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Equitativa felicidad

Vivimos una pandemia contemporánea de desencanto que llena las salas de espera de los psiquiatras con personas insatisfechas, deprimidas o angustiadas. Parecemos condenados, porque confundimos la felicidad con el espejismo del placer o la posesión de bienes externos. En pos de esa meta final, muchos recurren a “atajos” como las drogas o la acumulación de dinero. Pero la felicidad es un camino que sólo descansa sobre la verdad.

Existen muchas teorías sobre qué es la felicidad, y quizá aún más sobre cómo conseguirla, porque no es la felicidad sino la desgracia quien obliga a filosofar. Elaborar nuevas hipótesis resulta fácil y cada persona cuenta con su versión particular de lo que significa ser feliz. Por mi parte, hace años que mantengo una firme creencia, simple, consoladora y tranquilizadora: Todos somos igual de dichosos, o expresado de otra forma, la felicidad es el bien mejor repartido del mundo, porque está equitativamente distribuido.

Esta suposición inicialmente resulta difícil de creer, porque la felicidad parece un privilegio reservado a determinadas personas que parecen tenerlo todo: dinero, éxito, salud, familia, amor, fama,… mientras existen pobres de solemnidad, enfermos, solos y abandonados. Incluso parece haber sociedades enteras que chapotean en la prosperidad, mientras otros pueblos son aniquilados por el hambre, las plagas y el olvido.

Seguramente cualquier teoría sobre el reparto del bienestar debe partir de una definición plausible de qué es la felicidad. No existe expresión que tenga más acepciones: cada uno la interpreta a su manera, y dicen que valemos lo que vale nuestro concepto de bienestar. La felicidad parece venir acompañada del triunfo personal y social y de la ausencia de problemas, pero no es una suma de factores tan objetivos. A veces, con todo a favor sentimos la tristeza y en otras ocasiones, en medio del dolor y de las dificultades, percibimos la alegría. Y es que la felicidad es una función interior, un mecanismo implantado que aporta optimismo aun en circunstancias desfavorables. “¿Por qué buscáis la felicidad, oh, mortales, fuera de vosotros mismos?”, señaló Boecio.

Los autores clásicos apuntan hacia una felicidad episódica. Frost creía que “la felicidad es más intensa cuanto menos extensa”; Dostoievski que “la ley de la tierra es que el hombre debe ganar su felicidad mediante el sufrimiento” y Shaw que “ningún ser viviente podría soportar una vida entera de felicidad”. También los proverbios abundan en la idea de felicidad y desgracia discontinuas: “Felicidad de hoy, dolor de mañana”; o “cuando se es feliz es cuando hay que tener más miedo; nada amenaza tanto como la felicidad”. Parece que el ser humano se compensa con una función intermitente que adormece o aviva la sensación de felicidad según la situación sea halagüeña o desventurada. Este concepto de felicidad equitativa no pretende ser paralizante, sino estimulante de una existencia activa que no se malgasta en ilusorias envidias y que se dedica a la solidaridad y la ayuda hacia todos los demás.

El corazón humano conoce en este mundo solamente una felicidad: amar y ser amado. El amor es encontrar en la felicidad de otro, la propia felicidad. Del mismo modo que produciendo riqueza nos ganamos el derecho a consumirla, sólo disfrutaremos la felicidad cuando la procuremos a los demás. Cuántas vidas se desperdician rebuscando una felicidad que ya se tiene, pero que no se ve. La felicidad verdadera consiste en amar lo que tenemos, no las cosas sino las personas con las que convivimos, sin apenarse buscando absurdas quimeras que creemos que nos faltan. El secreto de la felicidad reside en el infinito e inagotable amar.

El secreto de la felicidad: agradecer más y quejarse menos

50 años después de nuestra primera foto juntos en el mismo lugar, Artxanda (1974-2024). 
El amor y la familia, junto a las amistades, son la fórmula perfecta de la felicidad.
Pero, en cualquier circunstancia, bastan gratitud, resiliencia y entereza.

La felicidad, según la filosofía de agradecer y evitar las quejas, reside en enfocar la mente en lo positivo y en aceptar lo que tenemos. Eckhart Tolle sugiere que "la clave para la abundancia está en reconocer lo que ya tenemos", mientras que Epicteto, filósofo estoico, afirmaba: "La riqueza no consiste en tener grandes posesiones, sino en tener pocas necesidades". Renunciar a la queja permite que la gratitud abra espacio a la paz y la satisfacción, liberándonos de expectativas irreales y enfocándonos en el valor del presente.

La gratitud y la renuncia a quejarse son claves para alcanzar una felicidad más estable y plena. Melody Beattie, autora de "El milagro de la gratitud", lo resume así: "La gratitud desbloquea la plenitud de la vida… convierte la negación en aceptación y el caos en orden." Este enfoque se alinea con el pensamiento de Viktor Frankl, quien escribió: “Todo se te puede quitar, excepto la libertad de elegir tu actitud en cualquier circunstancia” (en la obra "El hombre en busca de sentido"). Al abandonar las quejas, elegimos ver y valorar lo bueno, lo que mejora nuestro bienestar y perspectiva.

Practicar la gratitud y evitar las quejas ayuda a desarrollar una perspectiva de vida más positiva y constructiva. Mahatma Gandhi decía: "La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía", y esto se logra al aceptar y agradecer lo que se tiene. Según Oprah Winfrey, "si te concentras en lo que tienes, siempre tendrás más". Ralph Waldo Emerson también señalaba que "la verdadera riqueza es la capacidad de experimentar plenamente la vida". Al renunciar a la queja, logramos enfocarnos en lo que realmente importa.

