El pasado 26 de julio vivimos los escasos minutos de lluvia que suele proporcionarnos cinco semanas en Alicante. Y, casi siempre, recogemos ese aroma de tierra húmeda en imágenes de nuestro/vuestro blog. No en vano, la lluvia en Alicante es una de nuestras obsesiones,...
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Lluvia en Alicante
Tras la celebración de los 60 años en Alicante,...
Un modelo de adaptación a la lluvia...
Patrimonio de la tradición y cultura vasca, se dice que “En Euskal Herria desde siempre tres cosas, euskera, arado y la oveja latxa". La oveja lacha, ardi latxa, es característica del País Vasco. Y, al volver del sol de Alicante, lo entiendo: Sufrida, mansa, mojada, preparada para vivir a la intemperie,... Recuerda a la lluvia, hasta en esos breves ratos en los que no está calada. Con su vellón con capa blanca de lana gruesa y poco rizada, sólo deja al descubierto la cabeza y las extremidades. Buena productora de leche, con la que se fabrican el singular queso de Idiazábal. Constituye un emblema tan distintivo que ha originado una pegatina simpática, omnipresente e identitaria... Otros animales representativos, con más o menos historia, son el toro español (de Osborne), la vaca gallega, o el burro catalán.
Tormenta en Alicante
La tormenta ya no atormenta en un entorno urbano, quizá sólo en medio del campo descubierto... Menos aún asusta en una zona veraniega, donde el agua es tan apreciada como escasa. Los rayos y truenos ofrecen una belleza extraña, luminosa y estruendosa, que casi invitan a bailar y cantar bajo la lluvia (nueva versión robótica) Además, seguro que como afirma el proverbio chino, "tras la tormenta siempre amanece y sale el sol", o como asegura el dicho castellano, "gran tormenta mucho espanta, pero pronto pasa".
Foto superior tomada hace unos minutos, hacia las 22:00, por Aitor Agirregabiria en Pilar de la Horadada (Alicante) en medio de una tormenta de precipitación abundante y gran aparato eléctrico. Abajo, una foto nuestra de la noche.
Foto superior tomada hace unos minutos, hacia las 22:00, por Aitor Agirregabiria en Pilar de la Horadada (Alicante) en medio de una tormenta de precipitación abundante y gran aparato eléctrico. Abajo, una foto nuestra de la noche.
Última superluna de 2023 denominada de la Cosecha
Nada mejor para cerrar un semestre vacacional fuera de Getxo, por Alicante, Murcia, Almería y Málaga, con viajes a Marruecos y Portugal y otras escapadas, que un fenómeno de la naturaleza visto con amistades de edades pequeñas y grandes. También recogimos hace casi dos meses la Superluna del Esturión, en la misma playa de Mil Palmeras (Pilar de la Horadada).
Este viernes 29 de septiembre hemos disfrutado de la última superluna del 2023. La luna llena de septiembre será especial no sólo por este motivo, sino también porque es la primera luna llena del otoño, que recibe el nombre de Luna de la Cosecha.
Podremos vivirlo, además, en pleno Veranillo de San Miguel.
Y es que este San Miguel (29 de septiembre) estará iluminado por una gran luna llena, que deslumbrará en pleno «veroño», con cielos despejados y sin previsión de lluvia que pudiera «aguar» este gozo que proviene del firmamento.
La luna llena de septiembre a menudo se llama la «Luna de la Cosecha». Este apelativo proviene de las tribus amerindias (nativas de América del Norte) y se debe a su relación con la temporada de cosecha en muchas partes del mundo. Especialmente en las regiones agrícolas del hemisferio norte.
Semana Santa de 2014
Quizá propiciado por lo tardío en que ha caído la Semana Santa este año, ha sido en lo meteorológico la de mejor tiempo que recordemos de los últimos 25 (que indefectiblemente hemos pasado en Pilar de la Horadada, Alicante,... o en California). Tiempo mejor que el veraniego, aunque el agua estaba aún un poco fría para bañarse. Ni una gota de lluvia, apenas viento y unas temperaturas perfectas.
Por todo ello, no hemos esta Semana Santa no hemos registrado nuevas procesiones, aunque teníamos intención de acercarnos a Hellín (Albacete), de donde recogemos la grabación anexada que se corresponde con la Procesión Antológica 'Los Misterios de la Pascua de Cristo' que se anticipa a noviembre. En todo caso, os recomendamos ver las Procesiones en San Pedro del Pinatar, del Encuentro de Pilar de la Horadada, de Viernes Santo de Lorca, de Murcia (Museo Salzillo) y muchas más procesiones.
