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Otra vuelta de tuerca: Entre la razón y la fantasía

Si hay una novela esencial y una de nuestras favoritas, que tuvo varios intentos de convertirse en película pero sin lograrlo, es Otra vuelta de tuerca de Henry James. Así que mejor escuchar (en un audiolibro como el incluido) o leerlo en un libro, que no verlo en el cine. Publicada en 1898, con el título original: The Turn of the Screw, es una novela corta de terror gótico, estructurada como un relato enmarcado que explora temas de aislamiento, inocencia y lo sobrenatural en una remota mansión inglesa. 

Un narrador en una reunión cuenta la historia de una joven institutriz que acepta cuidar a dos huérfanos —Flora y Miles— en una aislada mansión de campo. Pronto la institutriz comienza a percibir apariciones: primero un hombre (Peter Quint) y luego una mujer (Miss Jessel). Convencida de que esos espectros han influido en los niños, la institutriz se empeña en protegerlos; pero su lucha plantea una ambigüedad persistente: ¿son reales las presencias o son proyecciones de la mente de la narradora? El relato mantiene la tensión entre lo sobrenatural y la psicología, dejando intencionadamente abiertas múltiples interpretaciones.

La historia se centra en la tensión psicológica de una joven institutriz y los niños a su cargo, con una narración ambigua que deja al lector cuestionando la realidad de los eventos. A continuación, un resumen detallado de la trama, incluyendo personajes principales y eventos clave, sin spoilers innecesarios.

Personajes Principales:
- La institutriz: Protagonista anónima y narradora en primera persona del manuscrito principal. Una joven de origen modesto, contratada para cuidar a los niños, se involucra profundamente en su bienestar. Su perspectiva subjetiva impulsa la historia, revelando sus observaciones, miedos y convicciones crecientes.
- Miles: El sobrino de unos 10 años del tutor de los niños. Encantador, inteligente y bien educado, regresa de un internado. Su comportamiento y la expulsión inexplicada del colegio añaden intriga.
- Flora: La hermana menor de Miles, de unos 8 años, vivaz e inocente en apariencia. Vive en la mansión y forma un vínculo cercano con la institutriz.
- El tío: El tutor rico de los niños, que vive en Londres. Atractivo y carismático, contrata a la institutriz pero exige aislamiento total de los asuntos de los niños, prohibiendo cualquier contacto con él.
- Mrs. Grose: La ama de llaves amable pero analfabeta de la mansión. Actúa como confidente de la institutriz y proporciona información clave sobre la historia del hogar.
- Peter Quint: El difunto valet anterior de la mansión, conocido por su relación cercana e inapropiada con la institutriz previa. Aparece como una figura espectral.
- Miss Jessel: La institutriz anterior, fallecida, que tuvo una asociación escandalosa con Quint y pasó mucho tiempo con los niños. También se manifiesta como presencia fantasmal.
- Douglas: Personaje del prólogo que comparte el manuscrito con el grupo. Conocía a la institutriz y la admiraba.

 

Henry James (1843–1916) fue un novelista y cuentista estadounidense que pasó buena parte de su vida en Europa y adoptó la ciudadanía británica al final de su vida. Es considerado un puente entre el realismo decimonónico y las técnicas modernistas: su obra explora con finura la conciencia, la percepción y las relaciones sociales entre americanos y europeos. Entre sus obras destacadas están The Portrait of a Lady, The Ambassadors y The Wings of the Dove

The Turn of the Screw apareció primero por entregas en la revista Collier’s Weekly y luego se publicó en volumen junto a otra novela corta en The Two Magics. Se trata de una novela corta (novella) pensada como relato de fantasmas, escrita en la madurez creativa de James y enmarcada en una estructura de narración enmarcada (historia contada en una velada, con el relato principal remitido por la institutriz). 

Temas principales:

- Ambigüedad narrativa: James trabaja la focalización de modo que el lector nunca llega a una evidencia indiscutible; la duda es el motor del relato.
Inocencia y corrupción: la tensión entre la supuesta pureza infantil y las influencias externas (reales o imaginadas). 
Locura vs. lo sobrenatural: la obra ha generado dos grandes líneas críticas: la que la lee como cuento de fantasmas clásico y la que interpreta la historia como un descenso psicótico de la institutriz. Ambas lecturas han alimentado debates literarios y adaptaciones. 
Estructura y estilo: economía del relato corto, uso de la voz enmarcada y la precisión psicológica son rasgos jamesianos que aquí se concentran en un formato terrorífico y simbólico.

