Volvemos con Paul Auster (muchos posts) y su última novela Baumgartner (2023), con duelo, memoria y la escritura como refugio. Un resumen poético hablaría así: El amor se convierte en memoria. / La ausencia pesa, pero también ilumina. / Caminar solo es aprender a escuchar ecos. / La escritura se vuelve refugio. En Baumgartner, Paul Auster nos habla de la vida después del dolor, de la memoria como resistencia, y de cómo, incluso en la despedida, la literatura puede sostenernos.
Paul Auster (1947-2024) fue un novelista, poeta, guionista y director de cine estadounidense. Nació en Newark (Nueva Jersey) y estudió en la Universidad de Columbia. Pasó parte de su juventud en Francia, donde se inició como traductor de literatura francesa.
Su carrera literaria despegó en los años 80 con la célebre Trilogía de Nueva York (1985-1986), que lo consagró como una de las voces más originales de la narrativa contemporánea. Con un estilo marcado por la reflexión existencial, la metaficción y la intersección entre azar, destino e identidad, Auster publicó más de 20 novelas, ensayos y obras autobiográficas.
La historia de Baumgartnersigue a Sy Baumgartner, un profesor de filosofía septuagenario que enfrenta la vida tras la muerte de su esposa Anna, con quien compartió cuatro décadas de amor. La novela narra su duelo, pero también su manera de reconectar con la memoria, la escritura y la vida cotidiana.
En Baumgartner de Paul Auster, la esposa del protagonista, Anna Blume, muere de manera repentina y trágica: Se ahoga en un accidente en la playa mientras nada en el mar, frente a Sy Baumgartner, que no logra salvarla. Ese instante se convierte en el eje del duelo que recorre toda la novela. A partir de esa pérdida, el protagonista se enfrenta a la soledad, a la memoria compartida y a la dificultad —pero también la necesidad— de seguir viviendo. Anna y su ausencia se convierte en un personaje en sí misma.
Lejos de ser un relato únicamente trágico, Baumgartnercombina ternura, ironía y momentos de ligereza. Refleja el tránsito entre la ausencia y la presencia, mostrando que recordar puede ser una forma de mantener vivos a quienes amamos.
Citas de Baumgartner
- “La memoria es la patria de los que ya no están.”
- “Vivir después de la pérdida es un acto de resistencia.”
-“El dolor no desaparece, pero aprende a cambiar de forma.”
Estas frases reflejan la dimensión filosófica y poética de la novela: el duelo entendido no solo como herida, sino también como espacio de transformación. Baumgartneres la despedida literaria de Auster. Pero también es mucho más que la última novela de Paul Auster: es un testamento literario. En sus páginas encontramos los temas centrales de toda su obra —la memoria, el azar, la identidad, la escritura— destilados con la sencillez y profundidad de alguien que escribe desde la frontera final de la vida.
Auster parece dialogar con sus lectores una última vez, dejándonos un mensaje sereno: “Aunque la pérdida nos habite, la escritura y la memoria nos devuelven al mundo.”Baumgartner es un canto a la vida tras la pérdida”
— LOS MEJORES LIBROS (@Bibliomaniatico) March 8, 2024
¿Has visto ya el booktrailer de ‘Baumgartner’? Es la última novela de Paul Auster y nuestra recomendación lectora más conmovedora para estas vacaciones. Una forma de homenajear y recordar a nuestro autor y amigo fallecido en abril.#Baumgartner#PaulAusterpic.twitter.com/IZbwTsV5Sw
Este post ha sido reescrito varias veces. Este texto inicial es el que mejor recoge lo sucedido, a medida que hemos ido teniendo más información. Ordenado cronológicamente, día exacto, hora aproximada:
V 4-7-25 11:00 Al llegar al Tesla para hacer un pequeño viaje aparece la Alerta Tesla "Estado detectado con controlador de vehículo". Pida cita a un Service Center (SC, en adelante). El coche funcionaba por lo que hicimos el viaje. Había fallado la CENTRALITA DELANTERA (foto), una de las 4 que tiene, que iba a destruir la batería de 12 V, nueva después de reponerla hace 7 meses. Tesla nos da cita en el SC de Alicante el 31 de julio y en Valencia el 13 de agosto.
