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Saramago y la parábola de un mundo que quedó ciego

Desde la pandemia quisimos repasar la obra Ensayo sobre la ceguera (1995) de José SaramagoLa novela plantea una alegoría sobre la fragilidad de la civilización y la condición humana. Una lectura imprescindible en esta época donde se están produciendo cambios gravísimos y críticos de los que apenas se escribe, debate o publica. 

El argumento se basa en una extraña epidemia de ceguera blanca afecta súbitamente a toda una ciudad. Los primeros contagiados son recluidos en un manicomio en cuarentena, donde pronto reinan el caos, la violencia y la degradación. Solo una mujer, la esposa de un médico, conserva la vista. Ella decide fingir que también está ciega para no separarse de su marido y acaba siendo la única guía moral y práctica del grupo. 

En el encierro, los ciegos se ven obligados a enfrentarse a la pérdida de dignidad, la lucha por la comida, el abuso de poder y la barbarie colectiva. Tras escapar del manicomio, recorren una ciudad sumida en el desastre: sin gobierno, sin orden, con la sociedad derrumbada. Finalmente, de forma tan misteriosa como comenzó, la gente recupera la vista.

La novela transmite una profunda reflexión sobre la ceguera moral del ser humano: la incapacidad de ver al otro, la indiferencia, el egoísmo y la pérdida de solidaridad.

José Saramago (1922-2010) nació en Azinhaga, Portugal, 1922, en el seno de una familia humilde de campesinos. Tuvo que abandonar los estudios secundarios por falta de recursos y trabajó como mecánico, funcionario, periodista y traductor. Su primera novela fue Terra do Pecado (1947), pero su verdadero reconocimiento llegó en los años 80 con obras como Memorial del convento (1982), El año de la muerte de Ricardo Reis (1984) o La balsa de piedra (1986).

Con Ensayo sobre la ceguera (1995) alcanzó fama internacional. Su estilo se caracteriza por el uso de párrafos largos, frases extensas, puntuación poco convencional y un narrador irónico que reflexiona sobre la condición humana. Fue Premio Nobel de Literatura en 1998, el primero otorgado a un escritor de lengua portuguesa. Falleció en Lanzarote, España, en 2010.

De la ceguera física a la ceguera del alma: un clásico contemporáneo. Recorre formas distintas de falta de visión como falta sensorial y como carencia ética. Repasemos esos planos consecutivos: 

1. La ceguera física. Epidemia súbita de ceguera blanca. Símbolo de vulnerabilidad y del límite de la condición humana. La ceguera desarma la estructura social y pone a prueba la convivencia.

2. La ceguera moral. El verdadero tema central de la novela. Representa la indiferencia, el egoísmo y la falta de empatía que ya existían antes de la epidemia. El mensaje: los humanos ya estaban “ciegos” antes de perder la vista.

3. El poder y la corrupciónEn el manicomio, unos ciegos imponen su autoridad con violencia y chantaje. Denuncia de cómo la lucha por el poder conduce a la tiranía incluso en situaciones extremas. Reflejo de estructuras sociales autoritarias.

4. La dignidad humanaLa enfermedad destapa la miseria: abusos, humillaciones, degradación. Pero también muestra gestos de solidaridad, cuidado y compasión. La esposa del médico simboliza la resistencia moral y la capacidad de mantener la dignidad en medio del caos.

5. La solidaridad y la esperanzaEl pequeño grupo guiado por la mujer que ve constituye una comunidad alternativa. Representa la posibilidad de reconstrucción basada en la ayuda mutua. El final, con la recuperación de la vista, sugiere una oportunidad de aprendizaje colectivo.

FRENESÍ, un peculiar estilo propio de natación o flotación

Con mucha ironía, las horas que pasamos en la piscina desde mayo hasta septiembre, he decidido denominarla con el acrónimo FRENESÍ. Justamente porque es lo más plácido y opuesto a dicho concepto. Se trata de moverse de lado a lado de los 10 metros con ayuda de un churro de piscina, como una de las mejores prácticas de AlicanTerapiaFRENESÍ e una sigla que se forma con estas letras:

F de Flotación, R de Respiración, una E de Especie de N de Natación, en un E de Entorno, con S de Situación de I de Ingravidez. Pasamos a describirlo: Con churro a la espalda, gorra obligatoria y prácticamente sin pisar nunca el suelo de nuestra piscina salada. Sin sumergir ni cabeza, ni oídos, ni ojos, ni boca. Nuestro primer jardinero, responsable del mantenimiento de la piscina, así nos lo aconsejó con un mensaje nada tranquilizador. Dijo, en confianza: Yo no me metería en una piscina, ni por todo el oro del mundo.  

