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China lidera 66 de las 74 Tecnologías Críticas en 2025

En Europa hemos perdido la carrera tecnológica (y ni siquiera nos dimos cuenta). El Rastreador de Tecnología Crítica 2025 del Australian Strategic Policy Institute (ASPI) confirma un cambio profundo en el equilibrio global del conocimiento científico y tecnológico. Según este informe, China lidera actualmente 66 de las 74 tecnologías críticas analizadas, una cifra que equivale a casi el 90% del total y que marca una ruptura histórica con el dominio occidental de las últimas décadas.

El rastreador de ASPI no mide capacidad militar ni industrial directa, sino liderazgo en investigación avanzada, utilizando indicadores bibliométricos como el volumen de publicaciones de alto impacto y el número de citas académicas. Aun así, el informe es ampliamente considerado un indicador adelantado del poder tecnológico futuro, ya que la investigación de frontera suele preceder al control industrial, comercial y normativo.

Qué es el Rastreador de Tecnología Crítica de ASPI. El Critical Technology Tracker es un proyecto longitudinal que analiza más de dos décadas de producción científica global. En su edición de 2025, ASPI amplía su alcance hasta 74 tecnologías consideradas estratégicas para la seguridad nacional, la competitividad económica y la soberanía tecnológica.

Entre las nuevas áreas incorporadas destacan: Inteligencia artificial generativa (AGI), Visión por computador, Computación en la nube y en el borde (edge computing), Integración avanzada de redes eléctricas, NeuroprótesisGemelos digitales (Digital Twins)Realidad extendida (XR) y Geoingeniería. El liderazgo se determina evaluando qué países concentran la mayor proporción de investigaciones altamente citadas, un criterio que busca equilibrar cantidad y calidad científica.

En qué tecnologías lidera China. Según el informe, China ocupa la primera posición en 66 de las 74 tecnologías críticas, con especial fortaleza en ámbitos como: Inteligencia artificial (incluida IA generativa y visión artificial). Biotecnología avanzada y biología sintética. Sensores cuánticos y tecnologías cuánticas emergentes. Baterías avanzadas y almacenamiento energético. Energía nuclear de nueva generación. Satélites pequeños y tecnologías espaciales.

Estados Unidos mantiene el liderazgo sólo en ocho tecnologías, entre ellas las neuroprótesis y la geoingeniería, mientras que Europa aparece de forma fragmentada y con escasa presencia en los primeros puestos.

Por qué este liderazgo es relevante. El dominio chino en investigación crítica tiene varias implicaciones estratégicas: 1º Quien lidera la ciencia suele influir en los estándares técnicos internacionales, en la formación del talento global y en las agendas de investigación futuras. 2º La historia reciente demuestra que una ventaja sostenida en I+D puede transformarse en liderazgo industrial. Sectores como los vehículos eléctricos a batería (BEV), la energía solar o las redes 5G ilustran cómo China ha convertido investigación en capacidad productiva a gran escala. 3º Una elevada concentración geográfica del conocimiento genera riesgos sistémicos: dependencia tecnológica, vulnerabilidad de las cadenas de suministro y capacidad de influencia geopolítica.

Limitaciones y matices del informe. ASPI subraya que el liderazgo bibliométrico no equivale automáticamente a supremacía tecnológica total. Publicar más y mejor no garantiza una industrialización inmediata ni una ventaja comercial sostenible. Sin embargo, el informe insiste en que estos indicadores funcionan como una alerta temprana. Ignorar la tendencia sería repetir errores estratégicos ya cometidos en otras transiciones tecnológicas.

Implicaciones para Europa y las democracias avanzadas. El informe plantea un desafío claro para Europa, Estados Unidos y sus aliados: Reforzar la inversión en investigación básica, no solo en aplicaciones comerciales. Impulsar alianzas tecnológicas internacionales entre países de confianza. Diversificar cadenas de suministro en sectores críticos. Diseñar políticas industriales inteligentes compatibles con valores democráticos.

El Rastreador de Tecnología Crítica 2025 no es una profecía, pero sí un diagnóstico contundente. El centro de gravedad de la investigación estratégica global se ha desplazado hacia China, y la respuesta no pasa por el alarmismo, sino por una acción coordinada, sostenida y basada en el conocimiento. En el siglo XXI, la soberanía tecnológica comienza en los laboratorios.

