Entre los millones de víctimas del Holocausto, pocas imágenes resultan tan conmovedoras como la de
Czesława Kwoka,
una niña polaca de apenas catorce años cuyo retrato fue tomado en el campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau
poco antes de morir. Su historia se ha convertido en un símbolo universal de la
inocencia destruida por la violencia
y una poderosa llamada a la paz y la memoria.
Una infancia interrumpida
Czesława Kwoka nació el
15 de agosto de 1928
en la localidad de
Wólka Złojecka, en el sureste de Polonia.
Vivía con su madre,
Katarzyna Kwoka,
cuando en 1942 ambas fueron deportadas al campo de
Auschwitz.
Su “delito” fue haber pertenecido a una familia católica polaca expulsada de su hogar para dejar espacio a colonos alemanes.
El 13 de diciembre de 1942,
Czesława fue registrada en el campo con el número
26947.
Su madre murió poco después, y Czesława fue asesinada el
12 de marzo de 1943.
La foto que lo cambió todo
Las imágenes de Czesława fueron tomadas por
Wilhelm Brasse,
un fotógrafo prisionero de Auschwitz encargado de documentar a los deportados.
En las tres tomas conservadas se aprecia un rostro tierno, con la mirada entre el miedo y la confusión.
La historia de Czesława se redescubrió gracias al documental
Portrecista (2005), de
Irek Dobrowolski.
En 2018, la artista
Marina Amaral
coloreó digitalmente la fotografía original, devolviéndole un realismo estremecedor.
Parafraseando a Octavio Paz, “No somos lo que decimos, sino lo que recordamos, porque lo hicimos, lo hacemos y lo seguiremos haciendo”. Decía Jorge Luis Borges que “somos nuestra memoria, ese quimérico museo de formas inconstantes”. Y uno, con los años, se da cuenta de que tenía razón: la cordura se juega en esa delgada frontera entre lo que aún recordamos y lo que empezamos a olvidar.
Los mayores solemos ser sensatos, juiciosos, prudentes, sabios, serios, inteligentes, reflexivos, formales y cabales, incluso clarividentes. Porque sí, seguimos siendo cuerdos, aunque nos asalten las dudas al entrar en una habitación sin saber a qué fuimos, y somos sobre todo recuerdos, esos tesoros que guardamos como cartas viejas o canciones que se repiten solas en la cabeza.
A veces, como escribió Mario Benedetti, “el olvido está lleno de memoria”, y en esa paradoja encontramos consuelo: no recordarlo todo es también una forma de vivir más ligero. Con todo hoy y ahora queremos reivindicar el infinito valor de la memoria de lo vivido, insuperable fuente de inspiración y perseverancia.
Miguel de Cervantes nos advertía que “la memoria es tesoro y custodia de todas las cosas”. Sin embargo, como todo tesoro, a veces se esconde bajo capas de polvo y nos obliga a ejercitar paciencia y sentido del humor. No hay peor enemigo de la cordura que la solemnidad excesiva. Reírnos de nuestros olvidos es, en cierto modo, la forma más cuerda de vivirlos.
A cierta edad, uno descubre que el presente es más corto que antes, y el pasado más largo. Los recuerdos se multiplican y se vuelven compañeros de viaje: algunos dulces, otros ásperos, pero todos forman parte de lo que somos. Como dijo Miguel de Unamuno, “el hombre es hombre en cuanto es hijo del pasado”. La cordura consiste, entonces, en no aferrarse demasiado ni al ayer ni al mañana, sino en habitar con serenidad el ahora.
Porque al final, la vida se parece a una novela coral: cada recuerdo es un capítulo, cada olvido un salto de página, y la cordura el hilo que mantiene la trama unida. Somos cuerdos en la medida en que reconocemos nuestra fragilidad, y somos recuerdos porque sin ellos seríamos apenas instantes dispersos.