Hygge, la felicidad en los pequeños detalles

En Dinamarca el secreto de la felicidad también se describe con una sola palabra, hygge, calificada por el New York Times como “el arte de no hacer nada”. Algunos definen este neologismo Hygge como la felicidad en las pequeñas cosas: “Hygge está relacionado con el ambiente y la experiencia, más que con las cosas. Estar con quienes amas, sentir la sensación de hogar, sentirse seguro, conversar sobre grandes o pequeñas cosas, estar en silencio o disfrutar de una taza de té a solas”. 

Lo llaman Hygge y es un concepto 100% danés: se dice que éste hace a los hogares más cálidos y a la gente más feliz. Si le preguntamos a un danés qué es hygge, responderá que "es sentarse frente a la chimenea en una noche fría, vestido con un grueso suéter de lana mientras bebes un vino caliente con azúcar y especias y acaricias a tu perro echado a tu lado".

Hygge, por tanto, puede disfrutarse en soledad, pero, sobre todo, en compañía y también está presente en la alimentación. La palabra se ha colado en las cocinas. Los guisos tradicionales, los tés, el vino caliente, las sopas y las cremas son sus platos típicos. 

Hygge también es comer galletas de canela hechas en casa, mirar la TV bajo un edredón, tomar el té en una taza de porcelana china a la reunión de la familia en navidad. Se pronuncia "hu-ga" y a menudo se le traduce como "lo acogedor". 

Pero tal como dicen los que saben, hygge es mucho más que eso: es una actitud total ante la vida y es lo que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz del mundo. La idea del hygge cada vez tiene más adeptos fuera de Dinamarca..

Pensamientos de Bertrand Russell

Bertrand Russell está considerado el filósofo más importante del s.XX en la Filosofía analítica y uno de los lógicos principales del siglo pasado, también.

Disfrutemos de sus grandes ideas, aunque estén resumidas en apenas unas citas: 
  • Los educadores, más que cualquier otra clase de profesionales, son los guardianes de la civilización.
  • Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas. 
  • Carecer de algunas de las cosas que uno desea es condición indispensable de la felicidad. 
  • Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos. 
  • El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos. 
  • Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. 
  • En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras. 
  • Una buena vida es aquella inspirada por el amor y guiada por la inteligencia. 
  • ¡Qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera a nadie operar en bolsa a menos que hubiese pasado un examen de economía y poesía griega, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimiento de la historia y de la novela moderna! 
  • El mundo necesita mentes y corazones abiertos, y estos no pueden derivarse de rígidos sistemas ya sean viejos o nuevos. 
  • Para llevar una vida feliz es esencial una cierta capacidad de tolerancia al aburrimiento. La vida de los grandes hombres solo ha sido emocionante durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de hombres de escasa valía. 
  • Tres pasiones, simples pero abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. 
  • Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo.
  • El secreto de la felicidad es darse cuenta de que la vida es horrible, horrible, horrible.
  • Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos.

Consejos para la longevidad de LiveTo100


Recomendamos ver la serie documental Live To 100, Vivir hasta los 100 años, en Netflix. Son cuatro episodios que se ven en una tarde. El conductor, Dan Buettner, tras recorrer las principales "zonas azules" del planeta, nos propone 12 hábitos que pueden añadir años a tu vida. 

Visitando Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Nicoya (Costa Rica) y Loma Linda (California) descubre los secretos de los estilos de vida de los centenarios. Estos son los 12 patrones que surgieron de las zonas azules, agrupados de tres en tres en cuatro apartados.
LiveTo100, Live To 100 years
Hemos ordenado, a criterio personal, quizá las más desconocidas en primer lugar, dejando la habitual recomendación de una alimentación sana para el final. 
LiveTo100, Live To 100 years: Transcendencia con Relax, fe y propósito
Ante todo se trata de "vivir para dejar un legado, una familia, un mundo mejor", no vivir para sumar años sin más. Por tanto, el factor principal es una perspectiva trascendente, subdividida en tres elementos: Paz interior, fe en algo superior y propósito de vida. Contemplar el panorama de nuestra existencia con una visión positiva lo es todo. Según la investigación de Dan Buettner, quienes viven en zonas azules tienden a mantener un estado de calma y tienen niveles de estrés crónicos más bajos en todos los ámbitos. Algunas de las formas en que cultivan la tranquilidad incluyen:

Relajarse con regularidad: Aunque las personas en las zonas azules trabajan duro y mucho más allá de la edad de jubilación típica, encuentran tiempo para relajarse todos los días. En lugar de desestresarse sentándose en un sofá viendo películas, recurren a socializar, bailar o comer juntos.

Encontrar la fe: Independientemente de su denominación, las personas en las zonas azules tienden a pertenecer a comunidades religiosas o altruistas y dedican tiempo al voluntariado en su entorno.

Desarrollar un sentido de propósito: Ya sea ikigai (ver en otros posts) o plan de vida, para dar sentido más elevado a nuestra vida. En las zonas azules mantienen un vocabulario que explica por qué se despiertan cada mañana con una idea de lo que aportan al mundo, como en los grupos de apoyo en vecindad denominados Moai,...
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La conexión social fuerte es el segundo apartado. Para vivir muchos años es necesario interconectarse con los demás tan a menudo como sea posible. Independientemente de la edad, todos los habitantes de las zonas azules desarrollan conexiones genuinas con los otros miembros de su comunidad. Es el punto en común más constante entre todas las zonas azules y probablemente el secreto más impactante para la longevidad.