Una Llamada a la Acción Estratégica. No se trata de caer en la tecnofobia ni en un neo- macartismo científico. La ciencia es, y debe aspirar a ser, un bien común. Sin embargo, ignorar que la tecnología es el sustrato del poder duro y blando en el siglo XXI es una ingenuidad que no podemos permitirnos.

Los datos de  ASPI  no son un veredicto final, pero sí una advertencia urgente. La brecha de 66 a 8 no se cerrará con retórica, sino con una reevaluación profunda de nuestras prioridades nacionales. Necesitamos una política científica que integre la ética, la educación y la estrategia de estado. Si Occidente desea que los valores democráticos estén embebidos en el código, las neuronas artificiales y los sistemas climáticos del futuro, debe volver a liderar su creación. De lo contrario, nos arriesgamos a habitar un futuro tecnológicamente milagroso, pero filosóficamente ajeno.

2025 será recordado como el Año de la Física Cuántica

Acaba 2025, el Año de la Física CuánticaUn viaje al corazón de la naturaleza y al futuro de la tecnología. En 2025, la comunidad científica internacional celebra lo que ya se percibe como un hito histórico: el Año de la Física Cuántica

Este reconocimiento no es casual ni simbólico; es la respuesta a un momento de madurez científica en el que los conocimientos cuánticos abandonan definitivamente el terreno de lo abstracto para convertirse en motores de innovación tecnológica, educativa y económica. Nunca antes la física que gobierna lo muy pequeño ―fotones, electrones, espines, qubits― había tenido un impacto tan directo en lo muy grande: la sociedad global. 

Un centenario que marca una nueva era. La elección de 2025 también tiene un fuerte componente histórico. Se cumplen cien años de hitos que transformaron la física para siempre: desde la consolidación de la mecánica cuántica matricial de Heisenberg hasta los trabajos de Schrödinger sobre la función de onda y el célebre principio de indeterminación que redefinió los límites del conocimiento humano. Estos pilares siguen sustentando hoy los algoritmos cuánticos, los materiales exóticos y la ingeniería de dispositivos que desafían el sentido común.

Pero el centenario no es solo un homenaje; es una ocasión para subrayar que las ideas audaces de entonces están empezando a cristalizar en tecnologías funcionales que cambiarán el siglo XXI tanto o más que la electricidad o la informática clásica.

De la teoría a la industria: la segunda revolución cuántica. Durante décadas, la física cuántica fue un terreno teórico, un paisaje mental. Hoy, sin embargo, hablamos de la segunda revolución cuántica: la fase en la que la humanidad aprende a manipular estados cuánticos en lugar de limitarse a describirlos. Ese salto conceptual es el que ha permitido:

Computación cuántica capaz de resolver ciertos problemas imposibles para los superordenadores clásicos. Sensores cuánticos con precisiones extremas en navegación, geodesia o diagnóstico médico. Criptografía cuántica teóricamente invulnerable frente a ataques futuros. Simuladores cuánticos que permiten estudiar moléculas complejas para diseños farmacológicos y energéticos. Materiales cuánticos (como los superconductores de alta temperatura o los aislantes topológicos) que prometen una nueva base para la electrónica.

El Año de la Física Cuántica subraya que estas tecnologías han dejado de ser experimentos aislados para convertirse en ecosistemas industriales: empresas, centros de investigación y gobiernos compiten hoy por liderar una carrera que determinará la economía del futuro.

Educación cuántica: alfabetización para un nuevo mundo. Uno de los objetivos centrales de 2025 es promover la alfabetización cuántica. Igual que la informática básica se convirtió en una necesidad universal a finales del siglo XX, el siglo XXI exige comprender, al menos en términos conceptuales, cómo funciona el mundo cuántico. No se trata de dominar ecuaciones diferenciales ni operadores de espín, sino de entender las ideas fundamentales: La dualidad onda-partícula. El principio de superposición. El entrelazamiento como correlación radicalmente nueva. La decoherencia y sus límites prácticos. Qué es un qubit y por qué es diferente de un bit.

En 2025 proliferan iniciativas educativas en escuelas, museos, universidades y plataformas digitales. Desde simuladores accesibles en el navegador hasta kits experimentales basados en óptica cuántica para estudiantes, la física cuántica sale del laboratorio y llega a las aulas. Enseñarla sin intimidar, con rigor y creatividad, es uno de los grandes retos pedagógicos del momento. 

