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Lugares donde hemos vivido...

Freedom
Conviene saber dónde ha vivido cada persona para saber su origen y su recorrido. Lanzamos este meme a quienes nos leen y comentan, para que contéis vuestro itinerario vital por la geografía del mundo... En nuestro caso, si contabilizamos sólo aquellos donde hayamos pernoctado un mes, al menos, serían ordenados de mayor a menor:
  • 18 años en Las Arenas, Getxo, Bizkaia, Euskadi. Han sido los últimos desde 1989, excepto los veranos en Pilar de la Horadada,... Se supone que esta cifra puede aumentar al ser nuestra residencia actual,... Getxo es el municipio que elegimos para vivir y donde se han criado nuestros hijos (y ha nacido el primer nieto).
  • 17 años en Bilbao. Lugar de nacimiento y donde vivimos los primeros de nuestra vida, en domicilios familiares ya vendidos, alternando entre el hogar de nuestros padres en Indautxu (c/Gregorio de la Revilla, 20) y la casa de nuestros abuelos paternos en el Casco Viejo (c/ Cruz, 6, el mismo gran piso con terraza donde había nacido José Antonio Agirre y Lekube). Pero los veranos de aquellos años los pasábamos en Ubidea,... También Bilbao es el municipio donde más tiempo hemos trabajado: 20 años de los 35 que llevamos hasta la fecha, siendo otros 8 años en Iurreta (1991-1998) y 7 en Vitoria-Gasteiz (uno en la mili entre 1976 y 1977 y otros seis entre 1985 y 1991 en Educación, Cultura y Presidencia del Gobierno Vasco). Fueron en Bilbao 9 años de 1975 a 1985 (excepto la mili) en la Escuela Universitaria de Magisterio (y simultáneamente en el Colegio Azkorri entre 1977-1982 de Getxo), y los últimos 11 años en la Delegación de Educación de Bizkaia (y en Industria entre 2002 y 2005).
  • 11 años en Leioa (primera residencia desde que nos casamos en agosto de 1977 hasta 1989, aunque siendo en Avda. Santa Ana, junto a Las Arenas, su influencia era Getxo. En este municipio estudiamos nuestra primera carrera, en la entonces Universidad de Bilbao (ahora UPV-EHU).
  • 4 años en Pilar de la Horadada (Alicante), residencia de vacaciones desde 1988, donde confiamos vivir parte de nuestro retiro... si lo conseguimos. Esperamos estar allí dentro de muy poco, y su añoranza nos ha sugerido escribir este post.
  • 3 años en Ubidea, lugar de verano durante el trimestre vacacional de nuestra infancia. Es "nuestro pueblo", aunque allí éramos veraneantes. Allí vivimos entrañables vivencias que siempre nos acompañarán y algunas de las cuales hemos relatado.
  • 2 años en Vitoria-Gasteiz, en periodos de servicio militar en 1974 (último trimestre) y desde Julio de 1976 a Septiembre de 1977, entre Araca y Gamarra (algunas fotos). También algunas noches anteriores a exámenes en el Centro Asociado de la UNED.
  • 6 meses en Madrid, en diversos períodos del servicio militar (trimestre veraniego de 1975 en Fuencarral, formación en Ingeniería (varios semanas en distintos veranos), oposiciones en 1981,...
  • 4 meses en Roquetas de Mar (Almería) en los veranos de 1978, 1979,..., y 1985.
  • 3 meses en Tudela (Navarra), el inolvidable verano de 1963 con los tíos Julián y Maite, y los primos...
  • 3 meses en Amurrio (Álava), un maravilloso verano (¿de 1962?) con la familia materna en casa del primo de mi madre José Luis, su mujer e hijas,...
  • 2 meses en Gorliz (Bizkaia), con los tíos Ángel y Mariví, y los primos, en varios veranos en torno a 1970,...
  • 2 meses en París (Francia), en diversos períodos, dos en 1973 hasta el año pasado 2009,...
  • 1 mes en Rennes (Francia), Cambrils, Ibiza, Mallorca, Gran Canaria, Tenerife, Galizano (Cantabria), Playa de la Franca (Asturias), Hortigüela (Burgos), Llanes (Asturias), San Miguel de Basauri (Bizkaia),...
  • Total: 57 años y algunos meses. Los links en negrita llevan a referencias relativas a los lugares donde hemos vivido...
Tokina 11-16
¿Por qué no listáis los lugares donde habéis vivido? Resulta interesante. Fotos recientes de Aitor Agirregabiria, tomadas en Sopelana (muy cerca de Getxo) y en Bilbao.

Homenaje al tío Jesús Aguirregabiria

Sus hijos, Luis Fernando, Txema y Nerea; hijos políticos, Estela González, Ana Martínez de la Pera y Julio Casas; nietos, Raquel, Kiko, Sonia y Sandra; June y Malen; Laura y Julen; hermanos políticos, sobrinos, primos y demás familia. Jesús Aguirregabiria Echevarria falleció en Bilbao, el día 19 de febrero de 2010. Era el menor de los cinco hermanos Agirregabiria Etxebarria, donde Juan -nuestro padre- era el primogénito y 13 años mayor que Jesús, el benjamín. Nos contaban que siendo niño, su hermano mayor le llevaba en volandas o sobre el cuello. Jesús fue un niño mimado, en una familia grande de hermanos y primos, con mucha gente siempre en aquella casa, c/ Cruz, 6 de Bilbao, 4º piso, el mismo donde nació el primer Lehendakari José Antonio Aguirre. Cuentan que, de niño, para quitarse los pantalones simplemente se soltaba el cinturón y patateaba hasta pasar por encima de ellos que quedaban en el suelo para ser recogidos por la sirvienta de la casa.

Nuestros recuerdos directos comienzan con una anécdota que siempre nos contaron. Siendo Jesús muy amante del campo, de la caza y de la pesca, parece que en alguna ocasión nos llevó a sus sobrinos mayores mientras cazaba codornices, pedernices o algo así. Y nos pedía que llevásemos las piezas capturadas. Parece que me tocó acarrear alguna muy destrozada y sanguinolenta, por lo que le pedí insistentemente no llevarla con la excusa de que 'petaba' (pesaba) mucho. Aquello me persiguió durante años por miedica. Curiosamente este precedente, me sirvió para saber que ceceé de niño, al igual que nuestra hija durante sus primeros años.

Nuestro tío se casó con la guapísima Mariángeles, una escultural morena que se parecía mucho a Sofía Loren. Su boda en verano fue una gran fiesta porque dispusieron de una cantidad inagotable para que todos los sobrinos fuésemos sin límite a las barracas (como se llama a la feria en Bilbao). Yo estaba en uno de mis veraneos con familiares en zona seca (Amurrio o Tudela) y me lo perdí, con gran pesar por todo lo que luego contaron mis primos y prima.

Otro recuerdo imborrable es del día que murió nuestro abuelo Ezequiel Aguirregabiria y que estuvimos en casa del tío Jesús, en San Ignacio. O del día que los tíos Jesús y María Ángeles nos visitaron en nuestra nueva casa cuando nos casamos, y vinieron con sus zapatillas de casa, porque sabían que se encontraban como en su hogar.

Su afición a la caza y a la pesca mantuvieron al tío Jesús muy vinculado a nuestras raíces en Ubide (o Ubidea). Aquel fue su lugar de verano, de fin de semana y de jubilación mientras pudo valerse. Allí mantuvo sus amistades y fue el último familiar mayor a quien visitábamos en nuestras visitas al molino. ¡Descanse en paz, en su naturaleza celestial donde seguro que es feliz!

