Amor correspondido
Amor se escribe siempre con mayúscula
Amor se escribe con mayúsculas porque no hay amores pequeños; toda clase de amor verdadero es grandioso e imperecedero. La vida mancha, pero el Amor salva. El Amor es una caja de herramientas que puede transformar el universo. El Amor es un caballo de Troya que desde dentro abrirá las puertas de la ciudadela y nos salvará del odio.
Amor se escribe con A de almas anidadas, de aventura y de altruismo, de audacia y de aceptación, de arrebato y de alegría, de amistad y de ayuda, de afirmación y de agradecimiento, de atención y de apoyo, de ánimo y de acompañamiento. Amor se escribe con M de mocedad y de madurez, de mesura y de modales, de maestría y de modestia, de melancolía y de magia de misterio musical. Amor se escribe con O de optimismo y de oportunidad, de originalidad y de observación, de obstinación y orgullo. Amor se escribe con R de rebeldía y rigor, de recato y reflexión, de respeto y de rectitud. Amor se escribe sin E de egoísmo, sin I de ingratitud y sin U de urgente. Amor, a veces, se escribe con H de humor, con una H superflua, porque lo nimio y el detalle son importantes en el Amor.
Hay muchas clases de Amor: a la pareja, a los padres, a los hijos, a Dios, a los hermanos, a la familia, a los amigos, a los necesitados, a la Humanidad, a un oficio, a una dedicación,… Pero todo Amor se escribe con letras de oro, porque el Amor es lo mejor de la vida. Todo lo que vale la pena es, al fin y al cabo, Amor. Al final, sólo perduran los frutos del Amor. El recuerdo y las obras de quienes amamos o nos han amado.
La vocación de vivir no es sino la profesión de amar. Los niños, y en toda casa debiera haber un niño, nos enseñan que vivir es tan sencillo como amar y ser amado. En la sociedad de adultos adustos, donde sólo la maldad es noticia y donde la ternura viaja en trenes rigurosamente vigilados, el puzzle de almas difícilmente encaja. Convirtámonos en ciudadanos del Amor proclamando: "Mi patria es el Amor". El Amor es contagioso, al igual que la falta de Amor. ¡Amémonos! ¡Sólo por hoy! ¡Sólo por ti, Amor! ¡Cuánto te quiero, Amor!
Salud, dinero y amor
Tras la lotería de navidad que nunca toca, se declara el día de la salud: “Mientras haya salud…”. Y ello recuerda la terna clásica de la felicidad: Salud, dinero y amor. Dos de estos elementos también aparecen entre las tres vivencias que nunca se olvidan: el primer amor, el primer dinero ganado y el pueblo donde se nació. E igualmente, amor y dinero se repiten entre las tres cosas que no pueden ocultarse: el humo, el amor y el dinero.
Muchos consideramos que el orden convencional de estos tres pilares del bienestar no es el correcto: Mejor sería primero el amor, luego la salud y finalmente el dinero. Paul Giraldy señalaba una diferencia: “El joven desea: amor, dinero y salud. Cuando llega a viejo desea: salud, dinero y amor”. Probablemente la salud no preocupa en la juventud y sí en la madurez, pero la primacía del amor y la relatividad del dinero debieran ser constantes en todas las etapas vitales.
El amor es la materia básica de la que está hecha la vida, porque la ciencia de vivir es el arte de amar. El vals de Rodolfo Sciammarella, que se remonta a 1939, insistía: “El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide”. El amor además da trascendencia a la vida, con sus múltiples formas y dimensiones: amor de pareja, familiar, amistad, solidaridad,… Maurice Blondel señaló “El amor es, ante todo, lo que hace ser”.
La salud ha demostrado ser la mayor preocupación de la población según todas las encuestas, donde entre las circunstancias que más nos inquietan aparecen en los primeros puestos el fallecimiento, una larga o grave enfermedad o la invalidez, mucho antes que el desempleo o el divorcio. Con razón Emerson apuntaba que “la primera riqueza es la salud”.
El dinero es un buen sirviente, pero un mal amo; por ello, hemos de convertir al dinero en el más poderoso de nuestros esclavos. De ese modo, el dinero es algo maravilloso. Puede ser descrito como la energía de la Humanidad en forma portátil. Dispone de poderes que su amo no posee: puede acudir donde su propietario no llega, hablar idiomas que su poseedor desconoce y salvar vidas de quienes su dueño no sabe el nombre. Así mientras trabajamos en nuestra oficina, con un poco de fraternidad podemos estar colaborando mediante ONGs en escuelas, hospitales o asilos de lejanos países.