Europa, América y Asia: una carrera global. El Año de la Física Cuántica también sirve para tomar el pulso geopolítico a una disciplina que se ha convertido en prioridad estratégica. La Unión Europea impulsa el Quantum Flagship, Estados Unidos financia centros de investigación a través de la National Quantum Initiative, y China mantiene un ambicioso programa estatal de comunicaciones cuánticas y supercomputación. Japón, Canadá, Corea del Sur y Australia también avanzan con fuerza.

Lejos de ser una competición meramente militar, esta carrera está definiendo nuevos modelos de colaboración público-privada, con startups, universidades y grandes empresas trabajando en conjunto. El reto ya no es demostrar principios teóricos, sino construir dispositivos fiables, escalables y energéticamente eficientes.

Un año para entender qué significa “realidad”. Más allá de su impacto tecnológico, 2025 invita a reflexionar sobre una pregunta más profunda: ¿qué nos dice la física cuántica sobre la realidad? Experimentos recientes siguen desafiando nuestra intuición, desde violaciones cada vez más precisas de las desigualdades de Bell hasta demostraciones de teleportación cuántica a mayores distancias. La frontera entre observador y sistema, entre información y materia, nunca había sido tan difusa… ni tan fascinante.

Precisamente porque afecta a lo filosófico, lo tecnológico y lo educativo, este año no es solo una celebración científica: es una invitación a renovar nuestra manera de pensar el mundo.

Conclusión: El futuro también es cuántico. El Año de la Física Cuántica 2025 nos recuerda que vivimos en un momento de transición histórica. Las tecnologías emergentes nos empujan a un futuro en el que comprender lo cuántico no será un lujo intelectual, sino una competencia básica para ciudadanos, empresas y educadores. Celebrar este año es reconocer que la ciencia ofrece no sólo respuestas, sino también nuevas preguntas que impulsan el progreso.

Física recreativa en tuits

El arte de la guerra de Sun Tzu o la victoria sin combatir

El Arte de la Guerra, la Sabiduría Milenaria para los Desafíos Contemporáneos, de  Sun Tzu, el Estratega que Trascendió el Tiempo.  Sun Tzu (544-496 a.C.), cuyo nombre real era Sun Wu, fue un general, estratega militar y filósofo chino que vivió durante el período de las Primaveras y Otoños de la antigua China. 

Aunque los detalles históricos sobre su vida son escasos y están envueltos en la leyenda, las crónicas tradicionales lo sitúan al servicio del rey Helu del estado de Wu. Su brillantez táctica y su profundo entendimiento de la naturaleza humana le permitieron no solo conquistar territorios, sino también cimentar un legado intelectual que ha perdurado más de dos mil quinientos años.

La figura de Sun Tzu representa la confluencia entre el pensamiento taoísta y el pragmatismo militar. Su enfoque no se limitaba a la mera confrontación bélica, sino que abarcaba una comprensión holística del conflicto, donde la psicología, la diplomacia y la estrategia se entrelazaban de manera magistral.

La Obra: Trece Capítulos de Sabiduría Estratégica "El Arte de la Guerra" es un tratado militar compuesto por trece capítulos, cada uno dedicado a un aspecto específico de la guerra y la estrategia. Lejos de ser un simple manual de combate, esta obra constituye una profunda reflexión sobre la naturaleza del conflicto, la toma de decisiones y el liderazgo.

El texto comienza con consideraciones generales sobre la guerra y su importancia para el Estado, avanzando luego hacia temas como la planificación, el ataque estratégico, las disposiciones tácticas, la energía, los puntos débiles y fuertes, las maniobras, las variaciones tácticas, el ejército en marcha, el terreno, las nueve situaciones, el ataque con fuego y el empleo de agentes secretos.

Lo revolucionario de Sun Tzu reside en su énfasis en ganar sin combatir. Para él, la victoria suprema consiste en someter al enemigo sin batalla, mediante la inteligencia, la diplomacia y el engaño estratégico. Esta visión contrasta radicalmente con la glorificación de la violencia que caracterizaba a muchos escritos militares de su época. 

Principios Fundamentales y su Vigencia El núcleo filosófico de "El Arte de la Guerra" se sustenta en varios principios que han demostrado su validez más allá del campo de batalla. La obra subraya la importancia del autoconocimiento y del conocimiento del adversario, la flexibilidad táctica, la economía de recursos y la supremacía de la estrategia sobre la fuerza bruta.

