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Mentalidad de crecimiento de Carol Dweck

Maravillosos conceptos: Tiempo, esfuerzo, aprendizaje y colaboración.
Growth mindset” o "Mentalidad de crecimiento" de Carol Dweck

El Mindset (la mentalidad) es una teoría creada por la Dra. Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford. Ella explicó en su libro «Mindset: la nueva psicología del éxito», que los seres humanos pueden tener dos tipos de mentalidades: Fixed Mindset, mentalidad fija o, Growth Mindset, mentalidad de crecimiento


De acuerdo con la autora, el Mindset es una percepción (a veces inconsciente) que las personas tienen sobre sí mismas y sus capacidades. Además, en sus estudios demostró cómo el tipo de mentalidad prepara el terreno tanto para el aprendizaje como para el desempeño. Pero ¿de qué tratan en realidad? En pocas palabras, la gente con mentalidad fija está convencida de que la inteligencia y las habilidades son talentos naturales que no se pueden desarrollar. Estas personas, se caracterizan por la necesidad de parecer más listos y tienden a: evitar los retos; darse por vencido fácilmente ante obstáculos; visualizar el esfuerzo como algo improductivo; ignorar las críticas, incluso las constructivas; se sienten amenazados con el éxito de los demás. Esta ubicación mental resulta en que los individuos abandonen rápidamente las tareas y no alcancen su potencial. 

A diferencia, encontramos la mentalidad incremental del conocimiento, la cual asegura que la inteligencia y talentos sí se pueden desarrollar. Su forma de ver el mundo y enfrentarse a situaciones se fundamenta en el esfuerzo, trabajo constante y la idea de que todo se puede aprender en las condiciones adecuadas. El Growth Mindset conduce al deseo de aprender y a: aceptar retos; ser persistentes a las dificultades; crear hábitos dirigidos al éxito; comprender que el esfuerzo es el camino a la destreza; tomar, positivamente, las críticas

Si bien, estas mentalidades no son permanentes y varían dependiendo de las distintas situaciones a las que se enfrenten en la vida, cuando se interiorizan, traen resultados significativos en el desarrollo profesional y personal. Como pudiste descubrir, el Growth Mindset es mucho más ventajoso que el Fixed Mindset.
Esta fue una de las claves de nuestra Academia kIDEAk.

Reubicación de esta bitácora

Tras graves problemas con Yahoo, donde se alojaba este blog, hemos estado ubicados directamente en Blogger, donde permaneceremos hasta nuevo aviso.
CLIC para ampliar la imagen…
La nueva dirección definitiva es

Repost: Google: ¡Devuelve a @agirregabiria su Gmail, su Blog, su YouTube,...!

- Post duplicado de los 9 días en los que Google nos inhabilitó este blog principal -

Mensaje que aparece al titular de la cuenta Gmail inhabilitada.

En Internet estamos acostumbrados a los pequeños problemas que nos impiden operar con normalidad: No funciona la red por dificultades nuestros o del proveedor, se cae un servicio (como Blogger o Twitter), se pierde un documento por estar mal guardado, no encontramos algo,...

Pero la mayor tragedia imaginable, o inimaginable hasta la fecha, es cuando GOOGLE INHABILITA LA CUENTA DE GMAIL. En los tres pasos que recogen las pantallas anexadas, descubrimos que hemos desaparecido nosotros y nuestro trabajo, sin dejar rastro, con unas pérdidas tan inmensas como irreparables (a menos que el Dios Google nos devuelva nuestra identidad digital).
Hace 72 horas que cumplimentamos esto, y lo hemos repetido 3 veces.

Lo que Google se llevó, como un viento huracanado, fue una cuenta principal de Gmail, muy antigua, con miles de contactos, con muchas conversaciones, tantas que era de pago para ampliarla (es cierto que la tarjeta se había cambiado, y no estamos seguros de haberla modificado, y tampoco recibimos nota alguna al respecto).

