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Lecciones de la BGC+i: Las 4 P's (I)

Extraído de la lección final, Jules Goddard, Profesor del Centre for Management Development e investigador del Management Innovation Lab de la London Business School. Cuatro autores cuyo apellido comienza por P: Petronio, Pareto, Parkinson y Peter. Todos ellos, desde la época romana a la actualidad, enunciaron leyes que tienen que ver con el uso del tiempo en las organizaciones.
  • Petronio descubrió que en la ejecución de un objetivo, gran parte de la actividad se desvía en actuaciones que no son directamente relevante para su consecución.
  • La regla de Pareto (20/80)señala que "el 20% aproximado de la población de ostenta el 80% del poder político y de la economía, mientras que el otro 80% de población se reparte sólo el 20% restante de la riqueza y de la escasa influencia política".
  • La ley de Parkinson establece que "el trabajo se extiende hasta ocupar todo el tiempo disponible", lo cual no es un modelo de productividad pero sigue sin ser entendido por quienes abogan por largas jornadas partidas de escaso rendimiento.
  • El principio de Peter dicta que "en una jerarquía, todo empleado tiende -con el tiempo- a ascender hasta su nivel de incompetencia".
En definitiva, cuatro Problemas encadenados, leyendo la diapositiva: La mayor parte de nuestros esfuerzos son colaterales, del 20% del tiempo obtenemos el 80% del resultado, estar ocupado no significa ser productivo y la mayoría está por encima de sus posibilidades. Buen panorama para comenzar a organizarse de otro modo. Continuará próximamente aquí...
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Intergeneracional: Una cualidad muy humana

NOSOTROS, LOS JÓVENES, Y NOSOTROS, LOS NO TAN JÓVENES, MANIFIESTAMOS: 
  1. Que cada una de nuestras arrugas son surcos de la historia donde crece riqueza. 
  2. Que cuando la juventud y la gente mayor nos tendemos las manos, la energía se transforma e ilumina nuestros pasos. 
  3. Que lo que dicen los libros es más cierto cuando sus protagonistas nos lo cuentan. 
  4. Que nuestra identidad se pierde si nadie escucha a las personas mayores. 
  5. Que demandamos espacios en los que encontrarnos personas de todas las edades para convivir y aprender. 
  6. Que nuestro presente no existiría sin lo que soñaron las personas mayores, que el futuro de la gente joven no existirá si no sabemos por lo que ellas y ellos lucharon. 
  7. Que entre mayores y jóvenes no hay distancia. 
  8. Que juntos construimos un nuevo paisaje de diálogo y respeto. 
  9. Que algún día, aunque los más jóvenes no os lo imaginéis, seréis como nosotros. 
  10. Que juntos trabajaremos, desde hoy, para que llegado ese día todos valoren nuestra experiencia. Hoy firmamos, todos juntos, que empezamos un nuevo camino, de la mano.

Desde que en 2009 la Plataforma Europea de Personas Mayores (Age-Platform EU) y el Foro Europeo de la Juventud (European Youth Forum) promovieron un día europeo en defensa de los derechos de las personas mayores, la visibilización y fomento del respeto y la solidaridad intergeneracional con de nuestros mayores, cada 29 de abril se celebra el Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre Generaciones.

Logotipo del Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre generaciones

Aprovechando la celebración de este año, la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores ha publicado un artículo en su blog, en el que se destaca la importancia y consecuencias positivas de fomentar la relación y cooperación entre distintas generaciones, de que jóvenes y mayores compartan vivencias, experiencias y habilidades.

Es todo un espectáculo cuando se suma el esfuerzo intergeneracional,... Como en todos estos casos de la iniciativa #Platform88. Aunque el mejor caso de intergeneraciones es la propia familia.
Post que estuvo en borrador desde el 29-4-2020. 
Recuperado retrospectivamente diez meses después.

Inmigración

El emigrante es casi siempre, por no decir siempre, un pobre, y el pobre es siempre y en todas partes, si injustamente tratado, más injustamente aún juzgado. Y más en países nuevos envanecidos con su riqueza. Miguel de Unamuno

Los 7 pecados según Mahatma Ghandi

Riqueza sin trabajo
Conocimiento sin personalidad
Comercio sin ética
Culto sin sacrificio
Política sin principios
La ciencia sin humanidad
Placer sin conciencia

La cultura como máxima riqueza

"Antiguamente, lo que distinguía
al rico del pobre
era cuánto dinero tenían en el bolsillo.
Ahora los distinguen
las ideas que tienen en la cabeza".


Desfilando, desinflando, desfigurando

Sobran desfiles y jactancias, coreografía falsa o vana, tanto de escuálidas muchachas, como los de tropas armadas.

Los desfiles, en fila india o en fila de a nueve, vestidos con gruesos uniformes o de anoréxicas desvestidas, sólo pretenden imponer un orden externo por la fuerza de los cañones o por el frívolo poder de las marcas comerciales establecidas. Quieren asignarnos el adulterado gusto de ver cómo se pavonean famélicas anoréxicas esqueléticas o fornidos milicos marciales por pasarelas y por ciudades.

Bertolt Brecht señaló: “Cuando los hombres dejen de desfilar, sus sueños se harán realidad”. Lo cierto es que si la mitad de la riqueza empleada en estúpidos desfiles se aplicara a la solidaridad y la fraternidad, no habría necesidad ni de modas pasajeras ni de arsenales perpetuos. El supremo William Shakespeare concluyó: “Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y no uno delante del otro”. Definitivamente, rompamos el paso impuesto. Todos sabemos que desfilar no es avanzar, sino retroceder en el tiempo.
Versión .DOC para imprimir
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/desfiles.htm

La enseñanza que el Estado nunca debió ceder

Escribe F. Rodríguez Adrados en “El País” del 2002-11-1 sobre “Odio”, comenzando con los sentimientos despertados por el ecuánime y científico documental de Tele-5 sobre la cara oculta de Euskadi. Este miembro de la Real Academia de la Lengua (¡Española, por supuesto!) resalta lo terrible que era ver el odio, no explica bien si en la “kale bArroka”, en las “herriko tabernas” o en toda “EuZkadi” (sic).

Continúa negando ningún conflicto lingüístico, dado que el “vasco es una lengua rural y muy minoritaria, cuyas primeras frases aparecen en las cartas de Zumarraga, (sic)… Y pensar que hasta ahora, cualquier escolar creía que quinientos años antes en San Millán de la Cogolla aparecen ya en el siglo X, junto a los primeros textos en castellano. Todo ello denota un gran conocimiento del euskera, y más aún cuando este experto encuentra siete palabras que son préstamos del castellano al euskera. Y eso que se declara una autoridad en “vasco” sobre la que por lo visto ya escribió algo.

