En los recientes documentales sobre la violencia, faltan otros testimonios de quienes también fueron protagonistas en pro de la #Paz, como los 35 años de @GestoporlaPaz, y la movilización ética de la sociedad vasca,.... Secundarios, pero allí estábamos. https://t.co/4XEe6BCGCX pic.twitter.com/vMY8fij3BO
— ⚡Mikel Agirregabiria💡 (@agirregabiria) November 22, 2020
A mis nietos les diré
Teléfono de hilo para hablar con los nietos en confinamiento
Hoy ha sido un día feliz. Nos hemos visto nietos y abuelos, aquellos desde la calle en su primer día de salida desde el 12 de marzo y nosotros desde el balcón.
Historias del tatarabuelo Ezequiel contadas a sus tataranietos
Estos días de vacaciones estivales con los tres nietos es un momento impagable para que al aitxitxe (abuelo) me pidan, una y otra vez, que les cuente -exactamente como siempre, palabra a palabra-, cómo era su tatarabuelo Ezequiel Aguirregabiria Usabiaga.
El gigantesco tatarabuelo Ezequiel ocupaba siempre dos banquetas para sentarse, su chaqueta o kaiku vasco era enorme,... También era célebre cuando compró kilos y kilos de carne de ballena que llegó al Mercado de la Rivera y, tras probarla solamente él, hizo que la tirasen a la basura sin que nadie más pudiera catarla,...
La historia que más les gusta era la de cómo su tatarabuelo Ezequiel nos llevaba a todos sus nietos varones y mayores (Jesús Jaime, Juan Mari, José Miguel -yo, Mikel-, Juan Andrés, Francisco Javier, Iñigo,... de paseo todos los domingos. El inmejorable programa de aquellas mañanas de principios de los años '60 siempre era el mismo:
- Primero, a ver una película en el cine Actualidades, de la calle Buenos Aires, 9, de Bilbao.
- Segundo, a comer barquillos y andar en bicicletas alquiladas en el kiosko del Parque de Doña Casilda.
Esto les hace mucha gracia a mis nietos, porque ya entienden que yo no he heredado el poder de convocatoria de mi aitite Ezequiel cuando les llamo y les pido que se reúnan conmigo para recogernos en casa.
Libros de verano para nuestros nietos (en francés)
Vídeos para nuestros nietos (14)
La hipótesis de la abuela
- El pino longevo, un árbol que puede vivir más de 5.000 años (como el Prometeo) y que no muestra signos de envejecimiento celular.
- El molusco Ming, una almeja que se encontró con 507 años de edad y que podría haber vivido más si no hubiera sido extraída del agua.
- La orca, un cetáceo que puede vivir hasta 90 años y que deja de reproducirse alrededor de los 40 años.
- El chimpancé, un primate que comparte el 98% de su ADN con los humanos y que también experimenta la menopausia.
The "grandmother hypothesis"—that longevity of women after reproduction is under positive selection thru benefits of helping grandchildren—gets major support in 2 @CurrentBiology new papershttps://t.co/xvV4TXSPGWhttps://t.co/ldnQdpNddE pic.twitter.com/Q7LrKxYaoG
— Eric Topol (@EricTopol) February 7, 2019
Abuelos explotados
Al reencontrar parecidas situaciones, hemos recordado un caso que nos impresionó hace dos décadas. Cuando les conocimos, ellos ya eran unos abuelos jubilados. Él había sido un relojero con negocio propio, y le había ido razonablemente bien. Tanto que pudo comprar una casa a cada uno de sus hijos e hijas en una gran capital. También contaba con una casita de verano, al lado de la nuestra.
Cada veraneo comenzaba igual. Primero venía el matrimonio de octogenarios, para limpiar la casa y llenar la despensa. Dos días después, con precisión insuperable, la vivienda se abarrotaba de hijos y nietos. Al amanecer, ya se podía ver a la abuela limpiando el porche, y su jornada laboral de ama de casa se prolongaba hasta el anochecer. Diariamente los dos abuelos hacían las compras, pero nadie de sus cinco hijos e hijas, ni nueras ni yernos, ni nietos o nietas, salía a su encuentro para descargarles de alguna de las bolsas, que en varios viajes transportaban a casa.
Preparando comidas, meriendas y cenas los ancianos, jamás iban a la playa, pero sí toda aquella tropa de descendientes que los explotaba sin piedad. A lo sumo, el abuelo bajaba a la orilla para cuidar a sus nietos más pequeños. También sacar la basura era función exclusiva suya. Era un escándalo de abuso familiar para quienes conocíamos la situación, pero no se lo parecía así a aquellos desalmados hijos y nietos que lo veían como algo que los abuelos hacían por obligación y con gusto.
Un año ya no vimos a los ancianos. Nos comunicaron que habían muerto en el otoño, con apenas unos días de diferencia entre ambos fallecimientos. Nos apenó sobremanera no poder hablar con aquellos bondadosos patriarcas que habían dedicado más de sesenta años a tan ingratos descendientes. Entonces, aquella panda de inútiles perezosos pareció que podía organizarse. Dejaron de venir tan sincronizadamente; compraron otras viviendas próximas y cada pareja se ocupó de su prole. Se había acabado el chollo de los abuelos: simplemente los habían exprimido hasta la muerte.
Siempre nos ha quedado el recuerdo amable de aquellos maravillosos abuelos, que siempre estuvieron unidos y felices en medio de tan fatigoso trabajo doméstico. No volvimos a tratar con sus desconsiderados herederos, aunque les seguimos viendo. Pronto varios de ellos se divorciaron, y tampoco se hablaban entre ellos. Había desaparecido lo que ellos nunca apreciaron y lo que jamás serán: Una pareja que se ama, y que al tener hijos propios reconoce aún más a sus progenitores y que se ocupan de ellos en su ancianidad.