La novela sigue interesando y funciona como un excelente ejemplo para enseñar cómo la forma narrativa construye sentido: la voz, la focalización y la omisión son herramientas que generan significados múltiples. Además, su ambigüedad permite debates en aulas de literatura sobre metodología crítica: lectura histórica, psicoanalítica, feminista y de teoría de la narración, entre otras. Cita final seleccionada: ¿Acaso no valía la pena tender una mano a su espíritu para alcanzar su alma?” 

Un film derivado, entre otros, que no logra alcanzar el contexto único del libro,...

Historias de diván: cuando la consulta se hace literatura

En 2007 Gabriel Rolón publicó Historias de diván, un libro que no pretende enseñar técnicas terapéuticas ni erigir teoría nueva, sino acercar al lector a la experiencia clínica: a esos instantes en los que la palabra —dictada por el dolor o por la vergüenza— encuentra una escucha y, con ello, la posibilidad de ser pensada. Cada relato es una pequeña escena de consultorio donde afloran heridas antiguas (duelos, celos, abandonos), mecanismos de defensa y, sobre todo, la apuesta por resignificar el pasado.

Lo notable de la obra no es sólo su honestidad sino su estilo: Gabriel Rolón describe con economía narrativa y respeto al paciente, evitando el efectismo fácil. El lector entra en la sala, acompaña el silencio, presencia una frase que cae y una interpretación que abre una ventana. El resultado es una lectura doble: tanto humana como pedagógicaHistorias de diván funciona como ejemplo de cómo la escucha profesional puede aportar recursos para comprender conflictos que todos, en mayor o menor medida, vivimos.

Para docentes de literatura, filosofía o educación emocional, el libro ofrece materiales preciosos: fichas de personaje para trabajar la empatía, textos breves para analizar cómo la narrativa puede transformar una experiencia personal y preguntas para debatir en clase sobre memoria, responsabilidad y vínculo. Y para lectores interesados en la condición humana, es una lectura cercana que recuerda que, a menudo, nombrar el dolor es empezar a desarmarlo.

Gabriel Rolón (n. 1961, La Matanza, provincia de Buenos Aires) es licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, psicoanalista de profesión y divulgador habitual en radio y televisión. Su salto a la popularidad como autor comenzó con Historias de diván, que lo convirtió en uno de los escritores más leídos de Argentina en la última década; desde entonces ha publicado otros títulos de divulgación y una novela. Rolón combina su formación clínica con un estilo narrativo próximo, orientado a poner en lenguaje accesible temas del inconsciente, el duelo, los vínculos y los malestares cotidianos. 

Historias de diván reúne relatos basados en casos clínicos —transcripciones o reescrituras de sesiones— en las que el analista relata el encuentro con distintos pacientes y las historias que estos traen al consultorio: duelos, celos, infidelidades, miedos, heridas de la infancia y reconstrucciones del pasado. No es una novela en sentido estricto sino una colección testimonial que busca mostrar cómo el psicoanálisis escucha y nombra el sufrimiento humano, y cómo la palabra puede convertirse en herramienta de transformación. El tono oscila entre la confidencia clínica, el ensayo y la narración breve, con una cuidada voluntad de hacer accesible el aparato conceptual del psicoanálisis al lector general. 

El libro se compone de varias historias/autorretratos clínicos —en las ediciones aparecen ocho o diez relatos—, cada uno centrado en un paciente distinto y en un conflicto vital determinado. El narrador (el analista) introduce al lector en la escena del consultorio, describe la situación que trae el paciente y, paso a paso, las intervenciones, los silencios y las interpretaciones que emergen. 

Sus temas recurrentes son duelo, abandono, celos, culpa, memoria, “resignificación” del pasado, herencias familiares y la tensión entre lo que se dice y lo que se calla. El libro destaca la importancia del relato personal: contar la propia historia —aunque sea dolorosa— permite organizar la experiencia y, a veces, transformar la relación con el pasado. 

