Asistiendo en persona al evento “Viviendo hasta los 100 años”, hoy
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) March 5, 2024
🗓️16 mayo 2023 desde las ⏰9:30 en
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Gehiago Biziz 2024: Imágenes y referencias sobre longevidad
Recetas de longevidad que estamos siguiendo (2023-10)
Las peripecias cotidianas de un blogger...
20:15 Hoy voy a contar lo que nos pasa a la mayoría de quienes queremos mantener un blog. Llegamos tarde a casa, y sólo en lo relativo a esta "afición" nos encontramos con una situación similar a la que describiré, y que acontece más o menos frecuentemente. Se supone que ya hemos acabado la jornada laboral, y que esto lo hacemos por mero disfrute... Pero las "tareas" a realizar son las siguientes: Transformar una serie de fotos RAW a formato JPG, subirlas luego a Flickr, también subir los vídeos, recopilar las notas de lo más significativo de hoy, y empezar a leer unos 104 e-mails (algunos los había leído con el iPod), 874 feeds,... y escribir dos posts (al menos). Hoy tenía un post programado, el anterior, pero compruebo que el vídeo ya estaba en un post anterior, por lo que hay que retocarlo, ampliar el post con algunas citas y ver si con ello se ha cumplido. Mientras escribo esto, las fotos de la extraordinaria conferencia de Daniel Inneratity (que se merece una crónica reposada que confiamos hacer mañana) se han transformado y se están subiendo. Tampoco se ha de descuidar el microblogging con ping.fm, aunque el karma de Plurk ha bajado, lo que me ha hecho perder el quinto puesto de Plurkmania. Voy creando una primera entrada para la conferencia donde incluyo fotos (que ya he etiquetado en una primera vuelta) y un vídeo inicial...
21:00 A cenar en familia (pongo a subir el vídeo).
21:27 Añadir foto de este y el siguiente post. Leo todo el correo electrónico y algunos feeds, los esenciales de los colegas, y algunos livianos. Microposteo un rato. Incluyo el target="_blank" en los links,... Publico y compruebo. Me rindo...
22:05 Retirada por hoy. Subo este post ya cerrado y el siguiente esbozado, con fecha de hoy, pero con ánimo de completarlo mañana de madrugada o a la tarde-noche. Y cuando tenga un rato completaré links,...
Queda sin cumplir:
- El artículo de 'Polírica' que habíamos prometido presentar hoy (ojalá sirva de excusa todo esto).
- Responder al hilo de Politika 2.0 con detenimiento, como también teníamos comprometido.
- Completar la lectura de feeds (restan aún 857, con los que hayan entrado en el ínterin).
- Nos queda la duda de si mañana habrá que volver a publicar algo más sobre la pobreza, dentro de la II Edición del Festival de Blogs de Aprendices (compruebo que Hontza, el moderador y sumador, ha cumplido y bastante mejor que 'alguYos').
Consejos sobre longevidad de Michael Greger
- Comer la dieta de las "zonas azules", preferida en los focos de longevidad, es decir, los lugares del mundo donde la media de vida es más larga. Las directrices estipulan una dieta basada entre un 95% y un 100% en vegetales (fruta, verdura, cereales integrales y legumbres como garbanzos y lentejas para las proteínas), una cantidad limitada de pescado, lácteos y huevos, y una "retirada de la carne": los centenarios sólo comen 60 gramos o menos de carne unas cinco veces al mes.
- Restringir la ingesta a una franja horaria temprana de alimentación restringida. Greger desayuna avena con arándanos, cacao en polvo, frutos secos y semillas a las 8 de la mañana. A mediodía come una ensalada de algas. Después de cenar pasta integral con pesto o macarrones con col rizada y hummus a las 16.00 horas. Evita la comida durante el resto del día, lo que desencadena un proceso de reciclaje celular llamado autofagia. Este proceso consiste en que el cuerpo descompone y reutiliza las partes viejas de las células para que éstas puedan funcionar de forma más eficiente. El momento es importante: "Hay que aprovechar la ventana antes que después; debido a nuestros ritmos circadianos, la comida ingerida por la mañana engorda menos que la misma comida ingerida por la tarde".
