El globo rojo: la poesía que hizo volar al cine

El globo rojo (Le Ballon rouge, 1956) es un mediometraje francés escrito y dirigido por Albert Lamorisse, considerado una joya del cine infantil y una obra poética sobre la amistad, la inocencia y la libertad. Con un estilo casi sin diálogos; la narración es visual y simbólica, apoyada en la música y la fotografía. Todo en una Francia de posguerra, la película ofrece un retrato tierno y esperanzador, contrapuesto a la dureza urbana.

Fue rodado en 1955 en París, especialmente en el barrio de Ménilmontant. Aproximadamente 34 minutos de duración. El protagonista es el propio hijo del director, Pascal Lamorisse, interpretando al niño. Ganó la Palma de Oro al mejor cortometraje en Cannes y el Óscar al mejor guion original (algo inusual para un cortometraje).

La historia El globo rojo sigue a Pascal, un niño parisino que, camino a la escuela, encuentra un gran globo rojo atado a una farola. Tras liberarlo, descubre que el globo parece tener vida propia: lo sigue, juega con él y se convierte en su inseparable compañero. La amistad del niño con el globo despierta la envidia de otros niños, que intentan arrebatárselo y destruirlo. 

En un momento trágico, el globo es finalmente reventado. Sin embargo, en un giro mágico, globos de todos los rincones de París se liberan y vuelan hacia Pascal, elevándolo por los aires y llevándolo lejos, como si fuera un viaje de escape y libertad.

La película El globo rojo se convirtió en un clásico educativo, proyectada en escuelas de Estados Unidos y Canadá durante décadas (1960-1990), y fue presentada en televisión por Ronald Reagan en 1961. Ha inspirado referencias en cine y cultura pop, como en El vuelo del globo rojo (2007) de Hou Hsiao-hsien, una especie de secuela espiritual. Se lanzó en formatos hogar como LaserDisc (1986), DVD (2008) y Blu-Ray (2010). Su legado radica en su capacidad para capturar la magia de la infancia en un París posguerra, convirtiéndose en un ícono del cine francés infantil.

Con un profundo simbolismo se tratan temas como:

Inocencia y amistad: El globo es un símbolo de la pureza infantil.
Libertad: El vuelo final representa la superación de las limitaciones y las injusticias.
Soledad y esperanza: Aunque el mundo del niño es gris, el globo añade color y alegría.
Resistencia a la hostilidad: El vínculo con el globo desafía la crueldad y la rutina.

Pareidolia: la ciencia detrás de ver patrones donde no existen

La pareidolia (véase en otros postses un fenómeno psicológico en el que percibimos formas familiares—como rostros, animales u objetos—en estímulos ambiguos o aleatorios. Deriva del griego para (“junto a”) y eidolon (“imagen o forma”).

Ejemplos famosos de pareidolia en distintas categorías con un ejemplo:

Nubes y formaciones: Ver formas de animales, caras o fantasías en nubes. Incluso huracanes han parecido rostros o calaveras desde satélites.

Marte: La icónica “cara marciana” vista en una meseta fotografiada por Viking 1 en 1976, luego confirmada como una ilusión óptica.

Religión y cultura: Vistas como Jesucristo en tostadas, la Virgen María en alimentos o “rostros” en llamas de incendios, como en Notre Dame.

Artefactos cotidianos: Un billete con la “cara del diablo” en el cabello de la reina en una edición de Canadá (años 50), generó cambios de diseño. 

Tests psicológicos: El test de manchas de Rorschach se basa en este fenómeno: proyectamos significados en imágenes indefinidas.

¿Por qué se origina?

- Instinto evolutivo: el cerebro tiene un área especializada llamada área fusiforme facial, que se activa ante cualquier forma parecida a un rostro. Esta rapidez en reconocer rostros fue crucial para nuestra supervivencia.

- Procesamiento visual subcortical: se cree que interpretar emociones humanas de manera rápida ocurre antes de que el cerebro entre en procesamiento consciente, ayudando a tomar decisiones inmediatas.

Capacidad creativa y emocional: estudios recientes sugieren que la pareidolia podría mejorar la creatividad, el enfoque y el bienestar emocional, e incluso utilizarse en entornos terapéuticos.