Lo cierto es que amor, salud y dinero son esenciales porque cuando nos falta alguno de estos factores no podemos pensar en otros objetivos; sólo si los hemos conseguido –en algún grado- podremos plantearnos nuevas metas. ¡Que el año 2005 nos traiga mucho amor, salud y dinero! Por si acaso no vienen por sí mismos, sería aconsejable ponerse a trabajar duramente para descubrirlos allá donde se encuentren.
InTertulia 13ª sobre la amistad en las diferentes generaciones
- No camines detrás de mí, puedo no guiarte. No andes delante de mí, puedo no seguirte. Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo.
- Cada amistad representa un mundo dentro de nosotros, un mundo que tal vez no habría nacido si no lo hubiéramos conocido.
- La amistad, como el diluvio universal, es un fenómeno del que todo el mundo habla, pero que nadie ha visto con sus ojos..
- Es parentesco sin sangre una amistad verdadera.
Encíclica del Papa Francisco "Fratelli tutti"
El Papa Francisco reflexiona sobre la parábola del buen samaritano; esta reflexión es el núcleo teológico de la encíclica. El Papa Francisco dice que esta parábola es un llamado "siempre nuevo" de Jesús que "nos invita a que resurja nuestra vocación de ciudadanos del propio país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social". Invita al lector a una introspección de su lucha interior entre la propia seguridad y los sacrificios personales requeridos por la caridad. La parábola "Nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor". El Papa Francisco agrega que "Todos tenemos responsabilidad sobre el herido" y que "No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones."
El Papa Francisco también critica a aquellos que creen que adorar a Dios es suficiente y no son fieles a lo que su fe les exige. Además, Francisco señala a aquellos que "usan y engañan a la sociedad" y a quienes "viven de ese sistema y de sus recursos". También enfatiza la importancia de reconocer a Jesucristo en los abandonados o excluidos y agrega: "A veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia".
¿Átomos o historias?
El cielo de los recuerdos
Las emociones se expresan indirectamente y llegan a materializarse, a veces de modo solemne y comunitario en forma de pirámides o catedrales o, en otras ocasiones, de estilo más privado como un árbol o una sortija, que se cuida y transmite en la cadena de seres humanos que legan y allegan engrandeciendo el recuerdo de épocas pasadas, pero no olvidadas. Pero toda la inmensa fortuna acumulada de ternura, de pasión, de humanidad, de civilización, ¿dónde se alberga?
Los sentimientos también construyen elementos de cultura, muy valiosos que siempre podrán apreciarse y utilizarse como base de futuras vidas, especialmente a través de las lenguas, de las creencias o de las tradiciones. Hablar un idioma milenario hace que reverbere en el espacio infinito la vivencia de muchas generaciones de ancestros, lo que llega a conmover a un hablante sensitivo. Pero, ¿dónde se esconde el nirvana de todas las nostalgias?
Lo más humano que siempre florecerá es el amor, marcando los hitos de nuestra vida, balizando nuestro pasado, señalando nuestro presente y apuntando-apuntalando a nuestro futuro. La vivencia del cariño traza nuestra existencia en forma de recuerdos: la mano de nuestra madre llevándonos de paseo al parque y dándonos la merienda; caminar abrazados a los faldones de la gabardina de nuestro padre a salvo de cualquier contingencia; la compañía leal de nuestros hermanos y primos en cualquier circunstancia; la primera sonrisa pícara de una amiga; el primer amor; el primer beso; el primer “te quiero”; el cortejo, la boda, el primer embarazo; el nacimiento de cada hija y de cada hijo, sus primeras palabras y sus primeros pasos; la orfandad tras la muerte de nuestros padres, y no importa la edad que ya tengamos;… Todo este tesoro de afecto y alegría no se puede desvanecer, debe ir a algún refugio secreto donde reside lo mejor de nuestras vidas.
Todos sabemos que compartiendo sentimientos comunes con quienes convivimos, y especialmente con los más jóvenes (hijos, nietos, alumnos, amigos,…), transmitiremos este legado de amor que es exclusivo de los seres humanos. ¡Hablemos diariamente más de amor y de encuentro, y menos de discrepancias y alejamientos! En privado y en público, en casa y en el trabajo, en la calle y en la prensa. Muchos además creemos que este exorbitante patrimonio de fraternidad, cordialidad y simpatía habita en un mundo platónico que nos envuelve como el aire, y que puede presentirse muy íntima y trascendentemente cuando nos acercamos a los demás, cuando les miramos con aprecio, cuando les escuchamos con atención, cuando les damos la mano con amistad, cuando advertimos y sentimos quiénes son: nuestros hermanos y hermanas.