Haibun de una semana intensa, con su haiku final
Haibun es una palabra japonesa compuesta por dos kanji (caracteres ideográficos: hai y bun, literalmente, “ensayo de haiku”) que se puede traducir como “Cuaderno de haiku” o “Diario de haiku”.
Algunos de los antiguos haijin (poetas de haiku), acostumbraban anotar en un cuaderno sus impresiones y descripciones de viaje, sus actividades, bocetos, o todo motivo que fuera de interés, en párrafos concisos, fundamentalmente en su relación con la naturaleza y el entorno humano, cerrando esos apuntes con un haiku o, según el caso, al inicio del escrito, o intercalando uno o más poemas entre párrafos. También el texto en prosa podía ser tal sin contener ningún haiku final, aunque estaba impregnado de su espíritu.
El haibun, por lo tanto, (tal como se ha extendido en Occidente) es el conjunto de anotaciones que combina prosa poética y un haiku y, por extensión, cada uno de los temas con inicio y cierre determinados que dan marco al poema, o bien, este como acotación incidental. El relato puede ser autobiográfico, biográfico, descriptivo, incluso imaginario, en un lenguaje en que el poeta expresa la impresión de lo que percibe y siente (frente a lo inmediato o a lo pasado), sumando a la narración uno o varios haiku , aunque la costumbre más arraigada es la de incluir el poema al final de lo referido (según el autor), procurando a veces la síntesis y, en otras, como complemento de lo expresado en una particular reciprocidad.
El haiku es un género poético originario de Japón. Las redes sociales han contribuido a que sea conocido en todo el planeta. Sin duda, el rasgo más distintivo de un haiku es su forma: los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.
Más posts sobre muchos haiku y algunos haibun.
Temas pendientes de escritura en este blog
De la primera a la última foto, (que pueden verse arriba y abajo, y ampliadas en Flickr) sólo han transcurrido dos semanas. Estar unos días de vacaciones en Alicante cambia notablemente la perspectiva, favoreciendo la inspiración... y la vagancia. Cuando la lluvia de Bizkaia, aún a pesar del trabajo, me deje más tiempo libre, creo que escribiré sobre:
- "La complejidad del entramado institucional en Euskadi" (cuesta explicar a gentes de otras comunidades o países que existen 112 municipio vizcaínos cuando Escocia , cinco veces mayor, sólo mantiene 32);
- "Diferencias educativas entre el Norte y el Sur", muy visibles aquí, en niños, jóvenes, adultos y ancianos;
- "Amistades intergeneracionales, interculturales y multilingües", que son frecuentes en estos lugares de retiro o reposo.
- "El sentido (significación) de la vida", en el sentido (contexto) físico de sentido de un vector que apunta como un sexto sentido del sentimiento.
- ... y varios temas más que me rondaban la cabeza y que ahora mismo no recuerdo (¡ah!, sitios propicios para navegar con el iPod Touch,...).
Ponme a dormir
Una clave familiar que mide la felicidad y el éxito alcanzados dentro de un hogar.
Pasados los años, se llega a descubrir cuáles son las vivencias más significativas y gratificantes de una vida. Una de mis favoritas entre las más felices y repetidas es despertar de madrugada. En plena oscuridad ir recobrando la percepción del entorno: sentir la presencia de mi esposa apoyada en mi hombro y brazo izquierdos, sus pies junto a los míos, su respiración sosegada y su sueño sereno.
El juego del despertar incluye desde hace pocos años una adivinanza de saber dónde estamos: Si en nuestro hogar de Getxo o en la casa de Alicante. El colchón es similar y no vale palpar el cabezal o el borde de la cama, ni apurar la memoria del día anterior. El truco es tratar de acertar sin abrir los ojos, por algún leve ruido como la lluvia exterior en los ventanales o el tráfico lejano. Entonces comprendo si estamos de vacaciones o durante el curso, pero eso no importa demasiado, cuando se está entre personas amadas.