- La familia es lo primero: Mantener a todos los miembros de la familia cerca o dentro del hogar familiar garantiza que sigan conectados entre generaciones. Esto tiene un impacto real en cuánto tiempo viven, como se ve en la ausencia de residencias de ancianos en Cerdeña.

- Parejas, camaradería y voluntariado para evitar la soledad: Las personas en las zonas azules invierten en su relación de pareja larga y cuidada, y forjan asociaciones sólidas y amorosas como matrimonios.

- Tribu correcta es clave: no todo es romántico. Tener un círculo social inmediato del que depender y en el que invertir es crucial para la longevidad. En Okinawa, algunos ancianos forman Moais, o grupos de apoyo recíproco en el vecindario, que se reúnen periódicamente y se complementan mutuamente en momentos de necesidad.
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Moverse naturalmente y en un escenario de naturaleza, es el tercer ingrediente. Haz del movimiento un hábito cotidiano, combatiendo el sedentarismo. Las personas en las zonas azules no necesariamente tienen suscripciones a gimnasios elegantes. Algunos juegan pickleball tres horas al día (nos estamos fijando en los habitantes de Loma Lindans), muchas de sus actividades físicas preferidas técnicamente ni siquiera son ejercicio. Al integrar las actividades físicas a la perfección en sus vidas, se vuelven activos todos los días sin siquiera intentarlo. Algunas de las formas en que hacen esto incluyen:

- Actividades a mano en las actividades domésticas: Los mayores de la zona azul no dependen de muchos dispositivos para hacer las cosas. Están acostumbrados a cortar leña, amasar pan, hacer manualidades y realizar sus aficiones a mano. Además de mantener activos sus músculos y su cerebro, ver los frutos de su trabajo puede ayudarles a obtener una sensación de plenitud. Como Dora Bustos, originaria de Nicoya, de 102 años, que todavía elabora rosquillos a mano, una tradición que ha transmitido a las siguientes generaciones.

- Caminar diariamente: En lugar de utilizar los automóviles como método de transporte, los miembros de la zona azul caminan a todas partes. Esto les ayuda a hacer ejercicio con regularidad mientras pasan tiempo al aire libre. En Cerdeña, las pendientes pronunciadas de las carreteras se correlacionaron con una vida útil más larga en comparación con las ciudades vecinas con carreteras más planas.

- Cuidar un jardín: Ello obliga a mantener la flexibilidad corporal. Al igual que el hacer las cosas a mano, la jardinería puede ser gratificante y aliviar el estrés crónico. Cuerpo y mente activos para encontrar la armonía. También trabajar en una afición con pasión, honradez y humildad puede ser muy gratificante y saludable.
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Comer sabiamente es la cuarta componente del secreto de la longevidad. Qué y cuánto comemos puede tener un gran impacto en nuestra salud, duración y calidad de vida. Pero la respuesta no es necesariamente dietas estrictas y tristes carentes de cosas buenas. Tres sugerencias concretas:

- Alimentación basada en plantas: La mayoría de las zonas azules comen principalmente dietas basadas en plantas, y hasta el 95% de sus dietas provienen de una amplia gama de vegetales, frijoles y nueces ricos en vitaminas y proteínas. Los platos pueden variar desde el tradicional minestrone hasta las “tres hermanas” nicoyanas de frijol, calabaza y maíz como poderosos antioxidantes

- Aunque discrepemos en este punto, el documental sugiere una dosis mínima de vino: A excepción de los adventistas de Loma Linda, todas las zonas azules beben una o dos copas de vino al día mientras socializan con su comunidad. Apostaríamos más por  el té verde o la Miel en las fiestas intergeneracionales para conversar o reír.

- Comer con moderación: Los habitantes de Okinawa lo expresan con un mantra, Hara Hachi Bu, que les recuerda que deben dejar de comer cuando su estómago está lleno en un 80%. También practican varios hábitos de atención plena en la mesa, incluido comer lentamente para permitir que el cuerpo responda a las señales y concentrarse en la comida para saborear los sabores.

En definitivase demuestra que las zonas azules suelen ser de poblaciones rurales, relativamente pobres, donde no existe obesidad” y las personas longevas “suelen ser individuos que viven vidas sencillas, con menos estrés que la mayoría”. A menudo estas poblaciones tienen a lo largo de toda su vida una utilidad social hasta el final, no como en las ciudades, donde los ancianos pasan a tener un papel únicamente afectivo, pero no productivo".

En otro reconocido Estudio de la Segunda Generación (véase en estos posts anteriores), los investigadores de la Harvard Medical School han estado siguiendo la vida de 724 personas. Entrevistándoles, siguiendo sus momentos de felicidad, de incertidumbre, el nacimiento de sus hijos, e incluso la muerte de alguno de ellos. El objetivo: conocer qué nos hace felicesDirigido actualmente por el psiquiatra Robert J. Waldinger (nacido en 1951), el estudio comenzó antes que él cuando en 1938, durante la Gran Depresión y poco antes de que se desatara la II Guerra Mundial, un primer grupo de investigadores se pusiera a seguir la vida de 268 estudiantes de segundo año de la Universidad de Harvard. 

Además, ampliaron su investigación para incluir a los hijos de estos hombres, que ahora son 1.300 y tienen entre 50 y 60 años, y así averiguar cómo las experiencias de los primeros años de vida afectan a la salud y al envejecimiento con el tiempo. El hallazgo más sorprendente es que nuestras relaciones y lo felices que somos en ellas influyen poderosamente en nuestra salud”. La observación de los sujetos y sus vidas demuestra que las relaciones estrechas, más que el dinero o la fama, son las que mantienen a las personas felices a lo largo de su vida.

