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Turismo desde Mazarrón (Murcia 2021)

Turismo desde Mazarrón (Murcia 2021)
Pronto el relato de lo mejor de Mazarrón (Murcia) y lo que habría que ir actualizando,... Primero, algunos del Hotel donde nos alojamos, una vez concluida la estancia. Hotel La Cumbre, Puerto de Mazarrón, Tres Estrellas. Muy bien lo esencial en un 3 Estrellas: Limpieza, Personal, Colchón y Almohadas, buena Conexión a Internet (aunque no se entendió con mi iPhone 7+), Ubicación (por vistas panorámicas espectaculares, no tanto por centralidad). En resumen: Repetiríamos. Más aún, si instalan un WallBox en su garaje cerrado, de amplias plazas, donde amablemente facilitaron una conexión a 3,7 kW (ver foto)

Personal muy amable en el Hotel La Cumbre, en recepción y en todos los espacios, desayuno de calidad, precio normal (aunque duplicado por las fechas de mediados de agosto como sucede por todo el Mediterráneo), entorno cuidado con naturaleza e historia,... Puntos a mejorar: Piscinas pequeñas (o estamos mal acostumbrados), muchos desniveles -incluso en la misma habitación 415 con una salida peligrosa a la terraza-, alguna silla de plástico inaceptable en la terraza, algo de orden en los vehículos a la entrada del hotel.

Algunos vídeos y un amplísimo álbum de imágenes. Irán creciendo,... 

Como un comentario general al Turismo en Murcia: Es un tesoro en potencia, pero queda mucho por cuidar y conservar. Por ejemplo: En todo este verano, en tiempo de segundo año de pandemia, Murcia es la Comunidad con normas y usos ciudadanos menos cuidadosos con la salud,... Pocas mascarillas en las calles y cafeterías, incluso en el personal de atención al cliente (sí en el Hotel, pero no en las zonas céntricas del municipio de Puerto de Mazarrón), buffet sin pinzas individuales para servirse,... Nos ha preocupado un poco y hubiésemos agradecido más exigencia.

El inconmensurable tesoro de Mazarrón son sus decenas de kilómetros de playas, con lugares únicos como las Gredas de Bolnuevo o la Ciudad Encantada. Pero quedan desmerecidas por no estar ni siquiera debidamente valladas, en medio de un polvoriento parking lleno de coches, que impiden hacer fotos con la debida perspectiva. También demasiados chiringuitos, entre tantas maravillosas playas abiertas al Mar Mediterráneo, que requieren, con urgencia y diligencia, alguna inspección en calidad de cocinas y comidas,... Sin pretender generalizar, incluso varios lugareños y turistas no han querido o podido recomendarnos siquiera un sitio para comer (llegando a sugerirnos un supermercado como mejor opción).
Turismo desde Mazarrón (Murcia, 2021)
Post siguiente con la preocupación por la contaminación del aire.

El síndrome del usuario de vehículos eléctricos 

Antes de nada, hemos de confesar que somos adictos al vehículo eléctrico. Incluso formamos parte de una conocida asociación de usuarios convictos de la movilidad sostenible, que se autodenomina como AUVE. Son muchos años de uso constante de estos motores a batería, y bastan pocos días para caer en ese conjunto de síntomas que hemos de reconocer como "el síndrome del usuario de vehículos eléctricos".

Al principio, todo parecía anecdótico. Se había descrito previamente y difundido profusamente que pasarse a la movilidad eléctrica produciría una "ansiedad de autonomía". Pero eso fue lo de menos y la experiencia de conducción rápidamente difuminó ese miedo, porque bastaron unos pocos viajes largos para que esa preocupación desapareciera sin dejar rastro. 

Pero entonces, cuando nos sentíamos felices, vino lo peor,... Todo provino de que nos acostumbramos a esas ilusiones, irrealizables en la actualidad, de que era posible viajar sin ruidos, sin contaminar, sin vibraciones,... y en un mundo imaginario donde nadie ensucia la atmósfera, ni ensordece, ni arruina el futuro y el presente de sus vecinos y de su ciudad.

