En Dinamarca el secreto de la felicidad también se describe con una sola palabra, hygge, calificada por el New York Times como “el arte de no hacer nada”. Algunos definen este neologismo Hygge como la felicidad en las pequeñas cosas: “Hygge está relacionado con el ambiente y la experiencia, más que con las cosas. Estar con quienes amas, sentir la sensación de hogar, sentirse seguro, conversar sobre grandes o pequeñas cosas, estar en silencio o disfrutar de una taza de té a solas”.
Lo llaman Hygge y es un concepto 100% danés: se dice que éste hace a los hogares más cálidos y a la gente más feliz. Si le preguntamos a un danés qué es hygge, responderá que "es sentarse frente a la chimenea en una noche fría, vestido con un grueso suéter de lana mientras bebes un vino caliente con azúcar y especias y acaricias a tu perro echado a tu lado".
Hygge, por tanto, puede disfrutarse en soledad, pero, sobre todo, en compañía y también está presente en la alimentación. La palabra se ha colado en las cocinas. Los guisos tradicionales, los tés, el vino caliente, las sopas y las cremas son sus platos típicos.
Hygge también es comer galletas de canela hechas en casa, mirar la TV bajo un edredón, tomar el té en una taza de porcelana china a la reunión de la familia en navidad.
Se pronuncia "hu-ga" y a menudo se le traduce como "lo acogedor".
Pero tal como dicen los que saben, hygge es mucho más que eso: es una actitud total ante la vida y es lo que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz del mundo.
La idea del hygge cada vez tiene más adeptos fuera de Dinamarca..