La tecnología es uno de los primeros factores o causas de la deflación, o inflación negativa. La tecnología en sí es deflacionaria, ya que genera un exceso de oferta que puede provocar una disminución generalizada de los precios,... hasta ahora. Con la crisis de semiconductores, la historia puede haber cambiado, al menos coyunturalmente. Los atascos logísticos, en la actualidad, han modificado el habitual perfil deflacionario de la tecnología.
Un caso histórico de deflación fue la digitalización de la música, cuando pasó de soportes físicos como el CD (cuando un álbum estaba valorado en aproximadamente 25$) hasta la compra en iTunes por menos de la mitad de los precios vistos hace veinte años aproximadamente, incluso teniendo en cuenta el daño inflacionario en las últimas décadas. La tecnología facilitó una disminución en el costo de producción musical. La entrega digital eliminó la necesidad de productos físicos costosos, al tiempo que aumentaba la eficiencia.
La actual inflación parece ser un espejismo: La robotización es deflacionaria per se y lo son también la tecnología de gran consumo y las plataformas tecnológicas. Las corrientes de fondo son intensamente deflacionarias. Cuando una empresa genera una disrupción en un sector (cada vez más a menudo), todo el sector entra en obsolescencia y en deflación de precios.
Así pues, la robotización es deflacionaria por doble motivo: reduce costes y debilita la demanda (al expulsar personas del mercado de trabajo, algo lamentable desde el punto de vista social). La tecnología de gran consumo crea deflación: un iPhone de hace un año vale hoy un 20% menos.
La Deflación Tecnológica se acabará imponiendo, por la imparable digitalización de los negocios. Hoy día todos los bienes y servicios son o serán comercializados como “empresas de software o desaparecerán”. La tecnología es el poder contemporáneo.