Pregona su diagnóstico como lingüista que por “presiones realmente intolerables que lo impulsan” (la decisión de las familias debe serlo)… “los niños aprenden un poco de vasco, qué remedio” (sic); y que “el vasco es un pretexto”... porque “los enfrentamientos necesitan de pretextos” (sic). Y nosotros que no sabíamos que la lengua vasca nació, por lo visto, para ser una excusa de odio… Ya pasando a la política vocea que “Hoy los nuevos nacionalismos son crisoles de odio” (sic), los de ayer por lo visto no lo eran, o los “viejos” nacionalismos no lo son ya (él mismo es un ejemplo,...). En su enjundia de rigor apunta a “¿Qué le hemos hecho?... A Arzalluz”, yo me preguntaría más bien qué le han hecho a este insigne prócer.

Continúa y esto debe enmarcarse que “No se conoce ni un solo rasgo cultural importante que los haga distintos [a los vascos]” (sic), (¿se dedica a la lingüística?). Y termina con que [los vascos] “han sido (y son) la región más próspera de España, favorecida por mil privilegios económicos”. Se ve que este economista conoce igual de bien el Concierto Económico, y por ello tampoco se ha enterado que los vascos (incluidos los navarros) vivimos de nuestros solos y propios impuestos, con los que además pagamos un Cupo al Estado por servicios, muchos de ellos no prestados (para empezar todos los no transferidos,…) o innecesarios (Defensa,…).

Prosigue con que “'Vasco' y 'español' no han sido nunca una antinomia” (sic), lo que demuestra que este humanista está versado en geografía básica y no conoce a nadie que, a su entender, sea “vasco francés”. Este politólogo, porque parece que sabe de todo, considera un error que “El Gobierno de España quiso amansarlos [a los vascos] dándoles estatutos: el de la República, el de la renovada Monarquía. Inútil: usan el estatuto para disfrutarlo y destrozarlo” (sic). Luego mezcla a Otegi con Ibarretxe, a las propuestas anticonstitucionales con el terrorismo, y deduce el amoroso perito en todo que “La técnica del apaciguamiento nunca ha sido buena” (sic).

Desvaríos (¿o provocaciones?) como éstos leemos todos los días, y por la libertad de prensa, que otros nos escatiman, debemos soportarlas en letras de molde de los principales diarios, que jamás publicarán las réplicas. En mi caso, cuando he llegado al último párrafo, que ahora transcribo, he creído que había que rebatir semejantes dislates. Dice el susodicho: “… ese odio que han difundido es ya incontrolable. Un odio gratuito, espeso, apoyado en mitos y mentiras, en una enseñanza que el Estado nunca habría debido ceder,…”

Concluye, este demócrata que no mitifica la constitución que “Deslegitimizar a organismos que acuerdan o proponen ‘cosas’ anticonstitucionales… sería pura democracia” (sic). ¿Confunde una Ley parlamentaria con las incuestionables y añoradas Leyes Fundamentales del Movimiento?
Puede que haya vascos que odien, lo siento por ellos y espero que comprendan que el rencor no conduce a la verdad ni a la felicidad, pero no conozco a ninguno a quien le presten tribunas como la que le han cedido a este prohombre, que también padece un profundo absceso de odio, para difundir sus siempre tristes y miserables desamores.

Como educador no voy a defender a la enseñanza vasca, que ya se ampara en sus propios resultados, de estos desatinos cuando se prodigan por quienes desconocen profunda y deliberadamente los esfuerzos de tantos educadores y de tantas familias, que reconocen y valoran a la educación vasca por encima de todas las demás instituciones, prensa,…

Nuestra ciudadanía es lo más genuino del “Made in Euskadi”, es decir, del lema industrial que se convierte en “Educados en Euskadi”. Lo más paradigmático y definitorio de un ser humano y de una sociedad, su primera historia, se escribe –en gran medida- en los círculos escolares. Nuestros hijos e hijas, que nos relevarán, recogerán el patrimonio lingüístico, cultural, social que les leguemos y, a través de sus descendientes, perpetuarán nuestra historia y construirán ese futuro mejor, más solidario, más intercultural, más pacífico, más integrado y feliz al que tienen pleno derecho, en el seno de una sociedad progresista, competitiva y solidaria.

En Euskadi educamos con máxima participación de toda la sociedad vasca en los valores éticos y democráticos, en una realidad vivida de plurilingüismo e interculturalidad, en una Europa unida y un mundo contemporáneo intercomunicado globalmente, con un exquisito respeto a todos los derechos humanos. Somos una sociedad que renace de sus recursos humanos y cuya riqueza sólo puede emerger de una educación propia y vanguardista, nuestra auténtica “Ave Fénix”.

¿Balas? ¡No!

Cuando bastaría el 10% del gasto militar mundial, o el 19% del gasto militar norteamericano, para cubrir todas las necesidades básicas de todo el Tercer Mundo, debemos apostar por la justicia sin guerras, por la distribución de la riqueza en este pequeño planeta como la tripulación humana que somos. ¿Por qué los “aliados” balean? ¿Por qué los del rebaño del PP balan? ¿Cómo se puede permanecer impasible ante la barbarie, inconmovible ante el desgarro humano de las muertes de civiles? La guerra humanitaria, limpia, rápida que prometieron… se ha convertido en una guerra como todas: cruel, inmunda, sanguinaria y exterminadora.

Cuando arde el cielo y la tierra en Irak, y Alí Smain se queda sin brazos y sin toda su familia, ¡basta de la necia trampa de la tecnología militar! ¿Qué nos parecería si tras un atentado terrorista, algún medio de comunicación se atreviese a enfatizar la perfección técnica de la sofisticada pistola con la que el homicida le ha descerrajo un tiro mortal a la víctima? Pues eso destacan todos los días la prensa y las televisiones, con regodeo, deleitándose en cómo los misiles alcanzar el “objetivo”,… ¿Hemos olvidado que las armas sólo sirven para matar?

¿Y tú qué? ¿Balas?