Bodas de oro de Patxi y Adori

Hoy nos hemos reunido una gran parte de la familia Aguirre. Tíos, primos y tercera generación. Misa a las 12:00 horas en la capilla de la iglesia de los Santos Juanes y comida en la Casa Vasca. Aunque en la foto superior no aparece Aitor (quien obtiene la imagen) y algunos que han ido al restaurante, nos hemos reunido los siguientes: Familia Ochandiano - Aguirre: Juanito - Pilar, Mª Pili - Marce, Marta y Javier - José Ignacio. Familia Madariaga - Aguirre: Patxi - Adori. Familia Aguirregabiria - Aguirre: Juan Mª, Txemi - Mª Carmen y Aitor - Javi. Familia Aguirre - Izaguirre: Maite, Maitechu, Julián, Norberto - Marta, Pedro José - Lucía, Vicente - Ana. Familia Aguirre - Sanmartín: Félix - Mª Angeles, Marta - Jose y Ander, Nerea y Leyre, César - Rosabel e Iker, Jon e Irene, Fernando, Silvia - Pablo y Victoria y Laura, Diego - Susanne. Mª Carmen y Primi. Fotos de esta reunión(otras imágenes de anteriores "aguirradas"), vídeos (primero y segundo),...
Aguirrada de 2003
De los dos barcos del Tío Patxi, de los que tanto se ha hablado, tenemos fotos. Del "txintxorro" de navegar, he encontrado esta imagen de ¿1992?, con Leire y Aitor. Del velero de modelismo también debe haber, pero la pondremos cuando la encontremos...

Responde a alguna de estas tres cuestiones de tu pasado

eVuelta, uno de nuestros sueños aún incumplido
Si aún no se te ha ocurrido por dónde empezar a contarnos algo de ti y de tus circunstancias, te proponemos tres cuestiones que ye animen a describir tus vivencias.

Serán en post sucesivos tipos variados de temáticas, similares a las que hoy te sugerimos:
  1. ¿Qué te gustaría hacer y que nunca te atreviste antes?
  2. ¿Cuál fue el día más feliz de tu infancia?
  3. ¿De cuántas maneras te han llamado en ámbitos distintos como familia, amistades, trabajo,...?
Para que veas que no te pedimos más de lo que ofrecemos, en modo telegráfico vamos a responder, para que compruebes que cabe todo tipo de extensión y formato en las contestaciones subjetivas. Las puedes aportar de modo anónimo, con iniciales o con nombre y apellidos completos,... como prefiera cada colega.
  1. Sigo pensando en hacer un viaje largo, por etapas, de más de una semana, andando o en coche, conversando con lugareños en cada una de las etapas,... (imagen superior)
  2. De los momentos infantiles que mantengo la memoria, un día que aún recuerdo vívidamente (aparte del día de la primera comunión), fue un festivo que rompimos una hucha de barro en forma de cerdito y estuvimos contando monedas un buen rato, entre hermanos y primos. Me gustó, no tanto por el (escaso) valor recaudado, sino porque significaba que aquellos pequeños ahorros se había convertido en una gran cantidad de céntimos, dos reales y pesetas.
  3. Si no me olvido de ninguna modalidad, me han llamado y algunas personas me siguen llamando, José Miguel, Josemi, Chemi, Txemi, José, Joseba, Mikel, Joseba Mikel, Huracán Mitch,... además de profe, papá, aita, aitxitxe, abuelo,... 
Firmado: J. Mikel A. A. 

Categorías familiares...

No siempre somos conscientes de la trascendencia de la institución familiar, que puede arroparnos y alegrarnos durante toda la vida.

Cuando nacemos, todos somos hijos. Muchos, además nacemos o nos convertimos en hermanos y primos. Casi todos somos nietos, y la mayoría sobrinos. Con suerte, antes o después, nos transforman en tíos. Muchos, más pronto o más tarde, nos desarrollamos como novios. Bastantes nos comprometemos a ser esposos (maridos o mujeres). Con un poco más de tiempo, los afortunados evolucionamos a padres o madres. Luego, un buen día quizá nos convierten en suegros. Quizá la máxima alegría sea verse encumbrados a la categoría de abuelos. Pocos, los más longevos, hasta pueden ser distinguidos como bisabuelos. Muy pocos, alcanzan el máximo honor de ser tatarabuelos,.. La familia lo es todo...

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/familiares.DOC

Crónica de Getxo&Pintxo por Algorta

Familia degustando microgastronomía
Nuevamente en un día nublado que amenazaba lluvia, como ya sucedió en la ruta de Las Arenas en hemos recorrido Algorta con una nueva excursión gastronómica Getxo&Pintxo por los que juzgamos cinco mejores establecimientos de "pintxos" o tapas en Algorta. Bajo la dirección de MariLu Pérez, hemos puesto un "bote" inicial de 10 euros, de los que luego nos han sobrado siete. Todo gracias a las invitaciones con las que nos han recibido, a pesar de nuestra insistencia en pagar todo (lo que no ha sido posible).
Completamos la crónica fotográfica con todos los detalles que MariLu Pérez nos aporta en su crónica especializada, con los datos que en cursiva incluimos.

Bar Baserri (Telletxe 3). Vídeo en el Baserri (mostrada arriba). Según el relato de Marikeli: "Para cuando llegamos, Arkaitz (fotos) nos tenía preparados los pintxos Baserri que nos había recomendado Urko, compuestos de pimiento rojo, pimiento verde, bacon, un huevito de codorniz frito y una estupenda txistorra, sobre pan frito. ¿Suena bien verdad? Pues sabía mejor. Además nos tenían preparada una deliciosa sorpresa, un pintxo de patata paja, con cebolla caramelizada y paté de pato. Por si os quedáis con hambre, en el Baserri también tenéis una amplia selección de bocadillitos, tortillas de patatas como la de hongo encebollado con jamón serrano y queso y raciones. Los precios varían entre el euro y medio y el euro sesenta céntimos, pero a partir de las 19:00 horas sólo te costarán un euro cualquier día de la semana. Como novedad nos ha encantado el nuevo toldo de la terraza y que la cerveza la sirvan a la antigua".


Bar Barrukoa (Telletxe 5). Vídeo en el Barrukoa. Según el relato de Marikeli: "Allí comimos un sorprendente y riquísimo pintxo de aguacate preparado, tomate, verdel y salsa de Pedro Ximénez. Begoña nos sorprendió con una barra original y elaborada, con propuestas como la manzana a la plancha con cebolla caramelizada, confit de pato y salsa de higo, el pimiento verde relleno de txangurro y cebolla a la plancha o el tomate albardado con rape. Ella misma crea sus pintxos, rebuscando entre libros de cocina y con un poquito de ayuda de sus primos de Donosti. El Barrukoa está al fondo de la galería, así que fijaros bien y no os lo perdáis, porque merece la pena. El precio, un euro con cuarenta céntimos".


Restaurante Boga Boga. (Avda Basagoiti 63). Vídeo en el Boga Boga. Según el relato de Marikeli: "Un establecimiento recién renovado, que cuenta con una terraza super apetecible y una preciosa decoración. ¡Ahora que llega la primavera tendremos que andar vivos para coger sitio! Luis Montero, sus hijos Alvaro y Eder cocinero y camarero respectivamente, y el resto del equipo nos tenían preparada una riquísima milhoja de txangurro y vieira, donde el pan, la patata confitada, el txangurro, una fina capa de milhoja y la vieira se iban superponiendo para nuestro deleite. La barra la componen una selección de pintxos deliciosa como el queso de cabra con tomate confitado y nueces por poner un ejemplo, además puedes elegir entre un montón de raciones o incluso comer en el restaurante del piso superior. El precio de los pintxos es de un euro y medio".