Su estilo es de una claridad expositiva, anécdotas clínicas narradas con respeto, y frecuentes reflexiones meta-psicológicas que buscan que el lector comprenda el proceso terapéutico sin tecnicismos innecesarios. Su valor pedagógico radica en que funciona como puerta de entrada al psicoanálisis para lectores no especialistas y como material útil para debates en aulas de humanidades, filosofía y educación emocional.

Algunas citas de muestra- “Mirá, a veces es interesante ver cómo uno repara afuera, en otros, lo que no puede reparar adentro.”  - “A veces el tiempo y la memoria cambian un poco las cosas.” - “El amor es un sentimiento cuyo inicio se reconoce mirando hacia atrás e iluminando el pasado con la luz del presente.” 

Historias de diván mantiene su vigencia porque combina empatía clínica con economía narrativa: es accesible sin trivializar, cercano sin condescendencia. Aprovecha la fuerza de lo testimonial para hablar de problemas universales: cómo vivimos las pérdidas, cómo repetimos patrones, y cómo la palabra —en manos de un buen oyente— puede abrir posibilidades de cambio. Es, además, un texto útil para quienes trabajan en educación porque propone recursos prácticos para introducir la reflexión emocional en el aula. 

J. G. Ballard, autor de ciencia ficción, Crash y El imperio del sol

J. G. Ballard es uno de los escritores más singulares del siglo XX. Su obra oscila entre la memoria personal —marcada por su infancia en un campo de concentración japonés durante la Segunda Guerra Mundial— y las visiones inquietantes de un futuro dominado por la tecnología, la violencia y la alienación. Desde la provocación radical de Crash hasta la crudeza autobiográfica de El imperio del Sol, Ballard exploró con lucidez y valentía cómo los entornos extremos moldean la mente humana.

James Graham Ballard nació el 15 de noviembre de 1930 en Shanghái (China), en el seno de una familia británica. Su infancia quedó marcada por la Segunda Guerra Mundial: tras la invasión japonesa, él y su familia fueron internados en un campo de prisioneros en Lunghua, experiencia que narraría más tarde en El imperio del Sol.

J. G. Ballard tras la guerra, se trasladó a Inglaterra. Estudió medicina y luego literatura en Cambridge, pero no terminó la carrera. Se formó como piloto en la Royal Air Force, aunque abandonó pronto la vida militar. Trabajó en revistas y se adentró en la escritura de ciencia ficción, primero dentro de la llamada New Wave, con relatos sobre paisajes postapocalípticos, distopías tecnológicas y la psicología humana en mundos extremos.

Ballard fue un escritor provocador y visionario, obsesionado con la relación entre tecnología, violencia, deseo y alienación moderna. Obras como Crash (1973) lo consolidaron como autor de culto, mientras que El imperio del Sol (1984) le dio un reconocimiento internacional más amplio. Murió en Londres en 2009 a causa de un cáncer de próstata.

Crash (1973). Novela polémica y experimental, donde Ballard explora la erotización de los accidentes automovilísticos. El protagonista (una versión ficticia de Ballard) entra en contacto con Vaughan, un personaje obsesionado con recrear accidentes de tráfico y sus connotaciones sexuales. La obra plantea cómo la modernidad, el consumo y la tecnología distorsionan la psicología humana, vinculando muerte, deseo y velocidad. Fue censurada en algunos lugares por su carácter perturbador, pero considerada un clásico del surrealismo tecnológico.

La película Crash, 1996, dirigida por David Cronenberg, es muy fiel al espíritu del libro: fría, clínica, sin concesiones. Muestra a un grupo de personajes que encuentran excitación sexual en los choques de coches. Fue recibida con controversia y censura (particularmente en el Reino Unido). Cronenberg enfatiza lo mecánico del sexo y lo metálico del cuerpo, creando una atmósfera inquietante y casi sin emociones.

El imperio del Sol (1984) es una novela semiautobiográfica, basada en la niñez de Ballard en Shanghái durante la ocupación japonesa. Protagonista: Jim, un niño inglés de once años que es separado de sus padres y termina en un campo de concentración en Lunghua. Relata la pérdida de la inocencia, el hambre, la brutalidad y el caos de la guerra, pero también la resistencia y la capacidad de adaptación de un niño. No es una narración sentimental, sino dura y lúcida, escrita con un estilo contenido. Supuso el gran éxito comercial de Ballard y fue finalista del Booker Prize. Merece escucharse en este audiolibro.