En el mundo contemporáneo, estos principios han encontrado aplicación en ámbitos tan diversos como los negocios, la política, el deporte y las relaciones personales. Ejecutivos, negociadores y líderes de todo tipo han descubierto en las enseñanzas de Sun Tzu herramientas valiosas para navegar la complejidad de sus respectivos campos.

Citas memorables:  "La habilidad suprema consiste en someter al enemigo sin darle batalla." "Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas."  "La suprema excelencia consiste en quebrar la resistencia del enemigo sin luchar."  Toda guerra se basa en el engaño."  "Las oportunidades se multiplican a medida que son aprovechadas."  "En medio del caos, también hay oportunidad." "El general que gana una batalla hace muchos cálculos en su templo antes de que se libre la batalla." "Ataca donde no esté preparado, aparece donde no seas esperado." "La invencibilidad reside en la defensa; la posibilidad de victoria, en el ataque." "Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después." "Así como el agua moldea su curso según la naturaleza del terreno por el que fluye, el soldado trabaja su victoria en relación con el enemigo al que se enfrenta." "No hay instancia de una nación que se beneficie de una guerra prolongada." "El hábil guerrero se impone a sí mismo y no espera nada del enemigo." "Quien sabe cuándo puede luchar y cuándo no puede, será victorioso." "Todos los hombres pueden ver las tácticas mediante las cuales conquistó, pero lo que nadie puede ver es la estrategia a partir de la cual se forjan las grandes victorias." "Un ejército sin sus bagajes y provisiones está perdido; sin provisiones, está perdido; sin bases de abastecimiento, está perdido." "Concentra tus energías y acumula tu fuerza. Mantén al ejército en movimiento constante y diseña planes inescrutables." "Quien llega primero al campo de batalla y espera al enemigo está fresco para la lucha; quien llega segundo y debe apresurarse quedará exhausto." 

"La velocidad es la esencia de la guerra. Aprovecha la falta de preparación del enemigo; viaja por rutas inesperadas y ataca donde no haya tomado precauciones." "El general prudente considera tanto las ventajas como las desventajas. Cuando ve las ventajas, su ánimo se anima; cuando ve las desventajas, sus dificultades pueden resolverse." "Sé extremadamente sutil, incluso hasta el punto de no tener forma. Sé extremadamente misterioso, incluso hasta el punto de ser silencioso. Así podrás ser el director del destino del oponente."

Estas frases encapsulan la esencia de un pensamiento que privilegia la inteligencia sobre la fuerza, la preparación sobre la improvisación y la adaptabilidad sobre la rigidez.

Relevancia en el Siglo XXI "El Arte de la Guerra" continúa siendo objeto de estudio en academias militares de todo el mundo, pero su influencia se extiende mucho más allá. En la era de la competencia global, la información instantánea y los conflictos asimétricos, las lecciones de Sun Tzu sobre adaptabilidad, conocimiento del terreno y economía de recursos resultan extraordinariamente pertinentes.

La obra nos recuerda que los conflictos, ya sean militares, comerciales o personales, se ganan primero en la mente. La estrategia, la preparación y el entendimiento profundo de las circunstancias son las verdaderas armas de quienes aspiran no solo a vencer, sino a trascender.

¿Todos seremos usuarios de la IA? Esa no es la cuestión,...

En 1997 aparecimos en televisión no como expertos en Internet, sino como una rara avis de "usuario de Internet" . Dos décadas después, ya todos somos usuarios de Internet. En 2015 se creó AUVE, Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos en España, de la que fui Presidente. Pronto todos los conductores seremos usuarios de VE (BEV), como en China lo son ya prácticamente todas las motos nuevas. 

También podríamos crear una Asociación de Usuarios de Vehículos Autónomos, pero también sería de duración limitada porque finalmente todos lo serán. Puede sonar prematuro, pero el principal modo de transporte humano ya es autónomo y sostenible-eléctrico también,... El ascensor. Y es autónomo, a pesar de que se limite a niños de muy poca edad o fuera protegido en algún tiempo y lugar para proteger un empleo ya desaparecido, las y los ascensoristas.