Ahí comenzaron nuestras pesadillas. Resulta inenarrable, pero estos fueron los primeros indicios de que algo estaba mal. Todo aquello que nos parecía normal, aceptable, cotidiano,... dejó de serlo. Veamos algunas señales de que algo grave nos había pasado, porque comenzamos a creer que vivíamos en una realidad distópica:
  • Nos vimos rodeados de ruidos, de motoristas que podían despertar a toda una ciudad o de conductores agresivos que bramaban chulescos con sus obsoletos cacharros, reliquias históricas por muy reciente que fuera su compra, pero que ni la policía los oía. 
  • Comenzamos a sentirnos ahogados cuando esas traqueteadas furgonetas esparcían humos negros de olor insufrible, pero que a nadie más molestaban.
  • Tampoco el resto de los mortales parecía sufrir con los traqueteos de los motores diésel de los autobuses, o cuando se quedaban hablando en su garaje subterráneo durante mucho tiempo en medio de la humareda de sus motores de combustión encendidos.
  • Aparecieron como si nunca hubieran existido esas horrendas manchones negros de grasa en todo tipo de aparcamientos y calzadas, así como esas bocanadas de aromáticos olores (VOC) derivados del petróleo refinado al repostar, tan consustanciales con la civilización (o apocalipsis) del consumo irrefrenable.
  • La desconexión fue creciente: Dejamos de acudir a las gasolineras para repostar, nos desinteresamos de aceites y aditivos, y olvidamos aquellas inolvidables visitas a talleres para las periódicas revisiones de mantenimiento,... Ya no frecuentábamos aquellos alegres lugares donde se socializa, mientras nosotros recargábamos aislados en la soledad del hogar, del trabajo o en lugares de paso.
  • Lo peor fue la pérdida de la belleza de la complejidad de los motores de combustión interna, con sus miles de piezas en movimiento, lanzando calor, humos irrespirables e ineficiencia por doquier,... Nos habían convencido esos simplones y pequeños motores irrompibles y sin rozamiento. No advertíamos que se infiltraban en los últimos rincones del universo, después de haberse adueñado de casi todo en ascensores, electrodomésticos, bicicletas y patinetes o transporte limpio como Metros o AVEs,... y comenzando a entrar en autobuses, camiones, barcos y aviones.
Las alucinaciones fueron creciendo. La siguiente fase fue la incapacidad de comprender todas aquellas maravillas que admiraban nuestros conciudadanos y que no lográbamos apreciar:
  • Llamaban libertad a los atascos inmensos de coches humeando en medio de un embotellamiento, que aprovechaban para bajar las ventanillas a fin de escuchar esos rugidos y respirar aire filtrado por tan complejos como engañosos sistemas de catalizadores e inyectores de urea.
  • Idolatraban esa aceleración que no acaba de llegar, esa potencia teórica que se alcanza finalmente cuando suben las revoluciones del cigüeñal,.. Esa lentitud que otros habíamos sustituido por la inmediatez y par motor máximo propios de cualquier motor eléctrico.
  • Consideraban el número de tubos de escape como una cualidad de un coche, de modo que cuanta más contaminación vertían a su alrededor mejor era el producto (a pesar de que quienes primero lo aspiraban eran su familia y ellos mismos). 
  • Incumplían sistemáticamente las normas de tráfico, especialmente las limitaciones de velocidad, alardeando de ello, algo por lo que habíamos perdido el gusto nosotros al habernos habituado a esas capas de software de seguridad y ayudas a la conducción automatizada. 
Continuará el relato, porque no cesan ni menguan las manifestaciones o la gravedad de nuestro reciente síndrome del usuario de vehículos eléctricos. Ayúdennos a superar esta grave afección y no caigan en la tentación de probar, ni una sola vez, estos peligrosos productos aparentemente inocuos, pero de pérfidas intenciones. Hay incluso quienes les atribuyen conspiratorios intereses de desequilibrar ese armónico entramado de geopolítica del petrodólar, y todo para animar a la subversión del autoconsumo sostenible.
El síndrome del usuario de vehículos eléctricos

Turismo desde Mojácar (Almería 2021)

Parador de Mojácar 2021
Álbum con más de cien imágenes y vídeos.