De este modo hago ejercicio varias horas diarias, con largos de 10 metros,… o de 21,6m. El Apple Watch mide todo: Un mínimo de dos horas, 200 largos, dos kilómetros, temperatura del agua (26º), gasto de más de mil kilocalorías,...

Ritmo constante y medido, siempre de espaldas. Inhalar por la nariz en tres tiempos cuando los brazos van  hacia atrás (apurando el recorrido del diafragma) y exhalar por la boca mientras se rema en el agua,... Ducha con agua fría, previa y posterior al baño, como contraste de temperatura,... 

Música sub-acuática con Auriculares Guudsoud de Conducción Ósea  para Natación, inalámbricos e impermeables, cuando no escuchamos el batir del agua como simple  sonido ASMR (del inglés Autonomous Sensory Meridian Response). Lo cierto es que no sé si prefiero esa Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (pronto post), una experiencia sensorial física y psicológica que se produce en respuesta a ciertos estímulos auditivos, visuales o táctiles, o un buen podcast con un audiolibro,.... 

El audiolibro de ayer: Y eso fue lo que pasó | Natalia Ginzburg (más posts)

Gatos parlantes y realidades paralelas: el universo de Murakami

Hoy nos centraremos en un autor esencial: Haruki MurakamiNacido en Kioto, Japón, en 1949, es uno de los autores contemporáneos más influyentes del mundo. Su estilo combina lo cotidiano con lo surrealista, fusionando influencias de la cultura japonesa con la literatura occidental, el jazz y la soledad moderna. 

Antes de dedicarse a escribir, Murakami dirigía un bar de jazz en Tokio, lo cual marcó profundamente su narrativa. Su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas y ha sido galardonado con múltiples premios internacionales. 

Haruki Murakami ofrece la magia de lo cotidiano: así conquista lectores en todo el mundo. Del jazz al surrealismo: así escribe. Es el escritor que convirtió la introspección en bestseller¿Realidad o sueño? Ese es su estilo inconfundible, propio de un eterno candidato al Nobel que ya ganó a sus lectores

Veamos algunos de sus mejores libros (imperdibles):

- Tokio Blues (Norwegian Wood) – Un nostálgico viaje por la juventud, el amor y la pérdida. Fue la novela que lo catapultó al éxito internacional.

- Kafka en la orilla – Una historia onírica con gatos parlantes, lluvias de peces y adolescentes en busca de sí mismos.

- 1Q84 – Una ambiciosa trilogía que entrelaza realidades paralelas, amor, sectas y literatura, en un Tokio alternativo.

- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo – Un misterio psicológico con elementos fantásticos y oscuros pasajes históricos.

🎷 Después del terremoto / Hombres sin mujeres – Recopilaciones de cuentos breves con temas como la soledad, la pérdida y la introspección.

Nos centraremos en Tokio Blues”, que es una novela íntima y melancólica sobre el paso a la adultez, el amor y la pérdida. La historia sigue a Tōru Watanabe, un estudiante universitario en el Tokio de los años 60, quien recuerda su juventud al escuchar la canción “Norwegian Wood” de los Beatles.

Tōru mantiene una relación complicada con Naoko, una chica emocionalmente frágil marcada por el suicidio de su novio y que lucha contra sus demonios internos. A lo largo del libro, aparece Midori, una joven vivaz y extrovertida que representa una alternativa más luminosa y libre a la tristeza que envuelve a Naoko.

La novela explora temas como la salud mental, la soledad, el duelo y las decisiones que marcan el rumbo de nuestras vidas. Con un tono nostálgico y profundo, Murakami crea una atmósfera poética y realista a la vez. 