Bar Ereatxu (Andrés Cortina 3). Vídeo en el Ereatxu. Según el relato de Marikeli: "Además de la tortilla de patata y la brocheta de champiñones, hay un pintxo estrella en este bar y es su revuelto de champis. Las chicas del Ereatxu intentaban ponernos los pintxos en un plato, pero nos costó un rato de risas, porque según salían las bandejas la gente se acercaba y en un plis-plas desaparecían. Y es que a veces lo más apetecible puede ser una receta de toda la vida, cocinada con maestría. Un lugar muy agradable donde pasar un buen rato, dentro o en la terraza. Un euro y veinticinco céntimos cada pintxo".


Cafetería Usategi. Vídeo en el Usategi. Según el relato de Marikeli: "Lourdes (fotos) ya nos había avisado de que nos preparáramos para unas increíbles anchoas del cantábrico recién rebozadas, pero lo que no nos había dicho es que además íbamos a poder probar su tortilla de patata (un clásico muy solicitado en este lugar) y unos langostinos cocidos. Celebramos bien el día de la madre ¿verdad? En la cafetería Usategi, además, podéis disfrutar de su pintxo de jamón ibérico, del de bonito con alegrías, aceituna y mahonesa o de sus variadas raciones como la de pulpo, huevos rotos, ensaladas o foie a la plancha. Pero sobretodo disfrutaréis de una preciosa ubicación, desde la que se ve todo el parque de Usategi y el Abra. Una maravilla para los días despejados, pero también para ir bien abrigadita un día gris. El precio de los pintxos va del euro treinta al euro cincuenta, y dos euros para los pintxos más especiales".
En esta ocasión los bloggers cronistas hemos sido: MariLu Pérez (Coordinadora de GetxoPintxo), Mónica Mediavilla, Iaski Ruiz de Azua, Juan Karlos Pérez, Iker San Vicente (@ikertxus de GetxoGuide Televisión) y quien suscribe, Mikel Agirregabiria. También nos hemos encontrado con gentes amigas, como Gloria Marzo (@gloriaalgorta) y su marido Carlos que nos han acompañado parte del recorrido (que con Elements Comunicación Interactiva estaban grabando otro reportaje -ver abajo-), así como con Paul Rios (de Lokarri) y su familia,...

Posteriormente se programarán otras rutas por Romo (en junio de este año), Puerto Viejo,... Más información en el el wiki correspondiente de Getxo&Pintxo. Foto superior de una amable familia que nos ha autorizado. Fotos de Iaski Ruiz de Azua. vídeo-crónica de Iker San Vicente (GetxoGuide.tv). Nuestras 143 fotos y nuestros cinco vídeos en Baserri, Barrukoa, Boga Boga, Ereatxu y Usategi.

De quién se aprende más

Existe una lógica inevitable en los aprendizajes: El tiempo de las ‘clases’ y la relación docente-discente son factores decisivos y primordiales.

Si reflexionamos un minuto sobre la persona que más ha influido en nuestra vida, de quien más hemos asumido su visión vital, seguramente habrá un acuerdo mayoritario en torno a alguien con quien hayamos convivido, trabajado o vivido durante un largo período de nuestra vida. También depende de nuestra capacidad de aceptación de sus enseñanzas, para lo cual es conveniente una relación de aprecio mutuo.

Por las razones expuestas, en la mayoría de las personas los padres y hermanos, o los parientes cercanos han sido las personas que más poso nos han transmitido. También algunos profesores, pero la parcelación en etapas educativas de corta duración ha impedido que cale en profundidad la labor de un único docente que se destaque sobre los demás.

Otro ámbito de aprendizaje a lo largo de la vida es el trabajo. Aprendemos de los colegas, de los jefes y de los colaboradores. Aquí también el tiempo de contacto es determinante. En general, puede suceder que haya una tendencia a formarse más del superior inmediato, siempre que haya voluntad bilateral de enseñar-aprender y que se base en el respeto recíproco.

En síntesis, aprendemos fundamentalmente de la familia, con mayor peso que las amistades o los colegas. De nuestros antepasados (de abuelos, padres y tíos) y de nuestros descendientes (hijos, sobrinos y nietos), de nuestros coetáneos (hermanos y primos), pero sobre todo… de los cónyuges.

Nuestras parejas, especialmente tras una convivencia de años, nos conocen mejor que nadie, saben de nuestras fortalezas y de nuestras debilidades. Sus consejos, sus ideas, sus refrendos, son continuos y trascendentales. La duración, intensidad y voluntariedad de esta relación elegida la hacen imbatible como la mejor fórmula de aprender, día a día y hora a hora. Por todo ello, ¡gracias, amados consortes!

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/aprendemos.DOC

Pasteles sobre la nevera de hielo

Vendedoras de hielo durante la I Guerra Mundial
Ice-women: Chicas repartiendo hielo en una foto de 16-9-1918, tras ser coloreada por Dana Keller.

El pasado 4 de diciembre de 2020 falleció nuestro Tío Félix Aguirre. En el funeral recordábamos muchas anécdotas del pasado, de cuando coincidíamos en la casa familiar de la calle María Muñoz de Bilbao (véase foto). Allí donde nuestra madre enferma estuvo dos años hasta que falleció bajo el cuidado de sus hermanas y hermanos.  Aquellas comidas eran memorables, en las que nos vigilaba el tío Félix a los cinco primos mayores Aguirre: Juan Carlos, Juan Mari, yo mismo Txemi (José Miguel, Mikel), Mari Pili y Javi.

El tío Félix era el encargado de la mesa en aquellos primeros años de los '60. Teníamos que comernos todo de todos los platos, incluidas las habas, que algunos odiábamos. Al final aprendimos, de por vida, a comer de todo. En justa reciprocidad y a él le exigíamos que comiese hígado, sabiendo que no era de su agrado. Y lo hacía, demostrando que la firmeza era para todos. Por cierto, dos platos que han desaparecido de nuestros menús.

Aquellas gloriosas comidas quedaron grabadas por la felicidad que emana de la familia,… Quienes más nos reíamos, sin saber exactamente de qué, éramos los dos más traviesos o niños,  Mari Pili y yo, que ya criamos nietos y seguro les hemos contado aquellos almuerzos,… o las meriendas-cenas antes de salir a jugar a los Auxiliares (Plaza Unamuno) a la vuelta del colegio.

El tío Félix nos daba su paga, si bien creo que toda ella la ahorrábamos en una hucha común de arcilla que, finalmente, un inolvidable día rompimos. Buena práctica para valorar el ahorro con aquella peseta o eran cincuenta céntimos, que ahora nuestros nietos no sabrían ni expresar en menos de un céntimo de euro.

Un aprendizaje directo del tío Félix, útil para toda la vida, fue sobre cómo elegir el mejor pastel de una bandejaRecuerdo exactamente la escena en la amplia cocina de aquella casa, encima del frigorífico de hielo, que se rellenaba con barras de hielo que cada semana traía a casa el hielero o heladero (ver otra imagen)

Aquella nevera ¿quizá una Gelat? (no confundir con la fresquera con su malla para ventilar) medía poco más de un metro  porque no tenía maquinaria alguna ni se enchufaba, y encima estaba la docena de pasteles entre los que debíamos elegir,... 

