La carta de despedida de Josu Jon Imaz es una lección política, que podría ser suscrita en sus aspectos no específicos por quienes, desde cualquier partido, se dedican a la función de servir a sus conciudadanos.Hay momentos en la vida en los que las personas debemos enfrentarnos a decisiones complejas. Dar importancia a los proyectos en los que creemos o apostar por vincular esos proyectos a nuestra propia participación en los mismos...
Volveré a la actividad profesional después de… años de compromiso intenso con aquellas funciones que… me han encomendado…
Siempre he creído en
la política como servicio a la sociedad. He recibido mucho de esta sociedad desde niño, y he entendido la actividad política como compromiso personal con ella y sus ciudadanos. Como forma de devolver, aún a costa de más de un sacrificio, lo mucho que este país me ha dado. Por eso,
siempre he defendido la política como un camino de entrada y salida. Finalizado este servicio, lo normal es que salgamos sin perpetuarnos en la actividad política. Ello sirve para mantener viva la conexión entre clase política y sociedad civil, tan necesaria en los tiempos que vivimos.
He trabajado en la medida de mis posibilidades por un país en paz, en la que la violencia, la amenaza y la extorsión sean para siempre desterradas desde el firme compromiso con
los valores de la persona como clave de bóveda para construir la sociedad... Y me siento muy orgulloso de haber mamado desde joven estos valores a través de mi militancia en el Partido...
Creo en una… en la que los diferentes sentimientos de pertenencia de quienes componemos la sociedad…
convivamos compartiendo un proyecto de país, cuyo futuro construyamos entre todos. Creo en una… en la que la voluntad democrática de sus ciudadanos sea la base de la mutua convivencia y en la que los acuerdos amplios entre diferentes sirvan para hacer frente a los retos de futuro. Un país pensando en nuestras hijas e hijos, en el que encuentren las mejores oportunidades para desarrollarse como personas en su integridad. Trabajo por una… en la que nuestra identidad… se construya en base a valores en un mundo cada vez más abierto y complejo, en el que el amor a lo propio no nos lleve a construir el futuro contra nadie. Como ese
árbol al que equiparaba su obra el universal escultor Eduardo Chillida,
enraizado en tierra… pero con sus ramas y hojas abiertas al mundo…
Me siento orgulloso de haber tenido esta responsabilidad en un Partido... Pero
este patrimonio no es nuestro. Nos toca gestionarlo. La pluralidad de discursos, la división y la tensión que en algunos momentos ha trasladado mi partido a la ciudadanía, contribuyen a debilitar nuestro proyecto, a confundir a la sociedad… y a perjudicar la capacidad de este partido para articular en torno a él a las mayorías sociales… necesarias para construir el modelo de país que queremos.
Hoy, el esfuerzo por conseguir la unión en el seno del partido nos obliga a todos. A mí también…
Siempre he creído que en la vida no debe esperarse a lo que hagan los demás. Uno mismo debe dar los pasos que estima necesarios. Por ello, mi decisión de no ser candidato responde a una contribución que facilite un proceso interno que cohesione y una a nuestra opción política… Por tanto, sin pretender patrimonializar ningún activo que sólo nos corresponde en el porcentaje de voto que tenemos, entiendo que por encima de actitudes cortoplacistas, el riesgo de división en el Partido… añadiría dosis de inestabilidad y radicalidad a la política…
…El mundo está cambiando aceleradamente y, al igual que otras generaciones han hecho un esfuerzo ímprobo por modernizar y actualizar nuestro proyecto, también nuestra generación debe llevarlo a cabo. Conceptos como estado-nación, soberanía o independencia adquieren hoy tintes necesariamente diferentes de lo que en el pasado representaban.
Las fronteras se debilitan e incluso desaparecen en nuestro entorno, y desde un partido democrático tenemos que ser pioneros en las reflexiones de actualización de nuestro bagaje fundacional, de un partido que nace para preservar un pueblo que perdía su identidad y su régimen de libertades histórico. Pero un partido no puede llevar adelante una modernización necesaria en un contexto de competición por el discurso. La reflexión serena exige liderazgos no cuestionados y partidos unidos y sólidos.
Quiero terminar mostrando mi plena confianza en las personas que componemos el Partido…, así como en la propia sociedad... En la capacidad de avanzar con éxito a través de los retos presentes y futuros, así como la convicción de que mi decisión será un pequeño grano de arena en este camino.
Agradezco de todo corazón el apoyo de los que tanto desde el seno del partido como del conjunto de la sociedad me han ayudado en mi labor.
Y también, sinceramente, a los que desde
la crítica interna o externa, han contribuido a hacer más contrastadas y reflexivas cada una de mis decisiones. La cohesión del partido saldrá fortalecida. Y creo honradamente que es un capital para el conjunto de la sociedad... Incluso para muchos que no comparten nuestras ideas y proyectos.