Con esta perspectiva histórica, lo que sobra es si seremos usuarios de la IA. Entre las muchas obsesiones de nuestro tiempo —la velocidad, la inmediatez, la eterna promesa de que “el mañana será mejor”— se ha colado discretamente una pregunta que parece inocente y, sin embargo, roza la metafísica tecnológica: ¿todos seremos usuarios de la inteligencia artificial?

La formulación recuerda a otras preguntas que hicieron historia. A finales del XIX, cuando la electricidad comenzaba a encender escaparates, hubo quien preguntó si llegaría a todos los hogares. Antes, cuando el ferrocarril unió territorios que se consideraban casi míticos, algunos dudaron de que la gente común necesitara semejante prodigio. Y cuando Internet apareció en escena, muchos pensaron que solamente sería útil para académicos, informáticos y quizá algún aventurero curioso. Hoy sabemos la respuesta. La historia de la tecnología, además de obstinada, es una gran aficionada a la ubicuidad y al usuario universal.

Tecnologías que no se eligen.  Las tecnologías verdaderamente transformadoras nunca se adoptan: se infiltran. Como escribió Calvino, “las ciudades se revelan en la manera en que se habitan”; también las tecnologías se revelan en la manera en que dejamos que nos acompañen, a veces sin advertirlo.  Del mismo modo que nunca decidimos “usar electricidad” —simplemente vivimos en ella—, tampoco decidimos “usar IA”: nos deslizamos hacia ese uso con la misma naturalidad con la que el teléfono clasifica nuestras fotos o el coche autónomo interpreta nuestro sueño al volante.

A menudo, la innovación se vuelve cotidiana a través de gestos mínimos: el mensaje autocompletado, la traducción instantánea, el asistente que nos recuerda un cumpleaños que juraríamos haber apuntado. Nada escandaloso, nada heroico. Y, sin embargo, decisivo.

Analogías históricas para un presente desconcertante.  Es útil mirar atrás para comprender la serenidad que exige el futuro. La imprenta no acabó con la palabra manuscrita, pero la transformó. El ferrocarril no destruyó los caminos, pero les cambió el ritmo. La televisión no hizo desaparecer la radio, pero la obligó a renovarse. Internet no sustituyó la conversación, pero la desplazó a nuevas plazas.

La IA parece llamada a ocupar el mismo tipo de lugar: no vendrá a quitarnos la inteligencia, sino a obligarnos a preguntarnos qué hacemos con la nuestra. Como advertía Borges al imaginar su universo infinito, “cada acto supone un infinito de consecuencias”. También aquí.

Una herramienta que obliga a repensarse.   La Inteligencia Artificial (IA / AI) según  Andrew Ng  es la nueva "electricidad". Llegará, si es que no ha llegado, a todo el mundo, a todas partes y a todas las personas,  Es legítimo temer que la IA nos distraiga o nos haga delegar demasiado. La tentación de ceder tareas —y quizás decisiones— a una máquina que siempre parece disponible es grande.  Pero es un temor, en cierto modo, antiguo.

Los griegos sospechaban del alfabeto porque permitiría recordar sin memoria; los sabios de otras épocas desconfiaron de la imprenta porque “banalizaría” el conocimiento La historia no confirma esos temores, pero sí revalida algo más sutil: cada salto tecnológico nos obliga a redefinir nuestro papel. A preguntarnos qué queda de nosotros una vez que delegamos.

¿Todos seremos usuarios de la IA?  La respuesta más sobria, más dominical, es que sí: seremos usuarios, como lo somos de todo aquello que la vida cotidiana incorpora sin ruido Lo seremos no por moda ni por obligación, sino porque el mundo y la vida se organizan ya bajo formas de inteligencia que complementan —o imitan— la nuestra.

Sin embargo, la pregunta relevante para este tiempo convulso quizá no sea esa.  No es si utilizaremos la IA, sino en qué medida la IA estructurará lo que hacemos, lo que elegimos, lo que entendemos como posible.  Porque toda herramienta profunda transforma en silencio a quien la emplea. Y en este caso, la frontera puede resultar difusa.  Al final, la cuestión quizá no sea si todos seremos usuarios de la IA…  …sino si será la IA quien nos utilice a nosotros. Esta es la alternativa  que hemos de dilucidar: ¿ IA para todos… o todos para la IA?

Lecciones de educación para la infancia

Enseñar es el máximo acto de optimismo Educar es el mayor acto de optimismo.