Conclusión final: Longevidad, salud y felicidad son realidades que caminan juntas,... Un buen sendero para conducir nuestras vidas.

 Serie dedicada a la longevidad que iniciamos este domingo 17-9-23.

El Misterio de Roseto o cómo ser una comunidad longeva

El Misterio de Roseto o cómo ser una comunidad longeva
Mucho se ha escrito y mucho hemos leído del "Efecto Roseto" (véase en Wikipedia). Por ejemplo, ya hace cinco años en el imprescindible blog de Cultura Científica un post escrito por Iker Badiola Etxaburu, y más recientemente como primer capítulo del best seller "Fuera de serie" o Outliers de Malcolm Gladwell (puede leerse ese capítulo en este enlace).

El Misterio de Roseto es la historia de cómo descubrieron un lugar en Pensilvania y su secreto comunitario de longevidad, porque allí la gente solamente se moría por ser muy vieja, de pura ancianidad. El origen de los fundadores de este municipio estadounidense se encuentra en Italia.

Roseto Valfortore se encuentra al pie de los Apeninos, en la provincia italiana de la Foggia, a unos 160 kilómetros al sureste de Roma. Como villa medieval que es, está organizada alrededor de su plaza mayor. Durante siglos, los paesani de Roseto trabajaron en las canteras de mármol de las colinas circundantes, o cultivaron los campos en terraza del valle, caminando unos ocho kilómetros montaña abajo por la mañana y haciendo el viaje de vuelta monte arriba por la tarde. Era una vida dura. La gente era en su mayor parte analfabeta y desesperadamente pobre. Nadie albergó demasiadas esperanzas de mejora económica hasta que a finales del siglo XIX llegaron a Roseto nuevas de una tierra de promisión al otro lado del océano. 

En enero de 1882, un grupo de once rosetinos —diez hombres y un muchacho— se embarcaron para Nueva York. En su primera noche en América durmieron sobre el suelo de una taberna de la calle Mulberry, en Little Italy (Manhattan). De allí se aventuraron al oeste, y acabaron por encontrar trabajo en una cantera de pizarra 144 kilómetros al oeste de la ciudad, cerca de la localidad de Bangor (Pensilvania). 

Al año siguiente, fueron quince los rosetinos que viajaron de Italia a América, y varios miembros de aquel grupo terminaron también en Bangor para unirse a sus compatriotas en la cantera de pizarra. Aquellos inmigrantes, a su vez, propagaron por Roseto la promesa del Nuevo Mundo; y pronto otro grupo hizo las maletas y se dirigió a Pensilvania, hasta que la corriente inicial de inmigrantes se convirtió en inundación. Sólo en 1894, unos mil doscientos rosetinos solicitaron pasaportes para América, y dejaron así abandonadas calles enteras de su pueblo.

Los rosetinos comenzaron a comprar tierra de una ladera rocosa unida a Bangor por un escarpado camino de carretas. Levantaron casas de dos pisos estrechamente arracimadas, y construyeron una iglesia y la llamaron Nuestra Señora del Monte Carmelo. Al principio, bautizaron su pueblo Nueva Italia; pero pronto lecambiaron el nombre por el de Roseto, pues les pareció muy propio, dado que casi todos procedían de aquel pueblo italiano. 

Los rosetinos comenzaron a criar cerdos en sus patios traseros y a cultivar uvas con que hacer su vino cosechero. Construyeron escuelas, un parque, un convento y un cementerio. Abrieron tiendas, panaderías, restaurantes y bares a lo largo de la avenida de Garibaldi. Aparecieron más de una docena de telares donde se fabricaban blusas para el comercio textil. La vecina Bangor era mayoritariamente galesa e inglesa, y la siguiente ciudad más próxima era abrumadoramente alemana, lo cual —dadas las tormentosas relaciones entre ingleses, alemanes e italianos en aquellos años— significaba que Roseto sería estrictamente para los rosetinos. 

Quien hubiera recorrido las calles de Roseto (Pensilvania) en los primeros decenios del siglo pasado, no habría oído hablar sino italiano, y no un italiano cualquiera, sino justo el dialecto sureño de la Foggia que se hablaba en el Roseto de Italia. El Roseto de Pensilvania era un mundo propio autosuficiente en su pequeñez, casi desconocido para la sociedad que lo rodeaba; y bien podría haber permanecido así, de no haber sido por un hombre llamado Stewart Wolf, un pionero de la medicina psicosomática

Wolf era médico y advirtió que rara vez había tenido algún paciente de Roseto menor de sesenta y cinco años hubiese tenido problemas cardiacos. Wolf se quedó muy sorprendido. A finales de la década de 1950, antes de que se conocieran los fármacos para reducir el colesterol y otras medidas agresivas para prevenir afecciones cardiacas, los infartos eran una epidemia en Estados Unidos. Eran la principal causa de muerte entre los varones menores de sesenta y cinco años.

Contando con la colaboración del sociólogo John Bruhn, ambos descubrieron algo que resultó ser vital en el esclarecimiento del Misterio de Roseto. Observaron que los rosetianos habían construido una comunidad muy cohesionada. Todos se ayudaban mutuamente; en una población de apenas dos mil habitantes había veintidós organizaciones cívicas. Las casas donde convivían tres generaciones eran inusualmente frecuentes. 

Roseto potenciaba sobremanera el igualitarismo y los más afortunados ayudaban a los más desfavorecidos. En definitiva, el sentimiento de comunidad era extremadamente extraordinario para una comunidad afincada en un país donde se primaba sobremanera el individualismo. Tenían un sentimiento de la familiaridad entre ellos. No había soledad.