Lo peor es que de ese agirregabiria(arroba)gmail.com pendía un blog.agirregabiria.net (que redirigía kideak.blogspot.com) con casi 7.000 entradas, diez años de trabajo, tan voluminoso que no podía ser salvado en ninguna copia de seguridad, con más de un millón de visitas anuales (según Google),...

También se han desvanecido todos los servicios Google generados con ese Gmail, como centenares de documentos Google con informes (en los que han participado muchas más personas), artículos, presentaciones, así con centenares de vídeos en YouTube, la cuidada selección de webs y blogs que leíamos en Google Reader (sin las suscripciones no os podemos leer, comentar, tuitear,...), el Google Plus (que cultivábamos como pocos), y el resto como Calendar, Latitude, Maps,... Menos mal que no usábamos un móvil Android, porque en ese caso el secuestro o la desaparición virtual hubiesen sido absolutos.
Han pasado 3 días y no se ha producido el "pronto de recibirá noticias nuestras".

Nuestro único error fue confiar en Google, de modo ciego y casi exclusivo. Hemos recomendado Google para todo y por doquier. Creíamos que era el sitio más seguro para ubicar un blog, para guardar documentos, para almacenar imágenes y vídeos,... No leímos, ved arriba, que: "Google ser reserva el derecho de cancelar tu cuenta en cualquier momento, por cualquier motivo, con o sin aviso previo".

Ayudadnos a recuperar nuestra cuenta, nuestra memoria, nuestro trabajo. Repitamos y escribamos, copiad este post por favor, gritemos juntos, y ayudémonos (porque esto no nos "puede pasar", sino que nos pasa a cualquiera):
"Google, devuelve su cuenta a @agirregabiria".

-- Este problema se resolvió el 20 de julio de 2012 por Google --

Acertijos y más cosas, un blog ameno y creativo


Queremos rendir nuestro homenaje al blog "Acertijos y más cosas" por sus imaginativas propuestas que nos hacen pensar un rato. Como su último post, que con el dibujo de arriba nos pregunta cuál es el número más grande y el más pequeño que se puede formar moviendo dos y sólo dos de sus cerillas. Las respuestas al acertijo, nosotros ya tenemos las nuestras, en los comentarios del post original.
Este tipo de adivinanzas formarían parte de las actividades de kIDEAk, si algún día lo revivimos en forma presencial o virtual. Gracias por mantener vivo aquel espíritu...

Ocho años publicando diariamente este blog

Pronto se cumplirán ocho años publicando diariamente en este blog, abierto desde Noviembre de 2001, prácticamente desde que en formato web/blog se iniciaron las bitácoras personales. Con sus 5.700 posts publicados, ha recibido lectores desde 171 países (ver en los menús de la derecha), de los 198 Estados que se calcula existen en el mundo, a pesar de publicar sólo en castellano, con muy poco texto adicional sólo en euskara o en francés.
Según ClustrMaps este blog.agirregabiria.net (que redefine y redirige hacia kideak.blogspot.com) recibe desde las ubicaciones señaladas en el mapamundi más de 200.000 visitas sólo en el último semestre. Esta cifra equivaldría a unas más de 400.000 visitas anuales. Queremos agradecer este seguimiento y confiamos en mantener el interés en los próximos años.

La sabiduría es como la luz de una vela

"Una vela no pierde su luz por compartirla con otra".
Primera lección que ejemplificaba con velas de cumpleaños ante mis alumnos más pequeños, cuando tuve la oportunidad inmensa de impartir clase a escolares de Enseñanza Primaria en el Colegio Azkorri (1977-1980) y en la Academia kIDEAk (1995-2000). Magnífica metáfora de cómo diferenciar átomos (materia) y bits (informaciones, conocimientos, saberes). No hay mejor enriquecimiento que compartir el conocimiento.

Sabio Fabio

La felicidad impide llevar un diario, sea un periódico o un simple memorando en un cuaderno.

