Entre Kafka y Orwell: La hora 25 como alegoría totalitaria

Al hilo de una conversación con grandes amigos sobre una anécdota de mi cráneo dolicocéfalo que sorprendía en mi infancia a un estudioso de los vascos, surgió el recuerdo compartido de La hora 25, libro de Constantin Virgil Gheorghiu (1949) y película de Henri Verneuil (1967). La hora 25 es una poderosa novela alegórica escrita por Constantin Virgil Gheorghiu, autor rumano que denunció en ella el absurdo y la deshumanización de los regímenes totalitarios del siglo XX, tanto el nazi como el comunista.

La historia sigue a Johann Moritz, un campesino rumano de origen alemán, que es falsamente acusado de ser judío por un gendarme que desea quedarse con su esposa. A partir de ahí, Johann inicia un calvario kafkiano que lo lleva a campos de internamiento nazis, al ejército alemán y más tarde a las fuerzas estadounidenses, siempre atrapado en los engranajes inhumanos de sistemas burocráticos que no reconocen su humanidad.

La novela muestra cómo, en la Europa del siglo XX, el individuo es anulado por etiquetas raciales, políticas o administrativas, y cómo ni la inocencia ni la verdad bastan para salvarlo. Virgil Gheorghiu fue el autor rumano que anticipó los peligros de las etiquetas ideológicas. O ¿quién eres cuando el sistema decide quién eres? La hora 25, casi 75 años después,...

La película La hora 25 (1967, que puede verse aquí) fue dirigida por Henri Verneuil, basada en la novela de Gheorghiu y protagonizada por Anthony Quinn como Johann Moritz. Sigue fielmente la línea argumental del libro, centrada en el sufrimiento de un hombre inocente en medio del caos de la Segunda Guerra Mundial. Visualiza con fuerza la pérdida de identidad personal y la crítica al sinsentido burocrático. Se subraya también la ironía de cómo las etiquetas impuestas (judío, nazi, colaborador, apátrida) son completamente ajenas a la verdad del individuo, y cambian según convenga al sistema.

Verneuil logra una obra densa, dramática y profundamente simbólica, con una atmósfera opresiva que refuerza el mensaje sobre la deshumanización del hombre moderno.

Constantin Virgil Gheorghiu (1916–1992). Nació en Războieni, Rumanía. Estudió filosofía y teología en Bucarest y más tarde en Alemania. Emigró a Francia tras la Segunda Guerra Mundial, tras ser perseguido por el nuevo régimen comunista rumano. Además de escritor, fue diplomático y sacerdote ortodoxo. Sus obras reflejan una profunda preocupación por el destino del individuo frente a los totalitarismos y una crítica lúcida a la burocracia deshumanizadora. Obras destacadas: La hora 25, La segunda oportunidad, El joven sacerdote.

Henri Verneuil (1920–2002), nacido como Ashot Malakian en Turquía, de familia armenia, emigró a Francia en su infancia. Fue guionista y director de cine con una sólida trayectoria en el cine francés. Su estilo, aunque versátil, destacó por adaptar obras literarias con profundidad social y política. Fue uno de los directores que mejor retrató los dilemas del siglo XX, con una estética sobria y eficaz. Otras películas: Z, El clan de los sicilianos, I como Ícaro.