El tío Félix zanjó la dificultad de elegir (l'embarras du choix, como dicen los franceses), sobre todo para un niño entre aquellos manjares dulces, con un criterio objetivo: Selecciona por el peso. Todos los pasteles son deliciosos, de modo que el que tenga más masa o cantidad será el más placentero por degustarlo más tiempo. Una fórmula aplicable en muchas casos y momentos diferentes.

Una heladera en la época de la depresión repartiendo hielo.

Big Bang planetario de una familia de Bilbao

Big Bang planetario de una familia de Bilbao
Acabamos de estar en una de las periódicas videoconferencias familiares algunos primos carnales de la familia Aguirre que nos criamos en el Casco Viejo de Bilbao, entre las calles de la Cruz, María Muñoz, Artecalle y Somera allá por los años '50 y '60. Que jugábamos juntos, tras la merienda-cena, en la Plaza de Unamuno, entonces Plaza de los Auxiliares

Cierto que pronto ya nos dispersamos por Indautxu, San Ignacio, siempre en Bilbao o hasta Tudela (Navarra). Proveníamos de Bilbao, aunque algún predecesor nacido circunstancialmente en Cuba, pero también de Amurrio y Luiando (ambas localidades en Araba), de Ubide o Ubidea (Bizkaia),... o el otro apellido familiar, Agirregabiria procede de Leintz Galtzaga o Salinas de Léniz (Gipuzkoa).

Hoy, sesenta años después, Bilbao está eclosionada por todo el mundo. Hemos conversado más de una hora entre Bilbao, Getxo, Leioa, Zaragoza, Huesca, Alcobendas (Madrid), Málaga y el Estado de New York. Y eso que nos han fallado las conexiones con Brasil, Bolivia, México o Colombia. En otras ocasiones esta familia directa de Bilbao, ha conectado desde Badajoz, Murcia, Alicante, Valencia, Barcelona, Gran Canaria, o Francia, Reino Unido, Dubai, California,...
Mapamundi de Bilbao
Visto lo cual, con razón usábamos desde siempre el mapamundi de Bilbao

Homenaje a la Tía Julita

Una tía soltera es la mejor tía de todos sus muchos sobrinos y sobrinas.

La Tía Julita, porque se llamaba Julita, que no es ningún diminutivo, fue la mejor tía y, en muchos casos, la madrina óptima que se pueda imaginar. Era una tía solícita, dedicada plenamente a todos sus sobrinos, algunos de los cuales (los cinco hijos del tío Félix y de la tía María Ángeles) tuvieron la inmensa suerte de convivir con ella muchos años de su vida.

Para los primos mayores fue un referente de mujer emancipada, oficinista dedicada y viajera incansable con su RENFE que la llevó hasta los extremos ferroviarios de Europa. Una mujer moderna para su tiempo, que recogía recuerdos y desplegaba cariño para toda su familia: hermanos y hermanas y… sobrinos por doquier.

Echaremos de menos su hablar precipitado, su actividad nerviosa, esos queridos rasgos familiales que muchos hemos heredado, incluidas aquellas siestas de minutos en las sobremesas de María Muñoz. La Tía Julita no deja un legado inmenso, un tesoro de recuerdos indelebles y de amor incondicional. A todos nos enseñó tantas cosas… A saber estar, a confiar, a apoyarnos en la bendición de una familia unida. A algunos nos tecleó a máquina nuestros primeros trabajos académicos, incluso nuestras primigenias poesías.

Ir a comer, o a tomar café, a la casa de la Tía Julita era una experiencia inolvidable. Allí se desplegaban recuerdos, se nos transmitía la herencia de los abuelos Norberto y Benita, del tío Felipe, de la tía Pascuala, de la amplia familia de Amurrio y Luyando,… Tantas historias de la guerra... Ella nos enseñó a perdonar, de corazón, pero sin olvidar. Y no sólo a nosotros, los sobrinos directos, sino también a nuestros hijos, los sobrinos-nietos de la Tía Julita.

La Tía Julita fue madrina de bautizos (de Leire, que nació el mismo día que ella, el 16 de junio), madrina de bodas,.. Más aún, hasta el último día de su vida –tras siete años de atención dedicada del tío Félix y de la tía María Ángeles, de la tía Carmentxu y de Primi, de Pilar y Adori, y de todos sus parientes, ella –quizá sin saberlo- fue el perfecto centro de la extensa Familia Aguirre Cuadra.

Hoy nos sentimos huérfanos, de alquien que como la mejor madrina rezaba y cuidaba de todos nosotros. Sólo nos consuela saber que desde el Cielo, pero como siempre la Tía Julita, reunida al fin con sus queridos hermanos Marta y Julián, seguirá velando por todos nosotros.

“In memoriam de Julita Aguirre (16-12-2007).”

La experiencia más gozosa

Cuando ya se peinan canas, es hora de revisar las ocasiones más felices e inolvidables de toda una vida.

Del nacimiento nadie se acuerda, pero sí de los primeros años de una infancia feliz. El parque, los juegos, los hermanos, los primos, las vacaciones en el pueblo, todo fue muy agradable y digno de recordar. El día de la primera comunión, con la sensación de ser el protagonista por una jornada. Los estudios acabados, el ingreso en bachillerato, las reválidas superadas, la selectividad, la universidad, la carrera, el inicio de los diferentes trabajos, el progreso profesional, las oposiciones ganadas,… todo memorable.

Mucho antes, desde la universidad, el descubrimiento del amor, el hechizo de la pasión, el compromiso, la boda, los años sin hijos, el nacimiento de la primera hija, del segundo hijo,… todo insuperable. Verlos crecer, sus estudios, sus amores,… todo inmejorable. Un largo matrimonio dichoso, una pareja enamorada con quien compartir todo,… algo inigualable. De las cosas uno se acuerda, los coches, las casas,… pero lo indeleble son las personas, las ya desaparecidas y las que nos hacen felices todavía.

Pero si hubiese que elegir unos instantes deliciosos, casi gloriosos, en este momento elegiríamos aquellos en los que con los hijos pequeños se revive la historia de la infancia, el descubrimiento de lo nuevo, los viajes, lo novedoso, las fiestas de celebración. Oír cómo aprender tus hijos e hijas, verles comprender conceptos complejos, sentir su inteligencia en desarrollo,… eso es lo más maravilloso que ha sido otorgado a la humanidad. Ése sentimiento también se emula en la docencia, con el alumnado que aprende ante nosotros. A quienes ya vivimos esa etapa con los hijos, nos queda esperar para revivir la existencia, por tercera vez, con los nietos.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/masgozosa.doc

Curiosidades del número 153

1.- Es el número más pequeño que puede ser expresado como la suma de los cubos de sus dígitos: 153 = 13 + 53 + 33

2.- Es igual a la suma de los factoriales de los números del 1 al 5: 153 = 1! + 2! + 3! + 4! + 5!
3.- La suma de sus dígitos es un cuadrado perfecto: 1 + 5 + 3 = 9 = 32

4.- La suma de sus divisores (excluyendo al propio número) también es un cuadrado perfecto: 1 + 3 + 9 + 17 + 51 = 81 = 92. Además, como se puede ver, es el cuadrado de la suma de sus dígitos.
5.- Dando la vuelta a las cifras de 153 obtenemos el 351. Si los sumamos obtenemos 504, que cumple que su cuadrado es el número más pequeño que puede ser expresado como el producto de dos números diferentes cuyas cifras están invertidas: 153 + 351 = 504