Enamorados o evaporados
Dicen que “hay un solo placer, el de estar vivos, y todo lo demás es miseria”. Dicen que una persona enamorada renace por segunda vez. Dicen que es poco ser poeta: hay que estar enamorado. Dicen que el primer deber de un enamorado es ponerse en ridículo. El amor es ciego y los enamorados no pueden ver las graciosas locuras que cometen. Los enamorados no advierten en todo el mundo más que a sí mismos; se olvidan de que el mundo les ve. ¡Espectáculo digno de dioses, la vista de dos enamorados!
Taine insinuó que “Hay en el mundo cuatro tipos de gentes: los enamorados, los ambiciosos, los observadores y los imbéciles. Los más felices son los imbéciles”. Pero sólo hay dos clases de vida: Estando enamorado o estando evaporado. Y sólo pueden ser dichosas las almas enamoradas. Rebélate y revélate: Ama como nunca has querido. Aprecia la amistad de tus amigos. Vive los días con fe, amor y paz. Trabaja como si necesitases el dinero. Y baila como si nadie te viera. Quizá adivines algún día, que la vida no exigía de ti tanto sacrificio, tal vez solamente te pedía ser feliz. Quizá ese día descubras que tu andar causó pocas sonrisas, demasiado esfuerzo para tan poca alegría y tan poco amor. Quizá comprendas que no es difícil decir “Me equivoqué” y “Te amo”, y corras a decírselo a los que te queden vivos. La solución es enamorarse. Aprende del proverbio alemán: “los enamorados y los contrabandistas conocen los atajos”.
Enamorarse es cuando siempre sonríes, aunque estés cansado. Enamorarse es cuando intuyes que la otra persona es única. Nadie sabe qué es una mujer, si no ha visto una mujer enamorada. Sólo estás enamorado cuando te enamoras a cada instante. Enamorarse es cuando dos se hacen uno, de un tu yo y un mi tú surge un definitivo nosotros. Enamorarse es cuando se funden la beldad y la bondad en un vendad con piedad, unidad, verdad y deidad. Quevedo en sus versos sobre el amor constante más allá de la muerte, aquellos de “Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra, que me llevare el blanco día…”, finaliza con “Serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado”.
La flor verdadera
Dicen que las flores son palabras que hasta un niño de pecho puede entender. Un espíritu joven nunca deja de sorprenderse con la belleza límpida y efímera de cualquier flor. El “dígaselo con flores” es un conmovedor lenguaje anímico, que además no desmiente a Sigmund Freud cuando afirmó que “contemplar las flores es sedante, porque no despiertan emociones de conflicto”.
Un acertijo popular presenta la siguiente adivinanza: Frente a un gran escaparate que contiene más de mil flores artificiales, ha de señalarse la única flor natural escondida entre el millar de perfectas imitaciones de tela y plástico. No se permite tocar ni oler las flores separadas por un cristal. Este enigma presenta esquemática y metafóricamente el “problema de la elección de lo auténtico” entre la profusión de lo adulterado, como sucede en la vida real para encontrar un amor puro y sincero entre tanto disfraz de falsedad y engaño.
El misterio de la flor viva se solventa infaliblemente con métodos variados; citemos cinco…
- Es la única que no es enteramente perfecta, porque sólo lo artificial puede fingir la excelencia.
- Es la inigualable que con la luz variable abre y cierra sus pétalos.
- Atrae a insectos como moscas o abejas.
- Necesita cuidados como agua y abono.
- Crece, cambia y se marchita.
Lo mismo vale para detectar una vida (o una persona) auténtica, que puede parecer pobre ante artificiales y ficticias biografías ajenas que nos cuentan y que aparentan ser ilusiones ideales. Una existencia verídica siempre…
- Presenta leves imperfecciones, pero el conjunto en cualquier circunstancia puede demostrarse interesante y afectuoso.
- Oscila de temperamento según el momento, pero es capaz de mantener un tono vital risueño, esperanzado y animoso.
- Atrae problemas y conflictos, pero sabe dejar las situaciones y a las demás personas mejor de como estaban.
- Necesita cuidados como amor, amistad y solidaridad de sus semejantes, así como que se le hable y se le escuche.
- Madura, envejece y se extingue, pero sabe hacerlo con dignidad entendiendo que la vida es la interinidad por excelencia.
¡Ojalá nos mantengamos todos hasta el final de nuestros días… en la flor de la vida!