La moraleja es sencilla y honda: vivir con cordura no es no olvidar, sino aceptar que somos tiempo hecho memoria. Y vivir con recuerdos no es añoranza, sino cultivar la gratitud por lo vivido. Quien logra reírse de sus olvidos y agradecer sus recuerdos ha encontrado la verdadera sabiduría.
Releamos el discurso de Alyoshaen el último capítulo de "Los hermanos Karamazov" de Fiódor Dostoyevski: "Debes saber que no hay nada más alto y más fuerte y más sano y bueno para la vida en el futuro que algunos buenos recuerdos, especialmente un recuerdo de la infancia, de hogar. La gente te habla mucho de tu educación, pero un buen recuerdo sagrado, preservado desde la infancia, es quizás la mejor educación. Si un hombre lleva consigo muchos recuerdos de este tipo a la vida, está a salvo hasta el final de sus días, y si a uno sólo le queda un buen recuerdo en el corazón, incluso eso puede ser en algún momento el medio de salvarnos".
La cordura y la memoria son dos nombres del mismo tiempo. “Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre.” señaló Jean-Jacques Rousseau. Para concluir: “La filosofía es, en el fondo, el arte de aprender a morir… y a recordar” según Michel de Montaigne. Anotadlo en vuestras agendas este doble mandato encadenado: Recordar con humor es vivir con filosofía. Entre risas y memoria, a seguir construyendo lo que luego serán recuerdos.
"Debes saber que no hay nada más alto y más fuerte y más sano y bueno para la vida en el futuro que algunos buenos recuerdos, especialmente un recuerdo de la infancia, de hogar. La gente te habla mucho de tu educación, pero un buen recuerdo sagrado, preservado desde la infancia,… pic.twitter.com/Q8Zgoonxqy
En un mundo que teme a la vejez, Hideki Wada escribe con honestidad: la vida después de los 80 puede ser movimiento, deseo, aprendizaje y risa. ‘El Muro de los 80 Años’ no promete remedios milagrosos: propone actitudes pequeñas y valientes para transformar la caída esperada en un nuevo comienzo.
Hideki Wada (和田秀樹) es médico y psiquiatra japonés, especializado en salud mental de personas mayores. A lo largo de décadas de práctica clínica ha tratado a miles de pacientes geriátricos y ha publicado una amplia obra divulgativa sobre envejecimiento, salud mental y calidad de vida, que le ha convertido en una figura muy conocida en Japón. Su trabajo se mueve en el cruce entre la práctica clínica, la divulgación y la crítica social sobre cómo afrontamos la vejez.
Hideki Wada, nacido el 7 de junio de 1960 en Osaka, Japón, es un psiquiatra especializado en enfermedades mentales en la tercera edad. Con más de 35 años de experiencia, ha tratado a aproximadamente 6.000 pacientes, enfocándose en cómo la mente influye en el proceso de envejecimiento. Estudió en la Escuela de Psiquiatría Karl Menninger en Estados Unidos, lo que le permitió integrar perspectivas occidentales a su práctica japonesa.
Más allá de la medicina, Wada es un polímata: director de cine, con obras como I Will Never Forgive (2018) y Juken no Shinderera (2007), y colaborador en reseñas cinematográficas para la revista Asahi Weekly entre 2003 y 2005. Su interés por el cine se entreteje con su trabajo psiquiátrico, usando narrativas para explorar temas de resiliencia y felicidad en la vejez. A los 65 años (en 2025), Wada aboga por llamar a las personas mayores de 70 "personas afortunadas" en lugar de "ancianos", promoviendo una visión positiva del envejecimiento. Su obra refleja esta filosofía, desafiando sistemas médicos que priorizan la restricción sobre la libertad.
