Es una maravilla que
un nieto de 3 años recién cumplidos lleve al cine a un
aitxitxe (abuelo). Ayer lo hizo el mío, porque quería ver por tercera vez la película "
The Croods", cuyo tema
"Shine you way" (vídeo) canta a todas horas. Resulta increíble cómo me guió por el concurrido
Centro Comercial Artea en un sábado lluvioso repleto de gente, para comprar alguna golosina previa y luego esperar cenando a que el resto de la familia acabase su película alternativa.
Tal y como me la había avanzado
mi nieto, el largometraje ya prometía. Una familia de
cavernícolas con un esforzado padre
Grug, al
mismo tiempo fuerte y temeroso, además de
aficionado a la fotografía prehistórica y las pinturas rupestres. Toda su experiencia le llevaba a una única norma paleolítica para transmitir a su prole, "
lo nuevo siempre es peligroso y nunca pierdas el miedo", tras ver la desaparición total de otras familias vecinas devoradas o aniquiladas por el entorno hostil. Pero su hija mayor,
Eep es una rebelde que quiere explorar y se niega a recluirse en una caverna tras otra, sin más expectativas que sobrevivir a duras penas. Completan el repertorio la cabal madre
Ugga, la abuela
Gran (suegra de
Grug), el tontorrón hijo
Thunk, y la hija pequeña
Sandy, una bebé muy espabilada.
Cuando la protagonista
Eep conoce a un nómada llamado
Chico (o
Guy),
que sabe hacer fuego y entiende lo que son los zapatos o las provisiones (con los restos de comida no engullidos de inmediato), se produce un dilema al iniciar los siete únicos humanos del film un azaroso viaje en un mundo con terremotos. Choca el inmovilismo que les ha mantenido con vida del padre
Grug Crood con la innovación de un mundo nuevo que conoce el joven
Chico.
Finalmente, saben actuar en equipo, aunando las dos narrativas (la más conservadora y la novedosa) y salvan su vida descubriendo un mundo menos polvoriento y más estrellado (en la escena más sublime de apagar la antorcha y descubrir al raso -no encerrados en una gruta desde el anochecer- el cielo estrellado de una noche despejada).
Una
divertida película para los jóvenes y una lección para los mayores de cómo transformar nuestro mundo, combinando lo tradicional y lo novedoso, aprendiendo juntos de nuevas realidades (como el mundo virtualizado de Internet), que puede aportarnos grandes posibilidades si reconocemos y eludimos sus riesgos. Así, unidos y pensando juntos, en esa dialéctica del sentido común y de apertura a lo nuevo, somos imparables.
Los Croods, porque ya cuentan con la curiosidad y el afán de
Eep, y
Chico saben sumar sus anhelos e incorporar una innovación disruptiva que podía acabar con todos. Desde ese
Paleolítico Inferior hasta nuestros días, la humanidad ha sabido solucionar sus problemas. Hoy también confiamos y porfiamos por que siga siendo así.