PNV-EA: El valor de la coalición

I ¿Todos ganan o mienten todos? Tras el 25M se han sucedido los análisis postelectorales. Como viene siendo costumbre, algo que hace unas décadas no se estilaba, todos los partidos han ganado. Parece que los especialistas en comunicación aconsejan esta estrategia para animar y agradecer los resultados obtenidos a los respectivos electorados, pero que aburre e incomoda al conjunto de la ciudadanía por el manifiesto fraude que supone. Breve y objetivamente, porque queremos centrarnos después en el único aspecto interno de la coalición PNV-EA, se pueden resumir así los resultados en la CAPV (los de Navarra merecen un análisis específico): 1º Gana y mejora notablemente sus resultados de 1999 la coalición nacionalista PNV-EA, pero no en toda la dimensión del 13M de 2001. 2º IU crece en todas las medidas, pero partiendo de valores bajos. 3º PSOE pierde localidades tradicionales, pero recupera la segunda posición general. 4º PP retrocede nuevamente, pero podrá conservar con los votos prestados del PSOE los referentes de Gasteiz y Araba. 4º Batasuna, o AuB,... pierde toda su representación municipal y foral por el proceso de ilegalización y por su reacción hacia el voto nulo, pero conserva una parte de electorado sin efectos prácticos. 5º Aparece una significativa Aralar, en Gipuzkoa y Navarra, pero con nula presencia en los otros territorios históricos.

Se manifiesta, nuevamente, la tenaz inercia del electorado vasco que sólo cambia lenta y paulatinamente su voto, pero en una tendencia marcada que toda la sociedad debe apreciar. La ciudadanía otorga su confianza a PNV-EA en Bizkaia y Gipuzkoa, que recupera su primer puesto en Araba, donde no alcanza a la suma PP-PSOE. IU se convierte en llave de municipios emblemáticos, Bilbao, Getxo,… El PSOE queda en una difícil posición trabada, sin poder firmar en blanco ante el PP por la proximidad de las elecciones generales, ni acercarse a IU por el precio a pagar ante la presión mediática manipulada por el PP. Batasuna se acerca cada día más al final de su callejón sin salida, ante la satisfacción del PP que mantendrá su fórmula del “eje del mal” nacionalista vasco. De otros intrusos violentos preferimos no hablar porque políticamente no aportan nada, excepto desolación social y perturbadores obstáculos para las soluciones dialogadas.

En síntesis, Euskadi ha refrendado las fórmulas conciliadoras que personifica el Lehendakari Ibarretxe, facilitando a la coalición PNV-EA la gobernabilidad de las Diputaciones Forales de Bizkaia y Guipúzcoa y de los más significativos Municipios, oponiéndose a quienes en antinatural alianza (PP-PSOE-Batasuna) buscaron el colapso del sistema democrático con medidas de filibusterismo legislativo y bloqueo presupuestario en las Instituciones y Parlamentos vascos. También ha premiado a quienes han actuado de puente, como IU, y pasado factura a los que cedieron gratuitamente los votos (PSOE), al partido de la guerra (PP) y a los de la “papeleta en la papelera” (AuB).

II La complejidad municipal y la búsqueda de “contraefectos” electorales. Se decía que “Si alguien no queda confundido por el resultado de unas elecciones municipales, es que no las ha entendido”. Esta guasa resulta especialmente aplicable, en Euskadi. En estas convocatorias la conversión en elecciones primarias, el carácter de plebiscito continuo y el protagonismo personal de los candidatos produce variaciones desconcertantes: el caso de Odón Elorza es paradigmático, apreciándose nuevamente la cualidad “puente”. Otra insufrible estrategia, que embrolla adicionalmente los resultados, radica en la búsqueda de consecuencias aparentemente opuestas a la lógica simple. Muchos agradeceríamos una relación más directa entre los objetivos y las medidas políticas, pero la astucia de algunas formaciones políticas les conduce hasta el indeseado punto de que buscan objetivos paradójicos en espera de sus efectos contrarios. Veamos algunos recientes casos: 1º ¿Cómo Batasuna facilita su ilegalización encabezando sus plataformas electorales con sus más conocidos dirigentes? ¿Pretende el ataque masivo sobre sus posiciones para salir reforzado, desde su tesis de “cuanto peor, mejor”? 2º ¿Por qué el PP persiste en su política frentista que tan pésimos resultados le reporta en Euskadi? ¿Embiste tozuda y baldíamente con su acoso mediático sólo para rentabilizar votos fuera? 3º ¿Para qué insiste el PSOE en no hablar de pactos postelectorales si toda la ciudadanía sabe de sus preferencias y de su inquebrantable lazo con el PP en Euskadi? 4º ¿Cómo es posible que IU que ha acertado plenamente en Euskadi con su política pragmática y de pacto pague esta misma factura en el Estado? 5º El embrollo de AuB rebasa todos los límites: atribuir su ilegalización (provocada por ellos mismos) a los únicos partidos que se opusieron, y tras pedir el voto nulo, exigir su representación a los partidos que se opusieron a la ilegalización, todo ello tras haberles boicoteado reiteradamente y colaborado durante toda la legislatura con sus ilegalizadores.

Según nuestro criterio, el electorado vasco no sucumbe fácilmente en estas irregulares tácticas electorales, y prima la claridad programática de quienes defienden rectamente los objetivos declarados, como la coalición PNV-EA o IU que adelantaron expresamente sus posiciones para después del 25M.

III Gana la coalición EAJ-PNV y EA.

La tabla adjunta, con los votos recibidos por separado o en coalición de PNV y EA, muestra que desde la segregación de EA, se han producido dos fenómenos sostenidos: el crecimiento continuo de la suma de ambas formaciones políticas y el incremento del peso del partido mayoritario EAJ-PNV frente al minoritario EA. Cuando han concurrido por separado, EA ha perdido peso dentro de la unión, mientras que los últimos resultados de la concurrencia conjunta son magníficos, llegando a los 604.222 votos bajo el liderazgo de Ibarretxe el pasado 13 M de 2001.

Un análisis más pormenorizado, municipio a municipio, reforzaría esta misma conclusión. Frente al criterio de universalidad de EAJ-PNV, allí donde EA insistió y prefirió acudir por separado, supuestamente sus “plazas fuertes”, el electorado no parece haber recompensado esta actuación. EA pierde frente a PNV en Tolosa (con su misma portavoz Onintza Lasa, frente a Jokin Bildarratz), Mutriku, Alonsotegi, Amorebieta, Gernika, Lekeitio, Lemoa, Markina, Mungia, Ortuella, Plentzia, Zaratamo,… con la única excepción de Bermeo. Incluso el porcentaje medio de EA se acerca peligrosamente al 5%, con el descenso promedio que se produjo desde las Autonómicas de 1998 (EAJ-PNV 28,01% - EA 8,69%) hasta las Generales de 2000 (PNV-EAJ 31,32% - EA 7,80%), agudizado aún más en determinadas circunscripciones electorales. Por ello sorprendió sumamente la resistencia de algunos sectores de la ejecutiva de EA para fijar las bases y aceptar la coalición en las conversaciones preliminares, en proceso sinuoso con episodios que casi agotaron la paciencia no ya de las comisiones negociadoras, sino incluso de los simpatizantes nacionalistas que creían en la validez del acuerdo. EAJ-PNV proyectó una imagen de insistencia por un acuerdo global que ha sido reconocido por el electorado, y EA que aporta riqueza a la coalición, debe ser consciente de su representatividad relativa (que ha venido bajando desde el 29,05% de la coalición en 1993, al 19.95% en 2000), decreciendo cuando se distancia de la actuación conjunta.

