fisher tuvo una prolífica carrera en la industria del entretenimiento, trabajando durante más de 25 años en Hollywood. Colaboró en guiones para programas de televisión populares en los años 50 y 60, incluyendo comedias como I Love Lucy, The Dean Martin Show y The George Gobel Show, entre otras. Fue galardonado por su habilidad para crear guiones de comedia ingeniosos y perspicaces. A lo largo de su carrera, Fisher se dedicó también a escribir cuentos que exploran temas de crecimiento personal y espiritualidad, siendo El caballero de la armadura oxidada su obra más conocida y traducida a numerosos idiomas. 

Encíclica del Papa Francisco "Fratelli tutti"

La religión ha triunfado, todas las religiones han sido exitosas cuando reconocen su dimensión social  y se reencuentran junto con otras revoluciones (como la francesa que apuesta por la fraternidad), porque conjuntamente han extendido una imparable cultura mundial de HUMANISMO

Os animamos a ojear la tercera encíclica “Fratelli tutti”, o “Todos hermanos” del Papa Francisco.  Fue firmada el 3 de octubre de 2020, en la víspera de la memoria de San Francisco de Asís, en la ciudad de Asís, Italia. En ella se recopilan y sistematizan las grandes propuestas de los discursos sociales de su pontificado en Roma y en sus viajes. Carta Encíclica sobre la fraternidad y la amistad social. Así comienza:

1. «Fratelli tutti», escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él». Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite. 

Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la segunda encíclica Laudato si', vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social. Porque san Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos.
Encíclica del Papa Francisco "Fratelli tutti"
Hay un episodio de su vida que nos muestra su corazón sin confines, capaz de ir más allá de las distancias de procedencia, nacionalidad, color o religión. Es su histórica visita al Sultán Malik-el-Kamil, en Egipto, que significó para él un gran esfuerzo debido a su pobreza, a los pocos recursos que tenía, a la distancia y a las diferencias de idioma, cultura y religión. Este viaje, en aquel momento histórico marcado por las cruzadas, mostraba aún más la grandeza del amor tan amplio que quería vivir, deseoso de abrazar a todos. 

La fidelidad a su Señor era proporcional a su amor a los hermanos y a las hermanas. Sin desconocer las dificultades y peligros, san Francisco de Asís fue al encuentro del Sultán  (quien afirmó que si todos los cristianos fueran como Francisco, sería muy fácil ser cristiano) con la misma actitud que pedía a sus discípulos: que sin negar su identidad, cuando fueran «entre sarracenos y otros infieles […] no promuevan disputas ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios». En aquel contexto era un pedido extraordinario. Nos impresiona que ochocientos años atrás Francisco invitara a evitar toda forma de agresión o contienda y también a vivir un humilde y fraterno “sometimiento”, incluso ante quienes no compartían su fe...

El Papa Francisco reflexiona sobre la parábola del buen samaritano; esta reflexión es el núcleo teológico de la encíclica. El Papa Francisco dice que esta parábola es un llamado "siempre nuevo" de Jesús que "nos invita a que resurja nuestra vocación de ciudadanos del propio país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social". Invita al lector a una introspección de su lucha interior entre la propia seguridad y los sacrificios personales requeridos por la caridad. La parábola "Nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor". El Papa Francisco agrega que "Todos tenemos responsabilidad sobre el herido" y que "No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones."

El Papa Francisco también critica a aquellos que creen que adorar a Dios es suficiente y no son fieles a lo que su fe les exige. Además, Francisco señala a aquellos que "usan y engañan a la sociedad" y a quienes "viven de ese sistema y de sus recursos". También enfatiza la importancia de reconocer a Jesucristo en los abandonados o excluidos y agrega: "A veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia".

La encíclica “Fratelli tutti” en capítulos.
Un análisis de Rafael Aguirre en El Correo.
Hashtags: #FratelliTutti #EndPoverty #PapaFrancisco
Otros posts sobre la(s) religión(es).