La película Empire of the Sun, 1987, fue dirigida por Steven SpielbergProtagonista: Christian Bale, en su primer papel importante en cine, interpreta a Jim. Spielberg suaviza algunos aspectos del libro para darle un tono más épico y emotivo, con su sello de espectáculo visual. Se centra en la pérdida de la infancia y la resiliencia del protagonista, con escenas memorables como el canto de Jim a los pilotos japoneses. Fue nominada a varios Oscar y consolidó a Bale como actor.


Como comparación e interrelación de ambas obras: Crash es provocación, frialdad y crítica de la modernidad tecnológica → su película también es oscura y extrema. El imperio del Sol es memoria, trauma de guerra y pérdida de inocencia → su película es más emotiva, con un aire de epopeya. Ambas muestran la obsesión de Ballard por cómo los entornos extremos (tecnológicos o bélicos) transforman la mente humana.

Ser progresista podría sumar años a tu vida

No es la primera vez que escribimos sobre esta idea, corroborada en Estados Unidos con los colectivos de electores demócratas y republicanos (ver en este post). La tesis que afirma que las personas progresistas tienden a ser más longevas que las conservadoras es sugerente y ha sido objeto de investigación en diversas disciplinas (epidemiología, sociología, psicología política). 

Aunque hay matices importantes y diferencias entre países, se puede desarrollar y fundamentar esta idea con argumentos basados en datos empíricos sobre salud y mortalidad, estilos de vida asociados a ideologías, así como por factores socioeconómicos, culturales y territoriales.

¿Por qué podría haber una diferencia de esperanza de vida entre progresistas y conservadores? La ideología política no es solo una opinión: se asocia a hábitos, entornos, actitudes frente al riesgo y a la ciencia, todos ellos relacionados con la salud y la longevidad. En general, los progresistas tienden a valorar más la prevención y la atención sanitaria pública, mantener estilos de vida más saludables, vivir en entornos urbanos con mejor acceso a servicios, y mostrar mayor apertura al conocimiento científico y cambios en salud pública.

Evidencia empírica basadas en estudios en Estados Unidos (más abundantes):

- Political affiliation and life expectancy. Estudio de Lee y Shapiro (2022) publicado en Health Affairs. Hallazgo: Los condados que votan mayoritariamente demócrata (progresista) tienen una esperanza de vida significativamente más alta que los condados republicanos. Diferencia acumulada: Hasta 4 años de diferencia en algunos casosCausa principal: Diferencias en acceso a salud, vacunación, tabaquismo, obesidad, políticas públicas.

Political ideology and health outcomes.  – Barry et al. (2014), American Journal of Public Health. Conclusión: Las personas liberales (progresistas) muestran mejor salud autodeclarada y mayor esperanza de vida, aunque también mayor ansiedad (parcialmente atribuida al contexto político hostil).

Factores explicativos de esta realidad multifactorial:

a) Estilos de vida y salud preventiva. Los progresistas tienden a apoyar medidas de salud pública como vacunas, mascarillas, dieta saludable, reducir conductas de riesgo (menos consumo de tabaco o armas, más ejercicio físico) y usar más el sistema de salud preventivo. Los conservadores, en especial en contextos rurales o religiosos, pueden mostrar desconfianza hacia la medicina científica, o defender la responsabilidad individual como única guía, lo cual retrasa diagnósticos y tratamientos.

b) Lugar de residencia y entorno social. En Europa y América, las personas progresistas suelen vivir en zonas urbanas, con más acceso a servicios sanitarios, mejor infraestructura y asistencia social, así como más posibilidades de educación y concienciación en salud. Las zonas rurales, con mayor voto conservador, tienen peor acceso a médicos, mayor obesidad y enfermedades crónicas y una pobreza estructural en muchos países.

c) Educación y nivel socioeconómico: La ideología progresista está correlacionada con niveles más altos de estudios, lo que mejora la comprensión y adherencia a pautas médicas y se asocia a mejores condiciones laborales y de vida. Las personas conservadoras, en algunos países, muestran promedios educativos algo inferiores, lo que se traduce en más vulnerabilidad social y sanitaria.

d) Actitudes frente al cambio y la ciencia: Los progresistas aceptan mejor el cambio y la innovación (incluida la médica) y confían en la comunidad científica y en políticas públicas de salud. Los conservadores muestran mayor desconfianza en instituciones y un rechazo más frecuente a avances (como vacunas nuevas, terapias experimentales, cambios en el sistema de salud).

