Ella tenía 8 años y él 9. Ella vivía en un pequeño pueblo, Ubidea, y él era un veraneante. Se conocían de todas aquellas antiguas vacaciones estivales de tres meses. Él llegaba la víspera del día de la fiesta de San Juan para iniciar el verano.
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Descubrimiento o Anagnórisis: Nuestro primer haibun
Haibun de una semana intensa, con su haiku final
Haibun es una palabra japonesa compuesta por dos kanji (caracteres ideográficos: hai y bun, literalmente, “ensayo de haiku”) que se puede traducir como “Cuaderno de haiku” o “Diario de haiku”.
Algunos de los antiguos haijin (poetas de haiku), acostumbraban anotar en un cuaderno sus impresiones y descripciones de viaje, sus actividades, bocetos, o todo motivo que fuera de interés, en párrafos concisos, fundamentalmente en su relación con la naturaleza y el entorno humano, cerrando esos apuntes con un haiku o, según el caso, al inicio del escrito, o intercalando uno o más poemas entre párrafos. También el texto en prosa podía ser tal sin contener ningún haiku final, aunque estaba impregnado de su espíritu.
El haibun, por lo tanto, (tal como se ha extendido en Occidente) es el conjunto de anotaciones que combina prosa poética y un haiku y, por extensión, cada uno de los temas con inicio y cierre determinados que dan marco al poema, o bien, este como acotación incidental. El relato puede ser autobiográfico, biográfico, descriptivo, incluso imaginario, en un lenguaje en que el poeta expresa la impresión de lo que percibe y siente (frente a lo inmediato o a lo pasado), sumando a la narración uno o varios haiku , aunque la costumbre más arraigada es la de incluir el poema al final de lo referido (según el autor), procurando a veces la síntesis y, en otras, como complemento de lo expresado en una particular reciprocidad.
El haiku es un género poético originario de Japón. Las redes sociales han contribuido a que sea conocido en todo el planeta. Sin duda, el rasgo más distintivo de un haiku es su forma: los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.
Más posts sobre muchos haiku y algunos haibun.
Lo peor de la vejez
Haibun inicial, que es compartir una imagen, una etapa, un sentimiento:
Lo peor de la vejez es la pérdida de personas queridas, que recuerdas cuando pasas por sus casas, que eran paradas obligadas de amistad, comidas y cenas, café y conversación. Esa sensación de agradecimiento por todo lo que aportaron a tu vida, y una reflexión sobre el legado que debemos dejar a los demás.
Son quienes nos rodean quienes nos perpetuarán con recuerdos indelebles de que apostaste por la familia, por tus hijos y nietos, por esa familia extendida tejida de sangre, amistad, trabajo y proyectos comunes,... Es lo único que dejamos al irnos.
Algo es el cielo se equilibra cuando persiste la labor que hiciste durante años, más en el tiempo libre que en el laboral, más cuando eras tú mismo. Nunca conocemos el verdadero valor de un momento hasta que se convierte en memoria. Siempre existiremos, mientras que haya quien nos imagine a su lado.
Oscilemos en la escala intergeneracional. El problema es que buscamos a alguien con quien envejecer juntos, mientras que el secreto es encontrar a alguien con quien seguir siendo niños, como apuntó Charles Bukowski. Llevemos nuestra niñez con nosotros, esa alegría infantil innata de vivir cada día.
Doble revelación
Ella tenía 8 años y él 9. Ella vivía en un pequeño pueblo, Ubidea, y él era un veraneante. Se conocían de todas aquellas antiguas vacaciones estivales de tres meses. Él llegaba la víspera del día de la fiesta de San Juan para iniciar las vacaciones.
Eran vecinos en dos casonas anexas, junto a la fuente de agua de hierro. De familia numerosa, la niña se ocupaba permanentemente de una hermanita de 3 años. Él llegó en el autobús a mediodía. A la tarde, al salir a la calle, ella le esperaba con la pequeña. Ella le dijo varias veces cuánto se entusiasmaba su hermanita de que él hubiera venido. Jugaron toda la tarde, y él tuvo que escuchar continuamente aquella cantinela de ella: "Nenita, dile cuánto te alegras de que él esté aquí".
Aquella noche, antes de dormirse, él se preguntaba por qué aquella niñita, que apenas le conocía, se alegraba tanto de su venida. Finalmente adivinó el maravilloso descubrimiento: Comprendió que ellas siempre son más sutiles e inteligentes, porque hablan por boca de otros, y descubrió lo que es el Amor.
Ubide (Ubidea) Una foto de pocos años después (2003)...
Otra con la casa nueva de 2008.
-------- Actualización a 1-7-2020 --------
Nueva redacción como un haibun, para el blog colectivo "Máquinas de escribir".
-------- Actualización a 1-7-2020 --------
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