Pensamos que Tokio Blues es su mejor libro porque combina emociones humanas universales con una escritura simple pero poderosa. Es el más accesible de sus libros, sin elementos fantásticos, y con una honestidad emocional que lo ha convertido en un fenómeno internacional.

Concluimos con una mini historia al estilo Murakami, con un toque onírico, melancólico y, por supuesto, un gato parlanteEl gato que sabía dónde estaban las cosas perdidas. 


Cuando terminé de desayunar, encontré una nota escrita con tinta azul sobre la mesa de la cocina. La letra era mía, sin duda, pero no recordaba haberla escrito. Decía: Ve al parque a las 11:46. Lleva una moneda de 100 yenes. Pregunta por Soseki.” No tenía ningún plan para ese día, y la hora escrita en la nota me parecía curiosamente precisa, como si alguien supiera que a las 11:46 exactas algo muy específico iba a suceder. Así que fui. El parque estaba vacío, salvo por un gato negro sentado en el banco de piedra bajo el árbol de ginkgo. Me acerqué con la moneda en el bolsillo, sintiéndome un poco ridículo.


¿Eres tú Soseki? —pregunté, intentando que mi voz sonara firme. El gato bostezó y me miró con unos ojos amarillos como faroles encendidos. —Depende —dijo—. ¿Trajiste la moneda?

Se la di sin decir nada. El gato la tomó con la garra como si fuera una antigüedad frágil. La inspeccionó, la olió, y luego la dejó caer en el suelo con un suave “clink”.

¿Qué has perdido? —preguntó. No supe qué decir. Pensé en mis llaves, mis gafas de sol, incluso una bufanda vieja que no encontraba desde el invierno pasado. Pero ninguna de esas cosas me parecía verdaderamente perdida.

No lo sé —contesté al fin—. Pero siento que me falta algoSoseki asintió con solemnidad. Es lo más común. La gente siempre pierde cosas que no sabe que ha perdido. Cosas que no tienen nombre. Un momento de claridad. Una posibilidad. Un recuerdo de cuando aún soñabas con ser otra cosa. Una canción que te hizo llorar sin saber por qué.

Me quedé en silencio, sintiendo que algo en mi interior se removía lentamente, como una hoja atrapada en la corriente de un río subterráneo. Ven mañana a la misma hora —dijo el gato—. Si tienes suerte, quizás te devuelva algo. Y se marchó caminando con elegancia, perdiéndose entre los árboles como si nunca hubiera estado allí.

Un tráiler de la película basada en este libro.

Saberlo todo y no hacer nada: el crimen del siglo

Algunas obras ganan peso con el paso de la historia. En "El conocimiento inútil" (La Connaissance inutile, de 1988), el filósofo y periodista francés Jean-François Revel examinó la paradoja de que, a pesar de vivir en una era de acceso sin precedentes a la información y al conocimiento, estos rara vez conducen a decisiones racionales o justas en política, economía o sociedad. Revel planteó que el conocimiento, aunque disponible, a menudo no se utiliza para actuar con eficacia, especialmente cuando contradice intereses ideológicos, prejuicios o dogmas.

El título alude a esa “inutilidad del conocimiento” cuando no se traduce en acción o se ignora deliberadamente. Revel denuncia la manipulación mediática, la negación de hechos evidentes (como los crímenes del comunismo), y critica tanto a la derecha como a la izquierda por cerrar los ojos ante verdades incómodas. Para él, la libertad solo puede sostenerse cuando se respeta la verdad y se enfrenta la realidad sin tapujos. 

Algunas de las ideas principales de este "viejo" libro: 

Saber no basta: lo crucial es actuar conforme al conocimiento. Los medios y la intelectualidad muchas veces distorsionan o silencian hechos incómodos. La ideología puede ser más poderosa que la evidencia. La democracia requiere de ciudadanos informados y comprometidos con la verdad.

Jean-François Revel (1924–2006) fue un influyente filósofo, ensayista y periodista francés, miembro de la Academia Francesa. Crítico del totalitarismo y del dogmatismo ideológico, Revel fue una de las voces más lúcidas del liberalismo intelectual en Francia durante el siglo XX. Su obra se caracteriza por la defensa de la libertad, la democracia y la racionalidad, y por su denuncia de los peligros del relativismo y la manipulación ideológica.