5042 = 288 · 882

6.- Puede ser expresado como la suma de todos los números enteros del 1 al 17: 153 = 1 + 2 + 3 + 4 +…+ 15 + 16 + 17Esto significa que 153 es el decimoséptimo número triangular. Como su inverso, 351, también es un número triangular (suma del 1 hasta el 26) podemos decir que 153 es un número triangular invertible.
7.- Es un número de Harshad (o número de Niven), es decir, es divisible por la suma de sus dígitos: 153/(1 + 5 + 3) = 17. Como 351 también es un número de Harshad podemos decir que 153 es un número de Harshad invertible . Los números de Harshad fueron definidos por el matemático indio D. R. Kaprekar, del cual ya hemos hablado en Gaussianos.
8.- Puede ser expresado como el producto de dos números formados por sus dígitos: 153 = 3 · 51

9.- El número 135, formado por una recolocación de los dígitos de 153, puede ser expresado de esta curiosa forma: 135 = 11 + 32 + 53

10.- La suma de todos los divisores de 153 es 234: 1 + 3 + 9 + 17 + 51 + 153 = 234
El producto de todos los divisores de 153 excepto el propio número es 23409: 1 · 3 · 9 · 17 · 51 = 23409. Y vemos que 23409 está formado por 234, que es la suma de todos los divisores de 153, y por 09, que es la raíz cuadrada de la suma de todos los divisores de 153 excepto el propio número (ver 4.-).
11.- Tomemos un número múltiplo de 3, elevemos al cubo cada una de sus cifras y sumemos esos cubos. Repitamos el proceso con el resultado obtenido. Al final llegaremos al 153. Veamos un ejemplo con el número 1011: 13 + 03 + 13 + 13 = 3

33 = 27
23 + 73 = 351
33 + 53 + 13 = 153
Podemos decir que a partir del 1011 alcanzamos el 153 con 4 ciclos y podemos representarlo así: 1011–>3–>27–>351–>153. Todos los números menores de 10000 llegan con este procedimiento al 153 en, como máximo, 13 ciclos. El número más pequeño que necesita 13 ciclos es el 177: 177–>687–>1071–>345–>216–>225–>141–>

–>66–>432–>99–>1458–>702–>351–>153

12.- La sumas de las potencias 0, 1 y 2 de sus dígitos es igual al producto de ellos: 10 + 51 + 32 = 1 · 5 · 3

13.- Si π(x) (Pi(x)) representa el número de primos que hay menores que x, se cumple lo siguiente: π(153) = π(15) · 3! (Pi(153) = Pi(15) · 3!)
14.- En 6.- hemos visto que 153 es el número triangular número 17. Trabajemos con su inverso: 1/153 = 0,006535947712418300653594
Vemos que es periódico de período 0065359477124183. Quitemos los dos ceros y consideremos el resto. Unamos esta información con la posición que ocupa el 153 entre los números triangulares, la 17. Multipliquemos ahora esa parte del período por los sucesivos múltiplos de 17. Obtenemos lo siguiente:
65359477124183 · 17 = 1111111111111111
65359477124183 · 34 = 2222222222222222
65359477124183 · 51 = 3333333333333333
65359477124183 · 68 = 4444444444444444
65359477124183 · 85 = 5555555555555555
65359477124183 · 102 = 6666666666666666
65359477124183 · 119 = 7777777777777777
65359477124183 · 136 = 8888888888888888
65359477124183 · 153 = 9999999999999999

Realmente curioso el número, ¿verdad?. Si sabéis o encontráis alguna propiedad más de este número tan interesante no dudéis en comentarla. Fuentes: Web de Shyam Sunder Gupta & World! Of Numbers. (Dedicado a quienes nacimos en el mágico año 1953)

Flamantes cincuentones

He ingresado en la legión grisácea de los cincuentones, sin eufemismos paliativos tales como jóvenes maduros o veteranos juveniles. Cuando publiquen esta nota, ya habrá pasado mi cumpleaños, así que pueden abstenerse de felicitarme. Nací un viernes santo cualquiera, justo hace diez lustros. Este quincuagésimo cumpleaños es la fecha en la que descubres que todo es más sencillo de lo que pensabas, y coincides con tus hijos adolescentes en que el día para pegarte el banquete o la fiesta de tu vida es… hoy mismo, sin esperar a mañana, y eso cada día de los próximos mientras puedas decidir. Con todo, la crisis de los 50 me parece más llevadera que la depresión de los 40, y de la angustia de los 30, que ni siquiera recuerdo bien. Convertirse en cincuentón es una trágica y traqueteada experiencia, pero que se vive en compañía de todos los coetáneos. A ellos están dedicadas estas líneas. Siempre pensamos que aquélla fue una gran cosecha, la del 53, aunque ahora lo dudamos tras descubrir que son de la misma quinta Aznar y Blair (quien dijo sentir mariposas en el estómago el día que cumplió 50).

Aquel nuestro año 1953  finalizó la Guerra de Corea, Franco firmó el Concordato con el Vaticano y los primeros acuerdos económicos y militares con los EE.UU., llegó la Coca-Cola, se escaló en Everest, se demostró la relación entre cáncer y tabaco, se descubrió la estructura en doble hélice del ADN, se simplificó la famosa ecuación de Einstein a E=m.c2, se inventó el bolígrafo Bic y se pusieron de moda los pantalones vaqueros. Murieron Stalin, el compositor Prokófiev, el poeta Dylan Thomas,…, pero ahora lo que importa es cómo fuimos, y cómo somos los que entonces nacimos –más exactamente, los que todavía quedamos-.

Nosotros nos criamos a lo bestia. Hacíamos lo que jamás permitimos luego a nuestros hijos. Corríamos en pequeñas e inadecuadas bicicletas sin casco, los columpios eran de metal roñoso y con esquinas en pico, y jugábamos a ver quien era más bruto. Construimos goitiberas para bajar por las cuestas y descubríamos que habíamos olvidado los frenos. Jugábamos a "chorro, morro, pico, tallo, qué" (no pregunten eso qué significaba), procurando caer en plan bomba, y nadie sufrió dislocaciones vertebrales. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos al anochecer. Nadie podía localizarnos por ningún móvil. O hacíamos una fogata para asar patatas y contarnos historias de miedo. Nos abríamos la cabeza jugando a “guerra de piedras” y no pasaba nada, eran “cosa de niños” y se curaba con Mercromina y un cachete adicional de castigo. Comíamos moras, pipas de melón y porquerías, bebiendo aquel refresco de color butano, pero no fuimos obesos. Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. No tuvimos Playstation, Nintendo, películas en vídeo, móviles, computadores ni Internet: sólo un canal de televisión en blanco y negro,.. en casa de algún amigo rico. Siempre recordaremos nuestros escasos juguetes, pero nos sobraban los amigos y primos. Quedábamos con ellos en el parque más cercano. O ni siquiera quedábamos, con la merienda íbamos a la plaza y allí nos encontrábamos. Ligábamos con las chicas persiguiéndolas, no en un chat tecleando ;-D. Y jugábamos a las chapas, a las canicas, al “hinque” con clavos herrumbrosos, con pólvora,... en fin, con tecnología punta. Bebíamos agua directamente del grifo, cazábamos lagartijas y gorriones con la "chimbera de balines", sin adultos vigilándonos. En los juegos del patio, no todos participaban en los equipos; debías ser elegido. Los otros tuvieron que aprender a superar la decepción. Los menos estudiosos, repetían curso y les ponían a trabajar prematuramente de “botones”… en una Caja de Ahorros y cuando pasadas las décadas te los reencontrabas, te denegaban el crédito.

