Empecemos por lo que SÍ funciona, sin lugar a dudas.
1. Restricción calórica y ayuno intermitente. Es, con diferencia, la intervención más reproducible para aumentar la longevidad en todas las especies estudiadas: levaduras, gusanos, moscas, ratones, perros y ahora primates no humanos. El ensayo CALERIE-2 (2022-2024) en humanos demostró que una reducción sostenida del 12-15 % de calorías durante dos años retrasa el envejecimiento biológico medido por relojes epigenéticos (Horvath, GrimAge) en aproximadamente 2-3 años. No es magia: activa autofagia, mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la inflamación crónica de bajo grado (“inflammaging”). Conclusión 2025: sigue siendo el estándar de oro gratuito (o casi). 16:8 o 5:2 funcionan bien para la mayoría sin efectos adversos importantes.
2. Ejercicio físico estructurado. La combinación de entrenamiento de fuerza + zona 2 cardio + algo de HIIT es la única intervención que mejora simultáneamente casi todos los biomarcadores de envejecimiento: VO2 máx, masa muscular, densidad ósea, sensibilidad a la insulina, inflamación, función mitocondrial y longitud de telómeros en leucocitos. El metaanálisis de 2024 en Nature Aging mostró que las personas que cumplen las guías mínimas de la OMS (150-300 min/semana) tienen una edad biológica 6-9 años menor que los sedentarios del mismo grupo cronológico.
3. Metformina. El fármaco antidiabético más prescrito del mundo lleva años en el punto de mira del envejecimiento. El estudio TAME (Targeting Aging with Metformin) aún no ha publicado resultados definitivos (se esperan para 2027-2028), pero los datos observacionales acumulados son contundentes: los diabéticos tratados con metformina viven más que los no diabéticos de la misma edad (efecto “paradójico” documentado en más de 15 estudios). Mecanísticamente activa AMPK, reduce mTOR y mejora la biogénesis mitocondrial. En 2025 se prescribe off-label en dosis bajas (500-1000 mg/día) por médicos especializados en longevidad en EE.UU., Singapur y algunos países europeos. Riesgo principal: depleción de B12 a largo plazo y molestias gastrointestinales. No es la “pastilla de la inmortalidad”, pero es lo más cercano que tenemos en fármacos baratos y seguros.
4. Semaglutida y análogos GLP-1 (Ozempic, Wegovy, tirzepatida). Han revolucionado la obesidad y, de paso, la longevidad. El ensayo SELECT (2023) demostró que semaglutida reduce un 20 % el riesgo cardiovascular mayor en personas obesas sin diabetes. Estudios posteriores (2024-2025) muestran mejora en hígado graso, inflamación sistémica, función renal y hasta marcadores de senescencia celular. Además, al reducir la grasa visceral, disminuyen la secreción de factores pro-envejecimiento (IL-6, TNF-α). Cuidado: no son “fármacos antiedad” per se. Funcionan porque revierten una patología aceleradora del envejecimiento (obesidad). En personas delgadas con IMC < 27 los beneficios son marginales no justifican (aún) los riesgos y el coste.
5. Rapamicina y análogos (sirolimús, everolimus). La inhibición intermitente de mTOR extiende espectacularmente la vida en ratones (hasta 30-40 % en algunas cepas). En humanos solo hay ensayos pequeños (dosis bajas semanales) que muestran mejora en respuesta inmune a vacunas en mayores de 65 años y posible reducción de células senescentes. El problema: inmunosupresión, riesgo de infecciones y estomatitis. En 2025 sigue siendo experimental y solo para quien acepte riesgos significativos.
Lo que NO funciona (o no lo suficiente) en 2025
- Suplementos de NAD+ (NMN, NR): mejora marcadores en ratones, resultados decepcionantes en humanos bien diseñados. El último ensayo aleatorizado grande (2025) no encontró diferencias en función física ni biomarcadores de envejecimiento frente a placebo.
- Resveratrol: sigue sin cumplir las promesas de 2006.
- Terapias de “telomerasa” o “alargamiento de telómeros”: Todas las empresas que lo ofrecían han cerrado o están en juicio.
- Plasma joven o exosomas: Datos preliminares interesantes, pero sin ensayos controlados grandes.
- La mayoría de “péptidos de longevidad” (BPC-157, epitalon, GHK-Cu…): anécdota, no evidencia.
Biomarcadores útiles para seguir tu progreso real (2025): - Relojes epigenéticos (TruAge, GrimAge 2.0) - VO2 máx - HbA1c y curva de glucosa continua - Panel inflamatorio (hs-CRP, IL-6) - Composición corporal por DEXA - Longitud media de telómeros en leucocitos (solo como marcador secundario)
Conclusión: En 2025 la longevidad efectiva sigue siendo aburridamente clásica: come un poco menos de lo que te apetece, mueve peso pesado varias veces por semana, duerme 7-9 h, evita tabaco y alcohol excesivo y, si tienes acceso y perfil adecuado, considera metformina o un agonista GLP-1 bajo supervisión médica. Todo lo demás, por ahora, es esperanza cara o ciencia ficción.
La buena noticia: nunca ha sido tan fácil retrasar el envejecimiento biológico 10-15 años con intervenciones de bajo coste y alto nivel de evidencia. La mala: todavía no podemos comprar décadas extras en una farmacia. Y probablemente eso sea lo mejor.
Muchos más posts sobre longevidad y sobre salud.En 2025 la #longevidad está de moda… y el humo también. https://t.co/qe4JR34xwu
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) December 10, 2025
Lo que sí funciona: ejercicio, restricción calórica moderada, buen sueño, control glucémico, metformina (en clínica), semaglutida y hábitos sostenibles.
Lo que NO: “detox”, antioxidantes a lo loco,… pic.twitter.com/AjVIB4tKer






















