Post correspondiente al segundo día de la iniciativa Purpos/ed [ES], tras el arranque de Fernando Trujillo. El vídeo ilustrativo corresponde a una conferencia de hace una semana.

Quinientas palabras bellas elegidas ante un folio en blanco; unas horas de tarea y un gran tema... esperando: La educación. Algo que nos (pre)ocupa, a algunos desde hace 36 años, y en lo que cada día estamos más empeñados. Cuatro argumentos y una síntesis final, así estructuramos un mensaje unívoco... con la VENIA de toda la sociedad.
- Vocación educativa. Somos docentes, un colectivo inmenso, quizá el mayoritario entre los oficios modernos, a tiempo completo o parcial, en enseñanza formal o informal. Nos dedicamos a una mágica profesión con el bien más preciado de la comunidad: la infancia y la juventud (aunque aprender es ley de toda la vida). Como Pigmalión esculpimos el futuro del mundo en las aulas, en la red (vídeo superior) y en la vida. Trabajamos para la eternidad, construimos porvenir de un modo tan anónimo como cierto, y mejoramos el presente, día a día, hora a hora, lectiva... o no. Nuestra labor no concluye en los centros; hemos de ocupar el ágora, reivindicar el papel del magister...sobre el minister, pregonar a los cuatro vientos que la única respuesta y apuesta segura es la educación.
- Equipos y entornos creativos. Sabemos de colaboración con otros agentes sociales, practicamos la cooperación en nuestros ámbitos, predicamos un mensaje de ideales compartidos que se basan en sistemas de ganar-ganar, integramos sin dejar a nadie en la estacada. Creemos (en) y creamos personas que buscan la felicidad sabiendo que la dicha debe ser colectiva, que no hay sociedad justa con desheredados de la suerte. Apostamos por la compensación de las desigualdades, confiamos en nuestra capacidad de acordar voluntades y crecer en armonía. Nuestra vía es tan simple como eficaz: Recreando las aulas, construyendo mediatecas, abriendo los centros escolares ("Escuela Google"),
llevando la voz docente y discente a la plaza pública,... No será fácil, pero conversando, imaginando, aunando esfuerzo, lo conseguiremos,.... Convivimos en la comunidad educativa formada por la gente más viva del mundo, con las familias que confían en el futuro y lo acreditan criando su prole, con las personas que aprenden y quieren seguir aprendiendo, con independencia de su edad,... Ante ellos hemos de ser referentes en el aprendizaje permanente, en nuestra búsqueda de la equidad y la calidad de nuestra educación.
- Nosotros y nosotras somos, entre otras personas, la sal de la humanidad. Hemos de ser (y preparar a seres humanos competentes para ser) catalizadores del cambio, conductores y aceleradores de los procesos históricos. Estamos organizados aún en estructuras quizá demasiado estratificadas, con colectivos diversos de escasa movilidad, que han de flexibilizarse en un cambio de época, preparándonos para un mundo que es volátil, incierto, complejo y ambiguo. Nos necesitamos y complementamos desde la docencia directa, desde la inspección y los servicios de apoyo, desde la administración y la política, pero sin olvidar la centralidad del alumnado y de las familias, y de la sociedad a la que servimos. Nuestra función es coral, pero no aceptamos vetos de nadie, ni restricciones interesadas, ni corporativismos que lastren, ni políticas que impidan el bien general.
- Ilusión ingenua, la propia de la infancia y la adolescencia, nos guía. Sabemos que nos ha correspondido participar en una etapa apasionante, donde la educación ha de seguir cubriendo su misión histórica. Insatisfechos, como decía Fernando Trujillo, pero inquietos, innovadores, infatigables. Detectamos las insuficiencias de los sistemas educativos actuales, sus lagunas, su obsolescencia, su plazo de caducidad.
Al tiempo, nos reconocemos como in-prendedores, intra-emprendedores capaces de renovar, desde dentro también, las estructuras administrativas y escolares que han quedado pretéritas, aunque este emprendizaje sea tanto o más difícil que los de quienes navegan por mercados y, sobre todo, mucho más necesario. La urgencia de nuestra singladura hacia una nueva era es crítica, no admite dilación, ni excusas contemporizadoras.
- ¡Acción inmediata! No necesitamos esperar a nadie (Godot no vendrá...) para comenzar la transformación educativa y social que vislumbramos. Una mutación como la requerida no puede esperar mesías externos, ni decisiones jerárquicas,... que nunca llegarían. ¡A las aulas! Lancémonos desde los pupitres, pero convirtiendo las pizarras en ventanas (y no en más muros luminosos) hacia la sociedad, que ha de involucrarse más directamente en lo educativo y aceptar las voces de quienes nos educamos (juntos alumnado y profesorado). Ya no hace falta aguardar a que las condiciones mejoren. Podemos revocar (o implosionar) el sistema desde dentro, con prudencia, inteligencia y paciencia, pero sin más retrasos. Los pasos ya no se dan en los despachos, ni se publican en los boletines oficiales. La gran marcha educativa ha comenzado y somos suficientes nodos humanos, organizados en posiciones esenciales para asegurar el éxito. La REDucación progresa, más incluso de lo que somos conscientes, menos que lo que necesitaríamos. No importa, esta carrera la hemos de ganar al alimón, animando a quienes desfallezcan, mirando hacia el mañana y sin retroceder jamás.