La pareidolia es una subcategoría de la apofenia, que es la tendencia general a ver conexiones o significados en información aleatoria. Lejos de ser un síntoma de trastorno, hoy se considera una manifestación normal del funcionamiento del cerebro, ligada a su asombrosa capacidad de detectar patrones y significados. Además, está cobrando interés como herramienta innovadora en creatividad, rehabilitación y salud mental.

Todos los nombres: la obsesión poderosa y la memoria invisible

Hemos releído "Todos los nombres" (1997) de José Saramago (véase en otros muchos posts)La novela sigue a Don José, un modesto funcionario del Registro Civil de una ciudad sin nombre. Su vida es rutinaria, casi invisible: pasa los días archivando y consultando fichas de todas las personas vivas y muertas. Vive solo, en una casa adosada al Registro, y su única afición es recopilar recortes de prensa y datos sobre personas famosas.

Un día, mientras hace una incursión clandestina en el archivo central, por error toma la ficha de una mujer desconocida. Este accidente despierta en él una obsesión inexplicable por encontrarla. A partir de ahí, inicia una investigación que lo llevará a violar las normas del Registro, moverse entre cementerios, escuelas y calles olvidadas, y enfrentarse a sus propios miedos.

En la búsqueda, Don José se adentra en un viaje físico y existencial, donde la frontera entre los vivos y los muertos, lo real y lo imaginado, se vuelve difusa. La mujer —de la que apenas sabe su nombre y fecha de nacimiento— se convierte en símbolo de un anhelo más profundo: la necesidad de darle sentido a la propia vida.

Se barajan temas como la identidad → Cómo una simple ficha puede contener o perder la esencia de una persona; la soledad y rutina → La monotonía como prisión invisible; la obsesión → La búsqueda irracional como motor de cambio; la burocracia → El absurdo de sistemas impersonales que deciden lo que queda registrado y lo que se olvida; y la vida y la muerte → El archivo como lugar donde conviven las huellas de los vivos y los muertos.

José Saramago emplea su característico uso de largos párrafos, escasa puntuación convencional, diálogo sin guiones y un narrador que combina ironía, complicidad y reflexión filosófica. Esto crea una atmósfera de fábula oscura, cargada de simbolismo. "Todos los nombres" es una parábola sobre el valor de cada existencia, incluso la más anónima, y sobre cómo la curiosidad —o el amor, aunque sea imaginado— puede romper la inercia y dar sentido a una vida entera.

Algunas citas memorables de "Todos los nombres":

- “La libertad no se mendiga, se conquista” .

- “La ignorancia es la peor enfermedad del ser humano” .

“La vida es un enigma que solo podemos descifrar viviéndola”.

- “Dos debilidades no hacen una debilidad mayor, hacen una nueva fuerza” .

- “Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, ese algo es lo que somos”.

- “La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva”. 

José Saramago (1922–2010) fue un destacado novelista portugués galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1998, siendo el primer escritor de lengua portuguesa en recibir ese reconocimiento. De origen humilde, nació en Azinhaga, en una familia de campesinos sin tierras; su nombre completo era José de Sousa Saramago, pero el apodo familiar “Saramago” (también una planta comestible) fue añadido accidentalmente al récord civil.

Trabajó como mecánico y metalúrgico, luego pasó al periodismo y la traducción. Se afilió al Partido Comunista Portugués en 1969 y fue editor de un periódico durante la Revolución de los Claveles, aunque perdió el cargo en represalia política. Su narrativa, caracterizada por parábolas imaginativas, compasión e ironía, le valió el Premio Nobel, cuyos motivos destacaban precisamente esa combinación distintiva . En 1998 fue reconocido anticipadamente como digno del galardón.