MicroRelatos en BBK Bizkaia Network

MicroRelatos en BBK Bizkaia Network
Nos proponen desde BBK Bizkaia Network en este enlace, un concurso-pasatiempo de creatividad en tiempos de coronavirus: MicroRelatos o Microcuentos. Comenzó ayer, 31 de marzo de 2020 a las 12:00. A esa hora nos ofrecen un inicio del mirorrelato, que en la primera ocasión fue "Cuando el día llegue (...)".

Tenemos intención de participar diariamente y os invitamos a sumaros al colectivo de 34 personas en la actualidad. Es un arte difícil el de los microcuentos (ver en estos posts anteriores), pero ello es un estímulo más. Iremos recogiendo en este post tanto nuestras modestas contribuciones como los microrrelatos premiados cada jornada.

Ayer nos atrevimos a lanzar dos propuestas, la primera a vuelapluma y la segunda más condensada: 
  • "Cuando el día llegue, habremos renacido desde la introspección individual y colectiva. Todo habrá mutado en nuestro punto azul pálido que deambula por la penumbra sideral. Nos sentiremos juntos, serenos, capaces,…Con ansias de vivir”.
  • "Cuando el día llegue, el monstruo todavía estará allí. Pero no podrá con una humanidad, que se ha reconocido tan vulnerable como valiente”.
El ganador ha sido Jokin Cearra, a quien felicitamos, con esta narración: "Cuando el día llegue se acabará la noche, la noche tiene infinitos matices, puede ser reparadora, inquieta, divertida, peligrosa y muchas veces engañosa..."

Como siempre el Aplauso Sanitario de anoche, que fue el 18º.

HORITZÓ 2020, innovación educativa de Jesuïtes Educació

En unos días coincidiremos con Josep Menéndez Cabrera (Director Adjunto del Projecte Horitzò 2020,  en Palma de Mallorca con ocasión de la XI Jornada FADESIB, de Direcciones de Centros de Educación Pública de todo el Estado. A finales de 2013 visitamos con Pepe Menéndez el Centre d'Estudis Joan XXIII (Hospitalet), uno de los ocho centros de Jesuitas de Catalunya han elaborado y puesto en marcha una profunda innovación educativa que designan como "HORITZÓ 2020, Horizonte 2020".

Los colegios de Jesuitas de Catalunya, con más de 13.000 alumnos, han comenzado a implantar un nuevo modelo de enseñanza que ha eliminado asignaturas, exámenes y horarios y ha transformado las aulas en espacios de trabajo donde los niños adquieren los conocimientos haciendo proyectos conjuntos. Han desaparecido las clases magistrales, los pupitres, los deberes y las aulas tradicionales, en un proyecto que ha comenzado en 5º de primaria y 1ºo de ESO en tres de sus escuelas y que se irá ampliando al resto.

Han derribado las paredes de sus aulas y las han transformado en grandes espacios para trabajar en equipo, unas ágoras en las que hay sofás, gradas, mucha luz, colores, mesas dispuestas para trabajar en grupo y acceso a las nuevas tecnologías. Han juntado las dos clases de 30 alumnos en una sola de 60, pero, en vez de un profesor por cada 30, tienen tres profesores para 60. Los tres profesores acompañan todo el día a los alumnos y tutorizan los proyectos en los que trabajan, a través de los cuales adquieren las competencias básicas marcadas en el currículo.

El alumnado comienza la jornada con 20 minutos de introspección y reflexión para plantearse los retos de la jornada y finaliza con otros 20 minutos de discusión sobre si han conseguido los objetivos. Las asignaturas han sido sustituidas por proyectos. Los proyectos, en los que también se implican padres y madres, se realizan un 33 % en catalán, un 33 % en castellano y un 33 % en inglés. Sí ponen notas Aunque no hay asignaturas, para cumplir con lo establecido legalmente también ponen notas, pero puntúan primero las competencias de cada alumno y luego, mediante un algoritmo, las transforman en notas por materias para que consten en el expediente.