Viajábamos en minúsculos coches sin cinturones de seguridad ni air-bag, durante viajes de 8 horas con cuatro adultos y cuatro niños en un 600, sin síndromes de la clase turista. Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. Si transgredíamos alguno de los numerosos preceptos, nuestros padres no sólo no nos protegían, sino que además nos castigaban aparte. Tuvimos media libertad, mucho fracaso, poco éxito y moderada responsabilidad, pero aprendimos a crecer con todo ello.

Ha pasado la mayor parte, pero quizá no la mejor, de la vida familiar y profesional. Nuestros hijos son insufribles y eternos adolescentes, nuestra pareja ha engordado casi tanto como nosotros, y ya estamos plenamente instalados en esa burguesía postmoderna y acomodada,… que tanto se parece a la de nuestros abuelos y que fue mejor que la de nuestros sufridos padres. Nuestros rutinarios paseos con la parienta, esos recorridos de café con leche en café con leche (descafeinados por supuesto), con muchas paradas, permiten a los comerciantes poner en hora sus relojes cuando nos ven desfilar puntualmente cada atardecer. Nuestra carrera laboral ya ha acumulado suficiente mediocridad como para no quitarnos el sueño las pasadas aspiraciones, que han envejecido más prematuramente que nosotros. Ya sabemos adónde vamos a llegar, y eso con suerte: a la prejubilación. Pero nos sentimos bien, nada de esa "sensación de que la vida se me está escapando". Chispeantes, seguimos creciendo. Los pies, por ejemplo, cada vez están más lejos y cada día te cuesta más llegar hasta ellos, sobre todo el izquierdo. Cierto que ya no podemos pasar de los tres platos en las alubiadas, y que crecen los periféricos de ayuda (gafas de presbicia, y pronto audífonos), pero hay otras ventajas: Vas perdiendo la vergüenza, y desarrollándose una “cara dura” con la edad,…, y disminuye drásticamente el riesgo de morir… joven.

Comenzamos a adivinar lo que se nos avecina en las próximas décadas. Los ruiditos que nos acompañan a cada movimiento, sobre todo de alzada. Disfrutamos de ese sueño “camembert”, plagado de periodos de insomnio, y cuando te levantas recuerdas eso de que si no te duele nada, es que ya estás muerto… El tango dice que “veinte años no es nada”, pero “cincuenta años” otorgan una madura lucidez,… que estremece. Nosotros que fuimos testigos de la carrera por la Luna, pertenecemos a la maldita “generación sándwich”, de selectividades dobles, de “mili” larga, siendo jóvenes cuando se llevaban los veteranos y llegando a expertos cuando mandan los novatos. Fuimos obedientes con nuestros padres y con las demás autoridades de turno, y ahora nos tienen en jaque nuestros hijos a los que, en general, malcriamos por miedo a repetir nuestra historia. Debimos aprender a liberarnos de muchos prejuicios y cuando lo conseguimos, resulta que estábamos cargados de años. Pero disfrutamos de regalos tardíos, como redescubrir y recuperar la música de los ’70 por Internet y ver a la siguiente generación cometer nuestros mismos errores. La nostalgia empieza a invadirnos y cada vez nos parecemos más a nuestros progenitores, e incluso a nuestros abuelos. Pronto añoraremos cuando hablábamos… todo seguido, y no recordaremos a ese tal “Al..zheimer”, y se acerca el día en el que ingresaremos en esos grupos de “ancianas de los dos sexos”. - “Es cruel”, digo, y mi mujer replica: - “Sí, para ellas”.

La vejez es lo más inesperado que le sucede al hombre y llega sin ser invitada. Sólo comienza cuando se pierde la curiosidad y cesa de indignación por todo lo que está mal a nuestro alrededor. La madurez, incluso la vejez bien llevada, puede ser el tiempo de nuestra dicha. La felicidad es el antídoto de la edad. ¡Seamos felices! 
[Cumpleaños para un 3 de abril,....]

Adolescente Euskadi

A veces no entendemos la política, porque la complejidad de los temas sociales es creciente y las incertidumbres abundan, e incluso se fomentan desde instancias interesadas en propagar verdades… a medias. Quizá una metáfora pueda ayudar.

Sustento la teoría de que “Euskadi es un país adolescente”, ubicado en su momento crucial para la configuración de su ulterior personalidad propia, de modo autónomo e independiente. Ahora se están definiendo aspectos de gran trascendencia para la vida futura de esta pequeña y hermosa nación. Es en esta etapa cuando, desde la herencia recibida, se forja la identidad: la propia e irrepetible individualidad nacional, reconociéndose y convirtiéndose en sí misma. Este desarrollo se verifica con cambios en el esfuerzo de síntesis y descubrimiento del yo, con ciclos de sobreestimación y subestimación.

Esta joven Euskadi, formada por su plural ciudadanía, lleva su propio camino, adoptando continuas decisiones diarias, que conforman su modo de crecimiento y maduración. Cotidianamente se encuentra afrontando y resolviendo los problemas que le acechan. Es razonable que experimente periódicas crisis menores y que muestre algún rasgo aislado de perplejidad, ya que debe establecer un logro de identidad, definiendo los aspectos claves de sí misma y de su relación con los demás.

Euskadi se quiere emancipar, quiere asumir su propia responsabilidad. Se cree suficientemente fuerte para abrirse su camino en el mundo, apoyando a los demás y apoyándose en ellos. Quizá sea osada, pero sólo desde la audacia medida se puede alcanzar el éxito, cuando se ha llegado ya una fase en la que vive apasionadamente todo, y el deseo de libertad es imparable.

Al igual que un adolescente, una joven patria debe desplegar varios niveles de desarrollo previo. Sus instituciones comienzan a acometer nuevas formas y funciones (como relatan las recientes noticias de cambios en la Acción Exterior del Gobierno Vasco), al tiempo que sus modelos simbólicos de referencia se erigen y centran en esquemas propios, en todos los ámbitos (cultural, lingüístico, educativo, mediático, sindical, laboral, social, político,…). Incluso la memoria histórica y la percepción colectiva del futuro en común se transforman, se desvinculan de ligaduras anteriores mediante un proceso de ardiente búsqueda que necesita ser declarado y compartido.

Un país adolescente requiere una población rejuvenecida en espíritu, con una imagen idealista del mundo. Esta característica propia de los púberes se hace presente no sólo en la conducta práctica, sino también en la actitud y en la elección de respuestas frente a las realidades del exterior. Los jóvenes, en ocasiones, se consideran a sí mismos demasiado importantes, se encierran en sus sentimientos, sobrestiman su vivencia, y dictan sus juicios creyéndolos el "summum" de la sabiduría. Por ello es tan esencial la autoformación y la reflexión, a fin de madurar y materializar el “desideratum”. Otro factor clave es la elección del garante ético, que identifique el código de valores morales aceptado y asumido comunitariamente.

La formación de un ideal, el despertar de la esperanza, el crecimiento arraigado de las estructuras, la maduración social, y la consolidación del sentimiento de sí mismo, son las señales de transición y los hitos de cristalización del espacio propio de un pueblo capaz de persistir y evolucionar, principalmente como resultado de la Educación y de la Investigación. Porque en estas dos áreas indelegables, trascendentes, verdaderas y únicas para actuar como catalizadoras del futuro se precisa el máximo esfuerzo.

