Jean-León Gérome, el pintor y escultor francés (autor de Pigmalion y Galatea, ver abajo y leer en otros posts sobre el escultor que se enamoró de su estatua) escribió algo allá por 1.900 que hoy puede ser un himno. Cuenta la leyenda que un día la Verdad y la Mentira se cruzaron:
Cuento de la verdad y la mentira
Jean-León Gérome, el pintor y escultor francés (autor de Pigmalion y Galatea, ver abajo y leer en otros posts sobre el escultor que se enamoró de su estatua) escribió algo allá por 1.900 que hoy puede ser un himno. Cuenta la leyenda que un día la Verdad y la Mentira se cruzaron:
La ingravidez de la piscina (Capítulo 1º)
El animal más rápido del mundo, volando, nadando o corriendo

Los dos paraísos: Un cuento que habla de amistad

Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición. La caminata era muy larga, cuesta arriba. El sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada, bajo el rótulo de "PARAÍSO".
-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-¿Qué lugar es este, tan lindo? -preguntó el caminante.
-Esto es el cielo -fue la respuesta.
-Qué bueno que llegamos al cielo, estamos con mucha sed -dijo el caminante.
-Usted puede entrar a beber agua a voluntad -dijo el guardián, indicándole la fuente.
-Mi caballo y mi perro también están con sed.
-Lo lamento mucho -le dijo el guarda-. Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino. Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semiabierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero; parecía que dormía...
-Buen día -dijo el caminante.
-Buen día -respondió el hombre.
-Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
-Hay una fuente en aquellas piedras -dijo el hombre indicando el lugar-. Pueden beber a voluntad.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
-Muchas gracias -dijo el caminante al salir.
-Vuelvan cuando quieran -respondió el hombre.
-A propósito -dijo el caminante- ¿cuál es el nombre de este lugar?
-Cielo -respondió el hombre.
-¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
-Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
El caminante quedó perplejo. Dijo:
-Esa información falsa debe causar grandes confusiones.
-De ninguna manera -respondió el hombre-. En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos. [Autor anónimo. Fuente.]
Hundimiento del Titanic el 14 de abril de 1912
22 de marzo: Día Mundial del Agua
Uitilidad gráfica para poner marca de agua

Preppers o preparacionistas, preparándose para lo peor
- Agua: Preferiblemente un galón, unos cuatro litros, por día y por persona.
- Alimentos no precederos: Como los alimentos enlatados o deshidratados, por lo que deberías buscarte un abrelatas, por lo que pueda pasar.
- Linterna: Con sus respectivas baterías extras, unas alcalinas y otras recargables.
- Vela y encendedor o fósforos / cerillas: Necesitarás la energía del fuego para iluminar, calentarte o preparar alimentos.
- Artículos de higiene personal y primeros auxilios: Nunca hay que olvidarse de ellos, y pueden ser usados para el trueque o canje.
- Dinero: En metálico, puede que haga falta.
- Medicamentos: Sobre todo si has de seguir un tratamiento.
El pato bebedor insaciable
Para iniciar el movimiento hay que meter el pico en el agua. Entonces el algodón, fijado en la cabeza, se humedece y como consecuencia de la evaporación del agua "la cabeza" se enfría relativamente. El líquido inferior se calienta y se evapora con más presión en la zona de vapor de la esfera inferior empujando al líquido por el tubo, hasta que el centro de gravedad supera en altura el eje de suspensión y se voltea el pato. En ese momento, ambas cavidades se comunican, la presión se iguala y el líquido desciende nuevamente. El proceso se repite y continúa mientas haya agua en el vaso.