- Come verduras. Si la dieta de las zonas azules nos parece demasiado radical, al menos comamos muchas verduras. Un estudio de Harvard identificó cinco factores del estilo de vida asociados a la reducción a la mitad del riesgo de morir durante un periodo de 12 años en hombres y mujeres de sesenta y setenta años. Más allá de medidas no dietéticas como no fumar y caminar una hora o más al día, comer verduras de hoja verde casi a diario era el único factor dietético en el que se podía confiar.
- Tomar un suplemento de vitamina B12 a partir de los 50 años. "A partir de esta edad disminuye nuestra capacidad de extraer vitamina B12 de los alimentos y las consecuencias pueden ser devastadoras", afirma Greger. "Una carencia puede provocar trastornos en la sangre, el intestino, el cerebro y el sistema nervioso". También toma una dosis diaria de polvo seco de grosella india (amla), comino negro, pippali o pimienta larga, cúrcuma y jengibre en polvo.
- Limpiar la lengua. A medida que envejecemos, nuestro sentido del gusto puede disminuir, lo que lleva a las personas mayores a salar demasiado los alimentos. Una forma de contrarrestarlo es eliminar la capa que puede obstruir los poros gustativos de la lengua. El exceso de sal puede aumentar la presión arterial, estimular las células proinflamatorias implicadas en enfermedades autoinmunes y afectar a nuestro microbioma. Greger cita un estudio de más de medio millón de personas de 50 años: quienes añadían sal en la mesa parecían tener una esperanza de vida menor -dos años menos los hombres, uno y medio las mujeres- que quienes no lo hacían.
- Función muscular: úsala o piérdela. El ejercicio de resistencia se considera la estrategia más eficaz para prevenir la debilidad muscular asociada a la edad, tratar la pérdida de masa muscular y mejorar la función física. "He empezado a llevarme estas bandas de resistencia conmigo para poder hacer ejercicios de entrenamiento de fuerza por el camino", dice Greger.
- Cuidar la vida sexual. Con la edad puede disminuir el deseo sexual, pero mantener la libido es clave para reducir a la mitad el riesgo de muerte prematura en los hombres. Para ello es necesario dejar de fumar y adelgazar. Se recomienda un mínimo de 40 minutos de ejercicio aeróbico de moderado a intenso cuatro veces por semana durante al menos seis meses para recuperarse (pero evitando el ciclismo prolongado). Ciertos suplementos también pueden ayudar, como el ginseng rojo coreano.
- Elegir alimentos de soja para combatir los sofocos femeninos. Hasta el 85% de las mujeres menopáusicas europeas y americanas sufren sofocos, frente a sólo el 15% en Japón. En japonés ni siquiera tiene un término exacto describirlo. Algunos expertos creen que esto puede deberse a la soja de su dieta, que contiene fitoestrógenos, una sustancia natural con propiedades similares a las del estrógeno. Citando más ensayos, Greger afirma que unas dos raciones de alimentos de soja al día pueden reducir la frecuencia de los sofocos en un 20% más que un placebo y su gravedad en un 25%.
- Comer bayas y frutos secos. "Las bayas son la fruta asociada a una mayor longevidad", explica Greger, "presumiblemente por los pigmentos antociánicos que benefician la función cognitiva, disminuyen la inflamación y mejoran el azúcar en sangre, la función arterial y el colesterol". También las contienen fuentes saladas, como la col roja o morada y el boniato morado, y el té de hibisco. En cuanto a los frutos secos, están "asociados al menor riesgo de muerte prematura en comparación con cualquier otro grupo de alimentos -y las nueces aventajan a toda la competencia-. Es el único fruto seco que ha demostrado mejorar agudamente la función arterial, y tiene los niveles más altos de antioxidantes y Omega-3".