Hoy día entendemos lo que es la "salud comunitaria" y cómo los rosetianos evitaban la soledad, causante del estrés; el gran mal de los países desarrollados. El estrés aumenta en nuestro cuerpo la hormona llamada cortisol. El cortisol es producido por la glándula suprarrenal y prepara el organismo para momentos puntuales en los que tenemos que acelerar nuestra actividad metabólica en respuesta a condicionantes externos. Pero la exposición constante de los tejidos al cortisol provoca el incremento de la presión arterial y la depresión del sistema inmune que termina desembocando en enfermedades cardiovasculares. 

Los rosetianos nos brindaron un bonito experimento con el cual demostraron la naturaleza grupal del ser humano, enseñando que el Homo sapiens es un animal social en contra de las tendencias individualistas que se imponen en los países desarrollados. 

En resumen: Los rosetinos estaban sanos por ser de donde eran y por estar rodeados de quienes estaban rodeados. Habían creado su propio mundo, donde el poder del clan de arropamiento y el concepto de felicidad era distinto al concepto de felicidad que existía una vez salías de Roseto. Si quieres cumplir muchos años, elige vivir entre gente que quieres y que te quieren,...
Bonus: Lección de Argiñano en el segundo 39: Vivir en un pueblo es fuente de salud. Otro post relacionado: La longevidad está correlacionada con la felicidad y las relaciones sociales.

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Ocho factores para una vejez feliz y longeva

El secreto para tener una vejez saludable
: Un equipo formado por especialistas del hospital General de Massachusetts y la Universidad de California ha identificado los ocho factores que más impactan en la longevidad de las personas. Según recoge una noticia de Fermín Apezteguia, el pasado miércoles, 28 de febrero 2024, en El Correo.

No se trata de vivir más, sino mejor. Hubo un tiempo en que el pedigrí de los servicios de salud occidentales se medía en función de la cantidad de años ganados para la esperanza de vida global. Esa idea está hoy ya desterrada. Lo que de verdad importa ahora son los años de calidad existencial. A la hora de evaluar la felicidad individual la enfermedad cuenta, pero sobre todo, cuenta la vida

El equipo citado ha identificado los ocho factores que más impactan en la longevidad de las personas. Sus ocho mandamientos constituyen el secreto mejor guardado de la Humanidad, el de cómo llegar a una vejez saludable. Los expertos hablan, sobre todo, de cuestiones sociales. De la forma en que influye en el bienestar de las personas mayores el hecho de que vivan en un barrio limpio, mantengan relaciones con los más jóvenes de la comunidad y se sientan respetados. 

El trabajo, que se ha publicado en la revista 'The Proceedings of the National Academy of Sciences' de EE UU, consistió en entrevistar a 8.250 adultos de 65 años o más durante cuatro años. Pasado ese tiempo, el 22% de los participantes había fallecido. Las causas y condiciones de su muerte permitieron establecer 183 cuestiones de tipo social que favorecieron su muerte o, dicho en positivo, pueden contribuir a una vejez saludable. 

«Es un trabajo muy interesante porque concede a los clínicos una herramienta para medir el impacto de las condiciones sociales en la salud, aunque se echan de menos algunas cuestiones que para nuestra sociedad mediterránea resultan trascendentales», valora el especialista Andrés Losada, vicepresidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontologia y catedrático de la especialidad en la Universidad Rey Juan Carlos. «El grado de control que uno siente que tiene sobre su entorno o el mantenimiento de metas y de ilusiones contribuyen de manera decisiva en la salud mental de las personas», explica el experto, que valora los ocho medidores de la salud al final de la vida:
  1. Un vecindario cuidado. «Un barrio al que se dedican pocos o ningún recurso es un entorno que, muy probablemente, cuenta con una renta per cápita baja», explica el experto. La ecuación es sencilla. Menos fondos, peor alimentación, peores recursos sociales, más posibilidades de morir antes.
  2. Control de las finanzas. La falta de recursos económicos no solo impide el mantenimiento de una dieta sana. También limita las relaciones sociales y las posibilidades de acceso a programas de ocio. «En Estados Unidos ocurre mucho más, pero aquí también».
  3. Reunirse con jóvenes y niños una vez al año. «Lo físico no lo explica todo», advierte contundente Andrés Losada. Hasta el punto de que muchos viejos y ancianos –palabras cada vez más reivindicadas por el amplio grupo incluido en el limitado término de mayores – dan mayor importancia a lo social que a lo biológico en lo intergeneracional. «Se nota que el trabajo está hecho en EE UU, porque un contacto limitado a una vez al año resulta totalmente insuficiente en nuestra cultura».
  4. Trabajar o mantenerse activo. El mundo laboral cubre una de las áreas más relevantes de contacto con las personas y el mantenimiento de la actividad cognitiva. «El trabajo no solo impacta sobre la economía individual, sino también sobre las relaciones personales».
  5. Mantener relaciones activamente con los nietos. Su impacto sobre el bienestar emocional es comparable al de reunirse con jóvenes y niños. «Los nietos en el sur de Europa desempeñan un papel trascendental en la felicidad de los abuelos».
  6. Hacer voluntariado. «Es algo fundamental que tiene que ver con la generatividad (posts varios)», el interés de las personas de mediana edad y mayores por guiar y asegurar el bienestar de las siguientes generaciones. Favorece la formación de los jóvenes y enriquece a todos los participantes.
  7. Evitar la soledad no deseada. A juicio de Andrés Losada, éste es uno de los fallos del estudio, porque no es lo mismo sentirse aislado que estar solo. Quizás los autores del trabajo se referían a esto último. La soledad puede trabajarse con programas de intervención. Combatir el aislamiento resulta más complejo, porque tiene que ver más con la personalidad de la persona, sus traumas infantiles y su trayectoria vital.
  8. Ser tratado con respeto y cortesía. «Más que de respeto y cortesía debería hablarse de la educación como indicador de bienestar», destaca el geriatra. Una sociedad educada, defiende, promueve el respeto y el buen trato hacia todas las personas en general, no sólo hacia sus mayores. «Evaluar el bienestar de una sociedad sin tener en cuenta las desigualdades sociales sólo contribuye a aumentarlas», subraya Kenneth E. Covinsky, autor principal del estudio. La vida, de hecho, está fuera del hospital.