EAJ-PNV, incluso mejor coaligada con EA, representa la expresión política de la mayoría vasca. Congratulémonos todos sus votantes del valor añadido que aporta la coalición bipartita, incluso de la colaboración gubernamental pactada con IU, que ha sido refrendada electoralmente por la ciudadanía vasca, que cree que “el poder político, si no se basa en la unión y el acuerdo, es débil”. La validez de la coalición es tal que según una proyección de “El Diario Vasco” (27-5-03), en una transposición a elecciones autonómicas la unión PNV-EA obtendría 35 escaños y 5 parlamentarios IU, lo que sumaría 40, dos más que la mayoría absoluta en el Parlamento Vasco.

¡Viva Babel!

Acongojados por el síndrome postvacacional, que amenaza convertirse en postvocacional porque cualquier año no volvemos, sólo nos recompensa esos detalles entrañables que indican inequívocamente que has vuelto a casa, que estás en tu patria. El signo inconfundible, más contundente y quizá menos consciente es el idioma. Según Unamuno “La sangre del espíritu es mi lengua y mi patria es allí donde resuene soberano su verbo”.

Cuando la comunidad de verano la componen 66 familias, con 12 idiomas distintos, el retorno sorprende por el exiguo bilingüismo de nuestra Euskadi. Ciertamente que dos lenguas oficiales son infinitamente preferibles al monolingüismo triste de algunos países, pero resulta de una riqueza humana que llega a añorarse tras haberla disfrutado la conmutación, según el vecino de turno, entre cuatro o cinco lenguas, aunque la mayoría poco dominadas y recurriendo en ocasiones al habla por señas, porque la lengua del afecto está en los ojos y la sonrisa es el idioma universal de los seres inteligentes.

El lenguaje materno indudablemente es imprescindible para imprecar con prontitud, soltura y propiedad, y no existe sonido más dulce que el idioma propio, sobre todo cuando sorpresivamente se escucha en países extraños y que se agradece cuando proviene de un forastero que ha sumado su corazón a nuestro lenguaje. Ya nadie sostiene como Stalin que todas las lenguas naturales deban fundirse en un solo idioma artificial, ni que sea una muestra de patriotismo chapurrear los idiomas ajenos al materno como Queiroz, porque el valor del plurilingüismo se impone por doquier. Conviene conocer varios lenguajes para poder pensar conscientemente en el propio. Cada idioma es una visión del mundo, y el ropaje del pensamiento, que se multiplica en perspectiva con las lenguas aprendidas. ¡Gracias, idiomas del mundo!

Goethe decía que una persona posee tantas almas como idiomas comprende, y lo cierto es que el lenguaje es el árbol genealógico de una nación cuya historia se basa más que en sus gestas en dos legados patrimoniales de civilización a la humanidad: su arte y su idioma. Horrexegatik, eskerrik asko Euskara! 

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Camino canino

¿Alguien conoce a un perro infeliz? No existe, puede estar cansado o envejecido, pero un chucho es un ser alegre y los humanos podemos aprender el método perruno hacia la felicidad. Se ha demostrado que las personas que desarrollan los patrones característicos de la gente feliz, son efectivamente más dichosos. Veamos cuatro recetas de filosofía canina.

1º Un perro salta y juega diariamente, nunca deja pasar la oportunidad de salir a pasear y se alegra con el simple placer de una caminata. El camino de la felicidad pasa necesariamente por el mundo de la acción. Las personas felices llenan sus vidas de actividad en compañía de otros, en tareas que les parecen agradables que suelen ser significativas, no individuales, gratuitas y con algún esfuerzo físico. Las personas radiantes saben apreciar la felicidad, con esas pequeñas alegrías que diariamente brinda la vida si se observa con intuición y sensibilidad. Los más dichosos saborean el presente, sin fijar su atención en los pesares del pasado o en las incertidumbres del futuro, y parecen extraer el máximo placer a las oportunidades cotidianas. La felicidad se encuentra más fácilmente en el aquí y en el ahora.

2º Un can se mantiene siempre alerta, pero tranquilo y sin angustia. No se entristece ni guarda rencor, aunque sea censurado y en esos casos corre a refugiarse entre sus amigos. De evitar disgustos se compone la felicidad. La gente feliz se agobia poco, porque la inquietud o la inseguridad conducen a la desdicha. La mayoría de las incertidumbres no se cumplen, pero estas fútiles preocupaciones pueden superar nuestra capacidad de control. Debemos distinguir entre ansiedad y planificación, de modo que, con organización adecuada e inquietud mínima, superemos los sentimientos negativos. Una mentalidad positiva es quizá el rasgo más característico de la gente feliz, porque el bienestar queda determinado por el tipo de pensamiento que ocupa nuestra mente. El optimismo es una interpretación favorable de los acontecimientos, con una actitud que se centra en los aspectos positivos de lo que acontece. La ilusión es una predicción que se auto-realiza, favorecida por creencias del tipo "voy a ser feliz, ocurra lo que ocurra". Sean cuáles sean las circunstancias, la interpretación no es necesariamente dictada por la situación. Siempre somos potencialmente libres para escoger hasta qué punto vamos a ser felices. Y en los momentos difíciles recurramos a la familia y a los amigos.

3º Un chucho trota para saludar a cualquier conocido, dando alegría y dejando que le acaricien, siendo leal siempre. Del mismo modo que no tenemos derecho a malgastar riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin generarla. Para los humanos una vida social satisfactoria es el mejor factor de felicidad. La mayor repercusión de esa vida en común se refiere a relaciones cercanas e íntimas, pero también contribuyen manifiestamente nuestras relaciones sociales. Un alto grado de participación, tanto a nivel formal (organizaciones, asociaciones,...) como a nivel informal (familia extensa, amigos, vecinos, colegas,...), contribuye a crear sentimientos de satisfacción, de pertenencia que se suman a su sensación general de felicidad. Además del optimismo, otro rasgo de personalidad frecuente en la gente feliz es la extroversión que se cultiva sonriendo y simpatizando con los demás. La continuidad y la lealtad afianzan las interacciones sociales y nos transportan a la felicidad.