El Muro de los 80 Años —título traducido del inglés The 80-Year-Old Wall (o versiones con ese sentido)— llegó al gran público en Japón con un fuerte impacto: desde su aparición se ha señalado que superó las centenas de miles de ejemplares vendidos y se convirtió en un fenómeno de ventas y debate social, porque plantea una mirada optimista y práctica sobre la vida después de los 80 años. El libro recoge consejos directos y observaciones extraídas de la experiencia clínica del autor y ha sido glosado por medios y reseñas en distintos países.
El libro articula una metáfora central —la “pared” de los 80 años— para hablar del corte o la transformación que muchas sociedades perciben al llegar a edades muy avanzadas. En lugar de entender la vejez como declive inevitable, Hideki Wada propone 44 verdades / consejos (enunciados breves y prácticos) para vivir con mayor bienestar físico, emocional y social más allá de los 80.
Los conceptos principales del libro son:
Movimiento y cuerpo: la importancia de mantenerse activo, caminar y evitar la rigidez.
Actitudes frente a la salud: evitar la medicalización excesiva, priorizar la calidad de vida sobre la obsesión por parámetros fisiológicos y aprender a convivir con ciertas limitaciones.
Autonomía emocional: permitir deseos, cambiar de opinión, elegir con quién pasar el tiempo y conservar la capacidad de disfrutar.
Relación social y sentido: mantener actividades que provoquen alegría, aprendizaje continuo y la práctica de pequeños actos de servicio a otros.
El tono es directo, con máximas que buscan ser memorables y accionables: no es un ensayo académico sino una guía humana y práctica basada en la clínica. Con citas como: “Camina siempre. No dejes de moverte.” “Cuando estés enfadado, respira hondo.” “No hace falta bajar siempre la presión sanguínea o el azúcar a toda costa: el equilibrio es lo que importa.” “La vejez no debe ser la negación de los deseos: no finjas que ya no los tienes.” “Aprende siempre. Si dejas de aprender, te sentirás viejo de inmediato.” “Sonríe. Lo bueno suele venir detrás de una sonrisa.”
Análisis crítico y valor pedagógico:
Fortalezas: el libro ofrece consejos prácticos, claros y fáciles de recordar; su origen clínico (experiencia con personas mayores) dota a las máximas de credibilidad y calidez. Además, plantea un enfoque positivo del envejecimiento que puede funcionar muy bien en contextos educativos para sensibilizar sobre la autonomía y la dignidad en la tercera edad.
Limitaciones: algunas recomendaciones son muy generales y rozan el aforismo; el enfoque optimista puede minimizar complejidades sociales o económicas del envejecimiento (por ejemplo, el acceso a cuidados, pensiones o la soledad estructural). Desde una óptica pedagógica conviene usar el libro como punto de partida para debate, no como manual único.
Uso en el aula o en talleres: ideal para sesiones intergeneracionales (jóvenes + mayores), actividades de reflexión personal (cada participante elige 3 máximas que quiere aplicar) y proyectos de educación para la salud que combinen el aprendizaje de hábitos con el análisis crítico de discursos sobre la vejez.
En un mundo donde la longevidad se ha convertido en una realidad cotidiana, especialmente en sociedades como la japonesa, surge un libro que desafía las concepciones tradicionales sobre el envejecimiento. El Muro de los 80 Años (título original en japonés: *80-sai no Kabe*), escrito por el psiquiatra Hideki Wada, se ha posicionado como un fenómeno editorial, con ventas que superan las 500.000 copias desde su publicación.
Esta obra no es solo un manual de salud, sino un manifiesto por una vejez feliz y liberada de mitos médicos restrictivos. Acompáñame en este análisis profundo, donde exploraremos la vida del autor, un resumen de la obra, citas clave y reflexiones para lectores interesados en literatura y educación gerontológica.
El Muro de los 80 Años aborda el concepto de un "muro" invisible que muchos enfrentan al llegar a los 80: la brecha entre la esperanza de vida total (82 años para hombres y 88 para mujeres en Japón) y la esperanza de vida saludable (72 para hombres y 75 para mujeres). Wada argumenta que este muro no es físico, sino mental y social, impuesto por mitos médicos que fomentan el miedo y la inactividad. En lugar de enfocarse en curar enfermedades, el libro promueve "vivir con ellas" y disfrutar la vida sin excesivas restricciones.