Han sido siete días en el Parador de Mojácar, Almería, en pleno centro de agosto de 2021. Demasiado calor, y demasiado tráfico, en una atmósfera poco recomendable para muchas actividades al tiempo libre. La conjunción de calima, inversión térmica, falta de lluvia, han dado días de preocupante contaminación (ver datos de BreezoMeter). Ello ha limitado nuestras visitas y alguno de los viajes previstos, como el de Roquetas de Mar que hemos pospuesto.

El Parador de Mojácar siempre es recomendable (quizá no tanto en agosto), a pesar de su precio, no solamente alto sino extrañamente variable día a día, con criterios inexplicables. Tanto en recepción como en cada habitación hay letreros oficiales (fotos) con el precio (IVA incluido), pero lo facturado ha oscilado entre 40 y 60 euros adicionales sin más explicaciones. Hablamos con la Directora que, simplemente, nos indicó que es el precio que les autorizan y que han de aplicar día a día cambiante. Misterios por descubrir en una red pública de alojamiento, Paradores
Indalo de regalo
Con todo, lo mejor del Parador de Mojácar es su estructura de baja altura, calidad y amabilidad del servicio y del personal, buena cocina y todo acorde a un hotel de cuatro estrellas. Excelentes las medidas de higiene en plena pandemia, tanto en el comedor (con pinzas desechables para el buffet) como en el conjunto. Podría mejorarse el aparcamiento (caótico en agosto), despejar con señalización horizontal el PDR (Punto De Recarga) que -valorando que fue uno de los primeros- ha quedado obsoleto por falta de potencia, enchufe Mennekes y WallBox. 

Tuvimos problemas de mantenimiento, casi dos horas sin luz, por error del termostato del Aire Acondicionado, pero se arregló.... ¡sustituyendo el moderno digital por uno anticuado y analógico! Lo mejor las decenas de kilómetros de playa, de aguas limpias, pero con necesidad de calzado por las piedras de la orilla.
Post en elaboración que será completado en horas.

17 de julio: Día Internacional del Defensor del Medio Ambiente

17 de julio: Día Internacional del Defensor del Medio Ambiente 
 En el 2006 se estableció el 17 de julio como el Día Internacional del Defensor del Medio Ambiente, con el propósito de reconocer a los once trabajadores forestales que perdieron la vida mientras luchaban contra las llamas desatadas en Guadalajara, España. Las víctimas formaban parte de los equipos de retén que combatían las llamas, ocasionadas por una barbacoa y que arrasó miles de hectáreas.

El Día Internacional del Defensor del Medio Ambiente es una conmemoración para reconocer el compromiso y la valiosa labor de organizaciones y personas que trabajan a diario por la protección y conservación del medio ambiente y la búsqueda de un desarrollo sostenible que piense en las próximas generaciones. 

Es importante destacar que los defensores y defensoras de los derechos ambientales son personas que alzan la voz para proteger los derechos relacionados con el medio ambiente, la tierra y el territorio. Suelen ser dirigentes o salvaguardas de comunidades, cuyos derechos y bienestar intentan defender, especialmente protegiendo los hogares, el aire, el agua, la tierra, el territorio y los bosques de la destrucción o la contaminación. 

Sin embargo, ser defensor o defensora de los derechos ambientales tiene consecuencias mortales, hasta el punto de figurar entra las formas más letales de activismo. Según el informe anual de la ONG Global Witness, en 2022, último año del que se tienen datos, 177 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinadas. Este día es una oportunidad para recordar y honrar a aquellos que han dedicado sus vidas a la protección de nuestro planeta y para concienciar sobre la importancia de su labor.