En el contexto europeo y español, aunque la brecha ideológica en salud no es tan marcada como en EE. UU., existen diferencias relevantes en esperanza de vida y salud percibida según territorio, clase social y orientación política. En España las zonas urbanas con voto progresista (Madrid centro, Barcelona, Euskadi, Navarra) tienen esperanza de vida más alta que zonas rurales o más conservadoras (como algunas áreas de Castilla-La Mancha, Andalucía rural o Murcia). La Encuesta Nacional de Salud y los informes del INE confirman que el nivel educativo y la actitud hacia la prevención están fuertemente asociados con mejores indicadores de salud.

En Europa, en países como Suecia, Países Bajos o Alemania, donde el voto progresista suele coincidir con políticas de bienestar y sanidad universal fuerte, la esperanza de vida es más alta. Donde dominan posturas conservadoras antiestatistas (ej. Hungría, Polonia rural), los datos de salud pública son más pobres.

Algunos matices y contraargumentos: Algunos grupos conservadores de alto nivel socioeconómico (ej. conservadores británicos o alemanes) tienen acceso excelente a salud privada y buena longevidad. En países con sanidad universal fuerte, la ideología influye menos directamente, pero indirectamente sigue marcando estilos de vida. La religión conservadora puede tener efectos ambivalentes: protege del alcohol y promueve comunidad, pero puede dificultar acceso a salud reproductiva o vacunación.

En conclusión, aunque la longevidad está influida por muchos factores (genéticos, ambientales, económicos), la ideología política se relaciona indirectamente con la esperanza de vida: Las personas progresistas tienden a vivir más años porque adoptan estilos de vida más saludables, confían en la ciencia médica, acceden mejor a servicios de salud y viven en entornos urbanos con mayores recursos.

Algunas frases a modo de resumen: Los progresistas no sólo piensan en el futuro… también lo viven más tiempo. Las ideas abiertas no solo abren mentes… también prolongan vidas. Tu ideología puede estar en tu historial médico.

PS: Este es un post más de una larga serie dedicada a la longevidad que iniciamos el domingo 17-9-23. La longevidad ha sido un tema recurrente en este blog.

Progresistas: más abiertos, más amistades, más mundos

La idea de que las personas progresistas tienden a tener un círculo social más amplio que las personas conservadoras puede desarrollarse y fundamentarse desde diversas perspectivas: sociológica, psicológica y empírica. A continuación, se expone una argumentación estructurada, con referencias a investigaciones relevantes y teorías explicativas.

Comencemos con la definición de términos clave:

  • Progresismo: Orientación ideológica que valora el cambio social, la diversidad, la inclusión y los derechos individuales, promoviendo la apertura hacia nuevas ideas y formas de vida.
  • Conservadurismo: Orientación ideológica que prioriza el orden, la tradición, la estabilidad y la preservación de valores culturales o religiosos considerados fundamentales.
  • Círculo social: Conjunto de relaciones interpersonales que una persona mantiene, incluyendo amigos, conocidos, colegas, y otros vínculos sociales más o menos estrechos.

Fundamentación psicológica: 

1) Apertura a la experiencia (Big Five). Según el modelo de los “Cinco Grandes Rasgos de Personalidad” (Big Five), el rasgo de apertura a la experiencia está correlacionado positivamente con posturas progresistas. Este rasgo incluye la curiosidad, la creatividad y la tolerancia hacia lo nuevo y lo diferente. Las personas con alta apertura buscan activamente conocer personas de distintos orígenes, se involucran en contextos sociales diversos (activismo, comunidades creativas, espacios multiculturales) y están más dispuestas a mantener amistades con personas con ideas distintas.

En cambio, las personas con ideologías conservadoras tienden a puntuaciones más bajas en apertura a la experiencia, lo que podría limitar la diversidad y amplitud de su círculo social.

2) Amenaza percibida y sesgo de homofilia. La psicología evolutiva ha mostrado que los conservadores tienden a tener una mayor sensibilidad al riesgo y la amenaza, lo que se traduce en preferencia por grupos conocidos y homogéneos (sesgo de homofilia). Esto puede derivar en círculos sociales más pequeños, compuestos por personas con ideologías similares.