La felicidad auténtica, según Martin E. P. Seligman

Sexualidad y nacionalismo
El nacionalismo es una de las fibras, como el amor o la amistad, de las que está hecho el ser humano. Un componente, como las citadas expresiones del sexo y la religión, de mayor o menor trascendencia en cada individuo en particular, pero de los que convendría no negar ni su existencia ni su validez para quienes optan voluntariamente por un armónico desarrollo personal a través de su ejercicio. No se trata aquí de asemejar la religiosidad con la sexualidad, ni éstas con el nacionalismo,… sino de que se acepte la obvia existencia de este último, recordando cuando han negado y reprimido la sexualidad algunos credos o cuando se persiguieron las religiones por considerarse patrañas. Para cada uno de nosotros, la religiosidad, la sexualidad o el nacionalismo serán mucho, poco o nada importantes, pero existir ¡vaya si existen! y para otras personas (muchas o pocas) son potencias transformadoras. Es legítimo debatir sobre qué abusos de estos sentimientos son inadmisibles por los daños sociales o personales derivados, pero lo más absurdo sería pretender que no coexisten.
El nacionalismo no lo inventó Bismarck, ni Sabino Arana. No es “una alucinación inventada por un loco”. Y es que hemos llegado a un momento en el que se pregona un despropósito de tal calibre. La palabra "nacionalismo" proviene de nación, que, a su vez, deriva del latín “nasci” (nacer). El nacionalismo es un sentimiento natural de protección de los elementos simbólicos, sociales y culturales de una colectividad (lengua, historia, mitología, tradiciones,…), mucho antes que un movimiento político que puede invocar el derecho a una Nación propia con alguna forma de Autogobierno o de Estado. Por supuesto que a lo largo de la Historia, este impulso ha sido semilla de muerte y destrucción, como la guerra de Troya se inició por el amor de una mujer o las cruzadas e inquisiciones fueron desencadenadas por la religión. Pero este resorte humano, el nacionalismo, también ha elevado al hombre a la categoría de ser social, ha estructurado la tribu, la colectividad y es la base de cualquier democracia moderna actual. El proceso de humanización, de superioridad del ser humano se debe a su razón y a una óptima explotación de sus instintos básicos de conservación, de cuidado del grupo y de la especie, reconociendo y conduciendo su sexualidad, sus deseos de identidad personal y colectiva, sus ansias de pervivencia y trascendencia más allá de la muerte.
Despreciar el nacionalismo como algo caducado o propio de charlatanería localista, o como un tabú que no existe o no se puede interpretar, es tan insensato como sería hacerlo con la sexualidad o la religiosidad. Mantener que “el nacionalismo conduce a la estupidez o a la guerra”, es tan grotesco como sostener que la sexualidad o la religión son malsanas, en sí mismas y sin más precisiones. Un ser humano, y una comunidad humana, construyen su cosmovisión identitaria mediante un imaginario común, un entramado multidimensional donde “el cuidado de lo propio”, el nacionalismo, está presente y actuante.
No ridiculicemos un sentimiento humano tan hondo como la religión, el amor o la sexualidad. El nacionalismo no es un mito, y en todo caso como diría Lévi-Strauss "todo desciframiento de un mito es otro mito”. A pesar de que el nacionalismo ha quedado emparedado por las dos corrientes políticas dominantes del siglo XX que comparten un racionalismo economicista, liberalismo y socialismo, se puede pensar con la mente y también con el corazón, sin ser irreflexivos. Porque en el conflicto vasco-español, del que algunos niegan su existencia o la de un pueblo vasco, los más “antinacionalistas” son quienes han celebrado “Días de la Raza (Española)”, de la Hispanidad (Comunidad de Lengua) y los mismos que se sublevan en defensa de la ñ. Así pues, dejemos que dialoguen los argumentos y también la bondad de los corazones solidarios que comprenden cómo sienten los demás.
“El nacionalismo es frecuentemente la ideología de los aplastados”, según Gerd Behrens. Es una convicción que enraíza muy profundamente en una cualidad de la naturaleza humana. Aceptémoslo para avanzar hacia el acuerdo mediante el diálogo y el respeto mutuo. En este siglo XXI de la intercomunicación y de la globalización mundial que nos aboca hacia la uniformidad homogeneizadora, el nacionalismo rebrota como el calor del “hogar propio” en un planeta anodino. El nacionalismo se materializó en el pasado mediante conquistas en Imperios y en Estados, pero el progreso democrático ha purificado los elementos de sacralización, de belicosidad y de enfrentamiento para la autoafirmación autóctona, floreciendo un nacionalismo inteligente y moderno, cuyos primeros frutos en forma de nuevas Naciones pueden verse en la Unión Europea, en zonas tan desgarradas como los Balcanes o el Báltico. Muchos creemos que en Euskadi y en España, con arrobas de talento e imaginación, con comprensión y democracia, podríamos también abrir una modesta pero meritoria página en la cruenta Historia de la Humanidad, quizá incluso antes que en Irlanda, Flandes, Québec, el Sahara o Palestina.