Algunas de sus novelas más prominentes, que cubren desde sátira histórica hasta alegorías críticas de la sociedad son Memorial do Convento (Baltasar y Blimunda, 1982), Ensaio sobre a cegueira (Ensayo sobre la ceguera, 1995), Ensaio sobre a lucidez (Ensayo sobre la lucidez, 2004) – una novela complementaria a la anterior, Todos os nomes (Todos los nombres, 1997) – explora identidad y soledad; sigue a un funcionario obsesionado por una mujer desconocida, O Evangelho Segundo Jesus Cristo (El Evangelio según Jesucristo, 1991) – una recreación provocadora de la vida de Jesús, La balsa de piedra (1986) – una fábula social sobre la península ibérica separándose del continente, La viuda (1947) – novela temprana redescubierta recientemente,... Otras obras relevantes: El año de la muerte de Ricardo Reis, Historia del cerco de Lisboa, Claraboya (publicada póstumamente), Caim (2009).


Ser progresista podría sumar años a tu vida

No es la primera vez que escribimos sobre esta idea, corroborada en Estados Unidos con los colectivos de electores demócratas y republicanos (ver en este post). La tesis que afirma que las personas progresistas tienden a ser más longevas que las conservadoras es sugerente y ha sido objeto de investigación en diversas disciplinas (epidemiología, sociología, psicología política). 

Aunque hay matices importantes y diferencias entre países, se puede desarrollar y fundamentar esta idea con argumentos basados en datos empíricos sobre salud y mortalidad, estilos de vida asociados a ideologías, así como por factores socioeconómicos, culturales y territoriales.

¿Por qué podría haber una diferencia de esperanza de vida entre progresistas y conservadores? La ideología política no es solo una opinión: se asocia a hábitos, entornos, actitudes frente al riesgo y a la ciencia, todos ellos relacionados con la salud y la longevidad. En general, los progresistas tienden a valorar más la prevención y la atención sanitaria pública, mantener estilos de vida más saludables, vivir en entornos urbanos con mejor acceso a servicios, y mostrar mayor apertura al conocimiento científico y cambios en salud pública.

Evidencia empírica basadas en estudios en Estados Unidos (más abundantes):

- Political affiliation and life expectancy. Estudio de Lee y Shapiro (2022) publicado en Health Affairs. Hallazgo: Los condados que votan mayoritariamente demócrata (progresista) tienen una esperanza de vida significativamente más alta que los condados republicanos. Diferencia acumulada: Hasta 4 años de diferencia en algunos casosCausa principal: Diferencias en acceso a salud, vacunación, tabaquismo, obesidad, políticas públicas.

Political ideology and health outcomes.  – Barry et al. (2014), American Journal of Public Health. Conclusión: Las personas liberales (progresistas) muestran mejor salud autodeclarada y mayor esperanza de vida, aunque también mayor ansiedad (parcialmente atribuida al contexto político hostil).

Factores explicativos de esta realidad multifactorial:

a) Estilos de vida y salud preventiva. Los progresistas tienden a apoyar medidas de salud pública como vacunas, mascarillas, dieta saludable, reducir conductas de riesgo (menos consumo de tabaco o armas, más ejercicio físico) y usar más el sistema de salud preventivo. Los conservadores, en especial en contextos rurales o religiosos, pueden mostrar desconfianza hacia la medicina científica, o defender la responsabilidad individual como única guía, lo cual retrasa diagnósticos y tratamientos.

b) Lugar de residencia y entorno social. En Europa y América, las personas progresistas suelen vivir en zonas urbanas, con más acceso a servicios sanitarios, mejor infraestructura y asistencia social, así como más posibilidades de educación y concienciación en salud. Las zonas rurales, con mayor voto conservador, tienen peor acceso a médicos, mayor obesidad y enfermedades crónicas y una pobreza estructural en muchos países.

c) Educación y nivel socioeconómico: La ideología progresista está correlacionada con niveles más altos de estudios, lo que mejora la comprensión y adherencia a pautas médicas y se asocia a mejores condiciones laborales y de vida. Las personas conservadoras, en algunos países, muestran promedios educativos algo inferiores, lo que se traduce en más vulnerabilidad social y sanitaria.

d) Actitudes frente al cambio y la ciencia: Los progresistas aceptan mejor el cambio y la innovación (incluida la médica) y confían en la comunidad científica y en políticas públicas de salud. Los conservadores muestran mayor desconfianza en instituciones y un rechazo más frecuente a avances (como vacunas nuevas, terapias experimentales, cambios en el sistema de salud).

