Es fácil predecir que el creciente "factor edad" será uno de los elementos más determinantesen las Elecciones Autonómica Vascas del 21 de abril de 2024. Siempre es lo ha sido, pero en una sociedad cada vez más longeva y activa, su influencia nos parece innegable,... Aunque, aparentemente, algunos partidos y sus asesores no lo demuestren con sus campañas y candidaturas, como explicaremos al final.
Por supuesto que tenemos la juventud más formada de la historia, lo que nos enorgullece, pero es evidente así mismo que contamos con unas personas mayores con máxima preparación, gran interés por la política y más movilizados que nunca y que ningún otro grupo de edad. Demos algunos datos de fuentes públicas recientes.
En EEUU diversos estudios de encuestas postelectorales revelaron que el 61% de los votos fueron emitidos por votantes mayores de 50 años en las 63 contiendas más competitivas para la Cámara de Representantes de EE.UU., en comparación con el 39% de los votos emitidos por votantes de 18 a 49 años. Y eso que es un país con menor edad promedio y menos longevo que Euskadi.
El futuro de Euskadi
Euskadi se juega en las urnas con todo el electorado que decida acudir, como es obvio y debe ser. Pero las y los electores de más de 65 años es el segmento más numeroso, creciente y fiel. Sería simplificar pero en un futuro cercano representaremos el 25% de la población (cuarta parte), el 33% del electorado (tercera parte) y, quizá, el 50% (la mitad) de quienes votamos finalmente.
Según las series de encuestas, EAJ-PNV es el partido preferido por los mayores, con poco menos del 40% de intención de voto, seguido de lejos por el PSE-EE, con un 20%, y de EH Bildu, con un 16%. Las personas mayores valoran la gestión del lehendakari Urkullu, que lleva 12 años al frente del Gobierno vasco, por su moderación política y por las políticas sociales, como las pensiones, la sanidad y la dependencia.
Por eso, todos los partidos deberían tratan de captar el voto de los mayores con propuestas específicas para este sector, como el mantenimiento del poder adquisitivo de todas las pensiones, el refuerzo de la atención primaria y la teleasistencia, o la creación de empleo para los jóvenes, que son sus hijos y nietos.
Analicemos las candidaturas de los tres principales partidos, que se repartirán, probablemente, el 84% de los escaños, como en la actualidad donde cuentan con 31 (PNV), 21 (Bildu) y 10 (PSE), 61 del total de 75 parlamentarios.
Las edades de sus renovados candidatos (en masculino) son: Imanol Pradales, nacido en Santurtzi en 1975; Pello Otxandiano, nacido en Otxandio en 1983 y Eneko Andueza, nacido en Eibar en 1979. Este año cumplirán respectivamente, 49 años, 45 años y 41 años. No será casualidad que justamente las edades de mayor a menor se "ajusten" con las simpatías de los partidos preferidos por el electorado mayor.
Si bien no son muchos años de distancia, Pradalesy Anduezapertenecen a la Generación X(nacidos entre 1965 y 1980), mientras que el más joven Otxandianoya es de los Millennials(entre 1981 y 1993).
Destacan, como un guiño a la juventud que aplaudimos, la presencia de jovencísimas figuras como Joseba Díez Antxustegi (Araia, 1992) en PNV o Oihana Etxebarrieta Legrand (Hondarribia, 1987) en Bildu. Por contra, nos gustaría asistir a la incorporación a la política en primer plano de personas de generaciones mayores.
Este 2024 es un año electoral intenso en medio mundo, y podemos y debemos aprender de otros escenarios. Quizá sin llegar al caso de USA donde serán, posiblemente, un dilema entre dos octogenarios (Biden que ya lo es y Trump que lo será en dos años). Y eso que es un país con edad media mucho menor que en nuestro entorno y con bastante menos longevidad. Pero allí y en Europa, excepto en algún país nórdico, la generación más numerosa aún somos los "baby boomers". Y esta presencia debe atenderse como se merece.