Curva sigmoidea: El secreto de la vida y la felicidad

Según la wikipedia, la función logística o curva logística modela la función sigmoidea (en forma de la letra S que procede de la griega sigma) de crecimiento de un conjunto. Al inicio de crecimiento es aproximadamente exponencial; al cabo de un tiempo, aparece la competencia entre algunos miembros del conjunto y por algún recurso crítico ("cuello de botella") la tasa de crecimiento disminuye; finalmente, en la madurez, el crecimiento se detiene. Estas tres etapas se denominan consecutivamente fase exponencial, fase (cuasi)lineal y fase de senescencia.

Así es, aproximadamente, el crecimiento de un embrión (el óvulo fecundado comienza a dividirse y el número de células empieza a crecer: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64,...), pero el feto sólo puede crecer hasta un tamaño que el útero pueda soportar. También esta curva describe, con gran fidelidad, el crecimiento de la población mundial de seres humanos, o de conejos en un continente, o bacteriana en un cultivo,...

Muchos de procesos similares siguen una evolución semejante. Nuestra misma percepción vital de momentos de ánimo, etapas de felicidad, o épocas de felicidad,...Gran cantidad de procesos naturales o curvas de aprendizaje de sistemas complejos muestran una progresión temporal desde unos niveles bajos al inicio, hasta acercarse a un clímax transcurrido un cierto tiempo; la transición se produce en una región caracterizada por una fuerte aceleración intermedia.
De forma que si nos encontramos por mitad de la curva vivimos un momento de crecimiento continuado y máxima serenidad, llegando al punto (a) donde vivimos nuestro mejor momento en este proyecto. Poco después, en el punto (b) sentimos que entramos en una situación de declive. Un truco para evitar este decadencia sería renacer una vez llegados al punto (a) en el que nuestra euforia y confianza es total. Ese es el momento adecuado de cambiar de rumbo y comenzar una nueva curva sigmoidea.

Puede parecer contraproducente o arriesgado desprenderse en tan buen momento para empezar de nuevo y seguir creciendo, pero seguro que es más fácil abordar nuevos retos cuando se está en la cumbre que en situaciones de depresión. Arrancar aprovechando la inercia del éxito en nuevos proyectos personales y profesionales es lo óptimo, aunque no tiente el dejarnos llevar por el ascenso que se muestra aparentemente sin fin. Lo esencial es que empezar una nueva singladura no suponga abandonar todo lo vivido (incluido el aprendizaje del fracaso), sino proseguir la senda del crecimiento.

La información base procede de textos de papel varios, pero hay más referencias en este enlace,...

Barry Schwartz y sus dos conferencias TED

Barry Schwartz es un gran psicólogo que sabe descubrirnos la naturaleza humana y contarnos cómo somos las personas. En el vídeo superior nos presenta la "paradoja de la elección", o porqué muchas veces "menos es más". Libro escrito tras comprarse unos vaqueros, como nos relata en el vídeo superior. Delibera sobre... el exceso de opciones que se abren en nuestras vidas en la actualidad. La libertad de elección de todo es un gran valor, pero también tiene algunos efectos negativos cuando las opciones son excesivas, como la parálisis tras demasiados análisis, y la menor satisfacción por la decisión elegida.

En definitiva, nos descubre el secreto de la felicidad: Mantener bajas expectativas sobre nuestras propias vidas, de modo que las sorpresas sean gratificantes,... Todo ello condensa el concepto de la eficiencia de Pareto, también conocido como óptimo de Pareto u optimalidad de Pareto. Como concluye Barry Schwartz, todas las personas necesitamos una pecera, con sus posibilidades y sus limitaciones. Atención a la broma en el minuto 6:24 sobre el wifi que no funcionada en su hotel.
En la segunda grabación, Barry Schwartz nos ilustra sobre la sabiduría de la gente sencilla. Y de cómo se aprende con empatía, interesándose por los demás, asumiendo que vivimos en comunidad, permitiendo la innovación social, y admitiendo la improvisación si la intención es buena. Ilustrativa la espeluznante historia de la limonada. Toda una apelación a que con normas ciegas e incentivos simples no basta, si obviamos la sabiduría de la gente y el sentido común.

A partir del minuto décimo cita casos educativos donde se desconfía del profesorado y se pauta absolutamente todo lo que decir, y cuándo y cómo enseñarlo. Ello quizá previene desastres, pero sólo asegura algo: la mediocridad. Sobre reglas concluye que quizá sí hacen falta más para los banqueros, pero muchas menos para quienes tocan jazz.

Sobre los incentivos Barry Schwartz nuevamente nos aclara una paradoja: En ocasiones, los incentivos en lugar de reforzar la responsabilidad que preexiste sin ellos, su presencia debilita la voluntad humana. La excesiva dependencia de incentivos llega a debilitar la genuina profesionalidad. Suplantan la razón de hacer lo correcto, la inspiradora ética del trabajo por sí misma, y devienen en perseguir lo más productivo.