4º Un perro nunca pretende ser algo que no es, ni aspira a metas inalcanzables. El placer puede basarse en la ilusión, pero la felicidad descansa en la verdad. Las personas felices son auténticas, naturales, espontáneas, sinceras, honestas, expresivas, abiertas,… Ser uno mismo sólo ofrece ventajas: hace más cómoda y fácil la vida diaria, y permite hallar gente que pueda amarnos "tal como somos". Nuestro grado de felicidad en la vida no descansa únicamente en lo ocurrido, sino también en lo anticipado. Es conveniente adecuar correctamente las expectativas, tanto aspiraciones cotidianas como ambiciones a largo plazo. Pretensiones demasiado elevadas rara vez se cumplen y desembocan en la decepción; en cambio, expectativas moderadas conducen a una satisfacción mayor de la prevista. Las desilusiones y las satisfacciones poseen un efecto acumulativo, por lo que conviene alcanzar conquistas parciales. El “gran triunfo” incide menos de lo que se piensa en la felicidad. Se piensa equivocadamente que la felicidad es el resultado de una vida exitosa y, dado que solamente tras años de sacrificio y suerte podría tardíamente alcanzarse, muchos quedan a la espera de que esa apoteosis final se cumpla. Los dichosos no caen en esa trampa; no esperan en absoluto la oportunidad de ser felices, sino que consideran que la felicidad es “el viaje más que la meta”.

Existe una ecuación prometedora de dos expertos británicos, Carol Rothwell y Pete Cohen: F = P + 5E + 3A. F es la felicidad, P corresponde a Personal (actitud, adaptabilidad y flexibilidad); E para Existencia (salud, amistades y estabilidad) y A representa Alta (autoestima, expectativas y esperanzas). Otros preferimos sintetizar la felicidad en tres niveles perrunos: 1) Tratemos de llenar la vida de pequeñas alegrías, compartiéndolas y recordándolas con los demás (como un Schnauzer vivo, valiente y afectuoso). 2) Conozcamos nuestras propias virtudes y facultades, reconstruyendo nuestra vida para ponerlas en práctica al máximo (un terrier diría: “corro y persigo ardillas, luego existo”). 3) Pongamos nuestros talentos personales al servicio de una causa más grande que nosotros mismos, para dar sentido y trascendencia a nuestra propia vida (un San Bernardo busca entre las nieves un amo a quien servir).

El mundo en miniatura

En www.miniature-earth.com puede verse una imagen exacta de la humanidad.

Vivimos en medio de una injusticia gigantesca, del tamaño del planeta Tierra. Si todo el mundo se concentrase en una aldea de apenas 100 habitantes, apreciaríamos mejor la distribución global de habitantes y recursos, manteniéndose las proporciones actuales según los datos oficiales.

En este poblado 61 son asiáticos, 13 africanos, 12 europeos, 8 norteamericanos, 5 centro o sudamericanos y 1 de Oceanía. Son 50 mujeres y 50 hombres. Viven en el pueblo 53 y 47 en zonas rurales. Son cristianos 33 (entre católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos,…), 18 musulmanes, 16 ateos, 14 hinduistas, 6 budistas y los restantes 13 son de otras religiones.

Nunca aprenderán a leer 14, y sólo 7 cursarán enseñanza secundaria. Sólo 1 es universitario. Sólo 12 tienen ordenador y, de ellos, 3 acceden a Internet. Pasan hambre 13 personas. No tienen ni una sanidad básica, 43 personas; y 18 ni agua potable. Uno tiene el SIDA. Son minusválidos 9. Luchan por vivir con menos de un dólar diario, 18 personas; y 53, con menos de dos dólares diarios. Sólo 25 tienen alguna comida, ropa, cama y casa. No tienen cuenta en ningún banco 70. El 59% de la riqueza de toda la aldea la poseen 6 personas.

Este pueblo parece un polvorín a punto de estallar,… Pero no lo solucionan compartiendo más y ayudando a los más necesitados, sino que la comunidad rica gasta en defenderse o atacar 11.200 veces más que ayudar (es la proporción entre los gastos militares mundiales y la ayuda al desarrollo).

Al analizar la humanidad desde esta perspectiva es cuando se hace patente la necesidad de justicia, solidaridad, tolerancia, educación y sanidad para todos. Y por caminos de paz y colaboración, de respeto intercultural y no de imposición. Consideremos lo afortunados que somos, aunque sólo sea por el hecho de poder leer esto. Y a continuación exijamos y construyamos un mundo donde la pobreza, la desigualdad y la sinrazón sean historia antes del 2015.
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Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/miniatura.htm

Gora España

Quizá sea una expresión políticamente incorrecta para muchas personas, de aquí y de allá, pero algunos pensamos que la ideología del nacionalismo democrático sería perfectamente aplicable en España.

Pero algunos pensamos que la ideología del nacionalismo democrático sería perfectamente aplicable en España. La idea de “vasquizar” España (voz que puede proceder del euskera ‘ezpaina’, pronunciado ‘españa’ y que significa labio) ya la propuso el bilbaíno Miguel de Unamuno, y la expresó poéticamente el hernanitarra Gabriel Celaya (Rafael Gabriel Juan Mugika Zelaia): “Hay que revasquizar España, iberizarla, salvarla del poder abstracto y absoluto, volver a nuestras tribus, nuestro federalismo, nuestra alegría fiera, nuestro respirar limpio, nuestro no al centralismo francés y su dominio”.

La organización administrativa cambiaría radicalmente: Respeto absoluto a la independencia de las autonomías (como entre la Comunidad Autónoma Vasca, la Comunidad Foral Navarra o Iparralde), y descentralización de las provincias (territorios históricos en el caso vasco) con haciendas (forales) independientes y el mismo peso en la elección de los gobiernos autónomos (25 diputados Araba o Bizkaia).

Esto significaría que Madrid o Cuenca contasen con el mismo número de congresistas, como sucede en el Parlamento vasco, y que en cada capital de provincia existiese una hacienda autónoma, que bien se preocuparía de recaudar impuestos y desarrollar su progreso. Destinaría una partida para gastos de la comunidad, en los contados temas coordinados a nivel de cada autonomía (policía autónoma, educación y sanidad), y un cupo para los mínimos del Estado (Corona y ejército, así como Asuntos Exteriores con participación de las autonomías).

Se reubicaría la capital administrativa fuera de grandes ciudades y sin razones históricas, quizá a Ávila (como Vitoria-Gasteiz, descartando la histórica Iruña-Pamplona, el demográfico Bilbao o el turístico Donostia). Se estimularía un pluralismo político y sindical con varios grandes partidos y sindicatos (no menos de cinco en cada caso como en la CAV), lo que inexorablemente conduciría a gobiernos más flexibles, tripartitos como mínimo. Los partidos serían bicéfalos para evitar la concentración de poder ejecutivo y político.

