Casi coincidmos Carmen (1955) y yo (1953), apenas separados por dos meses, con la pareja formada por y Jill (1951) y Joe (1942) Biden.HAPPY ANNIVERSARY: Former President Joe Biden and former First Lady Jill Biden are celebrating 48 years of marriage. 🥂 pic.twitter.com/d0ZDDUbRrd
— Local 12/WKRC-TV (@Local12) June 17, 2025
48º aniversario de boda de Carmen y Mikel
Por qué amo mi rutina (y por qué tú también podrías)
Hay días, sobre todo en un verano de AlicanTerapia (más posts), que parecen repetirse con un ritmo tan previsible que casi podríamos recitarlos de memoria: levantarse temprano, antes andar ahora nadar unos largos en la piscina, escribir unas páginas, conversar y aprender con amistades de todas las edades y disfrutar de la naturaleza y del entorno.
Lejos de ser un signo de monotonía, la rutina es un espacio de cultivo. Como dijo Gustave Flaubert: «Sé regular y ordenado en tu vida para ser vehemente y original en tu obra».
La rutina nos da la estructura sobre la que construimos. La piscina, por ejemplo, no es solo ejercicio: es una forma de meditación en movimiento. El agua obliga a un diálogo interior. Al nadar, uno se encuentra con su respiración, sus pensamientos, y el ritmo cadencioso calma la mente y abre espacio a la creatividad. He resuelto más problemas en el silencio líquido de una piscina que en muchas tormentas de ideas.
Luego está la escritura diaria. No siempre se escribe bien, algunos casi nunca lo hacemos, pero siempre se entrena la mirada. La costumbre de sentarse ante la página vacía enseña humildad: hay días fecundos y otros baldíos, pero la rutina hace el trabajo. La gran escritora Joan Didion, a la que pronto dedicaremos un post, apuntó: «Escribo para saber lo que pienso».
Por último, las conversaciones con vecinos y amigos, de aquí y de allá, de niños a abuelos. Algunos ven en ellas una distracción; para mí son parte esencial de la rutina. Son laboratorios de ideas, espacios donde uno se expone a lo que no sabe. Nada reemplaza una buena charla, con risas o con silencios compartidos, para sentir que la vida tiene textura.
La rutina no es prisión. Es un andamiaje. Gracias a ella podemos explorar lo incierto sin miedo de perdernos. O como decía Séneca: «La vida sin un plan es errar al azar».
Así, cada día que parece igual es, en el fondo, diferente. Porque somos diferentes después de cada brazada, de cada frase escrita, de cada conversación. Y esa es la magia de la rutina bien elegida: nos mejora. Añade a la rutina diaria un poco de lectura, otra dosis de aprendizaje y un montón de amor. Así será más feliz.
"Nada sucede dos veces
— literland (@literlandweb1) July 23, 2024
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.
En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano..."
Wislawa Szymborska pic.twitter.com/cHuqW7AKPW
El papel de las mitocondrias en la salud y la longevidad
- 'Snacks' de movimiento: Mantenerse saludable incluye actividad física, «que no ejercicio». Es decir, para que tus mitocondrias vayan como la seda y tú también no hace falta que te conviertas en un atleta. «Se trata de mantenerse activo a lo largo de la jornada. Es más importante eso que hacer deporte una hora y pasar el resto del día sentado». El experto propone que sustituyamos los 'snacks' de comida que nos ponemos en los ratos de ocio (aceitunas, patatas, gominolas...) por lo que llama «snacks de movimiento: levántate cada hora, haz unos saltos, o unas sentadillas o bici estática... ¡Con un minuto es suficiente!».
- Come como tu bisabuelo. La comida ultraprocesada no es el combustible que necesita nuestro cuerpo. Es la gasolina que alimenta el incendio que devora nuestra salud. «Hay que comer como nuestros abuelos... o mejor dicho, como nuestros bisabuelos: comida real, de calidad y evitando sobrealimentarnos porque esto satura las mitocondrias». Según su planteamiento, hay que ingerir de todo: verduras, pescado, carnes, frutos secos... «Y beber agua, al menos dos litros al día. Uno de los primeros síntomas de que estamos deshidratados es el cansancio». Otro asunto que tenemos que poner en práctica es el ayuno intermitente (post reciente). Se trataría de pasar al menos 12 horas sin probar bocado y lo ideal sería que lo hiciéramos en nuestro descanso nocturno. «Nuestra genética está programada para ello», señala. «Podemos retrasar un poco el desayuno para conseguirlo». Durante el ayuno, el cuerpo experimenta cetosis y cambia su fuente de combustible de glucógeno almacenado a ácidos grasos.
- No descuides el magnesio, Una dieta equilibrada debería proporcionarnos todo lo que necesitamos, pero hay un nutriente que tenemos que cuidar: debemos mantener nuestros niveles de magnesio adecuados. – ¿Con suplementos? – O tomando alimentos ricos en él. Aunque para eso hay que asegurarse que son de calidad y muchas veces no son fáciles de conseguir porque la agricultura intensiva y el suelo empobrecido influyen negativamente. Esta molécula está presente en «verduras de hoja verde como las espinacas, el kale, las acelgas, el brócoli...», el cacao puro, frutas «como aguacates, frambuesas, plátanos...», frutos secos y alimentos del mar. Por cierto, ojo con el estrés, que es un vampiro del magnesio.
- Baños de sol... y de frío. Pasar horas bajo el sol no es buena idea, pero darse pequeños baños diarios les encantan a nuestras mitocondrias. «No se trata de exponerse a él a las tres de la tarde en agosto», advierte, pero sí pasar unos minutos al amanecer o al atardecer. «Y podemos hacerlo desde casa, con la ventana abierta, eso sí, no detrás del cristal». También conviene darse baños de frío. «Nuestras mitocondrias elevan nuestro metabolismo y producen calor». Para estimularlas, hay que huir «del sedentarismo térmico en el que afortunadamente vivimos». No se trata de apagar la calefacción y pasar frío durante horas, «basta con, por ejemplo, salir a la calle y esperar un poco a sentirlo antes de ponerse el abrigo».
- Respirar bien. Lo hacemos de continuo, pero le prestamos poca atención. Es hora de empezar a respirar bien: «Por la nariz y no por la boca porque la oxigenación es mayor y más completa». También conviene hacerlo de forma «profunda y usando el diafragma». «Según un estudio de la Universidad de Stanford, con tan sólo cinco minutos al día de práctica de esta técnica ya se obtienen beneficios para la salud», señala en el libro, donde despliega toda su teoría,
Las mitocondrias son una flipada!! Míralas aquí de parranda, marcadas de amarillo en una célula en cultivo. Vídeo de @MAG2ART pic.twitter.com/qqMoe00458
— Conchi Lillo🧠🔬👀 (@ConchiLillo) March 28, 2024
¿Cómo afecta la hora de comer a tu longevidad?
El envejecimiento se asocia con el declive gradual de los ritmos circadianos, lo que plantea la cuestión de si los mecanismos farmacológicos o conductuales que aumentan la solidez circadiana pueden ralentizar el proceso de envejecimiento. La alimentación restringida en el tiempo es un mecanismo para aumentar los ritmos internos, e incluso la administración restringida en el tiempo de una dieta rica en grasas durante la fase activa, en concreto, puede prevenir la obesidad inducida por la dieta y las comorbilidades asociadas, incluso en un contexto de alteración circadiana. Aunque la restricción calórica favorece la longevidad, no está tan claro hasta qué punto está implicado el reloj biológico de 24 horas.
La cronobiología y los ritmos circadianos explican lo que diferentes ensayos clìnicos han concluido. Comer y/o cenar tarde puede dificultar la pèrdida de peso corporal e incrementar el riesgo cardiometabólico. pic.twitter.com/crJ7Uk0wW0
— Ramón De Cangas Morán. (@DrRamonDeCangas) February 22, 2024
Stefan Klein, #físico y #filósofo: “Tenemos más tiempo libre que nuestros #abuelos, pero vivimos más agobiados”. #biorritmos #intergeneracional https://t.co/JIz9ue8Rhg a través de @eldiarioes
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) March 2, 2024
Envía una carta para una persona mayor en navidad
Envía Una Carta Para Un Abuelo 2023
Regala una sonrisa enviando “Una Carta Para Un Abuelo” 💌 Entra en la web https://t.co/DBmTAK1vpo Esta Navidad, la felicidad llega en un sobre 🎄 #UnaCartaParaUnAbuelo #AdoptaUnAbuelo #CartasNavidad #LosMayoresMolan pic.twitter.com/oLTFGZ8I5J
— Adopta Un Abuelo (@adoptaunabuelo) November 29, 2023
Abuelas y abuelos para grandes literatos


