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La península de las casas vacías: Sobre la desmemoria española

David Uclés (Úbeda, Jaén, 1990) ha irrumpido con fuerza en el panorama literario español con La península de las casas vacías , una novela ambiciosa que pretende narrar la Guerra Civil española a la escala de un imaginario familiar y territorial. Uclés —escritor, músico, dibujante y traductor— formó parte de varias generaciones nómadas por Europa, y su formación en Traducción e Interpretación y su experiencia como profesor han alimentado un estilo intertextual y polifónico que mezcla memoria y fábula. Su biografía y trayectoria editorial están recogidas en su web (www.daviducles.com) y en fichas editoriales: la novela es fruto de años de trabajo y recibió becas y reconocimientos que avalan el proyecto. 

Sinopsis y estructura La obra se presenta como una «novela total»: a partir de un amplio catálogo de personajes —familiares, soldados, campesinos, poetas, maestros, y hasta animales— Uclés reconstruye la fractura de una comunidad y la desintegración de un territorio que deviene en la propia península de casas vacías. 

La acción recorre desde la vida cotidiana anterior al conflicto hasta episodios de violencia, huida, obsesión y mutación colectiva; todo ello tratado con rasgos del realismo mágico —saltos temporales, imágenes telúricas y episodios simbólicos— que permiten al autor combinar documentación histórica y poética inventiva. Siruela presenta el libro como “una novela total sobre la Guerra Civil española en clave de realismo mágico”. 

Temas principales Entre los ejes temáticos destacan la memoria y el trauma colectivo, la transmisión familiar de relatos, la violencia normalizada y la deshumanización social; Uclés aspira a contar la guerra no solo como acontecimiento histórico sino como fenómeno que transforma paisajes, lenguajes y cuerpos. La novela alterna lo real y lo poético para desactivar el tono didáctico y convertir los hechos en imágenes –a menudo perturbadoras– que siguen resonando en la geografía emocional del lector. 

Estilo y hallazgos formales El pulso narrativo es expansivo: Uclés compone escenas que son relatos autónomos y, a la vez, piezas de un mosaico mayor. Su apuesta por el realismo mágico —con ecos de García Márquez o Rodoreda pero con un pulso propio— permite que lo extraordinario (la ceniza que habita en los cuerpos, la tierra que se queja) sirva como metáfora del dolor histórico. Esta mezcla ha dividido críticas: hay quien celebra la ambición y la capacidad de invención, y quien la considera excesiva o formalmente tradicional. 

Citas «La península había sentido de golpe toda la sangre que iba a recoger durante la guerra…».  « Una novela tiene que reflejar la realidad. Pero tiene que tener una parte de fantástico, de irreal ».

¿A quién se lo recomendaría?   A lectores interesados en la literatura histórica y en las novelas de larga aliento que mezclan documentación y fábula ; a quienes buscan una aproximación literaria a la memoria colectiva española; y a profesores de literatura que quieran trabajar en el aula sobre memoria, género novelístico y estrategias del realismo mágico aplicadas a hechos históricos.

¿Quién se ha llevado mi queso? Lo incómodo del cambio

Publicado por primera vez en 1998, "¿Quién se ha llevado mi queso?" (Who Moved My Cheese?) de Spencer Johnson se convirtió en un fenómeno instantáneo, un clásico atemporal sobre el cambio en El Laberinto de la Vida y la Búsqueda de la Seguridad. Este breve relato, que a menudo se describe como una fábula de negocios, trasciende el ámbito corporativo para ofrecer lecciones universales sobre cómo afrontar la inevitabilidad del cambio en nuestras vidas personales y profesionales. A través de una narrativa sencilla pero profunda, Johnson invita al lector a reflexionar sobre su propia actitud ante la pérdida y la incertidumbre.

Spencer Johnson (1938-2017) fue un médico estadounidense, autor, y orador, mundialmente reconocido por sus libros de autoayuda y gestión. Su formación académica combinó la ciencia con el management, obteniendo un título en psicología de la Universidad del Sur de California y una licenciatura en medicina de la Escuela de Medicina Real y Cirugía de Irlanda

Johnson creía firmemente en el poder de las historias simples para transmitir ideas complejas. Antes del éxito arrollador de El Queso, fue coautor, junto a Ken Blanchard, del bestseller "El Manager al Minuto" (1982), un manual fundamental sobre liderazgo y productividad.