Algunas de las citas o indicaciones, que no excusan de leer el dossier documentado,  de los promotores y coordinadores de HORITZÓ 2020, Horizonte 2020":
  • "No hay asignaturas, ni horarios, al patio se sale cuando los alumnos deciden que están cansados",...
  • "En la escuela es donde más se habla de trabajo en equipo y donde menos se practica", ...
  • "Educar no es sólo transmitir conocimientos",...
  • "Hemos transformado la educación para que el alumno sea el protagonista, para que haya verdadero trabajo en equipo y los estudiantes descubran cuál es su proyecto vital, qué quieren hacer en la vida y enseñarles a reflexionar, porque van a vivir en una época que les va a desconcertar",...  
  • "Por ejemplo, si hacemos un proyecto sobre el imperio romano, pues aprendemos arte, historia, latín, religión y geografía", ...
  • "Aprenden mucho mejor si ven que lo que aprenden tiene una aplicación práctica",...
  • "Alumnos que antes se inventaban que tenían fiebre para no acudir a clase y ahora quieren venir aunque tengan fiebre",.... 
  • "En vez de mirar el BOE o el DOGC, miramos la cara de los niños y les ayudamos a desarrollar su proyecto vital, a descubrir sus talentos, a encontrar sentido a lo que hacen, a lo que quieren conseguir, a saber interpretar, a reflexionar, a cuestionar",... 
  • Junto con la familia e Internet, intentamos construir personas".
Todo en la web oficial: HORITZÓ 2020.

Escribir es…

Descubramos el significado de la escritura

Escribir es mostrar la huella digital del alma, desnudarse y nadar, volar y sentirse libre: una sensación gratificante del espíritu, que conlleva expresar lo que presentimos, gozoso o amargo, cotidiano o trascendente, para compartir un mensaje con nuestros semejantes. Escribir es una vocación, a veces tardía, que se descubre cuando el trastero de la memoria está repleto, y antes de la llegada de la “parca” se quiere mostrar la colección de recuerdos y visiones para reciclarlos y convertirlos en algo parecido al arte. Escritor es quien que necesita escribir, no alguien que sepa escribir. Escribir es una incurable comezón que se apodera de quien ha vivido o leído demasiado, y que un día intenta escribir. Cada texto será un sentido fracaso, pero al tiempo estímulo la siguiente redacción.

Escribir es un acto de amor, preparado desde la intimidad de la introspección y la soledad, quizá desde el exhibicionismo, pero destinado a los demás, a quienes sentimos cerca y a todavía quienes no conocemos. Escribir es hablar con quienes no podemos conversar de otra forma, es darse un baño de humanidad con sus miserias y esplendores. Escribir es un drenaje terapéutico que otorga voz a nuestra mudez, una catarsis que limpia nuestras penas mediante la comunicación. Escribir es espiar en nosotros mismos, a veces sin querer admitir los misterios que descubrimos dentro. Pretendemos escribir nuestra mentira, pero transcribimos nuestra verdad. Escribir es abrir el grifo del corazón y verter el exiguo botín de nuestra vida, una pobre historia de amores y odios, pero con grandes personajes a nuestro alrededor.

Escribir es recordar, con memoria anticipada fruto de un malestar entreverado de nostalgia, pero no sólo añoranza del pasado o del tiempo huido que quisimos haber admirado, sino también del futuro, de esos mañanas que presentimos y en los que quisiéramos estar. Escribir es ser conservador de las reminiscencias y, al tiempo, contestatario de la realidad sobrevivida, sirviendo las palabras de armas para denunciar las desdichas y los caprichos de una sociedad siempre imperfecta. Escribir es condenarse, como adelantó Richelieu: “Dadme seis líneas manuscritas por el hombre más honrado, y hallaré en ellas motivos para hacerle ahorcar”. Escribir es consumirse vivo para que de las cenizas surja la purificación y renovación del espíritu que construye utópicas entelequias. Escribir es dar testimonio de un tiempo determinado, de una sociedad concreta, y todo ello desde el sub-, el in- y el consciente de un simple ser humano que actúa de mensajero para exteriorizar los secretos de una época.