Estructurado en 44 "verdades" simples pero profundas, el texto es un compendio de consejos prácticos para personas entre 60 y 80 años, con el objetivo de alcanzar los 100 en buena salud y felicidad. Wada critica la sobredependencia de chequeos médicos innecesarios y anima a priorizar el placer: comer lo que se antoje, mantener la curiosidad y rechazar el aislamiento. No es un libro de autoayuda convencional, sino una crítica cultural al envejecimiento "productivo", proponiendo en su lugar un "envejecimiento feliz". Su tono es humorístico, accesible y subversivo, invitando a los lectores a liberarse de estereotipos para una vejez plena.
Algunas de las 44 Verdades para una Vida Afortunada.
Sobre la Actitud Mental y Emocional:
1. "Sigue caminando." – Enfatiza el movimiento constante para mantener la vitalidad.
2. "Respira profundo cuando sientas ira." – Controla las emociones para preservar la salud mental.
21. "Cuando el auto llega a la montaña, aparece el camino": esta es la frase favorita de los ancianos afortunados. – Promueve la resiliencia ante obstáculos.
Sobre la Salud y los Hábitos Diarios:
10. "No te preocupes por las manchas en la piel." – Ignora preocupaciones estéticas superficiales.
44. "La felicidad en la vejez viene de la libertad, no de la restricción." – Sintetiza la filosofía central del libro.
Estas citas, extraídas de reseñas y extractos públicos, ilustran cómo Wada transforma la geriatría en una celebración de la vida. Para una lectura completa, recomiendo adquirir el libro, disponible en ediciones japonesas y traducciones internacionales. La obra no solo es literatura inspiradora, sino una herramienta educativa para repensar la vejez en contextos de envejecimiento poblacional. Wada nos recuerda que envejecer no es un límite, sino una oportunidad para la sabiduría y el gozo.
Todas las recomendaciones: 1. Sigue caminando. 2. Cuando estés enojado, respira hondo. 3. Haz suficiente ejercicio para que tu cuerpo no se ponga rígido. 4. Bebe más agua cuando uses el aire acondicionado en verano. 5. Los pañales ayudan a aumentar la movilidad. 6. Cuanto más masticas, más activos se vuelven tu cerebro y tu cuerpo. 7. La pérdida de memoria no se debe a la edad, sino a la falta de uso del cerebro. 8. No hay necesidad de tomar demasiados medicamentos. 9. No hay necesidad de bajar excesivamente la presión arterial ni el azúcar en sangre. 10. Estar solo no es soledad; es pasar tiempo en paz. 11. La pereza no es algo de lo que avergonzarse. 12. No hay necesidad de gastar dinero en un carnet de conducir (hay una campaña en Japón para que las personas mayores devuelvan sus carnets). 13. Haz lo que quieras; no hagas lo que no te gusta. 14. Los deseos naturales persisten incluso en la vejez. 15. En cualquier caso, no te quedes en casa todo el tiempo. 16. Come lo que quieras; un poco de peso extra es mejor. 17. Haz todo con cuidado. 18. No te involucres con gente que no te cae bien. 19. No veas la televisión todo el tiempo. 20. En lugar de luchar contra la enfermedad, aprende a vivir con ella. 21. “Cuando el coche llega a la montaña, aparece el camino”: esta es la frase mágica para la felicidad de las personas mayores. 22. Come fruta fresca y ensaladas. 23. La hora del baño no debe exceder los 10 minutos. 24. Si no puedes dormir, no te fuerces. 25. Las actividades que te traen alegría aumentan la actividad cerebral. 26. Di lo que sientes; no pienses demasiado. 27. Busca un médico de cabecera lo antes posible. 28. No seas demasiado paciente ni rígido; ser un viejo valiente tampoco está mal. 29. A veces, cambiar de opinión está bien. 30. En las etapas finales de la vida, la demencia es un regalo de Dios. 31. Si dejas de aprender, envejeces. 32. No anheles la fama; lo que tienes es suficiente. 33. La inocencia pertenece a los mayores. 34. Cuanto más difícil es algo, más interesante se vuelve. 35. Tomar el sol trae felicidad. 36. Haz cosas que beneficien a los demás. 37. Disfruta del día con tranquilidad. 38. El deseo es la clave de la longevidad. 39. Vive con alegría. 40. Respira con tranquilidad. 41. Los principios de la vida están en tus manos. 42. Acepta todo con paz. 43. Las personas alegres son queridas por todos. 44. Una sonrisa trae buena suerte.