Su estilo literario se caracteriza por el uso de alegorías y parábolas, lo que le permite destilar principios de gestión y psicología en narraciones accesibles para un público masivo. Su obra ha vendido decenas de millones de copias, consolidándolo como uno de los autores de management más influyentes de finales del siglo XX. El éxito de El Queso radica precisamente en su capacidad para ofrecer una guía práctica sin caer en la densidad del ensayo académico, haciendo de la auto-reflexión un ejercicio ligero y motivador.

Resumen de la Fábula: Ratones, Liliputienses y el Laberinto. La obra es una alegoría protagonizada por cuatro personajes que viven en un Laberinto y dependen del Queso (símbolo de lo que deseamos: un trabajo, una relación, dinero, o paz mental) para ser felices:

  1. Mofletón (Sniff): Huele el cambio antes de que ocurra.

  2. Escurridizo (Scurry): Actúa rápidamente.

  3. Hem (Hem): Niega el cambio por miedo a que sea peor.

  4. Haw (Haw): Aprende a adaptarse a tiempo, superando su miedo.

Los cuatro personajes encuentran una fuente abundante de Queso en la "Central Quesera C". Se establecen allí con una falsa sensación de seguridad, cayendo en la rutina. Cuando el Queso desaparece un día, Mofletón y Escurridizo, por su naturaleza simple y activa, aceptan inmediatamente la realidad y se lanzan de nuevo al Laberinto en busca de Queso Nuevo.

Por el contrario, Hem y Haw se quedan paralizados. Hem se enfurece, se queja de la injusticia y se niega a moverse, convencido de que su antiguo Queso debe regresar. Haw lucha con el miedo, pero gradualmente se da cuenta de que la inacción es autodestructiva. A través de un proceso de introspección y pequeños pasos, finalmente decide salir al Laberinto.

El viaje de Haw está lleno de obstáculos y epifanías. Deja mensajes de ánimo en las paredes del Laberinto para Hem, con la esperanza de que su amigo se una a la búsqueda. El relato culmina con Haw encontrando una nueva y abundante fuente de Queso en la "Central Quesera N", donde ya están Mofletón y Escurridizo. La principal lección de Haw es que el miedo es más debilitante que el cambio en sí mismo. Él aprende que siempre habrá "Queso Nuevo", pero solo si se atreve a buscarlo.

La fuerza del libro reside en las máximas que Haw escribe en las paredes del Laberinto a modo de graffiti filosófico: "Si no cambias, te extingues." (La necesidad de evolucionar). "El movimiento en una nueva dirección te ayuda a encontrar Queso Nuevo." (Tomar acción es la clave). "Imaginarse disfrutando del Queso Nuevo, incluso antes de encontrarlo, conduce a él." (El poder de la visualización positiva). "Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre." (Superar la parálisis mental). "Cuanto más importante es el Queso para ti, tanto más deseas conservarlo." (El apego es la raíz del estancamiento). "Oler el Queso a menudo te ayuda a saber cuándo se está volviendo viejo." (La importancia de la vigilancia y el autochequeo constante). “Cuanto más rápido dejes atrás el queso viejo, más pronto disfrutarás del queso nuevo.” ¿Qué harías si no tuvieras miedo?” “El miedo que dejas que crezca en tu mente es peor que la situación que realmente existe.” “Las viejas creencias no te llevan al queso nuevo.” “¡Es más seguro buscar en el laberinto que permanecer en una situación sin queso!”

Aunque a menudo criticado por su simplificación de problemas complejos, la genialidad de "¿Quién se ha llevado mi queso?" radica en su valor pedagógicoSpencer Johnson utiliza la literatura alegórica para despojar el miedo al cambio de sus justificaciones intelectuales, exponiéndolo como lo que es: una reacción emocional. En un mundo de constante disrupción tecnológica y social, este libro sigue siendo una lectura esencial para la educación emocional y la gestión de carrera. Es un llamado a la acción, a dejar de ser víctimas pasivas del cambio para convertirnos en sus exploradores activos.

Helen Levitt: La fotógrafa poeta de las calles de Nueva York

Helen Levitt (1913-2009) fue una de las fotógrafas más singulares del siglo XX, una cronista silenciosa que supo transformar la vida callejera de Nueva York en poesía visual. Sin grandes declaraciones teóricas, sin afán de protagonismo, Levitt construyó una obra que capturó momentos efímeros, gestos espontáneos y escenas cotidianas que hoy conforman un retrato único de la infancia, la marginalidad y el teatro improvisado de la ciudad.