L 7-7-25 12:00 Sin saber que la avería era tan grave, pasamos un fin de semana tranquilos sin usar el coche. El lunes deja de emitir a la APP, y comprobamos al acudir al garaje cerrado pero a nivel de calle que el Tesla ni se abre, ni responde. Llamamos al Seguro AXA, que en pocas horas envía una primera grúa (que no puede sacar el coche por traer solamente 2 carritos de ruedas). No había ninguna necesidad de tanta urgencia, porque el coche estaba correctamente aparcado en su parcela. Primer fallo de AXA, que ya sabía que el destino era el SC de Valencia y que se necesitaría un camión plataforma para llevarlo hacia allí, que nos dio cita para el martes 15 a las 15 horas.
M 8-7-25 9:00 AXA envía dos grúas, y con los 4 carritos se llevan al Tesla a un depósito provisional en Murcia (todavía más lejos de Valencia). Después de unas 15 llamadas al desastroso call center, varias de más de 30 minutos de duración (foto), no hacen nada hasta el siguiente martes,... mientras el Tesla acumulaba polvo y calor en un descampado (en lugar de seguir en su garaje cerrado).
M 15-7-25 10:00. AXA envía un cuarta grúa, incapaz de transportar el Tesla. Alguien nos apunta que a menudo el gruista sabe que no podrá hacer el traslado, pero como le pagan igual hace un viaje de una hora o más, llega y verifica que ha sido en balde, y se vuelve,... Eso sí facturando a AXA y haciendo perder el tiempo al cliente. Finalmente AXA entiende que debe dedicar un camión plataforma que lleve el Tesla a Valencia (algo que pudo haber hecho 8 días antes), con esa quinta grúa que debió haber sido la primera y última. Hacia las 15:00 llega al depósito y traslada al Tesla hasta Almansa, para entregarlo en el SC Valencia a primera hora del miércoles 16 de julio.
X 16-7-25 10:30. Al de 10 días naturales y más de 7 laborables se entrega el Tesla. Afortunadamente el Service Center acomete la reparación de modo inmediato, un 10 para Tesla, y al acabar la jornada nos comunica que podemos recogerlo esa misma tarde hacia las 18:00 horas. Como estamos al sur de Alicante, posponemos unas horas el viaje.
J 17-7-25 12:00. Podemos recoger nuestro Tesla reparado, limpiado y recargado (ver detalle de la operación). El coste de la avería asciende a unos 700€ (aparte aprovechamos la ocasión para hacer un mantenimiento del Aire Acondicionado). Si bien inicialmente nos cobran la batería de 12V destruida por el fallo previo de la centralita frontal, al reclamar nos descuentan 151,5 € de inmediato porque estaba lógicamente en garantía.
Conclusiones: Nuestro Tesla de febrero de 2019 ha sufrido una primera avería, que Tesla a pesar de las pésimas fechas ha sabido solventar con rapidez. El Seguro AXA no tiene un protocolo afinado para el transporte en estos casos, lo que ha generado un grave retraso y mucha incomodidad. Por último, el tema de las comunicaciones. Tesla responde con cierta agilidad, pero sólo a través de la APP y no hay forma de hablar en persona. Solamente cuando estuvo reparado recibimos una llamada, desde un número oculto, para asegurarse de la fecha de recogida. No es mala idea situar algún AirTag en el coche para trackear (foto) su ubicación, cuando el Tesla no tiene alimentación eléctrica.
Todo comienza con una alerta Tesla el viernes 4-7-25, indicando "Estado detectado con controlador de vehículo". Se podía conducir, con piloto automático, y sin más diferencia que la retención regenerativa había disminuido de nivel, pero se cambió desde el panel.
Este "controlador de vehículo", CENTRALITA DELANTERA (foto), que agota y funde la batería de 12V. Por lo que sí comenzó a producir más anomalías en la madrugada siguiente, tras ese viaje de unos 20 kilómetros en condiciones normales. El primer efecto fue que la batería de bajo voltaje (la común de 12 V) parecía descargada, con lo que no cargó de noche del domingo el coche, y apareció muerto el lunes sin nada de batería para abrirlo,...
[Ampliación sobre esta avería, cuya "trócola" exactamente dice en su críptico lenguaje: Estados del cliente: Alertas - Facilidad de conducción - Estado detectado con controlador de vehículo. Corrección: Diagnosis: Low Voltage Circuit Integrity Check 1.00 110.00 110.00 0.00 21.00% 110.00. Corrección: Module - Body Controller - Front (Dual Motor). 1.32 110.00 145.20 0.00 21.00% 145.20 (Non-Heat Pump) (Remove & Replace) - Remove and Replace. Piezas sustituidas o añadidas. ASSEMBLY FRONT CONTROLLER COIL SUSPENSION (1118182-12-K) 1.00 285.74 285.74 0.00 21.00% 285.74. Corrección: Diagnosis: High Voltage Circuit Integrity Check.]