Escribir es una adicción, que cuando se adquiere impele a investigar dentro de nosotros, para desvelar nuestra más profunda identidad. Escribir es navegar ligero, planear al son del viento, abrazar el tiempo, detenerlo en la eternidad de unas tenues páginas. Escribir es ralentizar el tiempo, como viajar según apuntó Graham Greene. Pero, escribir también es un hueso duro de roer, una lucha agónica para analizarnos y discutir con nosotros mismos, para sorprendernos con los espectros aparecidos de nuestra mente, para asombrarnos de nuestra propia creación surgida al declararnos a ignotos lectores. Goethe sentenció ¡Escribir es un ocio muy trabajoso! y Rilke aconsejó, “Si crees que eres capaz de vivir sin escribir, no escribas”.

Escribir es una evasión mental, una escapatoria intelectual, que nos libera de la cárcel de la existencia y nos conduce al nirvana de las musas. Escribir es abrir una ventana al aire de un nuevo y extraño día, incluso cuando no sabes qué contar o qué explicar… porque ves la vida un poco vacía, como una historia garabateada por un demente, sin un final claro. Escribir es alcanzar esa clave de fuga que nos conduce a un territorio desconocido… en el interior de nosotros mismos. Escribir es trasladarnos al paraíso de las ideas, y atraparlas con la red cazamariposas de la tinta. El teclado es el piano donde susurramos sin ser interrumpidos; la pluma de escribir es la cruz donde nos entregamos.

Escribir nos hace más humanos. Escribir es respirar y vivir. Escribir es pintar sentimientos como mejor modo de felicidad. Escribir es pedir ayuda a las palabras, que orbitan a nuestro alrededor y juntos comenzar a crear algo. Cuando sucede que la inspiración se suma, sentimos que el trabajo es bello y somos felices. Escribir es fecundar el mundo y dejar preñada nuestra muerte.

Odias y amas

El desarrollo de la inteligencia emocional era una de las áreas básicas de aquel innovador proyecto educativo que significó el Centro KIDEAK. Una prometedora metodología para su aprendizaje fue la redacción por parte del alumnado de sus preferencias y animadversiones, a fin de conocerse mejor a sí mismos y a sus compañeros. Se les pedía una rápida introspección escrita en apenas cinco minutos, sin pensárselo demasiado, de aquello que más odiaban, más les displacía, más les gustaba, más amaban y más les encantaba. En ese orden, desde el odio al amor. He aquí, tres resúmenes verídicos de tres alumnas.

Soy Y. (14 años). ODIO PROFUNDAMENTE... que el profesor de euskera nos mire a las tres que estamos en la esquina como si quisiera que le diéramos el visto bueno a lo que ha dicho; las comparaciones entre las personas; las mentiras; que la gente sea impaciente; hacer daño; la deslealtad; la política; la espera; las discusiones por tonterías; las injusticias; la alergia; que la gente crea que no es capaz de hacer algo; el ir andando con alguien que lleva el paraguas en el brazo que te va dando en la pierna; las generalizaciones. Odiaría ser minero; la humedad; renunciar a algo antes de intentarlo; los contestadores; el sonido del teléfono.