La palabra más bella (II/III)
1. Hijos e Hijas (Sobreponiéndose a Historia e Humanidad)
Ella y ellos son lo mejor que nos puede pasar y el gran motivo de la existencia de cada padre o madre, además de la base para la supervivencia de la humanidad. No existe palabra más emotiva, porque sugiere amor, familia, hogar, maternidad, paternidad, parentesco,…
2. Ilusión (Ideal Identidad de la Infancia Ingenua e Inmarcesible)
Es una palabra que, en su acepción de esperanza o anhelo que no de ficción, mueve el mundo y es capaz de perfeccionar el verbo sobrevivir en vivir. Basta para arrancar una sonrisa a cualquiera. Es suficiente para hacernos creer en la magia y necesaria para mostrarnos la belleza de las cosas más sencillas. La ilusión es lo último que debe perderse, porque con ella se vive feliz y se puede llegar hasta el fin del universo. No importa su adjetivo: mínima, loca, última, antigua, perdida, patética, fundada u óptica; sólo que sea ilusión, el principio de la felicidad. Hasta su fonética, con vocales infrecuentes, es musical, sonora y potente.
3. Jardín (Jacarandoso como Juventud, Juego y Justicia)
Aunque tiene retintín, evoca una reproducción a pequeña escala del paraíso perdido, lleno de vida y colorido, donde se puede contemplar y admirar la belleza con sosiego. También combina muy bien con libros…
4. Lluvia (Llanto que Llama)
Suena a palabra fresca, frágil (por sus vocales débiles), limpia, suave, llena de nostalgia y, al tiempo, de tenaz personalidad. Fluye entre los labios con la naturalidad del agua de un manantial que orada la piedra. Quizá quiera esconder su verdadero propósito, como el llanto de la naturaleza que desahoga y purifica el alma. La belleza de su voz sugerente, que huele a tierra mojada que trae recuerdos, se asemeja a la melodía que produce cuando cae a nuestro alrededor.
5. Libertad (Librada por las Letras, la Lírica, la Lengua, la Lectura y el Libro)
Es una palabra demasiado grande y libre para quedar encerrada en un diccionario. Denota un derecho y una obligación, siendo la condición más preciada del ser humano y la utopía de máxima expresión del respeto hacia cada persona. Ha inspirado a muchos que la han defendido y han muerto por ello, y ha conducido el progreso de la humanidad como promesa que aún deseamos alcanzar en su plenitud. Su sonido, con todas las vocales abiertas del alfabeto, es un grito que estremece de esperanza, compromiso, desahogo y felicidad. Encierra la primera aspiración de la humanidad desde tiempo inmemorial. Evoca el camino solidario que cada uno debe buscar para desarrollarse como persona única y singular que elige su camino y su destino.
6. Madre (Miscelánea Mágica de Mar, Maravilla, Milagro, Mirada, Mariposa, Muchacha, Musa, Murmullo, Música y Materia)
La primera voz que se aprende de quien nos trae al mundo es la expresión sublime, cálida, dulce y hermosa, porque denota amor infinito, cariño incondicional, comprensión total, paciencia ilimitada, entrega máxima, educación esencial y protección perpetua. Nos identifica con el milagro de la vida, nos conmueve y nos pertenece porque todos tuvimos una, que nos acompaña durante toda la existencia. Mamá mía es todo, llamada inicial y final: La primera que pronunciamos a viva voz y, en silencio, la última.
7. Nosotros y nosotras (De la Noble y Nítida Naturaleza a la Nostálgica Novedad)
Un fabuloso pronombre (en primera personal pero del plural) que hace referencia a la unión, al amor, a la amistad, al compartir y relacionarse con todo y con todos. Implica la existencia de otros a quienes nos sumamos en una colectiva aspiración común. Enlaza, establece lazos y nexos para la buena convivencia. Sólo pierde belleza y se pervierte cuando es seguida por “los... (altos, blancos, europeos,…)” ; entonces se torna clasista y excluyente al establecer un “nosotros” frente a un “vosotros o ellos”.
8. Oasis (Ojalá Oigamos los Olvidados Ojos del Ocaso)
Entraña sosiego en la aventura, descanso en agobio, agua, naturaleza, refugio, encuentro, convivencia, armonía, paz,... Inspira un nirvana idealizado, un espacio abierto, nuevo y despejado, donde recuperar fuerzas para seguir el día a día. Supone un lugar de esperanza, donde cobijarnos en cada noche oscura, calmar la sed y reemprender el camino, sabiendo que el objetivo es el viaje y no el destino.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/palabra2.htm
La infancia es un país completo…
Por todo ello, muchos reivindicamos el retorno a los valores de la infancia, a los hallazgos propios de la niñez. No es nuevo el mensaje de la infancia como la patria común de todos los mortales. Antoine de Saint-Exupery señaló que “la infancia es la patria de todos los hombres”. Más matizadamente, Georges Bataille apuntaba que “la literatura es la infancia al fin recuperada”.