Fundamentación sociológica: Capital social “bridging” vs. “bonding”

El sociólogo Robert Putnam distingue entre: Capital social de vínculo (“bonding”): relaciones cerradas, entre personas similares (ej. familiares, miembros del mismo grupo religioso o ideológico). Frente a ello: Capital social de puente (“bridging”): relaciones abiertas entre personas de distintos grupos sociales o culturales.

Diversos estudios han señalado que los progresistas tienden a generar más capital social de tipo bridging, mientras que los conservadores tienden más al bonding. Esto amplía tanto el tamaño como la diversidad del círculo social de los progresistas.

Datos empíricos y estudios:

Redes sociales y diversidad de contactos: Estudios como los de Pew Research Center y la plataforma Facebook han mostrado que los usuarios con posturas progresistas tienden a tener: Más contactos de distintos orígenes culturales y raciales. Mayor exposición a puntos de vista diversos. Participación más activa en comunidades digitales abiertas. En contraste, los usuarios conservadores tienden a círculos más homogéneos y menor exposición a la diferencia ideológica.

Estudios sobre migración, urbanismo y movilidad social: Los progresistas tienden a vivir en entornos urbanos, más densamente poblados y culturalmente diversos, lo cual facilita una mayor red de contactos. Además, están más abiertos a la movilidad y a cambiar de lugar de residencia, lo cual amplía su red social.

Contraargumentos y matices: El tipo de comunidad importa: En comunidades rurales o religiosas, los conservadores pueden tener redes sociales densas, aunque menos diversas. Pueden ser pequeñas pero muy cohesionadas. No todos los progresistas tienen círculos amplios: Hay progresistas que, por otros factores (introversión, aislamiento, desigualdad), mantienen redes sociales reducidas. Cambios generacionales: La polarización actual puede afectar el tamaño del círculo social de ambos grupos, especialmente si hay intolerancia hacia el disenso.

Síntesis final: En términos generales, y según múltiples estudios en psicología, sociología y ciencia política, las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras. Esta diferencia se explica por factores de personalidad (apertura), preferencia por la diversidad, menor sensibilidad al riesgo, y una mayor disposición al contacto intercultural e interideológico.

Sin embargo, esta tendencia no es absoluta, y debe considerarse en función del contexto cultural, la edad, el entorno geográfico y otros factores individuales. Las ideas abiertas construyen redes abiertas. La diversidad no divide: expande tu mundo. Más allá de la burbuja: cómo piensan quienes tienen más amigos (post previo reciente).

REFERENCIAS EUROPEAS Y ESPAÑOLAS


1. Inglehart & Welzel – Modernization, Cultural Change and Democracy (2005). Contexto: Análisis global, incluyendo Europa. Tesis clave: La modernización lleva a un cambio de valores desde la seguridad (más conservadora) hacia la autoexpresión (más progresista). Las sociedades con valores de autoexpresión (más progresistas) tienden a ser más abiertas, diversas y con redes sociales más amplias. Disponible en español.

2. Fundación BBVA – Estudio europeo de valores (últimas ediciones: 2019 y 2023) 🔗 Fundación BBVA – Valores y cultura democráticaMuestra que los españoles con valores progresistas tienen mayor aceptación de la diversidad cultural, sexual y religiosa, y muestran mayor participación en redes sociales amplias, actividades culturales y ONGs. Comparativa europea: España se sitúa entre los países más abiertos de Europa Occidental, junto con Países Bajos y Suecia.

3. CIS – Centro de Investigaciones Sociológicas (España) 🔗 www.cis.esDiversas encuestas del CIS han mostrado que las personas de ideología progresista tienen mayor participación en movimientos sociales, redes de voluntariado y colectivos culturales. También están más dispuestas a establecer relaciones con personas de otras religiones, razas o nacionalidades. Por ejemplo, la Encuesta sobre actitudes hacia la inmigración y la Encuesta sobre diversidad y convivencia (últimas ediciones 2021–2023).

4. Manuel Castells – La era de la información (1996–2003). Tesis clave: La red es la forma organizativa dominante en la sociedad contemporánea. Castells muestra cómo las personas con valores postmaterialistas (progresistas) se integran más en redes sociales extensas y transnacionales, frente a la lógica de comunidad cerrada tradicional (más conservadora). Autor español de referencia internacional.