Nuestro "Tresla", nombre propio de este Model 3, es uno más de la familia. Nos resultó conmovedor verlo como una piedra. Tuvimos que realizarle un masaje directo para abrir el frunk (maletero delantero) con un booster en los electrodos escondidos de perno delantero de remolque (foto), de ahí acceder a la batería común y aplicarle voltaje (foto),... Con ello y la tarjeta NFC de Tesla pudimos abrir las puertas izquierdas, pero no el maletero trasero, ni desconectar el conector de recarga.
Tesla no es un país o una marca para gente poco innovadora,... Con ayuda de Internet, los gruistas no sabían ni por dónde empezar, y los consejos por WhatsApp de un experto amigo de tiempos AUVE como Fernando Pina, hemos podido acceder como un butronero de 72 años al maletero por los asientos traseros abatidos, abrir el portón manualmente y tirar del cordón oculto en la tapicería de desbloqueo del cargador. Esto de modo muy resumido, para no aburrir.
Todo muy fácil, cuando se ha sobrevivido a la experiencia. Con todo ello y el envío del coche, gracias a cuatro carros de ruedas (foto), comienza la segunda etapa de esta odisea a cargo del Seguro AXA, que iremos valorando cuando en ¿8 días laborables? entreguen el coche en el SC de Valencia, a 250 km.
--------- Texto anterior del lunes 7-7-25 ----------
Tesla “muerto”, por fallo de batería casi nueva de 12 V. Actualización a 7-7-25 San Fermín: Amanece con la batería de 12 Voltios muerta, de modo que el Teslani se abre, ni se desconecta del cargador, ni se mueve obviamente. Ahora se trata de saber si la marca Tesla se hace cargo de esa batería de 12V nueva (que hace 8 meses se puso en el SC de Iurreta-Bizkaia), así como de los gastos de envío a casa de un Ranger o del desplazamiento en grúa hasta el SC de Alicante o de Valencia.
Desde el SC de Valencia, a 250 km de distancia, han descartado el Ranger, y el SC de Alicante. De modo que estamos tratando de desconectar el cargador, para proceder a un traslado en grúa. Los presupuestos, que han sido tres consecutivos han sido de 500, 600 y el último de 1.167,02€, además de los traslados y viajes. Seguimos a la espera de su resolución,...
--------- Texto anterior del viernes 4-7-25 ----------
Tesla es siempre una sorpresa, normalmente agradable. Como que se auto-diagnostica el mismo vehículo de cualquier avería antes de que su conductor haya notado nada. Eso sucedió antes de ayer.
A mediodía del primer viernes de julio, nada menos que el 4 de julio en USA, comienzo de vacaciones, nos ha saltado al llegar al Tesla Model 3 (muchos posts) de febrero de 2019 una Alerta Tesla que reza "Estado detectado con controlador de vehículo". Sin previo aviso en la excelente APP de Tesla. Mala hora y pésima fecha, siendo día no laborable en el Service Center (SC) más cercano, el de Alicante.
Teníamos urgencia en un viaje relativamente cercano, que hemos podido hacer sin más alertas. Puestos en contacto con el Servicio Tesla a través de la APP, tras varias varias "conversaciones" vía APP y dos llamadas telefónicas, nos remiten a que lo tratemos con el SC de Alicante el lunes (luego nos remitieron al SC de Valencia).
En Internet, incluso en los foros Telegram y WhatsApp, aparecen pocas noticias ni en castellano, ni en inglés. Hemos podido vislumbrar un preocupante VCFRONT_a552 - Condition detected with a vehicle controller. Sería relativo a que su vehículo ha detectado un estado que requiere la inspección del líquido de la transmisión. Indica lo que hay que hacer: Se recomienda que programe una cita en el SC.
Seguiremos informando en las próximas horas. Las revisiones en un eléctrico puro (BEV) son muy pocas y concretas: Líquido de frenos ( humedad ), Neumáticos ( desgastes ), Suspensiones,
Líquido limpias ( reposición ), Escobillas ( desgastes ), Engrases ejes y elementos de dirección,
Filtro y/o gas del aire acondicionado del habitáculo.