En el contexto europeo y español, aunque la brecha ideológica en salud no es tan marcada como en EE. UU., existen diferencias relevantes en esperanza de vida y salud percibida según territorio, clase social y orientación política. En España las zonas urbanas con voto progresista (Madrid centro, Barcelona, Euskadi, Navarra) tienen esperanza de vida más alta que zonas rurales o más conservadoras (como algunas áreas de Castilla-La Mancha, Andalucía rural o Murcia). La Encuesta Nacional de Salud y los informes del INE confirman que el nivel educativo y la actitud hacia la prevención están fuertemente asociados con mejores indicadores de salud.

En Europa, en países como Suecia, Países Bajos o Alemania, donde el voto progresista suele coincidir con políticas de bienestar y sanidad universal fuerte, la esperanza de vida es más alta. Donde dominan posturas conservadoras antiestatistas (ej. Hungría, Polonia rural), los datos de salud pública son más pobres.

Algunos matices y contraargumentos: Algunos grupos conservadores de alto nivel socioeconómico (ej. conservadores británicos o alemanes) tienen acceso excelente a salud privada y buena longevidad. En países con sanidad universal fuerte, la ideología influye menos directamente, pero indirectamente sigue marcando estilos de vida. La religión conservadora puede tener efectos ambivalentes: protege del alcohol y promueve comunidad, pero puede dificultar acceso a salud reproductiva o vacunación.

En conclusión, aunque la longevidad está influida por muchos factores (genéticos, ambientales, económicos), la ideología política se relaciona indirectamente con la esperanza de vida: Las personas progresistas tienden a vivir más años porque adoptan estilos de vida más saludables, confían en la ciencia médica, acceden mejor a servicios de salud y viven en entornos urbanos con mayores recursos.

Algunas frases a modo de resumen: Los progresistas no sólo piensan en el futuro… también lo viven más tiempo. Las ideas abiertas no solo abren mentes… también prolongan vidas. Tu ideología puede estar en tu historial médico.

PS: Este es un post más de una larga serie dedicada a la longevidad que iniciamos el domingo 17-9-23. La longevidad ha sido un tema recurrente en este blog.

Progresistas: más abiertos, más amistades, más mundos

La idea de que las personas progresistas tienden a tener un círculo social más amplio que las personas conservadoras puede desarrollarse y fundamentarse desde diversas perspectivas: sociológica, psicológica y empírica. A continuación, se expone una argumentación estructurada, con referencias a investigaciones relevantes y teorías explicativas.

Comencemos con la definición de términos clave:

  • Progresismo: Orientación ideológica que valora el cambio social, la diversidad, la inclusión y los derechos individuales, promoviendo la apertura hacia nuevas ideas y formas de vida.
  • Conservadurismo: Orientación ideológica que prioriza el orden, la tradición, la estabilidad y la preservación de valores culturales o religiosos considerados fundamentales.
  • Círculo social: Conjunto de relaciones interpersonales que una persona mantiene, incluyendo amigos, conocidos, colegas, y otros vínculos sociales más o menos estrechos.

Fundamentación psicológica: 

1) Apertura a la experiencia (Big Five). Según el modelo de los “Cinco Grandes Rasgos de Personalidad” (Big Five), el rasgo de apertura a la experiencia está correlacionado positivamente con posturas progresistas. Este rasgo incluye la curiosidad, la creatividad y la tolerancia hacia lo nuevo y lo diferente. Las personas con alta apertura buscan activamente conocer personas de distintos orígenes, se involucran en contextos sociales diversos (activismo, comunidades creativas, espacios multiculturales) y están más dispuestas a mantener amistades con personas con ideas distintas.

En cambio, las personas con ideologías conservadoras tienden a puntuaciones más bajas en apertura a la experiencia, lo que podría limitar la diversidad y amplitud de su círculo social.

2) Amenaza percibida y sesgo de homofilia. La psicología evolutiva ha mostrado que los conservadores tienden a tener una mayor sensibilidad al riesgo y la amenaza, lo que se traduce en preferencia por grupos conocidos y homogéneos (sesgo de homofilia). Esto puede derivar en círculos sociales más pequeños, compuestos por personas con ideologías similares.