5. Observatorio Social de “la Caixa” – Cohesión social, diversidad y polarización en España (2020–2023) 🔗 Observatorio SocialRelevancia: Estudios sobre cómo los valores progresistas promueven mayor contacto con la diversidad y redes sociales más ricas. También relacionan actitudes xenófobas con ideologías conservadoras y círculos sociales más homogéneos.

6. Eurobarómetro – Valores europeos y diversidad cultural (últimas ediciones) 🔗 Eurobarómetro oficialRelevancia: Ciudadanos de orientación progresista son más proclives a aceptar la multiculturalidad, las uniones LGTB, la movilidad y el pluralismo religioso, lo que se correlaciona con redes sociales más diversas y abiertas.

7. Salvador Giner – Sociología (2005). Autor: Sociólogo español, fundador de la revista Revista Internacional de Sociología. Relevancia: En su obra, analiza cómo los valores progresistas tienden a fomentar la sociabilidad abierta, el cosmopolitismo y la flexibilidad en la estructura de las redes sociales.

Estas referencias demuestran que tanto en España como en Europa, los valores progresistas  se correlacionan con mayor apertura hacia la diversidad, favorecen la participación en redes amplias, plurales y dinámicas y contrarrestan el sesgo de homofilia que tiende a caracterizar a los entornos conservadores.

Sigue otra selección de libros, estudios y referencias académicas que respaldan la tesis de que las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras:

1. Jonathan Haidt – The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion (2012). Tesis clave: Las diferencias políticas están relacionadas con fundamentos morales distintos. Haidt muestra que los progresistas priorizan valores como la equidad y la novedad, lo que se asocia con mayor apertura social y diversidad en redes.

2. Chris Mooney – The Republican Brain: The Science of Why They Deny Science—and Reality (2012). Tesis clave: Diferencias neurológicas y de personalidad entre progresistas y conservadores. Basado en estudios neurocientíficos que muestran que los progresistas tienen una amígdala menos reactiva al miedo, lo que se traduce en mayor tolerancia a lo distinto y apertura social.

3. Robert Putnam – Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community (2000). Tesis clave: Disminución del capital social en EE. UU. y sus diferencias ideológicas. Introduce las nociones de capital social bonding (cerrado, típico en conservadores) y bridging (abierto, típico en progresistas).

4. Pew Research Center – Political Polarization in the American Public (2014). 🔗 Enlace al estudio (Pew). Muestra que los progresistas tienden a vivir en zonas urbanas más densas y multiculturales, mientras que los conservadores tienden a entornos más homogéneos. Esto influye en la diversidad y tamaño del círculo social.

5. Peter Hatemi y Rose McDermott – Man Is by Nature a Political Animal: Evolution, Biology, and Politics (2011). Tesis clave: La ideología política tiene componentes biológicos y hereditarios. Demuestra que la “apertura a la experiencia” (vinculada a progresismo) se relaciona con actitudes más tolerantes y redes sociales más diversas.

6. Arlie Russell Hochschild – Strangers in Their Own Land (2016). Tesis clave: Estudio etnográfico de conservadores en EE. UU. Contrasta su tendencia a mantener redes sociales cerradas y homogéneas frente al enfoque más expansivo y multicultural de los progresistas.

7. Marc Hetherington & Jonathan Weiler – Authoritarianism and Polarization in American Politics (2009). Tesis clave: Analiza la relación entre autoritarismo, miedo al cambio y conservadurismo. El autoritarismo se relaciona con desconfianza hacia lo diferente, lo que limita la amplitud y diversidad del círculo social.

8. John Hibbing et al. – Predisposed: Liberals, Conservatives, and the Biology of Political Differences (2013). Tesis clave: Diferencias en la percepción de amenaza y novedad. Conservadores reaccionan más intensamente ante estímulos amenazantes, lo que puede reducir la variedad de sus relaciones sociales.

9. Estudio de Kosinski, Stillwell y Graepel (2013) – Private traits and attributes are predictable from digital records of human behavior. (PNAS, Proceedings of the National Academy of Sciences). 🔗 Enlace al estudioA través de datos de Facebook, se encontró que los usuarios con ideología progresista tenían redes de contactos más extensas y diversas.