Cuando toque cambiar batería de alto voltaje (400V) se recicla o se reutiliza en usos menos intensivos.
Atención con el Seguro #AXA@AXASegurosEs: Con el siniestro número 9704400387 nuestro #Tesla Model 3 que fue recogido en Alicante para ir al Service Center de Valencia, lleva 6 días bajo el sol de… Murcia en un depósito temporal. Y dicen que tardarán otros 3 días en… pic.twitter.com/JYKS5f1BAa
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) July 14, 2025
Finalmente, @AXASegurosEs, hoy miércoles 16-7-27 a las 10.00 am tras 10 días naturales (8 días laborables) ha transportado nuestro TESLA al Service Center de Valencia. Inmediatamente, se han puesto a repararlo de esa avería interna. #AXA, 0 - #TESLA, 10. La gestión de AXA… pic.twitter.com/nZJLHdvy8f
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) July 16, 2025
Estimados amigos del Service Center #Tesla de la Eliana #Valencia (CC @Tesla@ElonMusk): Después de 13 días sin nuestro Model 3 de 2019, culpa de @AxaSegurosEs fundamentalmente, en unas horas emprenderemos un viaje en taxi de 250 km, casi 3 horas y 350€ para recoger nuestro… pic.twitter.com/ZnZ6UaIsks
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) July 17, 2025
En Dinamarca el secreto de la felicidad también se describe con una sola palabra, hygge, calificada por el New York Times como “el arte de no hacer nada”. Algunos definen este neologismo Hygge como la felicidad en las pequeñas cosas: “Hygge está relacionado con el ambiente y la experiencia, más que con las cosas. Estar con quienes amas, sentir la sensación de hogar, sentirse seguro, conversar sobre grandes o pequeñas cosas, estar en silencio o disfrutar de una taza de té a solas”.
Lo llaman Hygge y es un concepto 100% danés: se dice que éste hace a los hogares más cálidos y a la gente más feliz. Si le preguntamos a un danés qué es hygge, responderá que "es sentarse frente a la chimenea en una noche fría, vestido con un grueso suéter de lana mientras bebes un vino caliente con azúcar y especias y acaricias a tu perro echado a tu lado".
Hygge, por tanto, puede disfrutarse en soledad, pero, sobre todo, en compañía y también está presente en la alimentación. La palabra se ha colado en las cocinas. Los guisos tradicionales, los tés, el vino caliente, las sopas y las cremas son sus platos típicos.
Hygge también es comer galletas de canela hechas en casa, mirar la TV bajo un edredón, tomar el té en una taza de porcelana china a la reunión de la familia en navidad.
Se pronuncia "hu-ga" y a menudo se le traduce como "lo acogedor".
Pero tal como dicen los que saben, hygge es mucho más que eso: es una actitud total ante la vida y es lo que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz del mundo.
La idea del hygge cada vez tiene más adeptos fuera de Dinamarca..
¿Hay una fórmula para la felicidad? Más bien varias... En Dinamarca el secreto de la felicidad se describe con una sola palabra, hygge, descrita por el New York Times como “el arte de no hacer nada” https://t.co/LwU14cdARA#FelizViernesATodos
— The Conversation ES (@Conversation_E) July 8, 2022
El Hotel Entremares, inaugurado el 8 de julio de 1966 (aunque a veces dicen el 6-6-66), marcó un hito en la historia de La Manga del Mar Menor en Murcia (otros posts). Este complejo hotelero de máxima categoría se erigió en la entrada de La Manga, kilómetro1, a escasos metros de las primeras edificaciones ya construidas.
Veamos algunos detalles interesantes sobre su creación y relevancia:
El Entremares ocupaba una superficie de 17.000 metros cuadrados y estaba estratégicamente situado a orillas del mar. Su construcción representó una apuesta económica significativa del Régimen, y la prensa de la época destacó su importancia internacional.
El hotel contaba con 112 habitaciones, un embarcadero y un campo de deportes. Su costo total ascendió a 75 millones de pesetas.
Durante la inauguración, el subsecretario de Turismo, Antonio García Rodríguez-Acosta, afirmó que el Estado español había recaudado unos mil millones de dólares en 1965 para equilibrar la balanza de pagos.
Esto convirtió el proyecto de Tomás Maestre Aznar (el promotor de La Manga) en una verdadera “razón de Estado” para el régimen.