“4 3 2 1” de Paul Auster (autor a quien ya dedicamos un obituario hace pocos meses y otros posts) es una novela monumental publicada en 2017 que explora las posibilidades de la vida y cómo pequeñas decisiones o cambios en el destino pueden dar lugar a trayectorias completamente distintas. La obra sigue la vida de Archie Ferguson, un joven nacido en 1947 en Newark, Nueva Jersey, pero lo hace desde cuatro versiones alternativas de su existencia.
La novela presenta como trama cuatro vidas paralelas de Ferguson, numeradas como 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4. Cada una de estas versiones muestra cómo su vida cambia según distintos eventos, como el destino de sus padres, su educación, su entorno social y las relaciones que establece.
A lo largo de estas cuatro líneas narrativas, vemos a Ferguson enfrentarse a temas como:
- El amor: Sus relaciones románticas cambian drásticamente en cada vida. En algunas historias, vive amores apasionados; en otras, enfrenta desilusiones o pérdidas.
- La política y la sociedad: La novela aborda el impacto de los movimientos sociales de las décadas de 1960 y 1970, como la lucha por los derechos civiles y las protestas contra la guerra de Vietnam. Ferguson responde de maneras diferentes en cada línea temporal.
- La vocación: Ferguson tiene una inclinación hacia la escritura, pero su desarrollo como escritor varía según las oportunidades que se le presentan o los obstáculos que enfrenta.
Como temáticas exploradas destacan:
- El destino y la casualidad: La novela reflexiona sobre cómo pequeños eventos o decisiones pueden alterar el curso de una vida.
- Identidad: Explora cómo diferentes experiencias pueden moldear la personalidad, los valores y las aspiraciones de una persona.
- Familia y relaciones: Analiza las dinámicas familiares y cómo estas influyen en la vida de Ferguson.
La narrativa de Paul Austeres detallada, introspectiva y profundamente inmersiva. Aunque las historias pueden parecer similares en algunos puntos, cada una está cuidadosamente construida para destacar las diferencias. El libro alterna entre las cuatro vidas, exigiendo del lector atención y paciencia para seguir las líneas temporales.
“4 3 2 1” es una reflexión sobre la vida y sus múltiples posibilidades. Es una obra ambiciosa que combina elementos de ficción histórica, drama familiar y crecimiento personal, todo mientras reflexiona sobre las complejidades del destino humano.
Ha muerto Paul Auster. Que descanse en paz el autor, entre otras joyas, de la imponente «4,3,2,1». Ha sido recordarlo y tener ganas de volver a leer esta historia sobre vidas posibles. pic.twitter.com/hbF9JWZFGo
Aún no había cumplido cinco años, pero ya entendía que el mundo se componía de dos reinos, el visible y el invisible, y que las cosas que no podían verse eran con frecuencia más reales que las que se veían Paul Auster (4 3 2 1) pic.twitter.com/4kaaRKXynb
Hemos hablado muchas veces de "Física Cuántica" en este blog. No es fácil explicar qué es, e incluso un socorrido chiste dice que si crees comprender la física cuántica... ¡entonces no la has entendido en absoluto! Porque como apuntó Niels Bohr, "Quien no esté impactado con la Física Cuántica es porque no la ha entendido".