Guerra y guerra: La literatura de Krasznahorkai como refugio

Iremos repasando toda la obra de László Krasznahorkai, flamante Premio Nobel de Literatura 2025Nace el 5 de enero de 1954 en Gyula, Hungría. Estudió Derecho y también Lengua y Literatura Húngaras. En sus primeros años trabajó como editor y vivió bajo el régimen comunista, lo que marcó su sensibilidad ante los temas del poder, la alienación, la historia.

En 1987 abandona Hungría (o se le concede la posibilidad de salir) y pasa temporadas fuera, viviendo en lugares como Alemania Occidental, Japón, China, Mongolia. Su obra se caracteriza por una prosa exigente, oscura, con frases extensas, sintaxis compleja, un tono casi dantesco, obsesionado con la memoria, con la historia, con lo extremo, lo límite del individuo ante fuerzas históricas, morales, existenciales

Hoy hemos leído, Guerra y guerra (1999), su cuarta novela que resumimos sin spoilersEl protagonista es Korin, un archivista en una pequeña ciudad de Hungría, cuya vida está marcada por la melancolía, la contemplación, la sensación de que algo externo lo sobrepasa. 

La historia arranca con un momento de peligro: Korin está a punto de ser atacado en un puente ferroviario por jóvenes agresivos. Poco antes de este incidente él descubre en los archivos un manuscrito antiguo de notable belleza, que narra la historia de dos camaradas que intentan regresar a sus hogares tras una guerra devastadora.

Korin atraviesa una crisis existencial: decide que quiere suicidarse, pero antes siente que debe salvar el manuscrito. Su idea es llevarlo a Nueva York y hacerlo accesible en Internet (“colgarlo en la web”) para preservarlo para la eternidad. Es así como el relato se bifurca: por un lado, el viaje físico de Korin de Hungría a Nueva York, sus peripecias, sus encuentros con la ciudad, con distintos tipos humanos, su obsesión por preservar lo que considera bello o verdadero; por otro lado, el del manuscrito, que se convierte en símbolo de memoria, esperanza, resistencia contra el olvido, contra la destrucción. 

El mundo que crea László Krasznahorkai es dual: belleza y horror, memoria y destrucción, urgencia individual frente al devenir colectivo, lo íntimo frente a lo histórico. Korin vive en el choque entre esas fuerzas. Se cuestiona qué significa preservar, qué poder tiene la palabra, la escritura, qué valor puede tener lo humano cuando todo indica fragmentación, catástrofe, guerra. Su estilo apocalíptico, con oraciones largas, muchas subordinadas, poco uso de puntos (o al menos fragmentaciones que retan al lector). Esto produce un efecto hipnótico; obliga a la lectura lenta, atenta. 

Sus temas principales: Memoria vs Olvido: guardar lo que parece perdido, rescatar lo que la historia quiere borrar. La escritura como salvación: el manuscrito funciona como testimonio, acto de resistencia. La guerra (la gran guerra, y también las pequeñas guerras interiores, sociales, existenciales). El título lo sugiere: no solo guerra externa, sino guerra interna, guerra del individuo contra el mundo, contra su desesperanza. La belleza como territorio sagrado: incluso en un mundo violentado, la belleza —la literatura, la forma, la poesía del lenguaje— tiene un peso, un valor que no es menor, quizá lo único que puede salvar algo. Existencia, urgencia, suicidio: el personaje está al borde, la implicación acerca del fin, de lo que importa si se acaba uno mismo. 

Relevancia de Krasznahorkai para la educación y la literatura: Enseña la importancia de la lectura lenta, de la atención al estilo, no solo al contenido. Buena para reflexionar sobre la historia (guerra, trauma, destrucción) pero también sobre lo personal: identidad, memoria, la responsabilidad del escritor / lector. Puede servir para estudiar cómo un autor contemporáneo utiliza la metaficción, la conciencia del texto, el manuscrito como objeto literario. Es un puente entre local (Hungría, Europa oriental) y universal (la migración, la guerra, la estética, los grandes interrogantes humanos).

