Ensimismada, mirando fijamente su móvil. Así bajaba la cuesta, sin pedalear porque la rampa descendía. Nada del exterior ocupaba su atención. Ni la esplendorosa la luz de Valencia. Ni el inmenso escenario de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Había automatizado el viaje. Solamente podía leer y releer aquel mensaje. Lo demás había perdido cualquier interés.
La melena al viento. La brisa en el rostro. La bicicleta que silenciosa avanzaba. La mirada en aquellas letras. La respiración contenida. Los ojos sin parpadear. Aquel teléfono aferrado por su mano derecha. ¡Ah, y aquellas pocas letras, en una frase inmensa,... de dos palabras! Todo sonaba distinto, el cielo se había abierto, el sabor del aire marino lo cantaba,... Aquel texto del WhatsApp transformaba el universo, en ocho letras que susurraban,... "He vuelto".
Autoría: Mikel Agirregabiria.
Es un post publicado inicialmente el 20-10-20 en el blog conjunto, Despertar a la escritura. Tuvo continuaciones de Alberto Ereña, Argiñe Areitio y Purificación Mínguez. Prosiguió con una quinta parte del relato, también con nuestra autoría,...
Todo se precipitó en el universo que Noelia creía calmo. En unos segundos sucedió todo el proceso. Tras el mensaje de Stuart que aceleró sus emociones, la caída desde su bicicleta fue reveladora. No era en el camino de Damasco, ni era el caballo de San Pablo. Pero en su caída sí se produjo una conversión plena en todas sus dimensiones.
- ¿Qué persigues en la vida?, fue la cuestión que se preguntó a sí misma en el instante que precedió a una intensa sensación de calidez que procedía del joven que la estaba auxiliando. Su voz jovial, sus manos atentas, su cordial preocupación la envolvieron ofreciendo nuevas respuestas a sus interrogantes vitales.
Fue una explosión de la estrella solar que la había guiado, apagado y reencendido, de aquella única referencia que dejó Stuart y que ahora se duplicaba con un estallido en otro lucero brillante. Apenas balbuceó una repregunta como respuesta al "¿Estás bien?, ¿Te has hecho daño?.
- ¿Quién eres?, fue todo lo que musitaron sus labios. Sus miradas directas, sin embargo, prometían que aquello sería más que un encuentro fortuito.
Pasados unos años, Noelia comprendería que el dilema que le acompañó siempre nació de aquel solapamiento de sentimientos. Una deliciosa y, al tiempo, cruel mezcolanza entre un eclipse y un descubrimiento.
Autoría: Mikel Agirregabiria.
Link al blog colectivo: Despertar a la escritura.