Aquel Entremares (reportaje) y otros hoteles históricos en La Manga contribuyeron al desarrollo económico y arquitectónico de la zona, dejando una huella perdurable en su entorno.
Lo mejor es su ubicación en primera línea de playa.
Atracción de Turistas: El Entremares, al ser un hotel de máxima categoría, atrajo a turistas nacionales e internacionales. Su ubicación estratégica a orillas del mar y su infraestructura de calidad lo convirtieron en un destino atractivo para los viajeros.
Desarrollo Económico: La construcción y operación del Entremares generaron empleos y estimularon la economía local. Además, su presencia impulsó el crecimiento de otros negocios relacionados con el turismo en la zona.
Promoción de La Manga: El Entremares se convirtió en un ícono arquitectónico y turístico. Su inauguración en 1966 fue ampliamente cubierta por la prensa, lo que contribuyó a la promoción de La Manga como un destino de vacaciones.
Referente para otros Hoteles: La existencia del Entremares inspiró a otros hoteles y complejos turísticos a establecerse en la región. Su éxito demostró que La Manga tenía potencial para atraer a visitantes exigentes.
En resumen, el Hotel Entremares dejó una huella perdurable en la historia de La Manga, influyendo positivamente en su desarrollo turístico y económico. 🌴🏨
El Hotel Entremares no solo dejó una huella arquitectónica y económica en La Manga del Mar Menor, sino que también tuvo un impacto social significativo:
Prestigio y Elegancia: El Entremares se convirtió en un símbolo de prestigio y elegancia. Su construcción y diseño moderno atrajeron a una clientela selecta, incluyendo a personalidades destacadas de la época. La presencia del hotel en La Manga elevó el estatus de la región como un destino de lujo.
Encuentro de Culturas: El Entremares fue un punto de encuentro para personas de diferentes nacionalidades y culturas. Turistas, empresarios y artistas se congregaban en sus instalaciones, creando un ambiente cosmopolita y enriquecedor.
Eventos Sociales y Culturales: El hotel albergó numerosos eventos sociales, como recepciones, bailes y cenas de gala. Además, se realizaron exposiciones de arte y conciertos en sus espacios. Estas actividades contribuyeron a la vida cultural y social de La Manga.
Empleo y Formación: La apertura del Entremares generó empleos directos e indirectos para la comunidad local. Muchos residentes encontraron trabajo en el hotel, lo que mejoró su calidad de vida. Además, se ofrecieron oportunidades de formación y capacitación en hospitalidad y turismo.
Legado Duradero: Aunque el Entremares ya no existe en su forma original, su legado perdura en la memoria colectiva de La Manga. Las historias compartidas por quienes vivieron o trabajaron en el hotel continúan inspirando a las generaciones actuales.
En resumen, el Hotel Entremares no solo fue un edificio imponente, sino también un espacio donde se entrelazaron vidas, culturas y experiencias, dejando una marca imborrable en la historia social de La Manga.
"Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos
Pocas personas saben más sobre el funcionamiento de la vida humana que Venki Ramakrishnan, biólogo molecular de Cambridge galardonado con el Premio Nobel de Química en 2009. Ahora se plantea la cuestión más profunda de la vida.
La clave de una larga vida no es ningún secreto: comer y dormir bien, hacer algo de ejercicio, evitar que te atropelle un autobús y esperar que cualquier enfermedad hereditaria se salte tus genes. Venki Ramakrishnan, vegetariano que va en bicicleta todos los días a su laboratorio de Cambridge, hace todo esto y, a sus 71 años, se declara "filosófico" sobre su propia muerte. Pero también toma pastillas para la tensión arterial, el colesterol alto y los coágulos sanguíneos (blood clots): medicamentos mágicos que alargan nuestra vida y que toman millones de personas cada día.
Si al final de sus días le ofrecieran una píldora que, en lugar de prevenir la enfermedad, evitara el proceso de envejecimiento y le concediera diez años más de vida, ¿la tomaría? "Todos estaríamos tentados", afirma Ramakrishnan. "La voluntad de vivir más está profundamente arraigada en cada uno de nosotros". ¿Podría llegar a existir un fármaco así? "Tengo la sensación de que estamos en la cúspide de algo", afirma. ¿Cuánto tiempo podría vivir el ser humano? "No creo que haya ninguna ley científica que impida romper nuestra barrera natural de 120 años más o menos. Pero lo pondría en la misma categoría que ser capaces de colonizar Marte. No hay ninguna ley física que diga que no podemos hacerlo. Pero es muy difícil".