Aprendiendo de las anteriores autonómicas de 2020, o de hace 15 años cuando organizamos entrevistas presenciales con todos los número uno de las seis candidaturas en 2009 con 11minutu (Juan José Ibarretxe, Patxi López,...), aún estamos a tiempo de que quienes aspiran a dirigir la política de este país pueden escuchar (y quizá hasta aprender algo) de quienes somos ahora personas mayores,...
Quizá un foro como la Tertulia Intergeneracional, InTertulia, podría ser el escenario donde conversar con las formaciones políticas, dado que sus componentes pertenecen a todas las décadas que van del 1940, 1950, 1960,... hasta el 2000. Esa perspectiva, al mismo nivel que la de género o la de sostenibilidad, es esencial en los programas electorales. Es algo que analizaremos cuando sean públicos. Ojalá no nos defrauden.
Las elecciones autonómicas del País Vasco se celebrarán el 21 de abril de 2024, y los mayores tendrán un papel protagonista en el resultado final. Su voto puede inclinar la balanza hacia el PNV, que aspira a revalidar su mayoría absoluta con el apoyo del PSOE, o hacia EH Bildu, que busca liderar un cambio político con respaldo de Podemos-Sumar.
Michael Greger (varios posts) es médico, autor y conferenciante sobre temas de salud pública, en particular sobre los beneficios de una dieta basada en alimentos integrales de origen vegetal y los perjuicios del consumo de productos de origen animal. Según el estudio Global Burden of Disease (el mayor estudio de factores de riesgo de enfermedades de la historia; financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates) la causa nº 1 tanto de muerte como de discapacidad en Estados Unidos es nuestra dieta.
En la actualidad, el tabaco sólo matan a medio millón de estadounidenses al año, mientras que nuestra dieta parece matar a cientos de miles más. La buena noticia es que eso significa que tenemos un enorme poder sobre el destino de nuestra salud y nuestra longevidad. Una alimentación sana tiene el potencial no sólo de prevenir, sino de revertir algunas de nuestras principales causas de muerte, como las enfermedades cardiacas, la diabetes de tipo 2 y la hipertensión arterial.
Roger Thurow: “El Agricultor Hambriento: La Gran Desilusión” - Thurow habla sobre cómo el fortalecimiento de los pequeños agricultores puede traer beneficios sostenibles en materia de salud y esperanza para la gente de África.
Mark Bittman: “¿Qué está equivocado en nuestra alimentación?” - Bittman examina cómo nuestras decisiones alimenticias afectan al ambiente y promueven enfermedades crónicas, sugiriendo consumir carne con moderación.
Anna Lappé: “Comercializando alimentos para niños” - Lappé cuestiona si las compañías deben comercializar productos no saludables entre los niños, dada la creciente cantidad de problemas de salud en la juventud.
Tristram Stuart: “El escándalo del desperdicio mundial de alimentos” - Stuart critica el desperdicio de alimentos que podrían ser para consumo humano pero se desechan por no ser estéticamente atractivos.
Acabamos de sufrir un intento de estafa telefónica o timo de la doble llamada, modelo vishing(ver en otros posts previos). Primero desde el número 960668016 de Valencia. Me ha llamado una mujer, con acento latinoamericano, preguntado si era el titular de la cuenta de Vodafone, diciéndome que mi operadora me había escrito por la App hace un mes y que ahora (viernes, 19:00) se me acaban una triple opción:
Aceptaba una subida de 20€ mensuales durante 12 meses de permanencia, o
Pasaba a una lista de la "OCU" para hacer la portabilidad hacia otra compañía telefónica, o
Me penalizaban con 250€ de modo inmediato.
Todo muy sospechoso, porque he revisado la APP y no había mensaje. Tras cortar la comunicación, casi seguidamente me ha llamado un hombre (con acento latinoamericano) de "Movistar" (919466669, otro #Timo). Me ha empezado a preguntar qué servicios quería, pero ya le he interrumpido diciéndoles que quería verificar lo sucedido.