How to slow ageing: nine quick tips from America’s #longevity expert: The doctor and author Michael #Greger, 51, shares his rules for life. #Longevidad https://t.co/CUYjQMQVqB
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) February 5, 2024
El joven bandolero y el viejo monje
Una tarde, un desarrapado salteador de caminos esperaba al acecho cuando vio aparecer a un anciano monje tibetano. Sin esperar ningún tesoro, con hambre y sin nada para cenar, decidió abordarle para quitarle lo único que tal vez portaría: Algún fruto seco para el viaje.
Saltó frente al sabio, blandiendo un
cuchillo en la mano. Amenazante, gritó:
- Dame todo lo que lleves.
- Toma esta gema, que encontré anoche junto a un pozo, respondió el caminante, que amablemente le dio tras rebuscar en su túnica.
Sorprendido el bandido, tomó la
joya, la admiró por un instante e, inmediatamente, se fue corriendo para huir
del lugar. Cuando al cabo de muchos minutos se detuvo a gran distancia,
escondido tras unos arbustos. ¡Qué inesperado botín que le había
brindado tan singular personaje!
Las sombras de la noche cayeron,
las estrellas celestiales florecieron, pero el huérfano jovenzuelo no conseguía
dormir. Junto a la alegría por la valiosa alhaja, le inquietaba algo que no acababa
de entender. Algo rondaba por su cabeza hasta que el alba le dio la clave,…
Corrió en busca del anciano, mirando a ambos lados del sendero por si aún dormía el monje. No lograba verle, por lo que -nervioso- prosiguió la ruta. Al final pudo verle. Corrió a su encuentro, se puso delante, se arrodilló ante aquel maestro y le ofreció el rubí, diciendo:
- No quiero la joya que ayer te robé, sabio lama.
- Es para ti, joven amigo, te la concedí al igual que fue un regalo para mí su hallazgo.
- No, maestro, yo quiero algo más admirable que tú posees.
- Todo lo mío es tuyo, lo compartiré con alegría, aunque nada tenga.
- Quiero tu sentido de la vida, esa actitud de bondad que todo lo concede.
Así fue. Cuando llegó al monasterio, el monje venía acompañado de un nuevo discípulo que quería aprender qué es lo trascendente de la vida. Un día después, una caravana encontró en la vereda dos extraños objetos juntos y abandonados: Un cuchillo oxidado y un brillante rubí.
¿Cómo afecta la hora de comer a tu longevidad?
El envejecimiento se asocia con el declive gradual de los ritmos circadianos, lo que plantea la cuestión de si los mecanismos farmacológicos o conductuales que aumentan la solidez circadiana pueden ralentizar el proceso de envejecimiento. La alimentación restringida en el tiempo es un mecanismo para aumentar los ritmos internos, e incluso la administración restringida en el tiempo de una dieta rica en grasas durante la fase activa, en concreto, puede prevenir la obesidad inducida por la dieta y las comorbilidades asociadas, incluso en un contexto de alteración circadiana. Aunque la restricción calórica favorece la longevidad, no está tan claro hasta qué punto está implicado el reloj biológico de 24 horas.
La cronobiología y los ritmos circadianos explican lo que diferentes ensayos clìnicos han concluido. Comer y/o cenar tarde puede dificultar la pèrdida de peso corporal e incrementar el riesgo cardiometabólico. pic.twitter.com/crJ7Uk0wW0
— Ramón De Cangas Morán. (@DrRamonDeCangas) February 22, 2024
Stefan Klein, #físico y #filósofo: “Tenemos más tiempo libre que nuestros #abuelos, pero vivimos más agobiados”. #biorritmos #intergeneracional https://t.co/JIz9ue8Rhg a través de @eldiarioes
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) March 2, 2024