Se cultivaría un respeto a las lenguas, culturas, folklores y tradiciones hispánicas, o ibéricas, favoreciendo el plurilinguismo con varios idiomas oficiales. No sólo el castellano, el euskera, el catalán y/o valenciano y/o mallorquí, el gallego-portugués, el bable,… sino todos los dialectos como el andaluz o el murciano serían cuidados y mantenidos como un bien común y por la riqueza cultural que suponen (como los varios euskalkiak, los dialectos vascos como el Bizkaiera,…).

Se estrecharían lazos con las comunidades en diáspora por todo el mundo. Se aplicarían medidas que ya son efectivas en la CAV con carácter general cuyo efecto positivo es innegable: la gratuidad de la educación en centros públicos o concertados, altos porcentajes de escolarización desde un año hasta la universidad, un mayor gasto sanitario por habitante, una menor inseguridad ciudadana, un bilingüismo real de la sociedad con su lengua propia u otras, la solidaridad con el Tercer y Cuarto Mundo, un salario social extendido a todas las familias, una elevación de salarios y calidad de vida, una mejor formación continua de los trabajadores, un pacifismo militante generalizado por tanto dolor acumulado,… Y otros infinitos matices cotidianos, como los equipos deportivos propios, con jugadores autóctonos.

Creemos que todo ser humano lleva inscrito ese sentimiento que los vascos llamamos AMALUR (Ama Lurra: Madre Tierra, el amor al terruño), y que en quechua se dice Pachamama significando literalmente lo mismo. El nacionalismo es la responsabilidad de cada persona, y de cada pueblo, de cuidar su parcela del planeta Tierra, no frente a los demás, sino frente al descuido y al olvido,... ¿Alguien se apunta a desarrollar más este Proyecto apenas esbozado?
Es posible que desde Euskadi contara con muchos apoyos, y muy probablemente también desde otras nacionalidades o regiones de la península. Quizá pronto podamos oír un recíproco ¡Arriba Euskadi! (que por cierto parece que ese Arriba también fue traducción franquista del euskera Gora, en sustitución del natural Viva). ¡Gora España Askatuta! ¡Viva Euskadi Libre!

La edad de la verdad

Lost in translation”, otra película que nos revela el extravío de la soledad humana creciente con la edad.

Unos, los suizos, dicen que la edad no juega ningún papel excepto en los quesos; otros, los franceses, que la edad es importante sólo en los caballos; y terceros confirman que cada persona tiene la edad de su corazón (esto, en sentido fisiológico no puede ser más cierto, excepto en los trasplantados). Pero no olvidemos que Marcel Prevost decretó que “Nuestro corazón tiene la edad de aquello que ama”.

Para los que hemos llegado a esa madurez en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo, esa edad en la que todavía se es joven pero con mucho más esfuerzo, hay relatos muy deprimentes, justamente por lo verosímiles y descriptivos que se demuestran. Existen dos películas referenciales al respecto, una de culto como “American Beauty” de 1999, y otra actualmente en cartelera como “Lost in translation” de 2003.

Resulta muy recomendable para cualquier humano dotado de un ápice de ternura, y especialmente para cuarentones en adelante, sentirse retratados en “Lost in translation”. La directora Sofia Coppola nos narra con silencios hondos y miradas cómplices, como quizá sólo sabe hacerlo una mujer que además es hija de Francis Ford Coppola, una historia de dos seres perdidos en un mundo extraño.

Seguramente nuestra vida cotidiana no nos lleve al ininteligible Tokio, ni a movernos en escenarios de millonarios hastiados de recibir regalos, pero muchos sentimos en lo más hondo –ocasional o frecuentemente - que no comprendemos nada de lo que sucede a nuestro alrededor, como si nos hablasen en japonés unos personajes exóticos que deambulan frenéticamente por nuestras vidas. En esas ocasiones, sólo cabe la huida... Pero no existe más evasión que la fuga hacia otro ser humano…

Y es entonces cuando el contraste entre la edad de la beldad y la edad de la verdad resulta cruel y despiadado, si uno no puede creerse que en la edad resida el misterio. La belleza insolente por su frescura y naturalidad de Scarlett Johansson, remarca el patético descubrimiento de la vacuidad vital del triunfador caduco encarnado por Bill Murray. Pero algo les une (¿la orfandad de la humanidad, la hermandad en la infelicidad?) y les alivia en una suerte de romance espiritual: la intimidad inocente entre dos supervivientes que se aferran al mismo salvavidas de una fugaz amistad imperecedera.

El producto es toda una prodigiosa exhibición de una relación de afecto basada en la comprensión y el entendimiento, quizá más exactamente en una complementación espiritual, improbable pero sugestiva. No es una película de acción, sino una obra maestra que se infiltra en el espectador con su lánguido devenir de guión intimista, describiendo ese sentimiento universal de la soledad, la decadencia y el paso del tiempo, de los que ni la todopoderosa riqueza exime.

La película parece defraudar durante su transcurso por la lentitud de la historia con un final esperable como la vida misma, pero al encenderse las luces y despertarnos a la realidad, algo profundo nos ha conmovido el alma con dos conclusiones obvias: “La edad no protege del amor. Es el amor quien nos protege de la edad”.

Simbólicas aldeas Potemkin

Existen metáforas ideológicas muy arraigadas que enturbian nuestra convivencia.

Grigori Alexándrovich Potemkin fue un político y mariscal de campo ruso. La emperatriz Catalina II (La Grande) lo eligió como amante y favorito de su corte, nombrándole conde y finalmente príncipe. Destacó por sus victorias administrativas y militares (muriendo en la segunda guerra ruso-turca), construyéndose en su honor un siglo después el “Acorazado Potemkin”, cuyos marinos se amotinaron en 1905, episodio que Sergei M. Eisenstein inmortalizó en su película cumbre de la cinematografía mundial.

Potemkin urdió uno de los engaños más famosos de la historia universal. Mientras Rusia se convertía en una potencia, para que la zarina no viera la miseria en la que vivía el pueblo, cuando viajó en carruaje durante una visita a Crimea en 1787, su ministro le mostró únicamente las tristemente famosas “aldeas Potemkin”, pura fachada de madera y lienzo en una farsa convincente. Había encargado a un ejército de artesanos pintar hermosos e idílicos decorados con casas hermosas y jardines rebosantes de flores delante de los misérrimos poblados para que taparan la indigente penuria en la que vivían los campesinos.

El engaño de las "aldeas felices” ha seguido vigente hasta la actualidad, potenciado por el vasto mundo del poder mediático. El séquito del poder sigue instituyendo frontispicios de engaño con propaganda que embaucan nuestros sentidos y nuestras mentes. No sólo hablamos de pantallas y muros que se erigen por doquier para que nos veamos cómo viven más allá de los barrios elegidos, en Israel o en China, en Europa o en América. Además nos muestran fotos de la “inteligencia militar” con ciudades Potemkin donde los iraquíes supuestamente fabricaban armamento nuclear.