Versión final: mikel.agirregabiria.net/2005/infancia.htm
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La tercera facultad humana

Los seres humanos somos complejos y ambiciosos. Ansiamos mucho de una corta vida. Quizá, porque sabemos que estamos dotados de varios y poderosos talentos. El primero es la capacidad de pensar, potencia de la estamos especialmente orgullosos. Somos animales “racionales”, porque estamos dotados de inteligencia. Es algo único en la naturaleza y ha permitido a la especie humana un desarrollo sin parangón.
La segunda aptitud es igualmente exclusiva: la fuerza de amar. El afecto, la amistad, la ternura, la pasión nos convierte en gigantes espirituales, en seres que desean amar y ser amados, un exclusivo don místico que nos proyecta por encima de lo físico y de lo material, que recrea nuestras vidas y nos alza hacia el cielo.
El corto y reciente tramo feliz de la Historia de la Humanidad arranca cuando la Razón comienza a imperar en la ciencia, en la filosofía y en la política. Incluso, siendo optimistas, podríamos llegar a creer que vislumbramos una nueva etapa histórica de fraternidad, de solidaridad y de justicia si el Amor estuviese presente en todos nuestros objetivos y actos.
Existe una tercera potestad inigualable. Quizá crecientemente olvidada en nuestra vanidosa civilización, especialmente en las clases sociales más frívolas, seguramente por quiénes son sus mejores intérpretes. Esta potencia humana nos dota de una dimensión inigualable, proyectando nuestra existencia más allá del tiempo y del espacio. Este máximo poder que nos asegura la continuidad, la ubicuidad y la eternidad es… la maternidad o la paternidad, en todas sus formas, incluida la docencia, que crean y transmiten a nuestros descendientes todo nuestro legado genético, educativo y cultural para su perpetuación y perfección.
Según Víctor Hugo, cada uno de nosotros posee en sí tres centros para cumplir su función terrenal: el cerebro, el corazón y el vientre. Cada uno de estos centros es augusto para una gran función: pensamiento, amor y concepción. Son tres poderes con muchas semejantes: son dolorosos inicialmente, cuesta aprender, amar y procrear; infinitamente gozosos cuando se descubre la alegría que encierran; y son irreversibles porque marcan nuestro destino definitivo. Sólo con el desarrollo de estas tres posibilidades, al máximo posible, humanizaremos nuestra realidad y nuestro futuro.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/3poder.DOC
Poesía en un blog: Dime por qué no.

es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
Definición del amor de Francisco de Quevedo.
Fidelidad desde la libertad
No se debe confundir la fidelidad con la constancia. Cierto que en el amor, ambas cualidades son necesarias y hermanas cuando aparecen. En el resto de la vida, la amistad, el trabajo, la política,... la fidelidad es un lujo al que sólo los más sibaritas hemos sabido acceder, renunciando a la alternancia y la promiscuidad. Lo que no vale, porque es una simple constancia, es esa falsa fidelidad de algunos hombres basada en la pereza pura,... o las de algunas mujeres sostenida por la mera costumbre. Menos aún es fidelidad la obediencia debida, la sumisión impuesta o aceptada, porque la única lealtad válida es la se ejerce desde la libertad... de no mantenerla. Desde la libertad, la fidelidad es un placer inmenso e incomparable.
La edad de la verdad
Para los que hemos llegado a esa madurez en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo, esa edad en la que todavía se es joven pero con mucho más esfuerzo, hay relatos muy deprimentes, justamente por lo verosímiles y descriptivos que se demuestran. Existen dos películas referenciales al respecto, una de culto como “American Beauty” de 1999, y otra actualmente en cartelera como “Lost in translation” de 2003.
Resulta muy recomendable para cualquier humano dotado de un ápice de ternura, y especialmente para cuarentones en adelante, sentirse retratados en “Lost in translation”. La directora Sofia Coppola nos narra con silencios hondos y miradas cómplices, como quizá sólo sabe hacerlo una mujer que además es hija de Francis Ford Coppola, una historia de dos seres perdidos en un mundo extraño.
Seguramente nuestra vida cotidiana no nos lleve al ininteligible Tokio, ni a movernos en escenarios de millonarios hastiados de recibir regalos, pero muchos sentimos en lo más hondo –ocasional o frecuentemente - que no comprendemos nada de lo que sucede a nuestro alrededor, como si nos hablasen en japonés unos personajes exóticos que deambulan frenéticamente por nuestras vidas. En esas ocasiones, sólo cabe la huida... Pero no existe más evasión que la fuga hacia otro ser humano…
Y es entonces cuando el contraste entre la edad de la beldad y la edad de la verdad resulta cruel y despiadado, si uno no puede creerse que en la edad resida el misterio. La belleza insolente por su frescura y naturalidad de Scarlett Johansson, remarca el patético descubrimiento de la vacuidad vital del triunfador caduco encarnado por Bill Murray. Pero algo les une (¿la orfandad de la humanidad, la hermandad en la infelicidad?) y les alivia en una suerte de romance espiritual: la intimidad inocente entre dos supervivientes que se aferran al mismo salvavidas de una fugaz amistad imperecedera.