Fundamentación sociológica: Capital social “bridging” vs. “bonding”

El sociólogo Robert Putnam distingue entre: Capital social de vínculo (“bonding”): relaciones cerradas, entre personas similares (ej. familiares, miembros del mismo grupo religioso o ideológico). Frente a ello: Capital social de puente (“bridging”): relaciones abiertas entre personas de distintos grupos sociales o culturales.

Diversos estudios han señalado que los progresistas tienden a generar más capital social de tipo bridging, mientras que los conservadores tienden más al bonding. Esto amplía tanto el tamaño como la diversidad del círculo social de los progresistas.

Datos empíricos y estudios:

Redes sociales y diversidad de contactos: Estudios como los de Pew Research Center y la plataforma Facebook han mostrado que los usuarios con posturas progresistas tienden a tener: Más contactos de distintos orígenes culturales y raciales. Mayor exposición a puntos de vista diversos. Participación más activa en comunidades digitales abiertas. En contraste, los usuarios conservadores tienden a círculos más homogéneos y menor exposición a la diferencia ideológica.

Estudios sobre migración, urbanismo y movilidad social: Los progresistas tienden a vivir en entornos urbanos, más densamente poblados y culturalmente diversos, lo cual facilita una mayor red de contactos. Además, están más abiertos a la movilidad y a cambiar de lugar de residencia, lo cual amplía su red social.

Contraargumentos y matices: El tipo de comunidad importa: En comunidades rurales o religiosas, los conservadores pueden tener redes sociales densas, aunque menos diversas. Pueden ser pequeñas pero muy cohesionadas. No todos los progresistas tienen círculos amplios: Hay progresistas que, por otros factores (introversión, aislamiento, desigualdad), mantienen redes sociales reducidas. Cambios generacionales: La polarización actual puede afectar el tamaño del círculo social de ambos grupos, especialmente si hay intolerancia hacia el disenso.

Síntesis final: En términos generales, y según múltiples estudios en psicología, sociología y ciencia política, las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras. Esta diferencia se explica por factores de personalidad (apertura), preferencia por la diversidad, menor sensibilidad al riesgo, y una mayor disposición al contacto intercultural e interideológico.

Sin embargo, esta tendencia no es absoluta, y debe considerarse en función del contexto cultural, la edad, el entorno geográfico y otros factores individuales. Las ideas abiertas construyen redes abiertas. La diversidad no divide: expande tu mundo. Más allá de la burbuja: cómo piensan quienes tienen más amigos (post previo reciente).

REFERENCIAS EUROPEAS Y ESPAÑOLAS


1. Inglehart & Welzel – Modernization, Cultural Change and Democracy (2005). Contexto: Análisis global, incluyendo Europa. Tesis clave: La modernización lleva a un cambio de valores desde la seguridad (más conservadora) hacia la autoexpresión (más progresista). Las sociedades con valores de autoexpresión (más progresistas) tienden a ser más abiertas, diversas y con redes sociales más amplias. Disponible en español.

2. Fundación BBVA – Estudio europeo de valores (últimas ediciones: 2019 y 2023) 🔗 Fundación BBVA – Valores y cultura democráticaMuestra que los españoles con valores progresistas tienen mayor aceptación de la diversidad cultural, sexual y religiosa, y muestran mayor participación en redes sociales amplias, actividades culturales y ONGs. Comparativa europea: España se sitúa entre los países más abiertos de Europa Occidental, junto con Países Bajos y Suecia.

3. CIS – Centro de Investigaciones Sociológicas (España) 🔗 www.cis.esDiversas encuestas del CIS han mostrado que las personas de ideología progresista tienen mayor participación en movimientos sociales, redes de voluntariado y colectivos culturales. También están más dispuestas a establecer relaciones con personas de otras religiones, razas o nacionalidades. Por ejemplo, la Encuesta sobre actitudes hacia la inmigración y la Encuesta sobre diversidad y convivencia (últimas ediciones 2021–2023).

4. Manuel Castells – La era de la información (1996–2003). Tesis clave: La red es la forma organizativa dominante en la sociedad contemporánea. Castells muestra cómo las personas con valores postmaterialistas (progresistas) se integran más en redes sociales extensas y transnacionales, frente a la lógica de comunidad cerrada tradicional (más conservadora). Autor español de referencia internacional.