De vendedora de revelado a fotógrafa icónicaHelen Levitt nació en Brooklyn, en el seno de una familia de inmigrantes judíos. A diferencia de otros grandes fotógrafos de su generación, no estudió arte ni buscó un camino académico: comenzó trabajando revelando fotografías en una tienda del Bronx. Allí descubrió la magia del proceso fotográfico y, sobre todo, la importancia del encuadre y del instante. 

Su vida cambió hacia 1936, cuando conoció a Henri Cartier-Bresson, figura clave de la fotografía callejera. Él le enseñó el uso de la Leica de 35 mm y el valor del “instante decisivo”. Levitt interiorizó esa filosofía, pero la llevó a su propio terreno: si Cartier-Bresson buscaba geometrías perfectas, ella buscaba humanidad, espontaneidad, juego y vulnerabilidad.

Durante los años treinta y cuarenta comenzó a recorrer los barrios populares de Nueva YorkHarlem, Lower East Side, Spanish Harlem— con una mirada respetuosa y discreta. En 1943, el MoMA dedicó una exposición a su trabajo, algo excepcional para una joven fotógrafa de apenas treinta años.

En los años cincuenta se volcó también en la fotografía en color, cuando casi nadie lo hacía con intención artística. Publicó dos libros fundamentales: A Way of Seeing (1965, junto a James Agee) y In the Street (1987). Pasó largas temporadas trabajando con cineastas como Luis Buñuel y Janice Loeb, con quien codirigió In the Street (1952), uno de los primeros documentales urbanos rodados con cámara oculta. Pese a su reconocimiento, Levitt evitó la fama y concedió muy pocas entrevistas. Vivió siempre en Nueva York y fotografió casi exclusivamente su ciudad. 

La mirada Levitt: poesía, juego y humanidadLa obra de Helen Levitt destaca por su capacidad para captar el teatro espontáneo de la calle. Su temática más célebre es la infancia, no desde una mirada idealizada, sino como un territorio de libertad, creatividad y supervivencia. Sus fotografías de niños jugando en aceras, step-ladders y solares vacíos siguen siendo, décadas después, representaciones inigualables del juego urbano.

Características de su estilo

1. Fotografía callejera humanistaFrente al tono documental o sociológico de otros fotógrafos de la época, Levitt se centró en la dimensión lúdica y emotiva de la vida diaria. Sus imágenes no pretenden explicar la ciudad, sino observarla.
2. Composición intuitivaSus fotografías parecen “accidentales”, pero esconden una enorme precisión: equilibrio entre figuras, uso del espacio negativo, diagonales suaves y una composición casi coreográfica.
3. Humor y ternuraLevitt encontraba ironía en pequeños gestos: un niño disfrazado, una pareja discutiendo, unas manos que asoman por una ventana. Su sentido del humor es sutil y profundamente humano.
4. El color como narrativaFue pionera en el uso del color en la calle. La serie de los años cincuenta y sesenta, parcialmente perdida tras un robo en su estudio, muestra su habilidad para usar el color no como adorno sino como fuerza expresiva.

Obras y fotografías emblemáticasAunque gran parte de su obra es difícil de reducir a una lista, destacan:
- Los murales de tiza en Harlem (1938-1941): imágenes de dibujos infantiles sobre muros, símbolo de creatividad en contextos de pobreza.
- Niños jugando en la calle: quizá su serie más célebre, donde captura juego, alegría y riesgo en un Nueva York lleno de vida.
- In the Street (1952): film documental que amplía su mirada fotográfica al movimiento.
- Serie en color de los años cincuenta y sesenta: escenas de gente anónima en esquinas, autobuses, portales y aceras.

Su obra puede encontrarse en museos como el MoMA, el Metropolitan Museum of Art y el Centre Pompidou, pero también en libros que han recuperado su legado. 

Legado: la fotógrafa invisible que lo vio todoHelen Levitt influyó en generaciones de fotógrafos, desde Joel Meyerowitz hasta Vivian Maier. Su discreción la mantuvo lejos del foco mediático, pero su sensibilidad y su manera única de narrar la vida urbana la han convertido en una figura imprescindible de la fotografía del siglo XX. Hoy su obra es una invitación a mirar: a reconocer belleza en lo ordinario, poesía en lo frágil y humanidad en lo efímero. Su legado es, sobre todo, una ética de la mirada.

Aquí se puede ver nuestra Serie de Fotógrafas Célebres.