Otras obras destacadas suyas incluyen Ni Marx ni Jesús, La tentación totalitaria y Cómo terminan las democracias

El paso del tiempo ratifica y exacerba toda su previsión: La verdad no importa: manual del autoengaño moderno”. Podríamos titularlo con variantes tipo “El conocimiento es poder… desperdiciado”, o “La era de la información inútil: cómo nos rendimos a la mentira”, o la “Inteligencia sin coraje: la cobardía de las élites”, o finalmente Sabemos la verdad, pero preferimos la ficción”.


La atención es generosidad silenciosa en un mundo acelerado

Simone Weil, filósofa y mística, decía que “la atención es la forma más rara y pura de generosidad. Muy pocas mentes son capaces de descubrir que las cosas y los seres existen”. En un mundo saturado de estímulos en cada momento, detenerse a mirar, escuchar o sentir se ha convertido en un acto casi revolucionario. Prestar atención plena es regalar tiempo y cuidado sin esperar nada a cambio. Este simple acto es un modo de amar y de respetar profundamente al otro. Como apunta un análisis reciente, nuestra atención “da valor a las cosas; lo que atendemos se convierte en lo que importa” . Al dirigir nuestro foco con intención, otorgamos significado a lo cotidiano y hacemos sentir a los demás que existen en nuestra vida.

Atención en tiempos acelerados: La avalancha de mensajes y tareas diarias nos arrastra con facilidad. Simone Weil nos recuerda que al prestar atención elegimos qué lugar ocupan las personas y las cosas en nuestra existencia. En palabras de una experta, la atención es una energía sutil que da forma a nuestras vidas: “lo que miramos, lo que sentimos, lo que decidimos que importa… todo nace de nuestra capacidad de prestar atención” . En otras palabras, cada vez que atendemos a alguien o algo, lo validamos y lo hacemos crecer. Por eso la atención es un recurso tan valioso: convertir lo invisible en visible. En un mundo de prisas, la decisión de enfocarnos es un gesto de rebeldía contra la distracción generalizada. Es el hilo invisible que une lo que amamos y lo que soñamos, y lo transforma en algo real.

Atención: generosidad y amor. Prestar atención al otro es una forma de amor que humaniza la relación. No basta con dirigir la mirada; hay que detenerse, escuchar y hacer sentir al otro que tiene un lugar en nuestra vida . Cuando hablamos con alguien, renunciar al celular para mirarlo a los ojos es un regalo de respeto. Escuchar en silencio los miedos o alegrías de un amigo sin ofrecer consejos inmediatos es un acto de compasión. En ese gesto humilde reconocemos la dignidad ajena. 

Simone Weil sostenía que este tipo de atención desinteresada equivale a una oración laica, un modo de orientarnos hacia lo divino que todos llevamos dentro . Al eliminar el “yo” del centro, la atención pura crea espacio para la presencia del otro o incluso de algo superior. Tal como escribía Weil, cada ejercicio de concentración disciplinada –sea resolver un problema o leer un texto– “se convierte en oración” cuando lo practicamos con verdadero deseo de verdad . La atención así entendida es iluminación mutua: nos abre a la belleza del mundo y a la profundidad de las personas a nuestro alrededor.

La atención en la vida cotidiana tiene poder transformador en lo pequeño y lo rutinario. Ejemplos sencillos muestran su alcance:

  • Escuchar sin interrupciones a un familiar o colega cuando habla de su día. Un silencio atento puede ser la mejor medicina para quien necesita contarse.
  • Mirar a los ojos con interés durante una conversación. Con solo enfocar la mirada y asentar con la cabeza se puede entregar apoyo y cercanía.
  • Ayudar con plena presencia: acompañar a una persona enferma o compartir una comida sin apuros. Estar ahí, sin prisa, es a veces el mejor regalo.
  • Observar la naturaleza o el arte con calma. Ver el amanecer o leer un poema con atención nos reconecta con lo esencial y expande el corazón.
  • Cultivar la atención a uno mismo, descansando el cuerpo y la mente. Cerrar los ojos unos minutos, respirar conscientemente o meditar son prácticas de auto-regalo que luego multiplicamos hacia afuera.