Pocas personas saben más de la vida -y del funcionamiento celular que la impulsa- que Ramakrishnan. Este biólogo molecular ganó el Premio Nobel de Química en 2009 por su trabajo para resolver la estructura del ribosoma, la parte de la célula que lee las instrucciones genéticas y utiliza esa información para fabricar proteínas. El ribosoma es crucial para el funcionamiento de nuestro cuerpo: determina el color de nuestros ojos, hace latir nuestros corazones y hace girar nuestras mentes. Fue un avance asombroso.
Ramakrishnan fue nombrado caballero en 2012, elegido presidente de la Royal Society en 2015 y en la última lista de honores de la Reina Isabel II fue nombrado miembro de la Orden del Mérito, de la que solo hay 24 miembros, entre ellos David Attenborough, el artista David Hockney y el arquitecto Lord Foster of Thames Bank. Tras el éxito que ha supuesto desenterrar los secretos de la vida, Ramakrishnan centra su mirada microscópica en las causas del fin de la vida. Ha escrito
Los egipcios construyeron las pirámides para preparar a sus faraones para la otra vida; los emperadores chinos fueron enterrados con ejércitos de terracota para defender sus cuerpos hasta el renacimiento. La reencarnación y el karma hindúes, el cielo y el infierno cristianos, el jardín de la paz eterna del Islam: estas doctrinas surgieron porque, como dice Ramakrishnan, "el conocimiento de la muerte es tan aterrador que vivimos la mayor parte de nuestras vidas negándola". Sólo el título de su libro basta para que muchos de nosotros entremos en pánico.
Sin embargo, al debilitarse el control de la religión, ha quedado un vacío en nuestra relación con la muerte. En lugar de sacerdotes y profetas, nos dirigimos cada vez más a un grupo de personas -muchos de ellos hombres ultra ricos- a los que Ramakrishnan llama "mercaderes de la inmortalidad".
Ramakrishnan creció en Vadodara (Gujarat) en el seno de una familia hindú, aunque con dos padres científicos -su padre era bioquímico y su madre psicóloga experimental- tuvo una educación relativamente laica. "Pero como dice el chiste, en las trincheras y en las salas de examen nadie es ateo".
Me reúno con él en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge, donde trabaja desde hace 25 años. Esta altísima institución, situada en el campus del Hospital Addenbrooke, es la cuna de 12 premios Nobel, entre ellos el de Francis Crick y Jim Watson en 1962 por descubrir la estructura del ADN. El laboratorio y sus 440 científicos pretenden "abordar los principales problemas de la salud y la enfermedad humanas". Pero fuera del mundo de la ciencia académica, los investigadores ya no se conforman con luchar contra las enfermedades, sino que quieren engañar a la propia muerte.
A tan solo 10 kilómetros de donde estamos sentados se encuentra Altos Labs, la empresa biotecnológica de nueva creación más financiada de la historia, con 2.400 millones de libras de inversores como Jeff Bezos, de Amazon, y el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner. Las instalaciones, que abrirán sus puertas en Cambridgeshire en 2022, tienen como objetivo detener por completo el proceso de envejecimiento. En la última década se han fundado más de 700 empresas de "vida más larga". La Iniciativa Chan Zuckerberg -creada por el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan- incluye en su cometido nada menos que curar, prevenir o gestionar todas las enfermedades para finales del siglo XXI.
¿Se trata de una quimera? "Estos multimillonarios de la tecnología a menudo han tenido un éxito muy rápido a una edad temprana", afirma Ramakrishnan. "Tienen la idea de que la vida no es más que un código que hay que piratear. Pero el envejecimiento es muy complejo. Hay una gran exageración en este campo, y gran parte de ella se aprovecha de la ansiedad que sentimos como humanos ante el envejecimiento y la muerte".
Pero en medio de la arrogancia, hay esperanza, afirma. "En los últimos 50 años la biología molecular y la genética han hecho enormes avances en la comprensión de los procesos de envejecimiento".
Volviendo al título de su libro, que recuerda a la Parca: ¿Cómo morimos? ¿Qué sabemos ahora de lo que ocurre en nuestras células cuando hacemos ese último giro mortal?
La muerte -si se excluyen enfermedades e inconvenientes como ser devorado por un león- es el resultado, en términos sencillos, del envejecimiento. Pero morir de "viejo" parece algo insatisfactorio. ¿Qué ocurre realmente en el interior de sus víctimas para que la vida se detenga sin más?