Lope de Vega creó un personaje imaginario con quien hablar para convertir los monólogos en diálogos. Su reconocido soneto "Mientes Fabio" termina así: "¿Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo? / — ¿Y cómo no entenderlo? — ¡Mientes, Fabio, / que yo mismo que lo digo, no lo entiendo!". La vida y, más aún, la felicidad son asuntos demasiado intrincados para quien esto suscribe y, por ende, para mi sempiterno interlocutor Fabio. Esto pensaba yo, a la sombra de mis Ficus Benjamina, tras un largo viaje en coche, y sin apetitos para pergeñar alguna reflexión en mi weblog kideak.blogspot.com por el consejo: "Si conduces, no escribas".

Mas es preciso continuar. Dicen que en la vida, lo más difícil no es empezar, ni siquiera acabar, sino seguir y persistir sin abandonar. Así pues, sólo una nota de perseverancia ante la inocultable falta de inspiración. Cada uno de nosotros prefiere un lema, una divisa con la que se identifica. Hace tiempo, elegí dos. Una que Cervantes pone en boca del Quijote: "Podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo les será imposible", que declara la voluntad de no ceder jamás ante las desgracias. La segunda, menos literaria pero más realista, más madura procede del pragmático político Theodore Roosevelt, que fue Premio Nobel de la Paz en 1906: "Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde te encuentres". Esta segunda máxima, interpretada en términos de humanidad, apela a que siempre cabe hacer el bien, sin importar dónde ni cómo estemos.

"Déjate, Fabio, servir" es un refrán para dar a entender que los honores u obsequios no deben ser rehusados. Pero no existe mayor honor que cuidar a los demás. Mi padre, sabiamente nos decía: "¿Qué prefieres: ayudar o ser ayudado?". En vacaciones es muy fácil sacar un poco de tiempo, aún a costa de cumplir con el diario personal, para auxiliar a los demás. Ya lo señaló el genio de Beethoven: "El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad".

Los dos Ficus de ramas enlazadas siguen deshojándose lentamente. No existe mejor metáfora de la brevedad de la vida que esas hojuelas amarillentas que caen. Antes de morir debieron cumplir con su misión, respiraron para toda la comunidad que forma el árbol, transformaron el aire y el agua en savia vivificante. Mueren, sí, pero proclamando que han vivido con integridad, cumpliendo con su deber hasta el momento final. ¿Ahora entienden por qué a uno de estos Ficus le llamo Fabio?

Odias y amas

El desarrollo de la inteligencia emocional era una de las áreas básicas de aquel innovador proyecto educativo que significó el Centro KIDEAK. Una prometedora metodología para su aprendizaje fue la redacción por parte del alumnado de sus preferencias y animadversiones, a fin de conocerse mejor a sí mismos y a sus compañeros. Se les pedía una rápida introspección escrita en apenas cinco minutos, sin pensárselo demasiado, de aquello que más odiaban, más les displacía, más les gustaba, más amaban y más les encantaba. En ese orden, desde el odio al amor. He aquí, tres resúmenes verídicos de tres alumnas.

Soy Y. (14 años). ODIO PROFUNDAMENTE... que el profesor de euskera nos mire a las tres que estamos en la esquina como si quisiera que le diéramos el visto bueno a lo que ha dicho; las comparaciones entre las personas; las mentiras; que la gente sea impaciente; hacer daño; la deslealtad; la política; la espera; las discusiones por tonterías; las injusticias; la alergia; que la gente crea que no es capaz de hacer algo; el ir andando con alguien que lleva el paraguas en el brazo que te va dando en la pierna; las generalizaciones. Odiaría ser minero; la humedad; renunciar a algo antes de intentarlo; los contestadores; el sonido del teléfono.