Los 10 mandamientos de una longevidad feliz

Ayer en la tercera conferencia sobre longevidad (ver el vídeo de 85 minutos), en esta ocasión en Getxo, alguien nos pidió diez propuestas para hacer la vida más saludable, feliz, significativa, larga y ancha. Estas son algunas de las recomendaciones más comunes y menos controvertidas que nos descubren los secretos para llegar a vivir más de un siglo con una longevidad saludable y feliz
  1. Seguir una alimentación saludable, rica en vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y pescado azul. Evitar el exceso de proteínas, grasas saturadas, azúcares y sal. Moderar la cantidad de calorías y practicar el ayuno intermitente. Usar aceite de oliva como principal grasa para aderezar las comidas. Beber abundante agua, que es la bebida por excelencia.
  2. Hacer ejercicio físico regularmente, al menos 150 minutos a la semana de actividad moderada o 75 minutos de actividad intensa. Combinar ejercicios aeróbicos, de fuerza y de flexibilidad.
  3. Respirar profundamente, llenando los pulmones de aire y oxigenando las células. Practicar técnicas de respiración consciente, como el pranayama o la respiración abdominal.
  4. Dormir lo suficiente, entre 7 y 9 horas al día, y mantener un horario regular. Evitar las distracciones y la luz artificial antes de acostarse. Aprovechar la luz natural durante el día.
  5. Gestionar el estrés, evitando las situaciones que lo generan o buscando formas de afrontarlo. Practicar un estilo slow life con actividades relajantes, como la meditación, el yoga, la música o el arte.
  6. Cuidar la salud emocional, cultivando relaciones positivas, el optimismo, la gratitud, el humor y la autoestima. Evitar el aislamiento, la depresión, la ansiedad y la ira, activando diariamente la conexión social con familiares, amistades, vecindario,...
  7. Entrenar la mente, manteniendo la curiosidad, el aprendizaje, la memoria y la creatividad. Realizar actividades que estimulen el cerebro, como leer, escribir, resolver crucigramas o aprender idiomas.
  8. Huir de los tóxicos, evitando el consumo de tabaco, alcohol, drogas y otras sustancias que dañan el organismo. Reducir la exposición a la contaminación ambiental y a los productos químicos. Mantener un contacto con la naturaleza, al menos con un jardín, arboledas,...
  9. Cuidar la salud preventiva, realizando chequeos médicos periódicos, vacunándose y siguiendo las indicaciones de los profesionales sanitarios. Detectar y tratar a tiempo cualquier problema de salud.
  10. Disfrutar de la vida, buscando el sentido, el propósito (ikigai) y la felicidad. Participar en actividades que nos apasionen, nos diviertan y nos hagan sentir bien. Ser generosos, solidarios y altruistas, es decir, hacer voluntariado.
Grecia #GetxoLong 
 Todo esto lo solemos ordenar con el acrónimo GRECIA, formado por las iniciales de GratitudRelajamiento, EjercicioConexiónIkigai y Alimentación

La inactividad física es el cuarto factor de mortalidad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante, a él se le atribuye 5,5% del total de las defunciones a nivel mundial y es responsable de 32 millones de muertes producidas anualmente. Según los datos más recientes, los mayores factores de riesgo para la mortalidad a nivel global son la hipertensión arterial, el tabaco, la contaminación del aire, el consumo excesivo de alcohol, la falta de actividad física y la obesidad.

El sedentarismo duplica el riesgo de enfermedad cardiovascular, de diabetes tipo II y de obesidad; asimismo, aumenta la posibilidad de sufrir hipertensión arterial, osteoporosis, cáncer de mama y colon, entre otros.

Según la O.M.S. la actividad física regular:
  • reduce el riesgo de muerte prematura.
  • reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular, que representan un tercio de la mortalidad.
  • reduce hasta en un 50% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II o cáncer de colon.
  • contribuye a prevenir la hipertensión arterial, que afecta a un quinto de la población adulta del mundo.
  • contribuye a prevenir la aparición de la osteoporosis, disminuyendo hasta en un 50% el riesgo de sufrir una fractura de cadera. 
  • disminuye el riesgo de padecer dolores lumbares y de espalda contribuye al bienestar psicológico, reduce el estrés, la ansiedad, la depresión, y los sentimientos de soledad.
  • ayuda a controlar el peso disminuyendo el riesgo de obesidad hasta en un 50%. 
  • ayuda a desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y articulaciones.