Necesitamos celebrar los casos donde la ética prima sobre cualquier otra consideración, con héroes morales como Atticus Finch (de la obra "Matar a un ruiseñor"). Hay muchos otros como Aaron Feuerstein, un empresario que mantuvo la nómina de sus 3.000 trabajadores cuando un incendio destruyó su fábrica. Y más como Ray Anderson, a quien se puede ver en otra conferencia TED defendiendo la sostenibilidad ecológica, porque saber que se hace lo correcto es inspirador y motivador, o Willie Smits (también visible en TED).

Todo un canto a los "héroes cotidianos, gigantes comunes" con quienes nos tropezamos todos los días y que hacen el mundo mucho mejor. Toda labor que implique interacción con seres humanos, por modesta que sea, es un trabajo moral. Concluye citando a Bill Gates, quien recomendó un modelo educativo referencial como Kipp, donde el objetivo esencial para el alumnado es educar el carácter. Aprender a respetarse a sí mismos, a sus condiscípulos, a su profesorado y al aprendizaje mismo. Apelación final a la sabiduría popular, a la honestidad, al valor, a la empatía,... Y un mensaje final para las instituciones y empresas: Desarrollen la inteligencia de sus personas, en lugar de coartarla o limitarla.

Más conferencias TED subtituladas (ya hay muchas charlas traducidas).

La secta más poderosa


Una visión alternativa de dónde reside el poder y de quiénes detentan la mayor fuerza transformadora descubierta hasta la fecha.

Éstas son las confesiones de un fanático irredento. Por increíble que parezca, todo lo que aquí se proclama, a modo de expiación, es rigurosamente cierto. Parafraseando a Zola, “Yo acuso que ­inmersa un nuestra sociedad­ existe una orden oculta extremadamente organizada que controla la vida de nuestra ciudadanía”.

‘Ellos’ determinan quiénes dirigirán el poder, la política, los negocios,… ‘Ellos’ gobiernan realmente el mundo. Sus conexiones con las altas esferas sociales son tan decisivas como innegables. Todos los presidentes, papas, banqueros, políticos, jueces,... han pertenecido a esta legión de rosacruces. Quienes se someten a sus dogmas y dedican su tiempo a los objetivos del clan se aseguran la prosperidad, el prestigio social, incluso la felicidad a escala individual y familiar. Sus adeptos disponen del éxito garantizado, en todos los planos vitales; por el contrario, sus adversarios y quienes se alejan de sus mandatos sufren un destino plagado de desdichas incontables.

Las promesas que estos francmasones ofrecen a los postulantes son increíbles, pero reales. Les garantizan que activarán sus poderes recónditos y serán los todopoderosos, los más ricos, los más inteligentes, los más cultos,... ¡Hasta la inmortalidad en la memoria de la humanidad para sus más fieles adictos! Afirman que todos los anhelos de sus seguidores serán cumplidos. Si se busca éxito, amistad, amor, salud, seguridad, confianza, bondad,... y si se desean compartir todas estas riquezas, basta con ingresar y mantenerse bajo sus leyes, dando testimonio de sus efectos.

La captación de discípulos se produce desde muy temprana edad. Sus métodos de proselitismo alcanzan muy eficazmente a la mayoría de la población, y tras la primera invitación a practicar este culto es imposible resistirse a sus encantos. Posteriormente, con la mayoría de edad se producen las primeras desafiliaciones y la rebeldía a la estricta disciplina requerida por esta sociedad puede liberar a los más osados de un futuro predefinido.

Este inconmensurable ejército pasa desapercibido, pero paradójicamente es muy populoso. Por descomunal que parezca, más del 2% de la población trabaja comprometidamente en este negocio. Sus apóstoles constituyen la primera profesión del mundo moderno. Sus doctrinas y prácticas alcanzan directamente a más del 29% de la población restante en millones de logias diseminadas hasta en las menores poblaciones.

Esta masonería mueve una cantidad ingente de dinero, que proviene de los bolsillos de los inconscientes ciudadanos que ignoran la magnitud de esta clandestina industria. Se estima que cada contribuyente debe cotizar anualmente una cifra no menor a 3.600 euros. La cuantificación de este fausto negocio es incalculable, pero superior al 20% del PIB.

Este apocalíptico imperio invierte en el proceso de captación un promedio superior a 72.000 euros por iniciado. En algunos casos, el señuelo puede suponer diez o cien veces más. No importa. Sabe que recuperará con creces tan fabulosa inversión con los captados, cuyo porcentaje es creciente.

Toda mi familia, todos estamos dentro. Sucumbimos pronto en tan tupidas redes y nunca hemos sabido, o querido, fugarnos. Por el secreto del sacramento… somos los primeros en ignorar, o pretender olvidar, nuestra pertenencia a semejante maquinación. Como los demás cofrades buscamos la perfección interna, evitando convertirnos en meros mercenarios que asumen la militancia sólo como un oficio vulgar.

Lo más flagrante es el hecho de que esta hermandad es sutilmente secreta hacia… dentro. Son sus propios miembros quienes no saben que pertenecen a ella y tampoco comprenden su infinito poder fáctico. Están organizados en células reducidas, y saben de la existencia de otras diócesis, pero raramente se reúnen en multitudes. Cuando a la señal de la resurrección de los zombis, estas huestes se desplieguen surgiendo de la penumbra, el mundo se maravillará. Surgirá la nueva Sociedad del Conocimiento. Ese extasío está pronto...

Tú mismo, lector de estas líneas, seguro que has pertenecido, y probablemente sigas vinculado a este Partido. Acaso con poca aplicación, si no lo has vislumbrado aún, porque hablamos de... la educación. ¡Mantén el secreto!