Algunas citas del libro, extraídas de reseñas o traducciones, que ilustran su tono, sus ideas: “Pronto llegará la nieve…” Si solamente quedara una frase, ésta sería, en mi caso, estimada señorita, que nada tiene sentido, […] Pero aún faltan muchas frases, y ahora acaba de llegar la nieve.” “Ay, todo posee idéntico peso y todo es igual en cuanto a urgencia e importancia, […] Idéntico, señorita, e igual en cuanto a urgencia.” Existe una relación fuerte entre las cosas cercanas, una débil entre las lejanas y ninguna entre las muy distantes, y esto es Dios…” 

Más reflexiones: “Cuando morimos todo el mecanismo continúa funcionando, y los hombres consideran eso lo más terrible, […] Aunque del hecho de que continúe se desprende precisamente que no existe tal mecanismo.” “El amor al orden es la mitad de la existencia, de modo que el amor al orden es el amor a la simetría y el amor a la simetría es el recuerdo de la eternidad, […] Una o dos horas, sólo faltan una o dos horas.” Estas líneas muestran claramente la densidad filosófica, la tensión entre lo inmediato y lo trascendente, la mezcla de belleza y urgencia.

Guerra y guerra nos ha parecido una novela desafiante. No es cómoda, no es fácil. Pero en esa dificultad reside su dignidadLászló Krasznahorkai exige que el lector se comprometa; que no se contente con el relato superficial, sino que se pregunte qué significa preservar, qué significa el deber de memoria, incluso el deber de belleza, en tiempos de destrucción.

Korin es un personaje que encarna una forma de resistencia, no activa en el sentido clásico de la acción política, sino en el sentido ético, literario, de la palabra escrita como testimonio contra el olvido. En su extremidad —el suicidio, la desesperación—, la novela no cae en nihilismo; antes bien, reaviva la pregunta por lo que vale la vida humana, lo que podemos hacer cuando parece todo perdido.

Desde un punto de vista educativo, esta obra es ideal para abordar tensiones contemporáneas: violencia, migraciones, guerras reales, destrucciones ambientales, cambio climático, pérdida de patrimonio, crisis de identidad... enseñar que la literatura puede ser un espacio para la deliberación moral y estética, no solo para el entretenimiento.

Elsa y Fred: Nunca es tarde para ser feliz

Se puede ver gratis en RTVE Play.

Citada en el vídeo de Gabriel Rolón (véase en este post), aparece la película de Elsa y Fred: el amor como segunda juventud. La versión original del año 2005 fue dirigida por Marcos Carnevale, en una producción entre Argentina y España. Hubo un remake estadounidense de 2014, del que al final hablamos. Esta comedia dramática dura 108 minutos, con reparto principal formado por China Zorrilla (Elsa), Manuel Alexandre (Fred), Blanca Portillo, Federico Luppi, Roberto Carnaghi.

Marcos Carnevale (nacido en 1963, Córdoba, Argentina) es guionista, productor y director de cine y televisión. Conocido por su estilo cálido y humanista, su cine combina humor, ternura y reflexión social. Entre sus obras más destacadas figuran Anita (2010), Corazón de león (2013) y El fútbol o yo (2017). En Elsa y Fred, Carnevale despliega una de sus narraciones más sensibles: la búsqueda de plenitud emocional en la vejez, sin sentimentalismo fácil, pero con un tono poético y vitalista.

China Zorrilla (Elsa): Dama del teatro rioplatense, ofrece aquí una de sus interpretaciones más recordadas. Elsa es una mujer exuberante, mentirosa encantadora, vitalista y soñadora. Zorrilla logra que su personaje sea una alegoría de la libertad frente al miedo y la resignación.

Manuel Alexandre (Fred): Actor español de larguísima trayectoria, maestro del gesto discreto. Fred es un viudo hipocondríaco, temeroso de la vida, hasta que la irrupción de Elsa lo saca de su letargo. Alexandre transmite ternura, melancolía y humor con una contención magistral.

La química entre ambos convierte el relato en una danza de contrastes: la euforia vital frente al miedo a vivir. Fred es un hombre mayor, recién enviudado, que se muda a un nuevo apartamento con la intención de “esperar el final”. En el piso de al lado vive Elsa, una vecina extravagante, llena de historias imposibles —o inventadas—, que sueña con recrear la famosa escena de La dolce vita en la Fontana di Trevi.

Entre ambos surge una amistad improbable, luego amor, y finalmente un viaje hacia la reconciliación con la vida y con la propia mortalidad. Elsa oculta una enfermedad terminal, pero la afronta con una sonrisa y un “todavía puedo”. Fred, en cambio, aprende a reír, a improvisar, a amar de nuevo.