Estos gestos cotidianos de atención son formas discretas de generosidad. No se trata de grandes sacrificios, sino de presencia: ofrecer un poco de nuestro tiempo y de nuestra escucha genuina. Así manifestamos amor, respeto y responsabilidad ética. En cada detalle la atención crea un puente entre las personas y revela que el otro importa.

Conclusión inspiradora: Entender la atención como un acto de amor y de autenticidad nos invita a un cambio profundo. Simone Weil nos desafía a ver la atención no como algo mundano, sino como un camino ético y espiritual. Cada instante que damos con plena conciencia es un regalo: a los demás, al mundo y a nosotros mismos. Cultivar la atención transforma nuestras relaciones y nutre el alma. Al final, lo que más regala la vida son momentos de verdadera conexión: un silencio compartido, una escucha atenta, una mirada compasiva. Practicar la atención nos recuerda que estamos juntos en este viaje y que amar, en definitiva, es prestar la mejor de nuestras presencias.

Los ojos del hermano eterno: la búsqueda infinita de la justicia

Hay relatos escondidos que son joyas de nuestra infancia. Esas historias que se cuentan a los nietos, metáforas que les conducirán durante toda su vida. Como el libro
"Los ojos del hermano eterno" 
es una fábula filosófica ambientada en la antigua India, obra del autor austriaco Stefan Zweig (ver en otros posts).

La historia (se puede
leer en este PDF completo) sigue a Virata, un guerrero y hombre justo que, atormentado por el sufrimiento que causa incluso en actos de buena voluntad, decide renunciar a la violencia y a cualquier forma de poder.

A lo largo de su vida, busca la justicia absoluta, pero descubre que cada acción tiene consecuencias inesperadas y que el verdadero equilibrio no reside en el poder ni en la renuncia total, sino en la comprensión profunda del destino humano.

Es un relato corto pero profundo, que reflexiona sobre la moral, la justicia y el sentido de la vida, con un tono casi místico y lleno de simbolismo.

Stefan Zweig nació el 28 de noviembre de 1881 en Viena, Austria. Fue un novelista, dramaturgo y biógrafo reconocido por su estilo elegante y su capacidad para profundizar en la psicología de sus personajes. Escribió novelas, ensayos y biografías de personajes históricos.

Perseguido por el nazismo debido a su origen judío, emigró a Brasil, donde se suicidó junto a su esposa en 1942, abrumado por el avance de la Segunda Guerra Mundial y la destrucción de la Europa que amaba.

Además de Los ojos del hermano eterno, entre sus obras más célebres destacan Carta de una desconocida, Momentos estelares de la humanidad y El mundo de ayer, su conmovedora autobiografía. 

Momo: Una fábula sobre el inmenso valor del tiempo

Momo es una novela escrita por el autor alemán Michael Ende, publicada en 1972. Es una obra de fantasía dirigida tanto a jóvenes como a adultos, reconocida por su profundidad filosófica y crítica a la sociedad moderna. Podría considerarse una metáfora sobre el valor del tiempo y la conexión humana.

Michael Ende (1929-1995) fue un escritor alemán, conocido principalmente por “Momo” y “La historia interminable”. Su obra combina elementos de fantasía con profundas reflexiones filosóficas y sociales. “Momo” ganó el Premio al Libro Juvenil Alemán en 1974 y ha sido traducido a numerosos idiomas, convirtiéndose en un clásico de la literatura universal.

La historia gira en torno a Momo, una niña huérfana que vive en las ruinas de un anfiteatro en una ciudad sin nombre. Momo posee una cualidad especial: su capacidad de escuchar a los demás con una atención tan plena que las personas encuentran en ella las respuestas a sus problemas. Gracias a su presencia, la comunidad vive en armonía.

Momo, después de escaparse de un orfanato, termina encontrando un hogar en el viejo anfiteatro a las afueras de la ciudad. Rápidamente la comunidad del lugar la encuentra y después de discutirlo entre ellos deciden cuidar de ella entre todos. Es descrita como una niña pequeña que bien podría tener 8 u 12 años, con un pelo negro muy descuidado y unos ojos igual de negros que miraban todo con asombro y amabilidad, siembre anda con el mismo vestido remendado y un chaquetón viejo, grande, que se solía arremangar alrededor de la muñeca.