Por supuesto ya no han vuelto a llamar, he buscado el número 960668016en la web y es un número de spam. Según algunas reseñas, se trata de un estafador que llama para ofrecer servicios falsos o cobrar deudas inexistentes. He denunciado ambos números en www.cleverdialer.es, No he sido el primero en alertar del timo. También he tuiteado lo adjuntado abajo.
Recomendaciones: No dar dato alguno, ni aceptar modificaciones de ningún contrato por vía telefónica. Ninguna compañía legal opera así. Y denunciar lo sucedido, al menos en la red Internet.
#Estafa telefónica desde el número #960668016 de Valencia. Me acaban de llamar diciéndome que mi operadora iba a subir mi cuota y que debía aceptar una oferta de la #OCU@consumidores para cambiar de compañía y que seguidamente me llamarían de Movistar (#919466669, otro #Timo) pic.twitter.com/jqzmilWUDD
Esta es la historia de amor de Brendon Grimshaw con la Isla Moyenne, rodada entre 2007 y 2008. Un viaje mítico a uno de los últimos campos de batalla donde el futuro de un hombre y una isla se enfrenta al alcance cada vez mayor de nuestros insaciables deseos.
Brendon Grimshaw, un editor de periódicos originario de Dewsbury, Yorkshire, Inglaterra, compró la Isla Moyenne en las Seychelles en 1962 por £8,000 (equivalente a £182,000 en 2021). La isla, de 9.9 hectáreas, había estado abandonada desde 1915 hasta la década de 1960. Grimshaw se convirtió en el único habitante de la isla hasta su fallecimiento en julio de 2012.
Durante su tiempo en la isla, Brendon Grimshawy su amigo René Antoine Lafortune plantaron dieciséis mil árboles, construyó 4.8 kilómetros de senderos naturales y criaron tortugas gigantes de Aldabra. Su objetivo era crear una isla de belleza extraordinaria. Además de su variada flora y fauna, la isla alberga casi 50 tortugas gigantes. En 1996, Grimshaw escribió un libro sobre sí mismo y la isla, titulado A Grain of Sand. También se produjo un documental en 2009. La Isla Moyenne es ahora un parque nacional y se puede visitar como parte de excursiones organizadas.
La Isla Moyenne, ubicada junto al parque nacional marino de Sainte Anne, en la costa norte de Mahé, Seychelles, ha experimentado una transformación significativa. Desde la década de 1970, se ha convertido en una reserva de flora y fauna. Después de 20 años de persistencia, Grimshaw y Lafortune lograron su objetivo de convertir la Isla Moyenne en un parque nacional independiente, separado del parque marino Sainte Anne.
¡No todos los héroes llevan capas!
Por 13 mil dólares, el inglés Brandon Grimshaw compró una pequeña isla deshabitada en las islas Seychelles en el Océano Indico. La pequeña isla se llama Moyenne. Se mudó allí para siempre. Cuando el inglés Brandon Grimshaw tenía menos de… pic.twitter.com/UgAbwtyRQI
Nicholas Nixon, un fotógrafo independiente desde 1974, ha estado fotografiando a las hermanas Brown durante más de 45 años. Este proyecto comenzó en agosto de 1974 cuando Nixon hizo una serie de retratos de las hermanas Brown: Heather, Mimi, Bebe (su esposa) y Laurie.
Al año siguiente, 1975, durante una reunión familiar, repitieron la sesión, estableciendo un mismo orden: A la izquierda Heather, de 23 años, luego Mimi, de 15, Bebe, de 25 y Laurie, de 21. Siempre las hermanas en el mismo orden, con los rostros impasibles. posando casualmente y mirando a la cámara.
Desde entonces, han continuado con esta tradición cada año, convirtiéndolo en uno de los proyectos fotográficos más largos. Nixon ha utilizado una cámara profesional Deardorff con placas de 8 x 10" desde el principio, lo que ha dado una excelente calidad a las imágenes, siempre en blanco y negro.