El producto es toda una prodigiosa exhibición de una relación de afecto basada en la comprensión y el entendimiento, quizá más exactamente en una complementación espiritual, improbable pero sugestiva. No es una película de acción, sino una obra maestra que se infiltra en el espectador con su lánguido devenir de guión intimista, describiendo ese sentimiento universal de la soledad, la decadencia y el paso del tiempo, de los que ni la todopoderosa riqueza exime.
La película parece defraudar durante su transcurso por la lentitud de la historia con un final esperable como la vida misma, pero al encenderse las luces y despertarnos a la realidad, algo profundo nos ha conmovido el alma con dos conclusiones obvias: “La edad no protege del amor. Es el amor quien nos protege de la edad”.
Ahora que estamos vivos...
Hoy debe ser el mejor día de nuestra vida. Seguro que hace tiempo nos preguntamos si llegaríamos a esta edad, a poder vivir una fecha como la de hoy. Ha llegado esta jornada, y ello es motivo de celebración: otro día más para compartirlo con los nuestros. Seguro que nos acompañan muchas adversidades y algunas alegrías, si sabemos apreciarlas. La vida ronda a nuestro alrededor en forma de estrella, de nube, de árbol, de pájaro y de gente. Hoy vamos a sonreír a todas esas creaciones para pregonar que somos felices porque aún estamos vivos.
Hoy vamos a ser bondadosos y generosos con quienes nos rodean. Diremos bellas palabras como “te amo”, “te necesito”, “eres especial”, “significas mucho para mí”, “¿te puedo ayudar?”,… Hoy es un día para reír, para escribir una carta, para enamorarse más, para disfrutar de una comida en compañía de una amistad que hace tiempo no vemos,… Hoy es el día apropiado para abrazar y besar a nuestra familia, a nuestros mayores, a nuestra pareja,… Hoy es un día apropiado para jugar con los pequeños, para escuchar a los colegas, para atender a los necesitados, para dar la mano a quienes lo necesitan. Hoy es el mejor día para pedir perdón, para rectificar nuestros errores, para comunicarlo y dar una sorpresa agradable a quienes nos aprecian y nos quieren. También es un día idóneo para trabajar fuerte, porque sólo con mucho esfuerzo se solucionan las necesidades propias y ajenas.
La muerte nos ha enviado a todos una carta certificada para notificarnos que pronto no estaremos aquí. Pero todavía nos resta todo un día... Y un día aprovechado puede ser más que toda una vida despilfarrada... No posterguemos lo urgente y lo importante, ahora que estamos vivos. Tenemos todo un día para ser más niños, para ser más sabios, para ser más felices.
Ahora que estamos vivos, es preferible que compartamos con los nuestros unos cuantos minutos y no una noche entera cuando ellos o nosotros hayamos muerto. Es mejor prodigar pequeñas muestras de cariño ahora que estamos vivos, que no grandes manifestaciones de duelo cuando hayamos muerto. Regalemos una sola flor ahora que estamos vivos, en lugar de enviar una gran corona a un funeral. Demos aliento en una breve visita o con una rápida llamada, sin esperar a escribir un largo poema póstumo o un conmovedor epitafio cuando ya no estemos vivos.
Ahora que estamos vivos, procuremos dejar a nuestros allegados una huella amable de nuestra existencia. Dejar este mundo un poco mejor de lo que lo encontramos, con un poco más de paz y de ternura. Es urgente que hagamos un alto en nuestra ajetreada vida y nos preguntemos: ¿Tiene sentido todo lo que haremos hoy? Es perentorio que apreciemos que nuestras vidas pueden ser grandes en servicio a los demás, siendo verdaderamente hermanos todos los seres humanos. Es inaplazable que miremos a nuestro alrededor y apreciemos cuánto amor nos brindan los nuestros y cuánto amor podemos ofrecer a los demás.
Ahora que estamos vivos, es muy urgente que no nos olvidemos de vivir lo que verdaderamente vale la pena de ser vivido. ¡Que tengamos un buen día! ¡Sólo depende de todos nosotros!