Ayer nos reunimos en BAT Tower, representantes de distintas asociaciones ciudadanas altruistas (como Internet&Euskadi, Aprendices, GetxoBlog,...) que hemos estado más de dos décadas colaborando en la socialización de Internet, la Tecnología, la Ciencias,.. al conjunto de la sociedad. Y comenzamos a buscar caminos para proseguir en esta labor de aportación desde la Sociedad Civil. Debatiendo un rato, una posibilidad que encontramos fue transponer ideas de la Mecánica Cuántica.
El primer reto es buscar un nuevo nombre o eje conductor como lo fue el cisne negro de Internet o lo es la Inteligencia Artificial. Pensamos en ello dado que desde el 7 de junio de 2024, las Naciones Unidas proclamaron el 2025 como el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica. Esta iniciativa mundial de un año de duración "se observará a través de iniciativas en todos los niveles destinadas a aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la cuántica y sus aplicaciones".
Explicado para un profano, la Física o Mecánica Cuántica es una rama de la física que se ocupa de estudiar cómo funcionan las cosas a escalas muy pequeñas, como átomos y partículas subatómicas. Es diferente de la física clásica, que explica cómo funcionan las cosas grandes que vemos a diario, como coches, planetas o pelotas. A continuación, lo explicamos con conceptos sencillos, seguidos de su posible traslación a las ciencias humanas:
1. Todo lo real está formado por partículas pequeñas
En el nivel más básico, todo lo que existe (tú, el aire, los planetas) está compuesto por partículas diminutas como electrones, protones, neutrones y partículas subatómicas. La física cuántica estudia cómo se comportan estas partículas.
Las grandes corrientes mundiales, de economía, guerra y futuro, parecen en manos de muy pocas personas, élites o corporaciones, que quizá no sean ni siquiera conocidos. Pero cada persona y cada comunidad, en su realidad cotidiana, puede tomas decisiones que son determinantes, incluso a escala planetaria.
2. El comportamiento de las partículas es extraño
A diferencia de los objetos grandes, las partículas subatómicas no siguen las reglas "normales del mundo macroscópico". Por ejemplo:
Están en varios lugares a la vez por el principio de superposición: Una partícula puede "existir" en más de un sitio al mismo tiempo, como si una pelota estuviera en dos habitaciones a la vez.
Se comportan como partículas y ondas: Dependiendo de cómo las observes, pueden actuar como pequeñas bolitas o como ondas. Es como si un coche pudiera atravesar una pared porque se convierte en una ola.
Hemos de confiar en nosotros mismos, en el inmenso poder de la sociedad. “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. La frase se atribuye a Eduardo Galeano, aunque algunos eruditos la trasladan hasta el siglo XVIII para poner términos parecidos en boca de San Juan Bautista de La Salle. Somos como "el gato de Schrödinger", que quizá hoy nos preguntaría: ¿Estáis vivos, sabéis hacia dónde vais o quién conduce este planeta?
3. El observador importa y todo está conectado
En el mundo cuántico, observar algo cambia cómo se comporta. Esto se llama el principio de incertidumbre. Por ejemplo, si intentas medir la posición exacta de una partícula, pierdes precisión sobre su velocidad, y viceversa.
A través del fenómeno llamado entrelazamiento cuántico, dos partículas-ondas pueden estar conectadas de tal forma que lo que le pase a una afecta instantáneamente a la otra, sin importar lo lejos que estén. Es como si giraras un dado en tu casa y automáticamente cambiara otro dado en otro país.
Algo parecido sucede y puede potenciarse en nuestras relaciones interpersonales y con la naturaleza, y hoy aún más y mejor con las posibilidades digitales. Las acciones, grandes o pequeñas, de aprendizaje, de colaboración, de solidaridad,... se expanden y propagan como ondas que generan avances en los entornos próximos y remotos, inspirando a otros seres humanos, iluminando un futuro de esperanza y apuntando hacia una utopía hacia la que avanzar.