Además hay una oferta para comprar un trío coloreado que da mucho juego.
Verano veterano
Un caso que hemos vivido demuestra la gravedad y precariedad de la vida de muchas personas de edad avanzada. En esta misma zona de playa viven muchos extranjeros jubilados, que eligieron residir aquí fundamentalmente porque "así sobreviven a sus compatriotas que quedaron en su tierra", como ellos mismos declaran. Están bien organizados generalmente, y aunque les cuesta aprender el idioma local se defienden con un inglés que conocen aceptablemente. Hace una semana, unos amigos pidieron a mi hija que les ayudase a entenderse con su vecina noruega, octogenaria cuyo comportamiento se había vuelto extraño, dejando abierta la puerta de su apartamento incluso de noche, y apareciéndoseles a gritos por el balcón contiguo la noche anterior. Mi hija habló con esta demacrada anciana, quien le explicó en un idioma debilitado por las circunstancias que su mejor amiga había viajado por una semana a Suecia, y que se encontraba sin ese apoyo esencial. Ella cada día, a primera hora para evitar el bochorno, se acercaba al lejano supermercado, pero le costaba transportar la pesada agua mineral, necesaria aquí donde la dureza del agua suministrada a las viviendas no permite su consumo. Esta mujer se había encontrada tan débil y deshidratada los dos días anteriores, que sólo acertó a abrir su puerta para esperar ayuda y gritar desde el balcón. Tras esta simple conversación, rápidamente la ayudaron con provisiones de agua y le acompañaron al consultorio médico, comprobando cómo recobraba su vitalidad y aspecto de distinguida dama con tan minúscula atención.
Hemos de asumir todas las responsabilidades, institucionales y familiares, con nuestros mayores. A ellos les debemos todo, comenzando por la vida. Seamos sinceros: No mata el calor: extermina la desatención sanitaria, geriátrica y asistencial (en Francia donde se reconocen 5.000 muertes, su insuficiente asistencia domiciliaria triplica a la nuestra), la pasividad de una administración que se ralentiza o paraliza por vacaciones, y el abandono familiar que debiera apoyarse con financiación colectiva para facilitar la excedencia temporal por cuidado de familiares. En definitiva, mata el egoísmo de quienes disfrutamos el verano ignorando los derechos de nuestros abuelos. Maldita será la familia o la sociedad que se olvide de sus ancianos, que les relegue u olvide, que no reconozca su inmensa aportación y que no les cuide y proteja hasta el final de sus días.
Luz azul
El cielo es azul por la interacción de la luz del sol con la atmósfera. La luz solar se dispersa por las partículas de aire como Newton comprobó mediante un prisma de vidrio, según el fenómeno físico de la refracción. Podemos ver toda la gama de colores, al igual que las gotas de agua producen el arco iris: Desde el violeta y azul, hasta el amarillo y rojo. La desviación es máxima para los rayos de longitud de onda corta (violeta y azul), y mínima para los de longitud de onda larga (rojo y amarillo), que casi no se desvían. La luz violeta y azul son las que más se separan o difunden de la dirección del blanco, por lo que son más visibles en el cielo, llenándolo y tiñéndolo de su color por las continuas difusiones.
La luz cuando llega a nuestros ojos no proviene directamente del Sol, sino de toda la bóveda celeste. De ahí que el cielo nos parezca azul, mientras el Sol aparece amarillo, pues los rayos amarillos son menos desviados y van casi directamente en línea recta desde el Sol hasta nuestros ojos. El color del cielo, debería ser más violeta que azul, por ser su longitud de onda más corta. Pero la luz solar contiene más color azul que violeta y, además, el ojo humano (que es quien capta las imágenes), es más sensible al azul que al violeta. Si la Tierra no dispusiese de atmósfera, la luz del Sol alcanzaría nuestros ojos directamente desde el disco solar y no recibiríamos luz difundida. El cielo aparecería tan negro como por la noche, como los astronautas observan las estrellas, la luna y los planetas durante el día debido a que están en el exterior de la atmósfera.
Lo más grandioso es que el cielo visto desde la Tierra cambia frecuentemente de color. De noche es negro, debido a que apenas llega luz y no se produce suficiente difusión. Las salidas y puestas de sol brindan casi a diario los más bellos espectáculos que nuestra vista puede disfrutar. Al amanecer y al anochecer, el camino que la luz solar recorre dentro de la atmósfera es más largo, de modo que por rebotes sucesivos los colores más abiertos desaparecen, y sólo los más direccionales rayos rojos se salvan siguiendo un camino casi rectilíneo. De ahí el color rojo del sol naciente o poniente. También algunos atardeceres, cuando las altas presiones atmosféricas concentran por las corrientes del anticiclón una mayor cantidad de partículas de polvo en el aire, se produce el cielo rojizo por efecto de esos aerosoles (polvo en suspensión) que anuncia buen tiempo para el día próximo.
¡Ah, y el mar! ¿Por qué es azul? Simplemente porque el agua, incolora en pequeñas cantidades, refleja el color del cielo. Aunque a veces, el mar se presenta verdoso, debido a minúsculas algas que componen el fitoplancton, que necesariamente son verdes por la clorofila de todas las plantas que realizan la fotosíntesis. Pero el océano también adopta otros colores, y no sólo por el cambio constante de paso de nubes o de variación del firmamento. La corriente del Golfo, que en la costa oriental americana es de un profundo azul, en Japón es tan oscura que ha sido llamada Kuroshio (corriente negra). El color verde de las aguas más comunes en cercanías de la costa, se debe a pigmentos amarillos que se mezclan con el agua azul procedentes de plantas microscópicas del fitoplancton. Otras plantas microscópicas o residuos en suspensión también pueden dar tono café al mar.
Los poetas notan que, como el mar, la vida y la muerte también son azules. Dicen que antes del impresionismo no había sombras azules. Escriben que los ojos más inocentes tienen la pupila azul. Aseguran que para ser feliz basta un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas. Rubén Darío dio comienzo al modernismo proclamando que el Arte es Azul. Baudelaire describía el Paraíso como un lugar bajo un cielo de limpio azul donde todo es amor y alegría, donde todo lo que se ama es digno, de ser amado. El último verso escrito por Antonio Machado concluyó: “Estos días azules y este sol de la infancia”. El contrapunto lo pusieron Emile M. Ciorán cuando adivinó que “el azul, sea cual sea su matiz, es la negación de la inmanencia”, y Argensola al descubrir que “ese cielo azul que todos vemos, ni el cielo, ni es azul; ¡lástima que no sea verdad tanta belleza!”. Muchos seguiremos anhelando que nuestro “planeta azul” sea un universo multicolor de libres irisaciones, pero donde todos los uniformes militares sean con cascos azules (de la ONU).
Además, a los educadores especialmente, siempre nos quedará musitar la cita del maestro Vasili Sujomlinsky, promotor de la “escuela de la alegría” donde el azul es esencial: “Nuestra escuela estará bajo el cielo azul, sobre la hierba verde, bajo el peral frondoso, en el viñedo, en el prado. Y mañana venid descalzos, en nuestra escuela será mejor”.
Contempla la templanza