Versión original de 2001 en: http://mikel.agirregabiria.net/2002/deia3.htm

Releyendo Siddhartha, la novela alegórica de Hermann Hesse

Hay etapas de la vida en las que solamente cabe refugiarse en la introspección (posts). Entonces es el momento preciso de releer obras como Siddhartha. Es una novela alegórica escrita por Hermann Hesse en 1922 tras la primera guerra mundial. Ya no lo encontré el viejo libro de papel amarillento tantas veces subrayado, sino en PDF fácilmente en Internet.

Relata la vida de un hombre hindú llamado Siddhartha. La obra ha sido considerada por el autor como un «poema hindú» y también, como la expresión esencial de su forma de vida. Muy leída en Oriente como tal, y menos en el mundo occidental. 

La novela presenta un registro muy original en el que se unifican elementos líricos y épicos, incluyendo narración y meditación, elevación de la más alta espiritualidad, y, al mismo tiempo, descarnada sensualidad. El éxito manifiesto del libro llegó luego de una veintena de años de su publicación y pisando los ecos resonantes del Premio Nobel conferido a Hesse en 1946. 

Fueron sobre todo los jóvenes, los que hicieron de la figura de Siddhartha un compendio de las inquietudes de los adolescentes, del ansia del encuentro con lo esencial de sí mismo, del orgullo del individuo enfrentado al mundo y a la historia. 

Algunas de sus mejores citas: 
  • Escribir es bueno, pensar es mejor. La inteligencia es buena, la paciencia es mejor.
  • Las palabras no sirven para explicar un sentido secreto. 
  • El mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. 
  • Fuera del nirvana no existe nada más: únicamente palpita el vocablo nirvana. 
  • Nirvana no es tan sólo un término. Nirvana es un pensamiento. 
  • ¿No había acaso muerto de verdad, desapareciendo para renacer bajo una forma nueva? 
  • Quiero aprender de mí mismo, deseo ser mi discípulo, conocerme. 
  • Había vivido la vida del mundo y de los placeres, pero sin formar parte de esa existencia. 
  • Respiró profundamente y, por un momento, al sentir frío, se estremeció. Nadie estaba tan solo como él. 
  • Es un breve escaparse del dolor de ser yo, una breve narcosis contra el dolor y lo absurdo de la vida. 
  • ¡No tengo derecho a juzgar la vida de otro! Tan sólo para mí, únicamente para mí he de juzgar, elegir, rechazar. 
  • Encontramos consuelo, alcanzamos la narcosis, aprendemos artes para engañarnos. Pero lo esencial, el camino de los caminos, ese no lo hallaremos. 
  • Bello y gozoso era el caminar por este mundo, de manera tan infantil, tan despierta, tan abierta a lo cercano, tan confiada. 
  • Olía todo a hipocresía, todo aparentaba tener sentido y felicidad y belleza, mas, sin embargo, todo era ignorancia y putrefacción. 
  • Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia
  • El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar. 
  • Le habían capturado el mundo, el placer, las exigencias, la pereza y, por último, también, aquel vicio que por ser el más insensato, siempre había despreciado más: la codicia.
  • Es lo que los necios llaman magia y creen que es obra de demonios. Nada es obra de los malos espíritus, estos no existen. Cualquiera puede ejercer la magia si sabe pensar, esperar, ayunar.
  • Caminaba el buda con una sonrisa escondida, sosegada, tranquila, parecida a la de un niño sano; llevaba el hábito y hacía sus pasos igual que todos los monjes, según unas reglas exactas. 
  • Tantas personas, tantos miles de personas poseen la más dulce felicidad. ¿Y por qué yo no? Incluso son personas malas, bandidos y ladrones, y tienen hijos y los aman, y son amados por ellos. Únicamente yo no lo tengo.
  • Durante muchos años creyó solamente en el río, y en nada más. Había observado que la voz del río le hablaba; de ella aprendió, la voz lo fue educando e instruyendo, el río era su Dios. 
  • Puedo amar a una piedra, a un árbol o a su corteza. Son objetos que pueden amarse. Pero no a las palabras. Por ello, las doctrinas no me sirven, no tienen dureza, ni blandura, no poseen colores, ni cantos, ni olor, ni sabor, no encierran más que palabras. 
  • El mundo no es imperfecto ni se encuentra en vías de un lento perfeccionamiento. No, es ya perfecto en cada instante: cada pecado lleva en sí la gracia, en cada niño alienta ya el anciano, todo recién nacido contiene en sí la muerte, todo moribundo, la vida eterna 
  • La mayoría de los seres humanos, son como las hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan al suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas: siguen un camino fijo, ningún viento les alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta. 
  • (...) Enseñó la doctrina del sufrimiento; Habló sobre el origen del dolor y sobre el camino para reducir ese dolor. Su oración era sencilla y serena. La vida era dolor, el mundo estaba lleno de sufrimiento, pero se había hallado la liberación del dolor: tal liberación estaba en manos del que seguía el camino del buda. 
  • Esto es lo que pensé y saqué en claro al escuchar tu doctrina. Y es al mismo tiempo la razón por la que seguiré mis peregrinaciones...; no para buscar otra doctrina que sea mejor, pues sé que no existe, sino para irme alejando de todas las doctrinas y de todos los maestros, y alcanzar yo solo mi objetivo o perecer. 
  • No obstante, el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. Jamás un hombre o un hecho es del todo samsara o del todo nirvana, nunca un ser es completamente santo o pecador. Nos parece que es así porque nos hacemos la ilusión de que el tiempo es algo real. Y el tiempo no es real.