"Se puede pensar en el envejecimiento como una acumulación de daños en nuestras células, su capacidad para funcionar, su capacidad para hablar entre ellas, su capacidad para regenerarse", afirma Ramakrishnan. "El envejecimiento es una acumulación de defectos químicos que hace que estas células empiecen a funcionar mal".
Cuando somos jóvenes, muchas de las células de nuestro cuerpo rejuvenecen de forma natural. Si se dañan, se dividen y la célula madre muere una vez sustituida por su descendiente. Pero uno de los marcadores del envejecimiento es la "senescencia" (posts). Las células senescentes pierden la capacidad de dividirse y poco a poco se van dañando y muriendo. Esto no es un problema al principio. Las células mueren a lo largo de nuestra vida. "Ni siquiera nos damos cuenta. Puedes perder un miembro entero y seguir viviendo. Pero en el momento de la muerte se produce un fallo crítico de los sistemas. Se pierde la capacidad de funcionar coherentemente como individuo". Ramakrishnan cita El sol también sale, de Hemingway, en la que un personaje explica cómo se arruinó: "De dos maneras. Gradualmente, luego de repente". El cuerpo envejece gradualmente, luego muere de forma abrupta".
Desenmarañar los procesos graduales de los repentinos -envejecimiento de la muerte final- es un punto clave de la investigación sobre longevidad. ¿Cuál de estos procesos se debe a una enfermedad -el cáncer o el Alzheimer, por ejemplo, que nos afectan a muchos, pero no a todos- y cuáles son simplemente envejecimiento, que es universal? Para separar estos factores, los científicos creen estar cerca de un gran avance.
Un obstáculo clave es que las fuerzas evolutivas no están preparadas para que vivamos eternamente. "Lo que le importa a la evolución es que te propagues, te reproduzcas y transmitas tus genes", afirma Ramakrishnan. "No hay ningún beneficio, en términos evolutivos, en gastar muchos recursos intentando vivir más". Estas fuerzas, sin embargo, podrían superarse.
Ramakrishnan divide a los súper ricos que buscan la vida eterna en tres categorías: chiflados, misioneros y racionalistas. "Los chifladostienen ideas realmente extrañas que no tienen ninguna base real en la ciencia actual", afirma. Esto incluye el campo de la criogenia: congelar nuestros cuerpos tras la muerte hasta que la tecnología avance hasta el punto de que podamos volver a la vida. "No hay ni una sola prueba creíble de que la criogenia humana vaya a funcionar nunca". Una vuelta de tuerca a este planteamiento es un plan para cargar el cerebro en un almacenamiento digital basado en la nube, para descargarlo en una nueva forma de vida en una fecha posterior. Sam Altman, director general de OpenAI, está en la lista de espera de la empresa Nectome, de San Francisco, que pretende "respaldar, registrar y guardar" las mentes de sus clientes.
Luego están los misioneros. "Son personas que entienden algo de biología y quieren utilizarla para prolongar la vida en serio", afirma Ramakrishnan. En esta categoría entraría Bryan Johnson (posts), el multimillonario tecnológico de 46 años que saltó a los titulares el año pasado cuando reveló que se había transfundido a sí mismo plasma sanguíneo de su hijo Talmage, de 17 años, en un proceso extrapolado de la técnica conocida como parabiosis, la unión quirúrgica de dos o más cuerpos. Esperaba que esto le diera el corazón de un hombre de 37 años, la piel de uno de 28 y la capacidad pulmonar y la forma física de uno de 18, pero acabó dándole un aspecto un poco espeluznante.
Ramakrishnan se muestra escéptico, y Johnson admite que el procedimiento, que cuesta 2 millones de dólares al año, apenas le reporta beneficios, pero hay estudios que demuestran que la sangre de ratones jóvenes puede prolongar la vida de ratones viejos. Los primeros resultados sugieren que la sangre joven reduce la actividad de los genes que causan inflamación. Aislar factores como éste podría ayudar a crear un tratamiento que ralentice el proceso de envejecimiento, afirma Ramakrishnan.
