Hoy, 27-12-2020, nuestro padre Juan Agirregabiria hubiera cumplido 100 años
Todo saldrá bien, conversaciones de un abuelo y su nieta
La niña del pelo rojo, una revolución pendiente que Chesterton propuso en 1910
“Con el pelo rojo de una golfilla del arroyo prenderé fuego a toda la civilización moderna. Porque una niña debe tener el pelo largo, debe tener el pelo limpio; porque debe tener el pelo limpio, no debe tener un hogar sucio; porque no debe tener un hogar sucio, debe tener una madre libre y disponible; porque debe tener una madre libre, no debe tener un terrateniente usurero; porque no debe haber un terrateniente usurero, debe haber una redistribución de la propiedad; porque debe haber una redistribución de la propiedad, debe haber una revolución. La pequeña golfilla de pelo rojo dorado, a la que acabo de ver pasar junto a mi casa, no debe ser afeitada, ni lisiada, ni alterada; su pelo no debe ser cortado como el de un convicto; todos los reinos de la tierra deben ser destrozados y mutilados para servirla a ella. Ella es la imagen humana y sagrada; a su alrededor, la trama social debe oscilar, romperse y caer; los pilares de la sociedad vacilarán y los tejados más antiguos se desplomarán, pero no habrá de dañarse ni un pelo de su cabeza.”
Leedlo despacio, palabra a palabra, aprender de memoria este párrafo sublime del final de "Lo que está mal en el mundo" (texto íntegro en este PDF o en Proyecto Gutenberg). Es una admirable parábola del gran escritor, periodista, polemista, e intelectual católico Gilbert Keith Chesterton.
Aunque basta lo anterior para sublevarse cada año nuevo por las injusticias vigentes, contextualizamos esta obra de hace 110 años que conduce hasta esta potente metáfora última: Todo niña debe tener el pelo limpio y vivir feliz, y debe ser removido todo lo que lo impida.
Se alude a una ley promulgada en aquel periodo en el Reino Unido según la cual, para evitar las epidemias de piojos en los barrios pobres, los niños de la clase obrera deberían llevar las cabezas rapadas. Los pobres, escribe Chesterton, se encuentran tan presionados desde arriba, en submundos de miseria tan apestosos y sofocantes, que no se les debe permitir tener pelo, pues en su caso eso significa tener piojos. En consecuencia, los médicos sugieren suprimir el pelo. No parece habérseles ocurrido suprimir los piojos. Y es que sería largo y laborioso cortar las cabezas de los tiranos; es más fácil cortar el pelo de los esclavos.
En el razonamiento que hila la conclusión de este libro formidable, Chesterton sostiene que la lección de los piojos de los suburbios es que lo que está mal son los suburbios, no el pelo. Y dice una cosa verdaderamente sorprendente: sólo por medio de instituciones eternas como el pelo podemos someter a prueba instituciones pasajeras como los imperios.
Chesterton lleva todo el libro pensando un punto de partida sobre el que construir todo un orden social, un mínimo más allá del cual no tiene sentido defender nada. Y comienza así el último párrafo del libro, el más bello que yo haya leído en mi vida sobre el tema de la revolución: hay que empezar por algún sitio y yo empiezo por el pelo de una niña.
El orgullo que siente una buena madre por la belleza de su hija es excelso. Es una de esas ternuras que son inexorables y que son la piedra de toque de toda época y raza. Si hay otras cosas en su contra, hay que acabar con esas otras cosas. Si los terratenientes, las leyes y las ciencias están en su contra, habrá que acabar con los terratenientes, las leyes y las ciencias. Con el pelo rojo de una golfilla del arroyo prenderé fuego a toda la civilización moderna. Porque "una niña debe tener el pelo largo, debe tener el pelo limpio,..."
¿Cuándo querrá el nene tomarse la medicina?
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— ⚡Mikel Agirregabiria💡 (@agirregabiria) December 26, 2020
Txori Onak (Zorionak) eta Egun Berri (Eguberri) 2021
Uno de los mejores anuncios navideños (véanse más de todo el mundo), como siempre entre los nuestros, el de Ura Agentzia @uraEJGV. Muchos más anuncios en este tuit nuestro.
El anacrónico caso de los coches fumadores
En el primer episodio de la primera temporada de Mad Men se relata cómo la mortífera industria del tabaco se publicitaba y confundía a la opinión pública en los años '60. Han pasado seis décadas y algo enteramente semejante sucede con los vehículos de combustión Diesel y gasolina que aún siguen "fumando" en nuestras ciudades, matando gente con inmisericorde regularidad.
Las normas EURO de control de emisiones no son sino un intento fallido como el filtro en las boquillas de los cigarrillos. Te sigues envenenando con MicroPartículas (MP) pero "algo menos que antes", como se dijo del tabaco rubio respecto del negro (también por simple interés comercial),...
Siguen diciendo que contaminar es parte de "nuestro estilo" de vida contemporánea, pero solamente es el negocio de las corporaciones del motor, que son una de los principales "cárteles" de la publicidad. Así siguen contaminando, abreviando la vida de miles de millones de personas, y sugiriendo "coches híbridos", que lo único que suman son desventajas.