Solamente una política inteligente y asentada democráticamente es capaz de gestionar este rumbo, aplicando en cada paso aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible, porque “la política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo”. Y la generosidad de la política se expresa en la única respuesta humana ante el conflicto, allí donde los animales sólo encuentran dos reacciones posibles, huir o luchar, el ser humano inventa la tercera vía: la palabra, el diálogo desde la comprensión mutua, rehusando la intolerancia y el enfrentamiento propio de seres irracionales.

Euskadi ha rechazado mayoritariamente las propuestas retrógradas, que desde un estado de dependencia conducen a destinos de contradependencia, donde se adoptan comportamientos oscilantes entre luchar y huir, para caer en la codependencia, donde competir con otros en forma destructiva. La cabal ciudadanía vasca ha elegido, en su asombroso proceso de progreso desde una tradición y cultura milenarias, avanzar desde la dependencia hacia la interdependencia venidera en el escenario europeo, superando el estadio de una anacrónica e imposible independencia decimonónica.

Euskadi es el chico rebelde e inconformista; Catalunya, el hermano formal; Galiza, el benjamín. Otros primos en Europa ya se han liberado: Litunia, Letonia, Estonia, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia,… El Plan Ibarretxe quizá sea una buena oportunidad para construir el sueño que resuena tras cada “Gora Euskadi Askatuta”.

El cielo de los recuerdos

Debe existir un paraíso para los recuerdos, un edén para los sentimientos vividos. Porque los objetos van al basurero o se reciclan; los cuerpos se entierran en los cementerios y vuelven a la tierra; los hechos se recogen en la historia, aunque sean falseados; el trabajo material queda en forma de prosperidad y desarrollo; el arte se colecciona en los museos; la música en las partituras que resuenan en los conservatorios; los escritos van a libros que se amontonan en las bibliotecas; y hasta las teorías son recolectadas, incluso las más inciertas casi siempre las más razonables y bellas como la del flogisto. El conocimiento, los razonamientos, las obras quedan… pero ¿dónde van los sentimientos?

Las emociones se expresan indirectamente y llegan a materializarse, a veces de modo solemne y comunitario en forma de pirámides o catedrales o, en otras ocasiones, de estilo más privado como un árbol o una sortija, que se cuida y transmite en la cadena de seres humanos que legan y allegan engrandeciendo el recuerdo de épocas pasadas, pero no olvidadas. Pero toda la inmensa fortuna acumulada de ternura, de pasión, de humanidad, de civilización, ¿dónde se alberga?

Los sentimientos también construyen elementos de cultura, muy valiosos que siempre podrán apreciarse y utilizarse como base de futuras vidas, especialmente a través de las lenguas, de las creencias o de las tradiciones. Hablar un idioma milenario hace que reverbere en el espacio infinito la vivencia de muchas generaciones de ancestros, lo que llega a conmover a un hablante sensitivo. Pero, ¿dónde se esconde el nirvana de todas las nostalgias?

Lo más humano que siempre florecerá es el amor, marcando los hitos de nuestra vida, balizando nuestro pasado, señalando nuestro presente y apuntando-apuntalando a nuestro futuro. La vivencia del cariño traza nuestra existencia en forma de recuerdos: la mano de nuestra madre llevándonos de paseo al parque y dándonos la merienda; caminar abrazados a los faldones de la gabardina de nuestro padre a salvo de cualquier contingencia; la compañía leal de nuestros hermanos y primos en cualquier circunstancia; la primera sonrisa pícara de una amiga; el primer amor; el primer beso; el primer “te quiero”; el cortejo, la boda, el primer embarazo; el nacimiento de cada hija y de cada hijo, sus primeras palabras y sus primeros pasos; la orfandad tras la muerte de nuestros padres, y no importa la edad que ya tengamos;… Todo este tesoro de afecto y alegría no se puede desvanecer, debe ir a algún refugio secreto donde reside lo mejor de nuestras vidas.

Todos sabemos que compartiendo sentimientos comunes con quienes convivimos, y especialmente con los más jóvenes (hijos, nietos, alumnos, amigos,…), transmitiremos este legado de amor que es exclusivo de los seres humanos. ¡Hablemos diariamente más de amor y de encuentro, y menos de discrepancias y alejamientos! En privado y en público, en casa y en el trabajo, en la calle y en la prensa. Muchos además creemos que este exorbitante patrimonio de fraternidad, cordialidad y simpatía habita en un mundo platónico que nos envuelve como el aire, y que puede presentirse muy íntima y trascendentemente cuando nos acercamos a los demás, cuando les miramos con aprecio, cuando les escuchamos con atención, cuando les damos la mano con amistad, cuando advertimos y sentimos quiénes son: nuestros hermanos y hermanas.

Amores humanos

¿Cuántas clases de amor hay?

Antes de morir, por una vez al menos, hemos de declarar nuestros amores. En público, ante el ágora de nuestro entorno, sin reparos ni escrúpulos. Lo más íntimo es para ser vivido y lo vivido sólo adquiere sentido si es compartido. El amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga.

Los amores son algo personal, muy de cada uno, pero pueden clasificarse en dos categorías básicas. Hay amores humanos y querencias espirituales. Seguramente los deseos idealistas son superiores a las pasiones humanas, pero éstas son más universales y la base de otros anhelos más sutiles. La aspiración de inmortalidad, la fe en Dios, la admiración por la Bondad, la esperanza en la Humanidad, la propensión hacia la Verdad, el éxtasis con la Ciencia o la complacencia con el Arte,… son amores de los humanos, pero no dirigidos hacia otros humanos, sino a entes o conceptos que trascienden.

Entre los amores de humanos hacia humanos existen tres clases, muy diferentes pero no preferenciales. Se distinguen por el parámetro más dimensional de la existencia: el tiempo. Muy pronto todos seremos polvo de estrellas, pero antes en este breve lapso de vida terrenal, la edad es nuestro reloj implacable.

Los primeros amores son los más decisivos, propios de todas las personas que alcanzan la consciencia. Son el amor hacia nuestros padres, a nuestros abuelos y a nuestros familiares mayores, a quienes nos cuidan y a quienes nos enseñan. Este querer siempre lo llevaremos con nosotros, aún alcanzando las puertas de la muerte, allí nos acompañarán nuestros antecesores. Son los amores más hondos, más arraigados, más instintivos, más entrañables, más determinantes, los más sagrados.

Los segundos amores son a nuestros coetáneos, a nuestros hermanos, a nuestros primos, a nuestros amigos y, muy especialmente en el caso de personas emparejadas, a nuestros cónyuges. Estos amores son los más presentes, los más envolventes, los más elegidos, los más trabajados, los más forjados, los más recreados y reconstruidos.

Los terceros amores son hacia nuestros sucesores directos en la familia o en nuestro legado. Destacan, en el caso de personas con descendencia, el cariño de padres y abuelos hacia sus descendientes, pero este cariño también es vivificante con los sobrinos, con quienes nos relevan, con quienes han aprendido con nosotros (alumnos, lectores,…) o simplemente con quienes nos recordarán. Son los amores más alentadores, más gratificantes, más culminantes, los más esperanzadores.

Sólo hay vida donde hay amor. Quienes viven de amor viven de eternidad. El sentido de la vida radica en el amor, que sostiene el Mundo y mueve el Universo. Amar es el principio, amar es la fuerza, amar es el método, amar es el fin.

Prefiero vecinos extranjeros

En las urbanizaciones de verano de la costa del mediterráneo, prefiero de largo que mis vecinos sean extranjeros lejanos.