Mikel Agirregabiria Agirre. Educador
blog.agirregabiria.net
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/explotados.htm
26 de julio: Día de los Abuelos
Existe un especial entendimiento y complicidad entre abuelos y nietos. Cada día se necesitan más unos a otros, los nietos a los abuelos y los abuelos a los nietos.
En homenaje a los dos únicos abuelos (los paternos) que conocí: Ezequiel Agirregabiria y Leonor Etxebarria.
Vídeos para nuestros nietos (10)
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El aitxitxe se hace viejito
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BSS | Breakfast Interrupted - Behind The Scenes from Bruton Stroube Studios on Vimeo.
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Una triste realidad que sucede en demasía
Sentados en la mesa de la sala de una casa sencilla y simple, donde vivo ahora solo, empezamos a hablar. El tema es sobre mi futuro. Un frío me recorre la espalda. Pronto ellos tratan de convencerme de que lo mejor para mí sería vivir en una residencia para ancianos.
Reacciono,... Argumento que la sombra de la soledad no me asusta y la vejez, mucho menos. Pero mis hijos insisten "preocupados". Lamentan, mientras tanto, que las dependencias de sus amplios apartamentos junto al mar estén ocupadas y por lo tanto yo no pueda estar ni con uno, ni con otro,... Así dicen ellos. Además, ellos y mis nueras viven muy atareados. Así que no podrían verme. Tampoco mis nietos, dado que estudian casi todo el día,...
En mi favor, argumento ya sin mucha convicción que, en ese caso, ellos bien podrían ayudarme a pagar una cuidadora. Frente a mí, el médico y el ingeniero dicen que serían necesarias, en realidad, "tres cuidadoras en tres turnos y todas con papeles". Lo que sería, en tiempos de crisis, una pequeña fortuna al final de cada mes.
Me niego aceptar la propuesta de vivir en un refugio. Entonces viene otra puñalada: Me piden que venda mi casa. El dinero servirá para pagar los gastos del hogar adonde iré por un buen tiempo, para que nadie se preocupe. Ni ellos, ni yo. "Es la mejor solución para todos",...
Me rindo a los argumentos, sin fuerzas para enfrentar tanta ingratitud y desafecto. Cierro mis labios y no hablo del sacrificio que he hice durante toda mi vida para financiar los estudios de ambos. No digo que dejé de viajar con la familia, de frecuentar restaurantes, de ir a un teatro o cambiar de coche para que nada les faltara a ellos. No valdría la pena alegar tales hechos a esa altura de la conversación.
De ahí, sin decir una sola palabra, decido juntar mis pertenencias. En poco tiempo, veo toda una vida resumida en dos maletas. Con ellas, me embarco hacia otra realidad, mucho más dura. Un hogar para ancianos, lejos de los hijos y los nietos.
La juventud actual te busca cuando quiere algo, cuando te necesita, pero cómo es lógico existen sus excepciones. La gratitud hay que forjarla, no viene incluida en el corazón de los humanos.
Pido disculpas por manifestar lo que pienso, pero deben saber que cuando lleguen a ser "viejos" querrán ser bien tratados por sus hijos y nietos. Eso no se consigue con dinero, sino con la bondad sembrada en sus corazones. Habrá padres y madres que están a tiempo de forjar esos sentimientos. Si no, Dios tenga misericordia de las nuevas generaciones.
Un relato anónimo que circula en Facebook. Algo que quizá sucede en demasía, ,...
Nietos, ya tenemos nietos
El vídeo representa, con humor, la generación que está naciendo,...
Cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos
Hay un período / cuando los padres / quedamos huérfanos / de nuestros hijos.
Es que los niños crecen independientemente de nosotros, / como árboles murmurantes / y pájaros imprudentes.
Crecen / sin pedir permiso a la vida. / Crecen / con una estridencia alegre / y, a veces, / con alardeada arrogancia. / Pero / no crecen todos los días, / crecen de repente.
Un día se sientan cerca de ti / y con una naturalidad increíble / te dicen cualquier cosa / que te indica que / esa criatura de pañales, / ¡ya creció!
¿Cuándo creció / que no lo percibiste?
¿Dónde quedaron / las fiestas infantiles, / el juego en la arena, / los cumpleaños con payasos?
El niño crece / en un ritual de / obediencia orgánica / y desobediencia civil.
Ahora estás allí, / en la puerta / de la discoteca / esperando no sólo que no crezca, / sino que aparezca.
Allí están / muchos padres al volante / esperando que salgan.
Y allí están / nuestros hijos, / entre hamburguesas y gaseosas.
Con el uniforme / de su generación / y sus incómodas / y pesadas mochilas / en los hombros.
Allá estamos nosotros, / con los cabellos canos.
Y esos son / nuestros hijos, / los que amamos / a pesar / de los golpes de los vientos, / de las escasas cosechas de paz, / de las malas noticias / y la dictadura de las horas.
Ellos crecieron amaestrados, / observando y aprendiendo / con nuestros errores / y nuestros aciertos.
Principalmente / con los errores / que esperamos no se repitan.
Hay un periodo / en que los padres / vamos quedando / huérfanos de los hijos.
Ya no los buscaremos más / en las puertas de las discotecas / y del cine.
Pasó el tiempo del piano, / el fútbol, / el ballet, / la natación.
Salieron del asiento de atrás / y pasaron / al volante de sus propias vidas.
El secreto es esperar. / En cualquier momento / nos darán nietos.
Vida y familia antes de la muerte
Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2.
— Ana Hidalgo (@AnaHid46) July 30, 2021
Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa. #Hilo pic.twitter.com/F52OHz7Qos