1975, New Canaan, Conn. Heather, 23 años, Mimi, 15, Bebe, 25 y Laurie, 21.
Las hermanas Brown se muestran relajadas, en exteriores, con iluminación natural y con la ropa que cada una de ellas decide usar, sin afeites o arreglos personales que oculten las huellas que va dejando el paso del tiempo.
El Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York montó una exposición y publicó el libro “Nicholas Nixon – The Brown Sisters. Forty Years” para celebrar este proyecto. Además, el MoMA publicó libros en 1999 y 2008 para conmemorar los 25 y 33 años de este proceso.
Nixon ha anunciado que la serie fotográfica no tiene fecha de cierre y que "Terminará cuando yo muera". Este proyecto ha sido expuesto en diversos museos de Estados Unidos y Europa.
The Brown Sisters, 2019. Abajo un vídeo en orden inverso.
Hemos disfrutado de una gran fiesta intergeneracional como ha sido el Carnaval
boliviano de la
integración. La Asociación Cultural Pro Bolivia y el Comité Cívico Cultural Boliviano en Bizkaia han organizado para este sábado, día 9, la celebración de la “Séptima entrada del Carnaval Boliviano de la integración” en Bizkaia, en honor a la Virgen del "Socavón", venerada en la ciudad de Oruro (Bolivia). En torno a 600 personas de distintas asociaciones bolivianas han tomado parte en el desfile, que partió de la playa de Bola y discurrirá por el Muelle de Las Arenas (Getxo) para terminar en la plaza del Puente Bizkaia, donde llevarán a cabo una breve representación del baile y explicación de su significado.
El Carnaval de Oruro es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2001). Oruro, situado a una altitud de 3.700 m en las montañas del oeste de Bolivia, era un importante centro de ceremonias precolombino antes de convertirse en un importante centro minero en los siglos XIX y XX. La ciudad fue refundada por los españoles en 1606 y siguió siendo un lugar sagrado para el pueblo uru, al que venían desde muy lejos para cumplir con los ritos, especialmente la gran fiesta de Ito. Los españoles prohibieron esas ceremonias en el siglo XVII, pero éstas continúan bajo la fachada de la liturgia cristiana: los dioses andinos se ocultaban tras los iconos cristianos, convirtiéndose así en santos. La fiesta de Ito fue transformada en ritual cristiano: la Candelaria (el 2 de febrero), y la tradicional “lama lama” o “diablada” se convirtió en el baile principal de Oruro.
Todos los años, durante seis días, ese carnaval da lugar el despliegue de toda una gama de artes populares en forma de máscaras, tejidos y bordados. El principal acontecimiento es la procesión (“entrada”), durante la cual los bailarines recorren durante veinte horas, sin interrupción, los cuatro kilómetros de la procesión. Se ha sabido conservar las características tomadas a los misterios medievales. El declive de las actividades mineras y agrícolas tradicionales amenaza a la población de Oruro, así como la desertización del altiplano andino, que provoca una emigración masiva. La urbanización ha producido un fenómeno de aculturación, abriendo una brecha creciente entre las generaciones.
Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.
A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.
William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.
Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .
El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.
En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".
Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general.
Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.
A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.
Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados por el capitalismo.
Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.
Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.
Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:
Desde los trenes subterráneos en Central,
se toma un transbordo y se va
a Allston o Brighton o
a Somerville, ya sabes;
En los automóviles desde Brighton, haga transbordo
al metro de Cambridge este
y tome un tren hasta Park Street
o Kendall Square, al menos.
"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".
Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.
William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.
William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.
Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.
Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.
Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".
―Jared L. Manley (James Thurber) 1
1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.
2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".
4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".
William James Sidis (Nueva York, 1 de abril de 1898 - Boston, 17 de julio de 1944) fue un niño prodigio estadounidense. Sus padres eran judíos de origen ucraniano. Desde niño demostró poseer sorprendentes habilidades intelectuales de memorización, especialmente en las matemáticas y en el dominio de múltiples lenguas.