Luego sigue la preocupación por nuestros hijos: ¿Estarán en sus cuartos de al lado, o en su residencia de estudios? ¿Han de madrugar? ¿El pequeño que estudia lejos parecía feliz en su última llamada? ¿Los abuelos qué tal estaban según la conversación de cada noche? ¿Y el resto de la amplia familia? Cuando el repaso indica que todo parece estar en orden, casi inmejorablemente, no cabe mayor felicidad.
Todo este sosiego lo atribuimos a un lema familiar que les enseñamos a nuestros hijos. Cuando la mayor nació, su precocidad con el habla -en distintos idiomas porque uno le parecía poco- fue impactante. Ella recreó la expresión de "ponme a dormir", que incluía rezar sus oraciones, arroparla con su peluche del momento, leerle o contarle un cuento con precisión milimétrica para evitar inexactitudes, debatir con ella el desenlace de la historia, darle un beso y velar un buen rato mientras parecía dormir… pero estaba al acecho para evitar quedarse sola hasta que Morfeo la acunase, siempre con una tenue luz en su cuarto.
Ahora que pasamos más tiempo solos, mi esposa ha recupero el mimoso lema de "ponme a dormir". No en vano hemos compartido juntos nuestras vidas desde que éramos unos críos, ella de 18 años y yo de 20. Definitivamente es fácil compartir la idea de que sentirse querido es la sensación más humana que se puede experimentar. No existe mayor aprecio interpersonal que saberse querido en el seno de una familia, por parte de los padres, de la pareja, de los hijos, de los hermanos, de los familiares propios y políticos. La verdadera medida del éxito público en la vida, donde también la estima de colaboradores, colegas y superiores es decisiva, se determina por la dimensión del triunfo íntimo dentro del propio hogar.
Versión original en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/ponme.htm
Pasados los años, se llega a descubrir cuáles son las vivencias más significativas y gratificantes de una vida. Una de mis favoritas entre las más felices y repetidas es despertar de madrugada. En plena oscuridad ir recobrando la percepción del entorno: sentir la presencia de mi esposa apoyada en mi hombro y brazo izquierdos, sus pies junto a los míos, su respiración sosegada y su sueño sereno.
El juego del despertar incluye desde hace pocos años una adivinanza de saber dónde estamos: Si en nuestro hogar de Getxo o en la casa de Alicante. El colchón es similar y no vale palpar el cabezal o el borde de la cama, ni apurar la memoria del día anterior. El truco es tratar de acertar sin abrir los ojos, por algún leve ruido como la lluvia exterior en los ventanales o el tráfico lejano. Entonces comprendo si estamos de vacaciones o durante el curso, pero eso no importa demasiado, cuando se está entre personas amadas.
Luego sigue la preocupación por nuestros hijos: ¿Estarán en sus cuartos de al lado, o en su residencia de estudios? ¿Han de madrugar? ¿El pequeño que estudia lejos parecía feliz en su última llamada? ¿Los abuelos qué tal estaban según la conversación de cada noche? ¿Y el resto de la amplia familia? Cuando el repaso indica que todo parece estar en orden, casi inmejorablemente, no cabe mayor felicidad.
Todo este sosiego lo atribuimos a un lema familiar que les enseñamos a nuestros hijos. Cuando la mayor nació, su precocidad con el habla -en distintos idiomas porque uno le parecía poco- fue impactante. Ella recreó la expresión de "ponme a dormir", que incluía rezar sus oraciones, arroparla con su peluche del momento, leerle o contarle un cuento con precisión milimétrica para evitar inexactitudes, debatir con ella el desenlace de la historia, darle un beso y velar un buen rato mientras parecía dormir… pero estaba al acecho para evitar quedarse sola hasta que Morfeo la acunase, siempre con una tenue luz en su cuarto.
Ahora que pasamos más tiempo solos, mi esposa ha recupero el mimoso lema de "ponme a dormir". No en vano hemos compartido juntos nuestras vidas desde que éramos unos críos, ella de 18 años y yo de 20. Definitivamente es fácil compartir la idea de que sentirse querido es la sensación más humana que se puede experimentar. No existe mayor aprecio interpersonal que saberse querido en el seno de una familia, por parte de los padres, de la pareja, de los hijos, de los hermanos, de los familiares propios y políticos. La verdadera medida del éxito público en la vida, donde también la estima de colaboradores, colegas y superiores es decisiva, se determina por la dimensión del triunfo íntimo dentro del propio hogar.
Versión original en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/ponme.htm
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