La palabra más bella (III/III)
1. Paz (Preferentemente a País y Patria para Perspicaces Proyectos Plurales)
Sólo tres letras: La final (Z), la inicial (A) y una consonante que a veces suena, y otras veces no (como en psicología). Monosilábica y una de las palabras más pequeñas del diccionario y posiblemente la más grande para todos los seres humanos, sin importar pasaporte, raza, color o religión. Es el concepto clave que hace posible que todas los demás tengan algún sentido, por lo que es anhelado y apreciado en grado sumo. Con la paz todo se puede; sin la paz nada avanza. Todas las demás palabras pierden su significado sin paz. Además de la paz exterior e interior, Paz es un bello nombre de mujer.
2. Quizá (¡Qué Quimérica Quintaesencia del Querer!)
Quizá es una palabra de color verde esperanza de que acaso ocurra lo anhelado: Porque quizá llegue el día en el que vivamos en un mundo más justo, quizá el amor se asome a nuestra puerta en el momento más inesperado, y quizá los días pasen sin su tictac rutinario. Refleja la realidad de la duda en su vocal abierta final (quizáaaaa…) con la última y la primera letra del abecedario. Además de su fonética juguetona entre amantes, es el adverbio que mejor define toda la vida del ser humano.
3. Razón (Rebelde y Realista, Recóndita y Rutilante, Risueña y Resplandeciente)
Es la más alta y singular facultad de las personas, la que nos diferencia de los demás seres vivos. Sin ella, sólo seríamos una especie más dentro del mundo animal, por lo evitemos actuar irracionalmente. Constituye nuestra mejor herramienta ante este complejo mundo para convivir felizmente. Este don aplicado con pasión nos permite encontrar el entendimiento universal desde el respeto recíproco, si llegamos a comprender que desde posiciones diversas varios pueden, simultáneamente, "tener razón". Para proponerla, no hacen falta más… razones.
4. Sí (Sentencia Sencilla, Sensible y Sabia Siempre con Sonrisa Soñadora)
Un sí es afirmación que indica aceptación y encuentro, que conlleva acción, crea un puente con quien nos pregunta, y declara fe y confianza en el poder del nosotros. Quizá sólo en ocasiones sea una palabra bonita de decir, pero siempre es lo más bello de oír. Con este conciso y sonoro monosílabo que apenas dura un suspiro en el aire, a veces tajante y a veces susurrante, se inicia todo, tanto lo bueno como lo malo. Por ello conviene conocerlo bien y administrarlo mejor, sin olvidar su versión "asertiva" de quienes prefieren responder con el metalenguaje del jé-jé mediante un sí –sí (espérame sentado). Sí, decididamente, nos gustas.
5. Tú (Tesoro Tierno, Talismán Trascendente, Tentación de Terso Terciopelo,…)
Sólo Tú sabes por qué Te elijo, porque sin Ti no hay nosotros, porque sólo Tú puedes citarme por mi nombre. Tú eres mi Tú, y yo soy tu Tú. Tú lo eres todo mi mundo, te necesito a ti para sobrevivir. Poesía eres Tú, la persona más importante de nuestra pareja. Un simple pronombre, un sencillo monosílabo, que cuando se pronuncia despliega toda la carga emocional de tu complejo universo de persona que me ama, que me mira, que me besa. Tú es el inicio del nosotros, y la anulación de la soledad. Quien tiene la suerte de pronunciarla demuestra no está solo, que comparte amor, o amistad, o compañía.
6. Universo (Único, Unido, Ubérrimo Umbral de Utopía y Ucronía)
Máxima expresión de sonido armonioso que crea en la mente una imagen de realidad sin límite, que lo abarca todo, que es el todo, la energía mágica, la creación divina, todo lo que conocemos y lo que esperamos llegar a conocer dentro y fuera del ser humano. Su significado es algo infinitamente grandioso, inmenso y misterioso. Es el ÚNIco VERSO que contiene toda la poesía, uniendo y englobando todas las palabras y acabando en VERSO.
7. Verdad (Valor Valiente, Virtuoso y Vibrante del Verso y del Verbo)
Con la verdad por delante, lejos llegaremos. La verdad nos hará libres en un mundo donde la mentira no puede seguir. La verdad entraña la genuina esencia del ser humano, la honestidad del espíritu puro que expresa sin doblez lo que siente o lo que piensa. No tiene contraindicaciones, ni efectos secundarios perversos. Es una palabra eufónica, equilibrada y generosa; si la partes por la mitad sigue ofreciendo consejo: VER y DAD. Además, la verdad siempre brilla, aunque sea por su ausencia.
Para no zozobrar ni zascandilear, nos zafaremos de este zafarrancho sin zambullirnos en la letra Z y zanjaremos las propuestas sin zigzaguear y sin zarandajas propias de zafios zagales zarrapastrosos, zopencos y zangolotinos.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/palabra3.htm