Siguen diciendo que contaminar es parte de "nuestro estilo" de vida contemporánea, pero solamente es el negocio de las corporaciones del motor, que son una de los principales "cárteles" de la publicidad. Así siguen contaminando, abreviando la vida de miles de millones de personas, y sugiriendo "coches híbridos", que lo único que suman son desventajas.
No os dejéis engañar. Abandonad los vehículos con motores térmicos de combustibles fósiles. Y nada de comenzar con híbridos, ni enchufables ni "auto-recargables", que tuvieron algún sentido en 1997 cuando apareció el Prius.
En la actualidad, usad transporte público o patinetes eléctricos hasta que podáis adquirir un BEV, vehículo eléctrico a baterías, un eléctrico 100%. Que no te confundan los comprados analistas y programas del viejo mundo de los coches que seguían fumando.
Copa de Pitágoras, un regalo original
Este vídeo casual nos ha recordado lo que puede ser un juguete, entre ciencia y broma, para nuestros nietos: Una Copa de Pitágoras. Además no es difícil encontrarlo sin acudir a los souvenirs de la Isla de Samos. Sus variantes oscilan entre los más de cien euros de los modelos mejor decorados hasta únicamente menos de 6 € en formato de taza, una sobria austeridad más acorde y que refuerza su mensaje implícito. O mejor aún, podéis imprimirla en 3D con códigos como el de este enlace.
La Copa de Pitágoras (también conocida como vaso de Tántalo, copa del codicioso, copa de la justicia, o i koupa tis dikaiosynis) es un recipiente para bebida que obliga al usuario a beber con moderación. Esta invención, atribuida a Pitágoras de Samos, permite llenar la copa hasta cierto nivel, y superado este límite, la copa vacía su contenido.
Se parece a una copa normal, excepto que en centro contiene una oculta estructura cilíndrica. Este cilindro se dispone sobre el tallo de la copa y el orificio que tiene este en su extremo. Este orificio comunica con un conducto que llega al extremo del conducto central, donde vuelve a bajar para terminar en un orificio en la base del interior del cáliz de la copa.
Cuando el vaso se llena, también lo hace el conducto. Mientras el nivel del líquido no supera la marca establecida en el borde (caso B en el gráfico), la copa parece normal reteniendo su contenido. Sin embargo, siguiendo el Principio de Pascal de vasos comunicantes, cuando el nivel de líquido supera el punto de inflexión del conducto el vaso (caso C en el gráfico), este se vacía. La presión hidrostática crea un sifón que evacúa completamente el líquido por el orificio del pie de la copa.
Normalmente, se le atribuye a Pitágoras, por lo que es un souvenir vendido en la Isla griega de Samos- La tradición dice que «Pitágoras, durante las obras de abastecimiento de aguas de Samos sobre el 530 a. C., moderó el consumo de alcohol de los trabajadores inventando la “copa justa”. Cuando el vino sobrepasa la línea, la copa se vacía por completo, por lo que se castiga la codicia.»
Herón de Alejandría (c. 10–70 d. C.) usó las copas de Pitágoras como componentes hidráulicos en sus sistemas robóticos, y en su tratado Pneumatika describe la copa como una copa de Tántalo, siguiendo la figura de la mitología griega. Tántalo fue castigado por los dioses y tuvo que sufrir una sed eterna en medio del agua a su alcance (y el hambre eterna).
El refrán convencional que aconseja mesura en todo, que se expresa como "la avaricia rompe el saco", podría reformularse como "la codicia vacía la copa de Pitágoras". Finalmente, un vídeo explicativo de nuestro amigo Mike.
La mejor navidad es la de cada año, aunque sea 2020
La navidad evoca y exhibe muchas sensaciones e ideas. Los sentimientos son de amor, de paz, de familia, de solidaridad,... El espíritu navideño reconstruye esa conspiración de amor que se va diluyendo según las fiestas concluyen. Habría que envasar toda esa constelación de felicidad para irla disfrutando en los momentos más aciagos del resto del año.
Se suscitan reflexiones positivas y optimistas, que se propagan por la sociedad, a fuer de su repetición. Pesa la transición de año, el cambio que podemos generar en nuestro interior y en nuestro entorno, de personas, de amistades, de conciudadanía,... Tradición y esperanza se fusionan en una mágica pócima que consagra que nuestros anhelos e ilusiones son factibles.
Regresemos a nuestra fe infantil, a esa natural alegría de vivir, a la certidumbre de que juntos somos invencibles, generosos y capaces. Se enciende el fuego de la hospitalidad en los hogares y sentimos que estamos conectados, acogidos y reunidos.
Hasta la funesta soledad, agudizada por la pandemia, se resquebraja en navidad. El espejo sonriente de los demás, en las calles, en las tiendas, nos ofrecen una versión amable y humana del mundo. Nos inundan las mejores recuerdos de antaño, de los seres queridos que tuvimos la suerte de conocer y amar.
Entonces se produce la magia, acaso el milagro, de la gratitud. Tan reconfortante, tan placentera, tan estimulante porque nos transporta al compromiso de devolución, de corresponder con nuestra vida, a mejorar el mundo en lo que podamos, con un gesto, con una palabra o, simplemente, con una sonrisa.
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