A pesar de su falta de escolarización, Momo es una niña muy inteligente y se le daban muy bien los acertijos, es muy imaginativa, amable y "sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le  ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar  esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda simpatía. Mientras tanto miraba al otro  con sus grandes ojos negros y el otro en cuestión notaba de inmediato cómo se le ocurrían pensamientos que nunca hubiera creído que estaban en él. Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de súbito muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba totalmente perdida y que era insignificante y que él mismo no era más que uno entre millones, y que no importaba nada y que se podía sustituir con la misma facilidad que una maceta rota, iba y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante a su manera, para el mundo.

Un día, aparecen los Hombres Grises, misteriosas criaturas que representan una organización que roba el tiempo de las personas. Convencen a la gente de ahorrar tiempo depositándolo en un banco del tiempo, prometiendo que podrán usarlo en el futuro. Sin embargo, en realidad, estos hombres se alimentan del tiempo ahorrado, dejando a las personas vacías, apresuradas y desconectadas de la vida.


Momo, con la ayuda de su amigo Beppo Barrendero, el niño Gigi Cicerone, la tortuga Casiopea y el sabio Maestro Hora, se enfrenta a los Hombres Grises para recuperar el tiempo robado. Con su valentía y amor, logra desbaratar sus planes, devolviendo el equilibrio y la alegría a la comunidad. Como temas principales se abordan ideas sobre la importancia del tiempo y cómo se vive, la conexión humana frente al aislamiento o la crítica al consumismo y la prisa en la vida moderna. 


Otros posts nuestros sobre Momo.

Dignidad máxima ante la muerte

Hoy, último domingo de julio de 2024, hemos vivido un enésimo ahogamiento en la playa de Mil Palmeras (Pilar de la Horadada, Alicante). Hacia las 19:00 horas se ha coordinado todo un despliegue de servicios de emergencia, para intentar salvar a un hombre recogido de unas aguas aparentemente no demasiado agitadas con bandera amarilla. Todo en el centro de la playa, donde desemboca la principal calle comercial y enfrente del principal puesto de socorristas.

Han acudido todo tipo de vehículos con sus correspondientes dotaciones de equipos humanos especializados: ambulancias, protección civil, bomberos, policía local y Guardia Civil. Estamos seguros de la profesionalización y buenos protocolos seguidos, porque hemos sido testigos de sus actuaciones en diversas ocasiones, incluso hace pocas semanas.

Cuando actúan estos equipos de emergencia casi siempre el desenlace es feliz y logran salvar vidas que parecían perdidas. Pero no ha sido el caso de esta concurrida tarde con la playa aún llena de turismo familiar residente, veraneante o procedente del sur de Alicante y de buena parte de Murcia. Niños y mayores seguían a pocos metros disfrutando de la playa, aprendiendo acaso lo efímero de la existencia.

Pero cuando el final es trágico, cuando la muerte se lleva a un ser humano, incluso en tan fatídico colofón aún queda algo por hacer: Asegurar la máxima dignidad del cadáver. Su visión ante los millares de ojos que lo han contemplado durante horas, puedo haberse preservado mejor. Cubierto con dos improvisadas toallas de diferente color, aquel ser humano vivo apenas unas horas antes quizá ofrecía una imagen poco trascendente en su prostero trance. 

No había familiares a su alrededor, ni nadie que lo conociese en apariencia, nadie que llorase allí mismo su pérdida y que cuidase de su apariencia. Quedaron dos guardias civiles, tras la retirada del resto de equipos, asegurando el perímetro, a la espera del levantamiento del cadáver por parte del Juez o Jueza de Instrucción que corresponda. 

Surge una inevitable pregunta: ¿No deberían llevar todos los vehículos de emergencia, entre sus completos y complejos equipos, una simple bolsa o sábana mortuoria de un color respetuoso para cubrir con respeto y dignidad los restos humanos en los infaustos finales? 
Muerte en la playa (Mil Palmeras, 20:30 28-7-2024)
La noticia en prensa, al día siguiente.