AMO APASIONADAMENTE... que la gente escuche y sea leal; conseguir los objetivos; las cristaleras; la luz; los colores; comparar los jardines; viajar; aprender; los niños; la naturaleza; el silencio; las fresas; el atardecer; el olor a mar; los olores agradables, como el del pan; levantarme por la mañana con el canto de los pájaros; oír ruidos; asomarme por el balcón; la noche; la luz de la luna; mirar el cielo oscuro en las noches calurosas de verano; advertir las formas de las nubes blancas con el azul celeste de fondo; recordar momentos agradables; imaginar; el ambiente por las mañanas primaverales; el silencio del autobús de la mañana cuando todos van dormidos; observar a un niño mientras duerme; mirar por la ventanilla de un avión; que todo salga como se había esperado; la sonrisa; la amabilidad; el compañerismo; la alegría; el no sentirte solo; sacar fotos; recordar viajes o lugares visitados mediante las fotos; escuchar música significativa; ver a la gente contenta; ver a extranjeros o gente de otros sitios visitando el lugar donde vives; la curiosidad; las buenas sorpresas; comprar regalos,…

Soy I. (16 años). LO QUE MÁS ODIO: Odio profundamente sentirme impotente; que los profesores de este año exijan muy por encima de lo que explican; que la gente pida a otros lo que no está dispuesta a cumplir; madrugar; el no poder confiar en alguien; la hipocresía; la sobrevaloración de las matemáticas; a las señoras que van de cuatro en cuatro por la acera y jamás se apartan para que; los actores/actrices y cantantes que basan toda su fama y fortuna en su físico. No me gustaría ser forense, enterrador, empleado de funeraria, carnicero, pescador, juez... No me gusta hablar por teléfono.

LO QUE MÁS ME GUSTA: El olor del mar; pasear por la orilla del mar; ver un puesto de frutas; los amigos; la coherencia; la seguridad en una misma; el ser consecuente con las ideas; los crepes de mantequilla y azúcar; ver muchos chupa-chups juntos; la niebla que se levanta entre las montañas; las casas con mucha luz; vivir en un ático; la diversidad de personas en el metro; preguntarme qué hacen y de dónde vienen las personas con las que me cruzo; ver reír a un bebé; el David de Miguel Ángel; las mujeres embarazadas; los padres con niños en la bici; los libros antiguos; la pasta italiana. Me gustaría conducir sin rumbo, recorrer Europa en coche con amigos. Me gusta leer; oler algo y recordar un lugar en el que has estado. Recibir cartas. La lluvia. El sol. El anochecer. El silencio. Tumbarme en la hierba. Los ríos. La luna. El cielo. La filosofía. Sorprenderme. El cine. Groucho Marx. Ver que todo encaja, que todo tiene sentido. Mirar por las ventanas. Volar. Llegar a otro país. Imaginar. Encontrarme con alguien que hacía mucho que no veía. Discutir ideas. Poder ayudar a alguien.

Soy L. (16 años). ODIO ponerme roja; las mentiras y los incumplimientos; las prisas; el insomnio; la soberbia y la hipocresía; las generalizaciones. Odiaría ser cobrador de autopista, veterinario, enterrador o marinero. Odio que me chillen al oído; los prejuicios y la incoherencia; dejar mensajes en el contestador; los espacios pequeños; el alboroto; estar quieta.

ADORO la lealtad, el dulce, el amanecer y el crepúsculo, el mar, la luna, el sol, las olas, el cielo; viajar, las ventanas grandes. Me gustaría vivir frente al mar y poder tener las cortinas descorridas. Me gusta observar a la gente, hablar, mirar a los ojos de un bebé, ver a los niños sentados en los carros de la compra. Quiero conducir ya. Me gusta relajarme y pensar. Reconocer olores. Recibir cartas. Me gusta la niebla, acompasarme a la respiración de quien está dormido; andar; el agua. Adoro las estrellas. Me gusta aprender cosas útiles y ayudar a los demás. Me gusta mirar por la ventana del coche y ver las hileras de los huertos (encaja, no encaja...). Me gusta soñar despierta. Me encanta hablar en otros idiomas y conocer gente distinta; encontrar la relación entre los fenómenos, las personas, las cosas,…

¿Por qué no escribimos también nosotros estas sensaciones? Empecemos por aquellas cosas que nos desagradan, para ir dando paso a todo aquello que nos hace felices. Después podremos tirar a la basura los odios, y dedicarnos toda la vida a aquellas tareas que nos placen y que, seguramente, son también las que hacen dichosos a quienes conviven con nosotros.