El artificio moderno es más sutil y ha cambiado de protagonistas. Ya no hay que encandilar solamente a un monarca, sino a millones de ciudadanos. Tampoco bastan los espectáculos visuales solamente. Hay que nublar el pensamiento colectivo, con metáforas de aparente simplicidad pero muy elaboradas para mantener el ardid. Son muchas las abstracciones que ya confundimos con cosas reales. Veamos solamente dos, tan trágicas como actuales: el ‘imperio del mal’ o el dinero.

¿Qué pasaría si hubiesen dicho que Estados Unidos fue a la guerra de Vietnam a robar sus mujeres jóvenes más bellas? En realidad, el logro final, y el menos malo, fue el de los matrimonios mixtos de soldados con nativas. Pero para ello se destruyeron millones de vidas y se mantuvo el dolor de varias generaciones de la humanidad entera. Nos contaron que se fue a “combatir al comunismo en una guerra fría”. Hoy nos apuntan que hay que mantener el Primer Mundo contra el Tercer mundo para “luchar contra el terrorismo”. Iconografías, sólo símbolos, que actúan como “aldeas Potemkin”, sin permitirnos ver a la gente de carne y hueso que viven tras esas barreras de “países enemigos”. No es de extrañar en una época donde es más delito quemar una bandera (un trapo a fin de cuentas), que envenenar la tierra de una comunidad con contaminantes inextinguibles.

Junto a las ideologías enfrentadas, otra de las peores falsedades de hipocresía es el dinero. Nos han inculcado que es como el oro. El metal, aparte de su uso odontológico, sólo se almacena en cámaras acorazadas. Obviamente no es ilimitado. Por tanto, se nos dice que “no hay dinero para acabar con el hambre en el mundo”. Esto es tan absurdo como decir que no hay “metros cuadrados para hacer viviendas para todos”. El dinero, en sal o en oro, es un medio de medida que permitió superar el sistema de trueque en el comercio de la antigüedad. El dinero no se manipula como una materia: En cada crisis de recesión mundial el dinero desaparece súbitamente, pero el oro planetario, descubierto o no, siempre es constante salvo transmutaciones. Aportando e intercambiando nuestro esfuerzo podemos conseguir un planeta dichoso.

La riqueza y la felicidad pueden crecer, como el amor, la inteligencia o la justicia. No existe una cantidad fija de modo que si los demás tienen más a nosotros nos queda menos. Con un sistema justo, todos podríamos vivir prósperamente, sin pasar necesidad nadie en ningún lugar. Olvidemos las metáforas limitativas. Creamos más en la pura realidad: el bienestar puede ser mundial, la libertad es compatible con la equidad, los que piensan de modo distinto sienten y necesitan lo mismo que nosotros, todos podemos ser hermanos, el bien no necesita del mal, el derecho se puede imponer con la fuerza de la razón y del corazón,...

Somos como la criatura que cae en su cochecito por las escaleras de Odessa, sin control en medio del aplastamiento popular que narra el Acorazado Potemkin. Necesitamos que todos olvidemos las arcaicas “aldeas Potemkin” de símbolos absurdos para dejar de luchar y vernos cara a cara: el soldado y la madre que pide pan. No son un zarista y una insurgente; son dos personas que comparten la misma desesperación. Entonces, cuando traspasemos el decorado de los emblemas y nos reconozcamos como seres humanos, sólo nos quedará la solución de arreglar conjuntamente nuestros mutuos problemas.

Salud, dinero y amor

La canción decía “Tres cosas hay en la vida: Salud, dinero y amor. Y el que tenga estas tres cosas, que le dé gracias a Dios”.

Tras la lotería de navidad que nunca toca, se declara el día de la salud: “Mientras haya salud…”. Y ello recuerda la terna clásica de la felicidad: Salud, dinero y amor. Dos de estos elementos también aparecen entre las tres vivencias que nunca se olvidan: el primer amor, el primer dinero ganado y el pueblo donde se nació. E igualmente, amor y dinero se repiten entre las tres cosas que no pueden ocultarse: el humo, el amor y el dinero.

Muchos consideramos que el orden convencional de estos tres pilares del bienestar no es el correcto: Mejor sería primero el amor, luego la salud y finalmente el dinero. Paul Giraldy señalaba una diferencia: “El joven desea: amor, dinero y salud. Cuando llega a viejo desea: salud, dinero y amor”. Probablemente la salud no preocupa en la juventud y sí en la madurez, pero la primacía del amor y la relatividad del dinero debieran ser constantes en todas las etapas vitales.

El amor es la materia básica de la que está hecha la vida, porque la ciencia de vivir es el arte de amar. El vals de Rodolfo Sciammarella, que se remonta a 1939, insistía: “El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide”. El amor además da trascendencia a la vida, con sus múltiples formas y dimensiones: amor de pareja, familiar, amistad, solidaridad,… Maurice Blondel señaló “El amor es, ante todo, lo que hace ser”.

La salud ha demostrado ser la mayor preocupación de la población según todas las encuestas, donde entre las circunstancias que más nos inquietan aparecen en los primeros puestos el fallecimiento, una larga o grave enfermedad o la invalidez, mucho antes que el desempleo o el divorcio. Con razón Emerson apuntaba que “la primera riqueza es la salud”.

El dinero es un buen sirviente, pero un mal amo; por ello, hemos de convertir al dinero en el más poderoso de nuestros esclavos. De ese modo, el dinero es algo maravilloso. Puede ser descrito como la energía de la Humanidad en forma portátil. Dispone de poderes que su amo no posee: puede acudir donde su propietario no llega, hablar idiomas que su poseedor desconoce y salvar vidas de quienes su dueño no sabe el nombre. Así mientras trabajamos en nuestra oficina, con un poco de fraternidad podemos estar colaborando mediante ONGs en escuelas, hospitales o asilos de lejanos países.

Lo cierto es que amor, salud y dinero son esenciales porque cuando nos falta alguno de estos factores no podemos pensar en otros objetivos; sólo si los hemos conseguido –en algún grado- podremos plantearnos nuevas metas. ¡Que el año 2005 nos traiga mucho amor, salud y dinero! Por si acaso no vienen por sí mismos, sería aconsejable ponerse a trabajar duramente para descubrirlos allá donde se encuentren.

Pobreza entre riqueza

La paradoja de que tras 35 años de llegar a la Luna millones de personas mueren de hambre.