Se abordan temas como la vejez como etapa vital, no como decadencia: la película desmonta el estereotipo del anciano pasivo. El poder redentor de la imaginación: Elsa enseña que los sueños —aunque imposibles— mantienen viva la dignidad. La educación emocional y la filosofía vital: es una obra idónea para debatir en aulas sobre la empatía, el optimismo y la autonomía personal. Por último, la mentira poética: Elsa miente, sí, pero sus mentiras devuelven la alegría al mundo. La película invita a reflexionar sobre la función liberadora de la ficción.

Elsa y Fred fue un éxito internacional, especialmente en Latinoamérica y España, por su tono amable y su profundidad emocional. Su ritmo pausado y su humor suave recuerdan a los filmes de Otar Iosseliani o Fernando Trueba, donde los pequeños gestos narran grandes verdades. Algunos c

ríticos  destacaron “la humanidad del guión” y “la química de dos actores mayores en plenitud artística”. El público, por su parte, la convirtió en película de culto por su mensaje esperanzador y su frase icónica: Nunca es tarde para ser feliz.”

En su comparación con el remake de 2014, una versión estadounidense dirigida por Michael Radford, con Shirley MacLaine y Christopher Plummer, mantiene el espíritu original, pero pierde parte del encanto costumbrista y del humor porteño. El remake amplía la producción visual, pero la versión de Carnevale conserva una autenticidad emocional insuperable.

Es reseñable el enfoque educativo y humanista. Esta película puede usarse en contextos educativos para debatir sobre el sentido del envejecimiento activo, analizar el uso del humor en el afrontamiento de la muerte, así como para introducir temas de ética del cuidado, resiliencia y amor en la madurez. Ideal esta joya del cine humanista contemporáneo para cinefórums donde se aborden valores humanistas desde una mirada cinematográfica.

La valla de Chesterton: No conviene cambiar sin comprender

A quienes nos ha gustado y trabajado la innovación (ver aquí muchos casos), sabemos que lo difícil casi nunca es elegir qué incorporar, sino qué conservar. La prudencia del cambio, esa es la lección eterna de la “valla de Chesterton” (Chesterton’s Fence). Lo obvio es comprender su razón y sentido original antes de cambiar nada. Deriva de un respeto intergeneracional, hacia nuestros predecesores.

En el pensamiento social y político, una de las metáforas más citadas de G. K. Chesterton (1874–1936) es la llamada “valla de Chesterton”. Aparece en su ensayo The Thing (1929) y se ha convertido en una regla de oro para quienes piensan en reformas, políticas públicas o cambios organizativos.

Chesterton (ver otros posts sobre él) plantea una situación sencilla: alguien encuentra una valla en medio de un camino y, al no ver inmediatamente su utilidad, propone derribarla. La respuesta prudente es clara: No quiten nunca una valla hasta saber por qué se puso.” La enseñanza es evidente: antes de eliminar una institución, norma o costumbre, debemos entender su razón de ser original. Incluso si parece obsoleta, puede que cumpla una función que no percibimos a primera vista.

Algunos ejemplos de aplicación de la valla de Chesterton:

- Política y leyesUna ley antigua puede parecer innecesaria, pero tal vez fue diseñada para proteger a minorías o evitar abusos. Antes de abolir un impuesto, conviene entender qué servicios financia y a quién beneficia. En el vídeo inicial se explica el caso de China con la reforma agraria de 1949.

Gestión empresarial y organizacional. Un procedimiento burocrático puede parecer excesivo, pero quizás asegura trazabilidad y previene errores críticos. Reglas laborales que parecen rígidas pueden ser fruto de luchas históricas por derechos básicos.

- Ciencia y tecnologíaEn informática, eliminar un estándar de compatibilidad por “anticuado” puede romper sistemas enteros que dependen de él. En medicina, descartar una práctica sin comprender su origen puede hacer perder una barrera de seguridad invisible.

- Vida cotidiana y culturaUna tradición familiar o comunitaria puede parecer absurda, pero en ocasiones mantiene la cohesión social. Incluso en urbanismo: una rotonda, un semáforo o una señal extraña suelen responder a un accidente o riesgo pasado.

Por último, algunas citas relacionadas:

Edmund Burke: “La sociedad es un contrato entre los muertos, los vivos y los que aún no han nacido.”
C. S. Lewis: “No puedes derribar una casa sin saber por qué fue construida.”
Michael Oakeshott: “Ser conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, lo probado a lo no probado.”