Mis buenos amigos de Murcia, Valencia, Castilla-La Mancha y Madrid conocen mi opinión y la respetan, aunque no la comparten. En mi residencia de verano, disfruto cada año reencontrándome con ellos y con mis otros vecinos alemanes, noruegos, belgas,… Pero lamento que en el conjunto de la comunidad se estén yendo algunos extranjeros, siendo sustituidos mayoritariamente por los cercanos murcianos.

La razón de preferencia se basa en dos elementos esenciales: las visitas y el ruido generado. Una casita de verano ocupada por autóctonos significa el triple o cuádruple de personas que en el caso de que sean foráneos. En un simple apartamento recién adquirido, o simplemente alquilado, por murcianos cabe esperar la visita de toda la parentela de la región todos y cada uno de los días de veraneo. Los extranjeros, en cambio, aparecen poco en verano y siempre formando un grupo que ni crece, ni varía día a día en su composición.

La técnica de los nativos, debidamente analizada en mis largas estancias, se puede resumir bajo el nombre de “los invasores”. Con la autorización de los titulares del hogar, o sin ella, es previsible y predecible que en un piso de veraneo ocupado por mis queridos murcianos aparezcan poco antes del mediodía un gentío de remotos parientes o amistades de la infancia que, siempre sin avisar, se queden a comer y a cenar hasta la siguiente madrugada, amén de ocupar todas las áreas e instalaciones de la comunidad.

Estos visitantes, extrañamente planificados pues nunca coinciden dos muchedumbres pero no hay día donde falte una caterva de auto-invitados, acostumbran a acudir sin más obsequios que su pertinaz presencia, mucha hambre y mucha sed, pero con alegría a espuertas (será por lo barato que les sale su veraneo) y sin prisa por irse. Ya que no aportan nada para las varias comidas que piensan gorronear, tampoco traen toallas, sombrillas ni elementos de playa que, ya puestos, también corresponde ceder a sus sufridos y hospitalarias visitados.

Entre los pegadizos aprovechados, la peor especie son algunos familiares que, por hacer aprecio de las casas ajenas, se convierten en parásitos permanentes y regulares. Algunos de estos especimenes disfrutan de cualidades inverosímiles como poder establecerse de forma vitalicia en sofás (a ser posible en medio de la sala), o en tumbonas de jardines y terrazas (donde sólo molestan al conjunto del vecindario). Ya que supuestamente sólo se quedarán “unos días” (expresión que significa como mínimo una quincena), hacen un uso intensivo de todo lo comunitario, como piscinas, duchas, bancos,… dejándose notar por el conjunto de la colectividad que acaba aprendiéndose sus nombres e invocando con frecuencia el de sus antecesores.

En definitiva, en la misma casa-tipo de dos habitaciones donde sólo cabe una nuclear familia de extranjeros con el matrimonio y dos hijos, que hablan bajito, es posible “acomodar” a tres o cuatro familias autóctonas, compuestas por la siguiente relación de titulares e invitados: Tres, o cuatro, generaciones de abuelos, padres e hijos de todas las edades, con amigos y primos anexos, que disponiendo de un sofá libre en el trastero y bastante espacio en la piscina de la comunidad invitan a otros familiares y conocidos varios del pueblo a “visitarles cuando quieran” para que vean lo bien instalados (y espaciosos) que están en la “casa de la playa”.

Para compensar que son muchos ocupantes en un espacio pensado para muchos menos, la solución más frecuente es comunicarse… a gritos. Por si quedaba alguien en la zona que no se había enterado de que habían vuelto los inolvidables vividores que dieron la murga hace dos semanas… Estos gorrones profesionales han mejorado el dicho de que donde comen cuatro comen… cincuenta. Ahora, después de haber sobrevivido al último fin de semana con nuevo récord batido en el pleno de visitantes recalcitrantes, entiendo el porqué de que los pueblos del interior se queden vacíos… Luego dicen que extranjero es quien no tiene amigos. ¡Benditos vecinos extranjeros!
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/extranjeros.htm

La familia crece

Todo padre o madre sabe que familia significa crecimiento continuo. Crece el vientre de la madre y nace un nuevo hijo, que no para de crecer.

Los zapatitos de bebés muestran cuán rápidos crecen. Aumentan los hermanos, los primos, los amigos,... Crecen tanto que hasta la mesa familiar se queda pequeña, y la casa también. Pasan la adolescencia y cuando parece que finalmente nuestros hijos e hijas no seguirán creciendo (al menos en altura), les aparecen a todos ellos esas extrañas sombras colaterales que parece ser que se llaman algo así como nueras y yernos.

Atención a esta brusca reduplicación de la familia. De pronto, las cuestiones familiares se multiplican por dos, y ya no sólo debemos seguir la carrera estudiantil o profesional de nuestros propios hijos, sino también las de sus parejas. Además cada uno de los nuevos miembros de la familia viene acompañado de todo tipo de parientes anexos, como consuegros y otras figuras que agotan al mismísimo diccionario.

Se supone que todo ello es el proceso creativo que nos lleva a la fase final, al esplendor de ser abuelos. Pensando en ello se comprende que toda esta familia recrecida es fundamental. Nos demuestra que si es importante que sepamos quiénes fueron nuestros abuelos, aún nos importa mucho más conocer quiénes serán nuestros nietos.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/crece.htm

Familias gitanas

En aquel lugar aquellos gitanos desentonaban, hasta que pudimos comprenderlo.

Había algo que desafinaba en aquella consulta médica de una clínica de pago en el centro de Bilbao. En una esquina estaba una mujer con su anciana madre; en otro rincón, un hombre solo de edad avanzada; más allá, dos señoras cuchicheando y un matrimonio de jubilados completaban la escena. Todos de clase media o alta, como pudimos apreciar Carmen y yo cuando entramos. Nos sentamos y continuamos hablando, en voz baja, en aquella tranquila sala.

Entonces llegaron ellos. Primero tres niños correteando, perseguidos por dos hermanas o primas adolescentes que intentaban sujetarlos. Luego aparecieron tres mujeres, una de ellas embarazada con su marido, dos abuelas y un abuelo con una niña de apenas un año. Eran gitanos. Los mayores se sentaron ocupando todas las sillas disponibles, mientras los críos se asomaban a la ventana o jugaban en el suelo enseñando a andar a la pequeñita, que sonreía a todos mientras avanzaba tambaleándose.

Algunos de los presentes parecieron molestos por el ruido generado por los recién llegados, mientras otros hacíamos carantoñas a los pequeños. Nos enteramos que habían acudido a visitar a una pariente, y que ante la imposibilidad de permanecer todos en el mismo cuarto se habían repartido por las salas de espera.

Entonces entendimos qué era lo que chirriaba con su presencia. Allí estábamos todos nosotros en una consulta médica solos o apenas acompañados por un cónyuge, o un único familiar o amigo. Ellos, en cambio, acudían con toda la amplia familia para afrontar la enfermedad o, para vivir el acontecimiento (quizá un feliz nacimiento). Además la relación entre ellos denotaba que niños, padres y abuelos vivían muy cerca unos de otros, y que la familia significa mucho para todos ellos. Hermanos, primos, tíos, sobrinos, abuelos, nietos,.., todos podían contar con todos.

Aquel arropamiento colectivo de la institución familiar nos revivió tiempos pasados, no tan lejanos, cuando también nuestras familias eran grandes y cercanas. Creo que todos pensamos lo mismo: ¡Qué suerte tienen los gitanos, y las familias numerosas, de no haber perdido una tradición tan bella y fructífera!
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/gitanas.htm