El astronauta Neil Armstrong al pisar la Luna en 1969 dijo: “Un paso pequeño para el hombre, un salto gigantesco para la Humanidad”. La carrera espacial fue una gesta de ciencia y de paz, y sus frutos tecnológicos han beneficiado y contribuido al desarrollo humano. Aquel esfuerzo heroico aplaudido por encima de fronteras y banderas, aunque motivaciones bélicas y de prestigio también fueron determinantes. Ahora que celebramos un aniversario tan vívido para quienes asistimos conscientes a su consecución, otros interrogantes infantiles nos siguen martilleando la conciencia, como cuando preguntábamos: Papá, ¿por qué todavía hay gente que se muere… de hambre?

Resulta doloroso asistir impasibles a la injusticia e insolidaridad mundiales. La pobreza y la desigualdad no es ninguna ley inexorable de la Naturaleza. Parece que el continente de nacimiento sea determinante en la calidad de vida que debe esperar cada ser humano que nace. En Europa y Australia nos encastillamos en una "sociedad del bienestar", aún cuando la pobreza asome por los suburbios de cualquiera de nuestras ciudades, mientras aceptamos que Norteamérica sea el líder militar, tecnológico y financiero, Asia se convierta en la poblada fábrica del mundo con el 60% de la población planetaria, el resto del continente americano al sur del río Grande perviva con graves incertidumbres y África apenas sobreviva con una esperanza de vida menor de 40 años.

Los datos escandalosos se multiplican: Cada vaca europea recibe una subvención diaria de 4 €, mientras la mitad de la población mundial ha de subsistir con menos de un euro al día. Tamaña injusticia debería congelarnos el corazón. Ya no sólo se trata de que los despilfarros militares reinvertidos en educación, sanidad y alimentos podrían solucionar en meses todos los problemas de la Humanidad, sino incluso de aberraciones tales como que los gastos de las sociedades ricas en comida para mascotas o en dietas de adelgazamiento podrían evitar la muerte anual por hambre de más de 6 millones de niños menores de cinco años y cancelar la monstruosa cifra de 840 millones de personas desnutridas que viven entre nosotros.

Hace 35 años supimos llegar y pasearnos por la Luna, pero aún no hemos sido capaces de exigirnos a nosotros mismos y a nuestros gobernantes la fraternal proeza de acabar con la pobreza. Mientras haya una sola persona muerta de hambre, ninguno mereceremos llamarnos seres humanos, ni suponer que estamos dotados de una sola gota de inteligencia ni de bondad.

El otro árbol vasco


Un referente histórico como metáfora vital: nuestros derechos acaban donde empiezan los de los demás.


Se puede aprender mucho de cualquier ancestral cultura aborigen, porque la misma y común naturaleza humana se manifiesta con sorprendente diversidad y riqueza en cada comunidad en función del devenir social de su propia historia. Los vascos, menos de tres millones de personas habitando a ambos lados del río Bidasoa entre Francia y España, somos los indígenas más antiguos de Europa con un idioma (euskera) de origen desconocido, y con sorprendentes peculiaridades en ámbitos significativos como la organización política o los deportes autóctonos.


Una característica propia es el deseo de autogobierno, pero no sólo entendido frente a los Estados en los que estamos integrados administrativamente, sino incluso entre nuestros propios territorios. Nos han rodeado imperios poderosos y hemos sabido asimilar sus lenguas y culturas, pero siempre preservando nuestro milenario euskera y las tradiciones propias.

El término “vasco”, procedente del "vascón" citado por los romanos en el año 76 a. C. durante las guerras sertorianas, fue postulado como originado por "basoko" (‘habitante del bosque’ en euskera), lo que da idea del valor mitológico atribuido a los árboles. El panteísmo originario ocasionó la veneración de los robles como protectores vivos de los vascos. Hace apenas un siglo, la oración ritual de nuestros leñadores pedía perdón al árbol cortado: “Guk botako zaitugu eta barkatu iguzu” (Te derribaremos y nos perdonarás).

Sólo en uno de sus siete territorios históricos vascos, Bizkaia (Vizcaya), existen cinco árboles sagrados. El más conocido es el roble de Gernika, corazón del Señorío, donde los monarcas deben jurar respeto a nuestros centenarios Fueros. Pero en Bizkaia hay más de un Parlamento, y los robles de Avellaneda y Gerediaga señalan las Juntas de las Encartaciones y del Duranguesado, además del roble de Aretxabalagana donde los vizcaínos recibían a su Señor.

En Luyando se alza el “árbol malato”, cuyo origen se remonta al año 840. Ejércitos leoneses habían llegado hasta el puerto de Bakio en una incursión de castigo. Se juntaron en consejo las cinco merindades vizcaínas para darles batalla y eligieron como Señor de Bizkaia a don Zuria, personaje vasco hijo de una infanta escocesa venida por mar y nieto del rey de Escocia. Las tropas vizcaínas vencieron en la batalla de Padura, en un lugar que por la mucha sangre vertida se llamó Arrigorriaga (Piedras rojas). Los leoneses supervivientes fueron perseguidos hasta el Árbol Gafo, denominado así porque no pasaron de allí. En su tronco clavaban sus armas los combatientes vizcaínos para indicar su negativa a proseguir la guerra más al Sur. El árbol malato fue considerado frontera militar desde entonces. Los hijosdalgos vizcaínos estaban obligados a prestar servicio militar si lo requería la defensa del territorio propio. Este deber no se podía exigir fuera del territorio. Si el Señor de Bizkaia insistía en continuar la lucha, debía pagar soldadas a quienes estuviesen dispuestos a seguirle.

Este testimonio permite comprender mejor el espíritu vasco de independencia, de defensa de lo propio, nunca de imposición a los demás. Episodios complejos como las “guerras carlistas” o el “Pacto de Santoña” de 1937 deben interpretarse a la luz de quienes, incluso con innumerables derrotas, continuaron infatigables en la custodia de su identidad. Los versos de Gabriel Aresti también sintetizan inmejorablemente este sentimiento en “Nire aitaren etxea defendituko dut” (defenderé la casa de mi padre).

En la vida personal, cada misión, cada proyecto… siempre debe mantener un “árbol malato”: Un linde a no traspasar. La política es una noble actividad, pero en su perímetro vital de lo que es justo, en defensa de lo propio y sin atacar lo ajeno. Sin entrometerse en la vida de los demás, sin pretender que piensen o sientan a nuestra manera, respetando su forma de organizarse y de vivir, único modo de reclamarles la misma tolerancia para con nosotros. Si conocemos lo propio, lo amaremos; y estimando lo nuestro, habremos de apreciar y admirar igualmente todo lo que los demás han elegido en ejercicio de su propia libertad.