Santa Semana

De la tradicional Semana Santa se ha pasado a la actual Santa Semana, con grandes diferencias en el proceder social y personal.

Hace apenas una generación, estas fechas representaban una época hogareña, de recogimiento familiar, de baja actividad y, para los creyentes, de oración. Ahora se ha transformado simplemente en un fugaz trajín vacacional allí nos concentremos todos los urbanitas, en un lapso delimitado por la “operación salida” y por la “operación retorno”. Las modernas procesiones consisten en visitar lejanos rincones cuyos lugareños buscan las mismas respuestas viajando hacia nuestro país.

Todo ello quizá sea el signo de que cuanto más rasante es el vuelo contemporáneo del espíritu, tantos más kilómetros recorremos, buscando lo que seguramente hallaríamos en un viaje interior con quietud y orientación. Así podríamos superar la melancolía de un omnipresente hedonismo efímero que insinúa su falsedad tras la experiencia de su vertiginosa evaporación.

Vivimos tiempos de falsa exploración, de desmedida decoración, coloración, edulcoración, pignoración y minoración. Demasiada oratoria y poca oración. Necesitamos más valoración ética, elaboración mental, colaboración social, incorporación de lo trascendente, quizá genuina adoración. De esa exaltación definida como una admiración trascendental demostrada con vocación.

Consideremos la reincorporación de la oración, que soslayando su matiz religioso reúne reflexión y proyecto de vida. La oración (o meditación) debiera ser la llave del día y el cerrojo de la noche. La mejor oración (o cavilación), al comenzar la jornada, es desear no malgastar el tiempo. Quien se levanta de la oración (o introspección) con mejor disposición, ya ha logrado respuesta a su demanda.

En Semana Santa, probemos a recuperar esa respiración del alma. No importa la fórmula de la oración (o introversión): basta reconocer nuestra humana condición y postrarnos ante Dios
Versión .DOC para imprimir (Naturaleza, Providencia o lo que nos es Superior). Quizá así vislumbremos por qué estamos aquí…

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/ss.htm

Jardín sin fin

También la bienaventuranza requiere límites para apreciarla.

Dicen que hay una especie de melancolía que acompaña siempre al entusiasmo. Si reservamos el frenesí de la energía a los días laborables, nos queda el cultivo de la languidez, quizá para un solo día. El domingo de trascendente apatía, tras un sábado comodín de baladí alegría.

No sé para ti, pero a mí me hace tilín pasar del adoquín ruin al festín de un jardín de verdín, violín y jazmín. Del trajín cantarín a un confín de Hamelín, sin flautín ni figurín. Fin del maletín de postín y del peluquín de arlequín malandrín y parlanchín. Fin de desgastar calcetín y mocasín. Toda la semana de andarín bailarín, de alevín danzarín en zeppelín, en bergantín o en patín, como el tontín de Tintín.

¿Motín o botín? Mejor un botiquín, un trampolín a un difícil jardín. Por el amor de una rosa, todo jardinero es servidor de espinas mil. Imagínate en un jardín de Lenôtre, como el de Verlaine, a un tiempo correcto, ridículo y encantador (correct, ridicule et charmant). Percibe, como Antonio Machado, “… algo que es barro en nuestra carne siente / la humedad del jardín como un halago”.

Entonces, lo entendemos. La muerte sólo es una puerta herrumbrosa colocada al final de una ajada tapia, para dar paso al cielo, que debe ser el jardín del Edén. Ya Shakespeare señaló que “no hay nobleza más antigua que la del jardinero y la del sepulturero; son ellos quienes mantienen viva la profesión de Adán”.

Hoy calma, introspección, quizá una pausa. Mañana lunes, de nuevo la dicha de educar, de construir, de crecer y de vivir. La tristeza es un muro entre dos jardines de palabras. Valga un paréntesis de nostalgia y añoranza, entre las alegrías del ayer y los gozos del mañana.

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