Sin inmutarse, la siguiente treta de Johnson tiene que ver con la ciencia en torno a los telómeros (posts), las puntas protectoras al final de nuestros cromosomas. A lo largo de nuestra vida, los telómeros se acortan cada vez que las células se dividen, lo que significa que ya no pueden proteger adecuadamente a los cromosomas y las células ya no pueden dividirse y reconstruirse. Una sustancia química del organismo llamada telomerasapermite a algunas células reconstruir los telómeros, lo que potencialmente permite a las células reponerse indefinidamente. Johnson pretende secuestrar este proceso. Sin embargo, también podría aumentar el riesgo de cáncer, ya que la telomerasa permite que las células tumorales se dividan indefinidamente. Ramakrishnan cree que, si se supera este obstáculo, se podrían abordar aspectos clave del proceso de envejecimiento.
Esto nos lleva a los racionalistas, categoría en la que se incluye Ramakrishnan. Este grupo se centra en la lucha contra las enfermedades como forma de alargar nuestra vida. "Para muchas enfermedades - cardiopatías, cáncer, demencia - el riesgo aumenta con la edad. Así que si el envejecimiento es un factor de riesgo común, quizá deberíamos pensar en qué podemos hacer para atajar el envejecimiento, de modo que podamos vivir más sanos".
Ramakrishnan parece estar en forma y sigue yendo de vacaciones de excursión con su mujer, Vera Rosenberry, ilustradora infantil y escritora de Ohio. Pero admite que "a veces da la sensación de que la vida es como estar limitado a una parte cada vez más pequeña de una casa, ya que las puertas de las habitaciones que nos gustaría explorar se van cerrando poco a poco a medida que envejecemos".
Pero, a decir verdad, Ramakrishnan no está interesado en la inmortalidad. Lo que le mueve es centrarse en los procesos celulares y moleculares que rigen el envejecimiento y la enfermedad, con la esperanza de que más personas puedan disfrutar de buena salud hacia el final de sus vidas. Si la búsqueda de la vida eterna nos lleva a esa meta, que así sea. "El libro se titula Por qué morimos, pero también podría llamarse Cómo vivir", afirma.
A sus 71 años, ¿no le tienta la perspectiva de aprovechar los rápidos avances de la ciencia del envejecimiento para alargar su vida y su carrera? Según él, ya vivimos lo suficiente. El peligro de una longevidad cada vez mayor es la creación de una sociedad estancada, en la que los ancianos se aferren a los recursos económicos y las posiciones de influencia. "Me jubilaré el año que viene. Mi laboratorio sigue publicando en buenas revistas. Pero una persona de 35 años podría crear un campo completamente nuevo. Es una cuestión de justicia generacional. Ya vivimos el doble que nuestros antepasados".
De todos los multimillonarios con complejo de dioses que invierten en longevidad, es Bill Gates, con sus mosquiteras contra la malaria y sus campañas de vacunación, por quien Ramakrishnan siente más respeto. "Se pregunta cómo podemos aumentar la esperanza de vida en los países pobres. Lo irónico es que probablemente él esté haciendo más por aumentar la longevidad humana que cualquiera de estos tipos".
Así que en lugar de ocupar un valioso espacio en el laboratorio, Ramakrishnan va a aprender idiomas, leer y pasar tiempo visitando a sus hijos y nietos en Estados Unidos. Espera seguir el ejemplo de su padre, que a sus 98 años sigue viviendo de forma bastante independiente.
Como dice Ramakrishnan: "Mientras esperamos a que la vasta empresa gerontológica resuelva el problema de la muerte, podemos disfrutar de la vida en toda su belleza. Cuando nos llegue la hora, podemos adentrarnos en el ocaso con buen talante, sabiendo que hemos tenido la suerte de participar en ese banquete eterno."
Nobel Prize-winning scientist Venki Ramakrishnan focuses on a problem at the core of every life: why do we age and why do we die. #WIREDHealth. pic.twitter.com/TJ1H6wzAoI
‘We could live past 120’: the scientist discovering why we die. Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos. #longevity#longevidadhttps://t.co/eQgvTwaGK7
Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.
A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.
William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.
Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .
El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.
En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".
Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general.
Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.
A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.
Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados por el capitalismo.
Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.
Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.
Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:
Desde los trenes subterráneos en Central,
se toma un transbordo y se va
a Allston o Brighton o
a Somerville, ya sabes;
En los automóviles desde Brighton, haga transbordo
al metro de Cambridge este
y tome un tren hasta Park Street
o Kendall Square, al menos.
"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".
Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.
William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.
William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.
Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.
Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.
Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".
―Jared L. Manley (James Thurber) 1
1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.
2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".
4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".