Aunque suena extraño, la física cuántica no es solo teoría: ha llevado a inventos como los ordenadores, los láseres, los GPS e incluso tecnologías futuras como los ordenadores cuánticos. Es la base de cómo entendemos el universo en su nivel más fundamental.
Necesitamos una llamada a movilizarnos con una Cuántica Social o QuantHumanity para vislumbrar el futuro que merecemos y queremos construir junto con todas las generaciones presentes, mediante la acción urgente e inmediata desde una cultura de humanismo, de paz, de ética transhumanista con respeto a la naturaleza.
Partiremos de una visión a medio y largo plazo, con mirada autocrítica que reúna activismo ético ante una tecnosociedad que debe asegurar la pervivencia de los valores democráticos que defiendan el bien común de toda la sociedad. Apelamos a la educación, a la ciencia, al conocimiento como caminos por los que transitar buscando alianzas con la política de altura, la universidad comprometida, el periodismo riguroso, las organizaciones empresariales y sindicales, los movimientos sociales,...
Tras una reunión en la @BAT_Tower (B Accelerator Tower) acabamos de crear un grupo creciente denominado #QuantHumanity o Cuántica Social de análisis sobre el futuro de la humanidad. pic.twitter.com/FUD4yA7MZ4
El 29 de noviembre de 1935 el físico Erwin Schrödinger publicó su experimento mental conocido como "el gato de Schrödinger". La paradoja del minino “que si vivo, que si muerto” ha traspasado las fronteras de la física. https://t.co/p9thhrGGD7pic.twitter.com/QbCQAXp0CV
Las InTertulias son debates intergeneracionales que abordan diversos temas, fomentando la reflexión colectiva a través de la participación de personas de diferentes generaciones y trayectorias. En cada edición, con o sin un ponente experto en un tema específico, se genera un diálogo entre los miembros del equipo sobre cuestiones de interés social. El enfoque es siempre promover una conversación amplia y enriquecedora, sobre cómo la sociedad evoluciona en términos de bienestar, economía social, y otros aspectos vitales.
Entendemos que está bien iniciar y... cerrar iniciativas-proyectos, con la misma alegría, vocación y voluntad colectiva. También sabemos que el formato InTertulia es replicable en cualquier lugar y momento. Y más aún, invitamos y animamos a ello. Basta juntar personas de (muy) diversas edades y poner en común temáticas, y -mejor aún- convertirlas en acciones de mejora comunitaria.
Aunque no ha acabado la historia de InTertulia, porque aún estamos analizando cómo evolucionar, conviene crear un resumen de lo vivido hasta la fecha. Hemos celebrado un total de 18 InTertuliasdurante el periplo durante cuatro años de existencia. En 2021 se organizaron 5 InTertulias; en 2022, 8 InTertulias, incluida una presencial; en 2023, 4 Tertulias Intergeneracionales y en 2024, una única Intertulia. Se enumeran a continuación:
Los cuatro miembros anteriores han estado durante todo el recorrido de InTertulia. Otros dos miembros han estado alguna etapa del viaje. Han sido:
Iñaki Bartolomé Martín, @ibartolome, nacido en 1973 en Bilbao, donde reside. Fue uno de los fundadores y estuvo en el arranque y durante las tres primeras InTertulias.
Andere Goirigolzarri, nacida en 1980 en Bilbao, pero desde siempre residente en Getxo. Se sumó en la 3ª InTertulia y nos acompañó durante dos InTertulias, así como en XIII GetxoBlog.
Las últimas dos incorporaciones, que han estado hasta el final, son:
Mikel Llona Allende, nacido en Bilbao en 2003, y que al llegar a los 18 años se incorpora, desde el 5ª InTertulia.