5. Observatorio Social de “la Caixa” – Cohesión social, diversidad y polarización en España (2020–2023) 🔗 Observatorio SocialRelevancia: Estudios sobre cómo los valores progresistas promueven mayor contacto con la diversidad y redes sociales más ricas. También relacionan actitudes xenófobas con ideologías conservadoras y círculos sociales más homogéneos.

6. Eurobarómetro – Valores europeos y diversidad cultural (últimas ediciones) 🔗 Eurobarómetro oficialRelevancia: Ciudadanos de orientación progresista son más proclives a aceptar la multiculturalidad, las uniones LGTB, la movilidad y el pluralismo religioso, lo que se correlaciona con redes sociales más diversas y abiertas.

7. Salvador Giner – Sociología (2005). Autor: Sociólogo español, fundador de la revista Revista Internacional de Sociología. Relevancia: En su obra, analiza cómo los valores progresistas tienden a fomentar la sociabilidad abierta, el cosmopolitismo y la flexibilidad en la estructura de las redes sociales.

Estas referencias demuestran que tanto en España como en Europa, los valores progresistas  se correlacionan con mayor apertura hacia la diversidad, favorecen la participación en redes amplias, plurales y dinámicas y contrarrestan el sesgo de homofilia que tiende a caracterizar a los entornos conservadores.

Sigue otra selección de libros, estudios y referencias académicas que respaldan la tesis de que las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras:

1. Jonathan Haidt – The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion (2012). Tesis clave: Las diferencias políticas están relacionadas con fundamentos morales distintos. Haidt muestra que los progresistas priorizan valores como la equidad y la novedad, lo que se asocia con mayor apertura social y diversidad en redes.

2. Chris Mooney – The Republican Brain: The Science of Why They Deny Science—and Reality (2012). Tesis clave: Diferencias neurológicas y de personalidad entre progresistas y conservadores. Basado en estudios neurocientíficos que muestran que los progresistas tienen una amígdala menos reactiva al miedo, lo que se traduce en mayor tolerancia a lo distinto y apertura social.

3. Robert Putnam – Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community (2000). Tesis clave: Disminución del capital social en EE. UU. y sus diferencias ideológicas. Introduce las nociones de capital social bonding (cerrado, típico en conservadores) y bridging (abierto, típico en progresistas).

4. Pew Research Center – Political Polarization in the American Public (2014). 🔗 Enlace al estudio (Pew). Muestra que los progresistas tienden a vivir en zonas urbanas más densas y multiculturales, mientras que los conservadores tienden a entornos más homogéneos. Esto influye en la diversidad y tamaño del círculo social.

5. Peter Hatemi y Rose McDermott – Man Is by Nature a Political Animal: Evolution, Biology, and Politics (2011). Tesis clave: La ideología política tiene componentes biológicos y hereditarios. Demuestra que la “apertura a la experiencia” (vinculada a progresismo) se relaciona con actitudes más tolerantes y redes sociales más diversas.

6. Arlie Russell Hochschild – Strangers in Their Own Land (2016). Tesis clave: Estudio etnográfico de conservadores en EE. UU. Contrasta su tendencia a mantener redes sociales cerradas y homogéneas frente al enfoque más expansivo y multicultural de los progresistas.

7. Marc Hetherington & Jonathan Weiler – Authoritarianism and Polarization in American Politics (2009). Tesis clave: Analiza la relación entre autoritarismo, miedo al cambio y conservadurismo. El autoritarismo se relaciona con desconfianza hacia lo diferente, lo que limita la amplitud y diversidad del círculo social.

8. John Hibbing et al. – Predisposed: Liberals, Conservatives, and the Biology of Political Differences (2013). Tesis clave: Diferencias en la percepción de amenaza y novedad. Conservadores reaccionan más intensamente ante estímulos amenazantes, lo que puede reducir la variedad de sus relaciones sociales.

9. Estudio de Kosinski, Stillwell y Graepel (2013) – Private traits and attributes are predictable from digital records of human behavior. (PNAS, Proceedings of the National Academy of Sciences). 🔗 Enlace al estudioA través de datos de Facebook, se encontró que los usuarios con ideología progresista tenían redes de contactos más extensas y diversas.