El joven William Sidis (un curioso apellido palindrómico) a los 18 meses de edad podía leer el New York Times. A los ocho años conocía ocho idiomas —además de su lengua madre, el inglés: el latín, el griego, el francés, el ruso, alemán, el hebreo, el turco y el armenio; a los siete años inventó uno, el vendergood. Aprobó el tercer curso de primaria en tres días.
Escribió cuatro libros (dos de anatomía y dos de astronomía) entre los cuatro y los ocho años1. Antes de cumplir los ocho años, fue aceptado en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), y después de un intento fallido a los 10 años, a los once años entró en la Universidad de Harvard, formándose como un experto en matemáticas aplicadas.
Así lo describe James Thurber: "Una tarde nevada de enero de 1910, un centenar de profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias de Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a un público, y al principio se mostró avergonzado y un poco torpe. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una voz baja que no se oía bien, y puntuaba su discurso con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de pelo rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "pixie". El orador llevaba medias negras de terciopelo. Tenía once años",...
Su padre, Boris Sidis, médico psiquiatra y filósofo, publicó numerosos libros y artículos, y destacó principalmente en psicología anormal. Había emigrado en 1887 para huir de la persecución política en su país de origen. Era admirador y amigo del gran psicólogoWilliam James, y bautizó a su hijo con su nombre. La familia de su madre, Sarah Mandelbaum(Licenciada en Medicina), había huido de los pogromosen 1889.
Nunca se le realizó a William James Sidisuna prueba rigurosa para evaluar su cociente intelectual en vida; sin embargo, diversas fuentes científicas, tanto modernas como contemporáneas que siguieron su vida, lo consideran la persona más inteligente de toda la historia, con un IQ aproximado de entre 250 y 300.
Como adulto, William James Sidis llevó una vida bastante reservada y alejada del público. A pesar de su increíble inteligencia, no tuvo una vida familiar propia ni pareja. Su vida adulta estuvo marcada por la soledad y se dice que murió solo y amargado a los 46 años.
Trabajó en varias ocupaciones, incluyendo matemático, antropólogo, historiador, lingüista, inventor, escritor y activista por la paz.
Escribió el libro “The Animate and the Inanimate" (leer eb PDF), publicado en 1925, en el que especuló sobre el origen de la vida en el contexto de la termodinámica. Sin embargo, evitó las matemáticas por completo más tarde en su vida, escribiendo sobre otros temas bajo varios seudónimos.
James Thurber, un famoso humorista y caricaturista estadounidense, describió la vida de Sidis como solitaria, en un "dormitorio en el desaliñado South End de Boston". Aunque Sidis intentó mantener su vida privada alejada del escrutinio público, su soledad y amargura se hicieron evidentes a través de sus escritos y su estilo de vida.
La vida de William James Sidisalimentó la creencia de que los niños prodigios pueden fracasar durante la edad adulta y que la educación acelerada podría ser perjudicial. A pesar de su triste final, la historia de Sidis sigue siendo un testimonio de las extraordinarias capacidades humanas.
En 1977, la psicóloga Kathleen Montour intentó convencer la comunidad científica y educativa de que la educación especial (posts) o “acelerada” no era desventajosa para el desarrollo del talento, como el caso de Sidis daba a creer. Llamó a esta creencia “la falacia de Sidis” (Sidis fallacy).
Con 6 años dominaba l lógica de Aristóteles, y a los 8 años hablaba 8 idiomas: griego, latín, francés, ruso, alemán, turco, armenio y hebreo. Los consideraba mejorables, así q inventó su propio lenguaje, q llamó Vendergood les hablo nada mas y menos q d william james sidis IQ 260 pic.twitter.com/M4ISy2Rnwe
— Victor Hugo "«Андский»" (@hugoesc31475407) July 15, 2021