AMO APASIONADAMENTE... que la gente escuche y sea leal; conseguir los objetivos; las cristaleras; la luz; los colores; comparar los jardines; viajar; aprender; los niños; la naturaleza; el silencio; las fresas; el atardecer; el olor a mar; los olores agradables, como el del pan; levantarme por la mañana con el canto de los pájaros; oír ruidos; asomarme por el balcón; la noche; la luz de la luna; mirar el cielo oscuro en las noches calurosas de verano; advertir las formas de las nubes blancas con el azul celeste de fondo; recordar momentos agradables; imaginar; el ambiente por las mañanas primaverales; el silencio del autobús de la mañana cuando todos van dormidos; observar a un niño mientras duerme; mirar por la ventanilla de un avión; que todo salga como se había esperado; la sonrisa; la amabilidad; el compañerismo; la alegría; el no sentirte solo; sacar fotos; recordar viajes o lugares visitados mediante las fotos; escuchar música significativa; ver a la gente contenta; ver a extranjeros o gente de otros sitios visitando el lugar donde vives; la curiosidad; las buenas sorpresas; comprar regalos,…

Soy I. (16 años). LO QUE MÁS ODIO: Odio profundamente sentirme impotente; que los profesores de este año exijan muy por encima de lo que explican; que la gente pida a otros lo que no está dispuesta a cumplir; madrugar; el no poder confiar en alguien; la hipocresía; la sobrevaloración de las matemáticas; a las señoras que van de cuatro en cuatro por la acera y jamás se apartan para que; los actores/actrices y cantantes que basan toda su fama y fortuna en su físico. No me gustaría ser forense, enterrador, empleado de funeraria, carnicero, pescador, juez... No me gusta hablar por teléfono.

LO QUE MÁS ME GUSTA: El olor del mar; pasear por la orilla del mar; ver un puesto de frutas; los amigos; la coherencia; la seguridad en una misma; el ser consecuente con las ideas; los crepes de mantequilla y azúcar; ver muchos chupa-chups juntos; la niebla que se levanta entre las montañas; las casas con mucha luz; vivir en un ático; la diversidad de personas en el metro; preguntarme qué hacen y de dónde vienen las personas con las que me cruzo; ver reír a un bebé; el David de Miguel Ángel; las mujeres embarazadas; los padres con niños en la bici; los libros antiguos; la pasta italiana. Me gustaría conducir sin rumbo, recorrer Europa en coche con amigos. Me gusta leer; oler algo y recordar un lugar en el que has estado. Recibir cartas. La lluvia. El sol. El anochecer. El silencio. Tumbarme en la hierba. Los ríos. La luna. El cielo. La filosofía. Sorprenderme. El cine. Groucho Marx. Ver que todo encaja, que todo tiene sentido. Mirar por las ventanas. Volar. Llegar a otro país. Imaginar. Encontrarme con alguien que hacía mucho que no veía. Discutir ideas. Poder ayudar a alguien.

Soy L. (16 años). ODIO ponerme roja; las mentiras y los incumplimientos; las prisas; el insomnio; la soberbia y la hipocresía; las generalizaciones. Odiaría ser cobrador de autopista, veterinario, enterrador o marinero. Odio que me chillen al oído; los prejuicios y la incoherencia; dejar mensajes en el contestador; los espacios pequeños; el alboroto; estar quieta.

ADORO la lealtad, el dulce, el amanecer y el crepúsculo, el mar, la luna, el sol, las olas, el cielo; viajar, las ventanas grandes. Me gustaría vivir frente al mar y poder tener las cortinas descorridas. Me gusta observar a la gente, hablar, mirar a los ojos de un bebé, ver a los niños sentados en los carros de la compra. Quiero conducir ya. Me gusta relajarme y pensar. Reconocer olores. Recibir cartas. Me gusta la niebla, acompasarme a la respiración de quien está dormido; andar; el agua. Adoro las estrellas. Me gusta aprender cosas útiles y ayudar a los demás. Me gusta mirar por la ventana del coche y ver las hileras de los huertos (encaja, no encaja...). Me gusta soñar despierta. Me encanta hablar en otros idiomas y conocer gente distinta; encontrar la relación entre los fenómenos, las personas, las cosas,…

¿Por qué no escribimos también nosotros estas sensaciones? Empecemos por aquellas cosas que nos desagradan, para ir dando paso a todo aquello que nos hace felices. Después podremos tirar a la basura los odios, y dedicarnos toda la vida a aquellas tareas que nos placen y que, seguramente, son también las que hacen dichosos a quienes conviven con nosotros.