La templanza es una cualidad que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. Forma parte del cuarteto de virtudes cardinales, junto con la prudencia, la justicia y la fortaleza. La templanza es sinónimo de moderación, sobriedad, continencia y justicia. Se representa gráficamente como una joven que, para moderar lo que es demasiado extremo, traspasa con sabiduría y paciencia el agua de un recipiente a otro que contiene vino (o agua fría en caliente, entibiando la mezcla).
Propone considerar nuestro ser como un templo, término del que proviene. Los griegos edificaban sus templos o lugares sagrados en las cimas de las montañas para contemplar una visión completa del paisaje. El temple se aplica también al proceso que sufren los metales al ser sometidos a variaciones extremas de temperatura, calentándolos y enfriándolos bruscamente para mejorar su dureza.
La templanza es un proceso por el que pasamos en nuestro aprendizaje y crecimiento, en las sucesivas etapas de nuestra vida. La templanza nos permite someter nuestras capacidades a retos en las que se manifiesta nuestro carácter emocional, intelectual, físico y espiritual. Así se afina y templa la personalidad, ayudándonos a encontrar el punto del justo equilibrio. Cada acto y situación puede ser considerado una prueba de templanza, que nos prepara para desafíos crecientes, cuando las circunstancias y las opciones cada vez más difíciles. Sólo la experimentada templanza nos ayuda a acumular la fuerza interior que necesitaremos en el futuro.
En los avatares de la vida, la templanza se afianza y revalida tanto en los éxitos como en los fracasos. Ante un pasajero triunfo, la templanza asegura piedad y grandeza. Frente a un revés, la templanza ayuda a la superación, con perseverancia y constancia. La templanza, ejercitada como hábito, se transforma –en toda ocasión- en el más fino y delicado de los placeres. La tenaz templanza contempla, emplaza y completa un planeta reemplazado y ejemplar.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/templanza.DOC
Alicante es agua...


Crónica del VII Encuentro Anual de #GetxoBlog












La India conquista la cara sur de la Luna
Let’s recap the India moon landing..
— 𝗙𝗿𝗲𝗱 𝗗𝗶𝗕𝗶𝗮𝘀𝗲 ① (@FredDiBiase247) August 24, 2023
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