Pescueza, un pueblo amigable para las personas mayores
Activa tu comunidad vecinal en Getxo, proyecto inspirado en "La escalera"

Cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos

Hay un período / cuando los padres / quedamos huérfanos / de nuestros hijos.
Es que los niños crecen independientemente de nosotros, / como árboles murmurantes / y pájaros imprudentes.
Crecen / sin pedir permiso a la vida. / Crecen / con una estridencia alegre / y, a veces, / con alardeada arrogancia. / Pero / no crecen todos los días, / crecen de repente.
Un día se sientan cerca de ti / y con una naturalidad increíble / te dicen cualquier cosa / que te indica que / esa criatura de pañales, / ¡ya creció!
¿Cuándo creció / que no lo percibiste?
¿Dónde quedaron / las fiestas infantiles, / el juego en la arena, / los cumpleaños con payasos?
El niño crece / en un ritual de / obediencia orgánica / y desobediencia civil.
Ahora estás allí, / en la puerta / de la discoteca / esperando no sólo que no crezca, / sino que aparezca.
Allí están / muchos padres al volante / esperando que salgan.
Y allí están / nuestros hijos, / entre hamburguesas y gaseosas.
Con el uniforme / de su generación / y sus incómodas / y pesadas mochilas / en los hombros.
Allá estamos nosotros, / con los cabellos canos.
Y esos son / nuestros hijos, / los que amamos / a pesar / de los golpes de los vientos, / de las escasas cosechas de paz, / de las malas noticias / y la dictadura de las horas.
Ellos crecieron amaestrados, / observando y aprendiendo / con nuestros errores / y nuestros aciertos.
Principalmente / con los errores / que esperamos no se repitan.
Hay un periodo / en que los padres / vamos quedando / huérfanos de los hijos.
Ya no los buscaremos más / en las puertas de las discotecas / y del cine.
Pasó el tiempo del piano, / el fútbol, / el ballet, / la natación.
Salieron del asiento de atrás / y pasaron / al volante de sus propias vidas.
El secreto es esperar. / En cualquier momento / nos darán nietos.